JOSE CECILIO DEL VALLE

Quién redactó la proclama?
clave de sol:

Por: Segisfredo Infante

En el transcurso de ciento ochenta y cuatro años los hondureños y los demás centroamericanos hemos venido repitiendo que don José Cecilio del Valle fue la persona que redactó el «Acta de Independencia» de las provincias de América Central. A tal afirmación escolar le hemos anexado la simpleza que el paisano de Choluteca era un hombre «sabio» por haber elaborado un documento histórico que a nuestro juicio cualquiera de los criollos independentistas («liberales» o «conservadores») hubiera perfectamente redactado, ya que la mayoría de los presente en la reunión celebrada en el «Palacio de los Capitanes Generales» el 15 de septiembre de 1821, poseía un buen nivel universitario.

Según las investigaciones del riguroso historiador norteamericano ya fallecido, Louis E. Bumgartner, en los infolios de la proclama de independencia centroamericana ni siquiera aparece la conocidísima caligrafía autógrafa de don José del Valle. El curioso original desconocido por casi todos los historiadores centroamericanos, es el «Libro de contestaciones de la jura de independencia» que fuera encontrado, en 1934, por el gran archivista guatemalteco don Joaquín Pardo, quien lo reprodujo con importantes comentarios en su «Boletín» número cuatro del año 1939. Es interesante que el verdadero documento independentista haya sido identificado un siglo después del fallecimiento del recio pensador y escritor cholutecano.

Valle y sus amigos pretendieron hacerle creer a la posteridad que él fue el auténtico redactor de la famosa «Declaración de Independencia». Pero ocurre que en el libro de actas arriba mencionado, lo que realmente aparece junto al texto original es un conjunto de enmiendas marginales o entrelineadas que sí efectivamente son del puño y letra de don José del Valle. De repente las enmiendas por él introducidas en horas de la tarde de aquel inolvidable 15 de septiembre, son más importantes que el contenido insulso y timorato del documento primigenio, ya que posiblemente las correcciones del pensador hondureño sean la causa principal de las enormes disensiones internas entre los que anhelaban (como Valle y los hermanos Herrera) que la independencia fuera ratificada democráticamente en un congreso provisional que tendría que realizarse el primero de marzo del año siguiente (1822), y aquellos aristócratas periféricos que como el marqués don Mariano de Aycinena y don Miguel Larreinaga, se oponían rotundamente a un congreso de tipo republicano.

El abogado José del Valle era, en su época, un hombre realmente sabio por su formación autodidáctica integral (enciclopédica y completa) en diversas disciplinas del conocimiento humano, lo mismo que por su actitud de dibujar una línea de prudencia para instalarse en el justo medio de los bandos políticos enzarzados en pugnas irreconciliables. Sería entonces absurdo continuar amarrando su indiscutible sabiduría a una proclama de independencia que aunque quizás él la dictó, nunca la redactó y ni siquiera la suscribió. Tampoco elaboró el contenido extraordinario del decreto de independencia absoluta de julio de 1823, pues se encontraba en México trabajando en dirección a romper la anexión de Centroamérica con el imperio despedazado de Agustín Iturbide.

Quizás nunca sabremos el nombre exacto de la persona (o del escribano) que tomó el dictado -con su puño y letra-, de nuestro «Libro de Independencia». En todo caso lo más importante de los acontecimientos históricos de aquel entonces es que don José Cecilio Díaz del Valle, como miembro de por lo menos dos triunviratos constitucionales transitorios, se convirtió en el verdadero artífice ejecutivo de la República Federal de América Central, que comenzó a funcionar a finales de 1824, pero que fue despedazada por las ambiciones personales desmedidas del salvadoreño don Manuel José Arce. Esta es la verdad histórica que debe ser divulgada en todas las aulas centroamericanas.




JOSE CECILIO DEL VALLE
El Hombre

Por: Carlos Mendez

. José Cecilio del Valle apenas era un cipote de doce años cuando su padre, aquel español de abolengo, decidió llevárselo a lomo de bestia a la ciudad de Guatemala para que continuara sus estudios, ya que en Honduras la única manera de saber más, era por supuesto pertenecer a una familia de mucho pisto y tener acceso a la enseñanza escolástica privada y esto no bastaba.

Valle que había nacido en la ribereña Choluteca en una noche ardiente de noviembre de 1777, dejó así los atardeceres alucinantes del sur, los chillidos de los loros, zanates, chorchas y el olor auténtico de la naturaleza en las haciendas de sus padres y se fue al encuentro con la Ilustración y la Enciclopedia, convirtiéndose en el personaje más estudioso de América Central. Pérez Zumbado, ha dicho que Valle ha sido “el hombre mejor formado de Centroamérica en la primera mitad del siglo diecinueve, cuyo aporte es de tal magnitud que bien puede decirse (...) que en una coyuntura en la que faltan dirigentes vivos, los muertos orientan nuestra historia. Y entre ellos, José del Valle es de los mejores”.

