Haciendo un hard rock
melódico y sumamente accesible -a la Bon Jovi o Def Leppard-, Coda empieza a
consolidarse en el competido mercado del rock nacional. El arma que ayudará
a conquistar este objetivo se llama "20 para las 12"
En casi todo el mundo, o por lo menos en los mercados musicales más
importantes, Inglaterra y Estados Unidos, el género conocido como "hardrock
melódico" (más o menos lo que hacían los grupos como Poison, Warrant, Skid
Row y Winger) ha perdido su popularidad alarmantemente. Es decir, si algunos
de los grupos antes mencionados, a finales de la década pasada podían hacer
giras en locales para 10 o 20 mil personas, ahora se tienen que conformar
con llenar clubes para 600; y si vendían dos millones de copias o más de
cada una de sus grabaciones, ahora solamente le interesa a compañías de
discos independientes tenerlos en su elenco. Fuera de algunos sobrevivientes
como Bon Jovi, Mötley Crue o los veteranos Aerosmith, se puede decir que el
genero murió. Las causas son múltiples, pero básicamente se señala a un solo
culpable: el grunge, que con su propuesta más real y cercana a la gente,
logró que los jóvenes se olvidaran casi por completo de los artistas antes
mencionados. Sin embargo, su influencia está ahí y sin ir más lejos, en
México, tenemos a un gran ejemplo; Coda.
Esta banda está lanzando su tercer LP, "20 para las 12", el segundo que
aparece con una de las compañías más importantes del mundo. Ya tienen
bastante tiempo en este negocio y la "historia oficial" se inicia hace
cuatro años, cuando se conforma la alineación actual: Salvador Aguilar en la
voz, Antonio Ruiz en la guitarra, Allan Meneses en el bajo, Jesús en la
batería y David Melchor en los teclados. "Fueron muchos años de lucha
constante: primero hubo que conseguir un sello disquero importante; después,
grabar un disco que sonara como nosotros lo hacemos en vivo, que reflejara
ciento por ciento lo que la banda quiere decir, que se logró más o menos con
el disco anterior, 'Enciéndelo', pero teníamos ese gusanito de que todavía
no sonaba como queríamos", nos dice Salvador, y agrega: "Después de que
grabamos ese disco, sentíamos que algo le faltaba, pero, realmente, fue el
principio de nuestro plano profesional. Después conocimos a nuestro manager
y le empezó a dar un sentido a nuestra carrera. Empezamos una gira por todo
el país y abrimos los conciertos de Mötley Crüe y Def Leppard en México".
Este disco tuvo un éxito discreto, pero finalmente se puede decir que fue
útil para que Coda se abriera espacios. Lo más importante es que ellos están
contentos con los resultados obtenidos: "Nos dio la oportunidad de recorrer
la República casi por completo, nos abrió muchísimas puertas, tuvimos
auditorios muy grandes y conciertos memorables, y logramos meter temas del
disco en los primeros lugares, en algunas ciudades de provincia, e incluso
sonaron el algunas estaciones del D.F. Los videos de los temas tuvieron
exposición y de hecho, el de la canción 'Tócame' fue primer lugar en Telehit",
dice Antonio. La falta de experiencia, tanto del grupo como de la disquera,
que tenía varios años sin lanzar un disco de rock nacional, fueron factores
que impidieron que el primer LP de Coda tuviera una difusión adecuada.
De cualquier forma, fue un buen inicio, se puede afirmar que ya tienen una
sólida base de seguidores e, incluso, su música ya cuenta con distribución
en Estados Unidos, Centro y Sudamérica; países en los que piensan triunfar,
una vez que se hayan consolidado en México. Con estos antecedentes, llegamos
a la grabación de su nuevo LP, el cual contó con la producción de Robin
Black, experimentado individuo que ha participado con grupos como Black
Sabbath y, en México, con Cuca y Tex Tex: "Bueno, nosotros queríamos un
productor que tuviera en la cabeza rock and roll y que tuviera las mismas
ideas y conceptos que nosotros -dice Jesús- y la compañía nos presentó una
serie de 'demos' de distintos productores y fue el trabajo de Robin el que
nos gustó y hubo buena química".
"Lo que queríamos, no era un productor de nombre, y fue el trabajo de Robin
lo que nos brincó y era justo lo que nosotros hacemos. Nos dimos cuenta de
que era un productor que enriquecía el sonido de las bandas con las que
trabajaba y era lo que estábamos buscando; no alguien que nos dijera qué
hacer, sino alguien que aportara ideas a nuestro concepto", dice Salvador.
Inmediatamente, viajaron a Londres, donde se realizó la grabación: "Es
impresionante pisar lugares como estos estudios (en los que hicieron el
disco), donde han grabado gentes como Def Leppard, The Cure y U2; y la 'masterización'
fue en Abbey Road, donde hicieron su trabajo los Beatles. Entonces, saber
que el rock mexicano puede llegar a esos niveles, siempre y cuando tenga una
buena dirección, es muy bueno", dice Salvador. Durante todo el tiempo que
estuvieron de gira, empezaron a trabajar en las nuevas canciones, pero la
mayoría del trabajo se realizó justo antes de partir. En total, prepararon
25 canciones, de las cuales se escogieron 11, para tener un disco bien
cuidado. "De repente, tienes canciones en la misma línea -dice David- y de
ésas, escoges la mejor. Un disco de más de 12 temas es difícil que lo
escuches completo". Tanto música como letra son el resultado de un trabajo
en conjunto, en el que participan todos los integrantes del grupo. Este es
un ejemplo de la gran coherencia que existe entre ellos y habla del claro
entendimiento musical que comparten: "Ya llevamos cuatro años y lo que
realmente disfrutamos, es tocar con nosotros; no pisamos el escenario nada
más para tocar; creemos que hay un objetivo y no podríamos imaginar a la
banda sin ninguno de nosotros", dice Salvador, y agrega: "Es un gusto
subirte a un escenario a dar todo, sabiendo que tus compañeros están dando
lo mismo y que todo mundo está luchando por un objetivo. Eso es lo que hace
a un grupo". |