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2.3. Poesía N°3


Amor inmenso, sin igual, profundo,

amor bendito que en el alma siento,

a quien le rinde adoración el mundo,

presta a mi lira tu celeste acento.



Presta a mi lira enlutecida y triste

el suave aroma que de ti se exhala,

que a tu recuerdo el corazón se viste

para cantarte de vistosa gala.



Amor del alma, sentimiento santo,

blanca, entreabierta flor de la natura,

tú cubres la mujer de regio manto

y la colocas en sublime altura.



Que no hay ternura igual a tu ternura,

sentimiento purísimo y bendito;

ni hay para la mujer mayor ventura

que de un hijo escuchar el primer grito.



Compensación suprema que el Eterno

otorga a la mujer compadecido:

la gloria puso al lado del infierno

y al lado del dolor el bien querido.



Cuando entregada a dolorosa angustia,

una mujer padece sin consuelo,

como la flor abandonada y mustia

que rueda a la ventura por el suelo.



Cuando llora talvez desesperada

teniendo en el pesar los ojos fijos,

cuando al bajar incierta la mirada

ve alrededor sonriéndole sus hijos.



Entonces ¡Oh gran Dios! Cámbiase en risa,

su supremo dolor, todo lo olvida,

con el materno amor se diviniza

y a su pecho los junta estremecida.



¡Perdón Señor! Exclama arrepentida

yo debo bendecirte noche y día,

que tú quisiste embellecer mi vida

con ese amor, llenando el alma mía.



¡Amor de madre!....el universo entero

se siente con tu aliento embalsamado,

único amor sin mancha y verdadero,

sin porvenir, presente ni pasado.



Amor que nada pide, nada espera,

que de sí mismo satisfecho vive,

que la infeliz impúdica ramera

como sagrada redención recibe.



Amor de madre en la modesta choza,

en la humilde casita del obrero,

del rico en la mirada voluptuosa,

amor, amor del universo entero.



Ama la madre el hijo cuando siente

que su seno de un ser está animado,

lo idealiza, lo sueña, lo presiente,

mientras llega el instante tan deseado.



Nace, y al contemplarlo temblorosa,

en la embriaguez de su pasión inmensa,

lo abraza, lo contempla, lo reboza,

loca lo adora y en amarlo piensa.



Las noches pasa en inquietud constante,

olvidando su propio sufrimiento,

lo mueve, lo acaricia palpitante,

y se inquieta al más leve movimiento.



Pasan los años y el hermoso niño

crece, arrullado por su amor de madre,

y le forma un edén con su cariño,

y más le adora si le falta padre.



Si sola tiene que velar su suerte,

con qué empeño tan tierno lo ha criado!

se juzga grande, se contempla fuerte,

y olvida su dolor y su pasado.



Con frente erguida en su morada pobre

a Dios le dice de esperanza llena,

Señor, Señor, que tu bondad le sobre

para él la dicha, para mí la pena.



Si el niño ingrato el abnegado empeño

de la madre infeliz olvida un día,

ella, intranquila, velará su sueño,

a Dios alzando su plegaria pía.



Y siempre lo amará!....bendito sea

el amor de una madre, sin segundo

sentimiento del alma, que campea

con todos los amores en el mundo.



Ama la madre al ser a quien da vida,

como la casta virgen a Jesús,

es el hijo la antorcha de su vida

su fé cristiana, su fulgente luz.



Hijo, dice la madre desgraciada,

hijo, dice también la noble esposa;

hijo, repite en la modesta choza

la ignorante mujer asalariada!



El mismo grito en toda la natura!...

grito que a Eva pobre y maldecida,

la hizo feliz en su morada oscura,

que fué con este grito embellecida.



Amor de madre religioso y santo,

sol que alumbra mi espíritu abatido,

por ti secóse mi ardoroso llanto,

y la tierra en Edén se ha convertido.



Con mis hijos la vida es tan hermosa!...

quiero vivir para gozar con ellos,

velar por su existencia cuidadosa,

y trenzar sonriendo sus cabellos.



Besar sus ojos, que mi ser reflejan

a mi pecho estrecharles conmovida,

llamarlos en la noche si se quejan,

y que me llamen madre: esta es la vida!



¡Gracias! ¡Gracias! Señor Omnipotente

gracias porque me diste ese tesoro!

también mis hijos doblarán su frente

para adorarte como yo te adoro!


Ilustración de la poesía
Autor: Ashley M. Benítez
"...Nace, y al contemplarlo temblorosa,
en la embriaguez de su pasión inmensa,
lo abraza, lo contempla, lo reboza,
loca lo adora y en amarlo piensa..."

2.3.1. Contenido

      Como podemos notar en el título, la poesía nos habla del amor más bello, el amor de una medre. En la poesía se describe de distintas formas la exaltación que siente la madre expresando el amor hacia sus hijos. También, cómo cambia la vida de una madre cuando da todo por sus hijos: olvida todas sus molestias sólo para atendernos cuando nos enfermamos o sentimos hambre. Podemos darnos cuenta de cómo se menciona el crecimiento de ese hijo y que, tal vez, cuando se convierta en adulto, olvidará a esa madre que lo dio todo por él o ella. Al final se despide agradeciendo a Dios por esa experiencia, sabiendo que sus hijos, tarde o temprano, sentirán lo mismo.

2.3.2. Valoración personal

      Es importante mencionar que esta poesía está dirigida a los hijos, que tal vez no tomamos el tiempo para pensar todo lo que hacen nuestros padres por nosotros; que sólo nos detenemos a criticar los defectos de nuestros padres, en lugar de felicitarlos por la excelente labor que desempeñan. En un futuro, cada vez que veamos a nuestros padres, démosle un abrazo; y en la noche demos gracias a Dios porque al día siguiente estarán ahí.

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