* El encuentro
Para un saiyajin, el tiempo relativamente le resulta
monótono, sin importancia, cuando de viajar se trata...
Para este saiyajin en especial había pasado un año completo sin
darse cuenta. Hace un año el destino lo había llevado al planeta
Tierra en el cual adquirió una gran cantidad de conocimientos y experiencias
que tal vez jamas olvidaría.
Había pasado un año desde la ultima vez que había visto
a su mentor, él se había despedido, no sin antes revelarle un
gran secreto... Aquel día sencillamente le resultaba inolvidable a este
saiyajin de raza pura...
Un año puede traer consigo significantes cambios en la personalidad de
cualquier ser viviente. En un año Cort cambio drásticamente su
ritmo de vida... Viajaba de planeta en planeta solo en busca de conocimiento
de combate u oponentes fuertes con los que pudiese medir sus fuerzas, en busca
de peleas para incrementar sus fuerzas y sus habilidades, sin mencionar que
se había vuelto mucho más violento en su forma de pelear, como
si en cada golpe dejase fluir toda su frustración y resentimiento.
Se había apartado por completo de los individuos que acostumbraba a visitar
cotidianamente... Sin darse cuenta lo había hecho, pero le resultaba
curioso el no extrañar verlos o tener deseos de verlos... Parecía
haberse vuelto más insensible no importarle nada ni nadie en lo más
mínimo, exceptuando el alcanzar un nivel de combate mucho más
elevado que el que posee en estos momentos, queriendo siempre superar el limite
de sus fuerzas, como si no se conformarse con lo que adquiere... Pero es lógico,
¿que saiyajin puro no siente lo mismo?
En un planeta sin remembranzas, en donde la fuerza de
gravedad era por demás alta, un saiyajin se encuentra realizando movimientos
bruscos, pero bien realizados contra algún enemigo imaginario. Sus cabellos
dorados y el aura dorada que su cuerpo desprendía resaltaban en aquel
planeta con territorios oscuros y sin colorido en los cielos, siempre adornados
por un triste gris que se adaptaba muy bien a la actitud de su único
visitante.
El cuerpo de este saiyajin se veía empapado, producto de la lluvia que
había comenzado recientemente, resintiendo cada gota de agua que caía
sobre él, después de todo, la fuerza de gravedad tan alta del
planeta logra un efecto en el agua que caía constantemente, sintiendo
como es que su cuerpo recibía infinidad de golpes cada momentos... Pero
Cort no se quejaba, este fenómeno es por el cual entrenaba en este lugar...
El poder combatir sin detenerse bajo estas condiciones era una gran entrenamiento
a su parecer, difícil, pero no le importaba.
La lluvia arreciaba a cada minuto, por lo que los impactos que recibía
se volvían más intensos y le impedían realizar bien sus
movimientos.
Momentos después sus piernas no fueron capaces de mantenerlo en pie,
con un gesto de cansancio se arrodillo en la superficie rocosa la cual también
se veía afectada por las 'pesadas' gotas de agua que caían sobre
ella. Se tomo un minuto a dos para tratar de recuperar el aliento, inconscientemente
sus cabellos habían vuelto a su oscuro color.
Cort: ... Maldición... no es suficiente... no es suficiente este poder...-
susurraba al contemplar sus manos que se apoyaban sobre la tierra para evitar
caer definitivamente contra el suelo, mientras que su cola se movía bruscamente,
expresando su impotencia- ... Con este... nivel jamas podré alcanzarlo...
jamas podré alcanzar a Son Goku...
Ciertamente este saiyajin había adoptado una fuerte 'obsesión'
al querer alcanzar los poderes de aquel hombre... ¿Por qué?...
Tal vez sea el hecho de que él piensa que alcanzando su 'fortaleza' eso
lo llevara a comprenderlo... lo llevara a entender a su padre... lo llevara
a estar más cerca de él como jamas estuvo... Claro, no esperen
a que él lo admita ya que ni él mismo se da cuenta de la razón
de su obsesión todavía.