Valle hace la mejor síntesis de su vida con una calidad intelectual y humana excepcional, a través de una persistente búsqueda por la ciencia en diversas disciplinas, (filosofía, economía, derecho, ciencias naturales, historia, geografía, matemáticas, etc.), pero también por su calidad ética y por llevar a la práctica lo que dijo en sus discursos o escritos, sobre todo en el terreno de la política y la moral, sobre la cual hace suyos los procesos independistas de 1821 para “hermosear”, como a él le gustaba decir, una propuesta que visualiza a América como una sola patria, a través de su proclama “Soñaba el abad de San Pedro y yo también sé soñar”.

Hombres como Valle nos ayudan a recordar, además, que el talento y el heroísmo son más lúcidos si una fuerza sinérgica envolvente, sacude la epidermis del planeta. Los hombres y mujeres son productos culturales y sociales y tanto Valle, Morazán o Bolívar, no sólo son moldura de su propia formación individual o de clase, sino, empero, la de una transformación radical que desde Europa abrazó a nuestros héroes independistas.

Por eso, como parangón y contraste; a 184 años de independencia de España, vale la pena preguntarnos: ¡¿Qué estirpe de líderes o gobernantes, exhuma el paradigma neoliberal globalizante en la Honduras de hoy, sino la suma de apátridas, sinvergüenzas con cartas de libertad, cínicos, rémoras del progreso colectivo y especialistas del dolor para el pueblo? Decirlo al cierre de las fiestas patrias nos hace bien vivir, ahora que Valle sigue siendo el cipote soñador que una vez salió de Choluteca para estar por siempre con nosotros; listo para ser lumbre y bandera.

BIOGRAFIA DE JOSE CECILIO DEL VALLE

Tomado del:
Manual Cívico 1980 Gobierno de las Fuerzas Armadas.
Investigado por: José Daniel Ortiz.
Revisado por: el Lic. Carlos Eduardo Avila.

Nació el 22 de noviembre de 1777, en la Villa de Jerez, departamento de Choluteca, sus padres fueron José Antonio Díaz del Valle y Ana Gertrudis Valle.

El Archivo Nacional menciona en sus páginas que Don José Cecilio del Valle nació el 22 de noviembre de 1780

Su deseo de superación lo llevo a realizar estudios en Guatemala, donde obtuvo el titulo de Bachiller en filosofía y posteriormente el de leyes Cánones.

En la Audiencia de la Provincia de Guatemala, a la edad de 25 años se le confirió el titulo de Abogado, incorporándose a la misma, para prestar sus servicios profesionales mediante cátedras.

Por sus grandes dotes intelectuales, sus contemporáneos y aun en la actividad se le sigue llamando y recordando como el sabio Valle.

Su aporte cultural legado a nuestro país y América Latina es incomparable y entre los cuales podemos mencionar.

Redacto el Acta de Independencia de Centro América.

Fundo el periódico ¨ El amigo de la Patria ¨.

Fue precursor del latinoamericanismo.

Ocupo innumerables puestos públicos

Asesor de los Juzgados de la 1º Instancia de la Artillería y Consulado

Fiscal Interno de la Real Audiencia.

Alcalde electo de la Ciudad de Guatemala en 1820

Auditor Interno de Guerra de la Capitanía General de Guatemala, 1821.

Censor de la Gaceta.

Director de la sociedad Económica 1830

Catedrático de la Universidad de San Carlos de Borromeo, de Guatemala

Diputado al Congreso 1829, 1831

Vice-presidente de la Republica de Centro América, 1833

Valle ayudo a que la región pasara a formar parte de una confederación con el recién creado Imperio mexicano de Agustín de Iturbide. Valle represento a la provincia de Tegucigalpa en el Congreso mexicano (1822), y se convirtió en secretario de Asuntos Exteriores en el gobierno de Iturbide. El Imperio fue disuelto en 1823, después de lo cual, Valle regreso a Guatemala, y en 1824 se presento como candidato a la presidencia de las provincias Unidas del Centro de América ( Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador). Auque le falto solo un voto para conseguir la mayoría absoluta, el Congreso le negó el cargo. Gano las elecciones presidenciales en 1834, pero murió antes de tomar posesión de la presidencia.

Murió en Guatemala el 2 de marzo de 1834, a la edad de 56 años.

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