Cort: ... Maldición... ya veras... que te superare!... te superare no
importa cuanto tiempo me lleve!... Quiero saber... que clase de poder alcanzaste
que te dio derecho de... abandonarnos...
A duras penas logró ponerse de pie, incrementando su ki al volverse dorado
y que su cabello sufriera su habitual transformación junto al pelaje
de su cola que se volvía dorado, volviendo así al combate con
un enemigo imaginario.
Los saiyajins, desde sus inicios, habían poseído
costumbres e instintos demasiados salvajes, animales. En el antiguo planeta
Vejita, entre sus pobladores se llevaba a cabo la ley del más fuerte:
si eres fuerte vives, por el contrario si eres débil mueres... Los saiyajins
no tenían respeto por nadie, inclusive ni entre ellos mismo, solo respetaba
a los que poseían una fortaleza mayor y por lógica solamente un
individuo con un poder descomunal sería capaz de mantenerlos como sus
sirvientes, como sucedió hace ya mucho tiempo...
Desde ese hecho los saiyajins se vieron obligados a adaptar costumbres que para
ellos eran extrañas, como la obediencia absoluta hacia su señor
por ejemplo, fue como entrenar a bestias salvajes para que se comportaran como
indefensos y leales cachorros...
Esa historia, todos los jóvenes de su actual renovada raza la sabían
y la comprendían, Cort la ha venido estudiando desde hace tiempo, dándose
cuenta así de la 'evolución' que su raza había logrado
hasta ahora, dentro de lo que cabe.
Definitivamente los saiyajins habían dejado de ser un peligro para la
integridad del universo que les temió, por el momento así era;
habían adoptado una forma de vida que se alejaba del concepto de la destrucción
y conquista a como Freezer los acostumbró, concentrándose solamente
a vivir tranquilamente, los más jóvenes como él entrenaban
para volverse más fuertes pero no tan obsesivamente como él se
ha vuelto... También existe una evolución en sus costumbres, los
padres saiyajins son mucho más afectuosos con sus hijos a comparación
como solían ser en el planeta Vejita, los saiyajins pequeños asistían
a la escuela, aprendían otros conocimientos aparte de artes del combate...
Los hombres saiyajins respetaban más a las mujeres, no que antes solo
las observaban como objeto de uso y desuso... aunque bueno, en toda sociedad
siempre existe gente que no desea adaptarse al cambio... Las poligamias se habían
extinguido y el concepto de 'familia' había adquirido mucho más
fuerza...
Pero en ocasiones, no importa cuanta haya sido la evolución... solo basta
con un instante para que se pueda romper... No importa cuanto se esfuercen los
saiyajins, sus instintos siempre los perseguirán, sus instintos salvajes
los llevan a cometer errores... Y Cort se consideraba el resultado de uno de
esos errores, en la que su padre, un hombre 'respetable' en el planeta que adopto
como su hogar, y su madre, una guerrera respetada en el planeta que la vio nacer,
en un momento guiados por sus instintos dejaron de ser hombre y mujer respetuosos
y respetables para convertirse en macho y hembra saiyajin...
Pero Cort jamas olvidara lo que su mentor dijo antes de marcharse...
- 'Tú padre no es Son Goku, sino es el saiyajin Kakarotto'-
Pero no le encontraba sentido! A fin de cuentas se trataba del mismo hombre!
Eso había pensado aquella vez y aun sigue sosteniéndolo, sin embargo,
su maestro aclaro la diferencia...
- 'Te equivocas, existe una gran diferencia entre esas dos entidades... Uno
es el guerrero terrícola Son Goku, el cual a pesar de ser un saiyajin
de raza pura rechaza su titulo como tal, por lo que ha reprimido su verdadera
identidad como saiyajin... Sin embargo, uno jamas puede reprimir quien realmente
es, por lo que en combate era cuando solo podíamos darnos cuenta de la
existencia de Kakarotto en él, que inconscientemente dejaba salir...
Especialmente cuando alcanzaba su Transformación de Super Saiyajin 4...
al alcanzarla se convertía en todo un saiyajin pese a que él no
lo notase... Es la entidad que conocemos como Son Goku quien tiene familia en
la Tierra... pero fue Kakarotto quien se enamoro de tu madre'-
Pero aquella explicación no logró que entendiese la diferencia...
ni que se sintiese mejor...
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Existe un mundo, una realidad en la que el humano no
es el único habitante inteligente en la Tierra. Una realidad en la que
la ley del más fuerte, en un 'destino' diferente, era quien gobernaba,
por la que los humanos llevaban las de perder sobre las criaturas poderosas
que ellos mismos habían creado y formado que se revelaron contra ellos,
los Enterrícolas, exterminándolos por completo, sobreviviendo
simplemente un miembro de ellos, una joven humana de nombre Yakumo Tetsuro a
quien sobre sus jóvenes hombros se dio la responsabilidad de traer el
orden a Enterra.
Su destino, llegar a Shinzo, en donde los últimos humanos vivían.
Yakumo es una joven noble que creía que todos los seres vivientes eran
buenos... grave error.
Tuvo que pasar por mil penurias durante su viaje, en el cual conoció
a un trío de Enterrícolas que la ayudaron simplemente a llegar
hasta la mitad del camino, al tener que sacrificar sus vidas por ella y por
todos los humanos. Su sacrificio ayudo a cambiar el pasado, la historia que
en el primer destino se formó, en la que los humanos no existían
fue borrada, adaptándose de acuerdo a los cambios que se provocaron,
pero Yakumo y otros individuos no se ajustaron a esos cambios al ser seres fuera
del tiempo y del espacio.
El primer destino, en el cual ella despertó ya
no existe, formando así el segundo destino de esta realidad, en la que
los humanos y los enterrícolas vivían en paz y en progreso. Ella
había estado en medio de todo aquel caos al desquebrajarse el tiempo
mismo a su alrededor y estuvo ahí al momento en que se había reconstruido
de nuevo, no siendo afectada de ninguna forma.
Era un alivió para ella ver ciudades reconstruidas, niños jugando
a la luz del día en las calles, felices... Pero se entristecía
un poco al observar que su gente había alcanzado un destino mejor mientras
que ella debía proseguir con el suyo, ya que no había finalizado,
aun estaba a medio camino de que terminase...
Ahora que el presente cambio, no estaba segura de lo
que Shinzo representaba en su destino... Si los hechos cambiaron ese lugar también,
por lo que ahora debía tener otro significado y al que tenía que
llegar, debía seguir con su viaje, al Oeste... siempre al Oeste como
Mushra había dicho antes de desvanecerse...
Mushra, Saago, Kutal... los extrañaba tanto, solo esperaba que ellos
se encontrasen bien y a salvo en este segunda oportunidad en la que sus vidas
debieron haberse renovado gracias al cambio de la historia... Tal vez ellos
no se acuerden de ella, pero ella siempre los llevaría en su corazón,
orando por su bienestar y esperando que sean tan nobles y buenos como los que
conoció y a quienes les debe la vida.
Yakumo se encontraba dentro del robot/transporte que
la acompañaba, observando con detenimiento tres pequeñas gemas
que descansaban en sus finas manos, sonriendo levemente al recordar a sus amigos.
Hakuba: Yakumo- lo llamó el robot/transporte con cabeza de corcel. Su
protector.
Yakumo: ¿Sí Hakuba?
Hakuba: Esta anocheciendo, ¿no crees conveniente que debamos detenernos?
Además, mis sistemas me alertan de una posible tormenta- aconsejó.
Yakumo: Sí, me parece buena idea, busquemos un lugar.
Era difícil de precisar cuanto tiempo había estado viajando desde que despertó del sueño criogenico, pero fuese cual fuese el tiempo la había acostumbrado a vivir en condiciones algo extremas, acampando todos los días, al intemperie... Y ahora sería mucho más difícil sin tener el apoyo de Mushra y los demás.
Hakuba: Este me parece un buen lugar, según mis
cálculos estos arboles y arbustos serán lo suficientemente frondosos
para mantenernos secos- aclaro el robot/transporte.
Yakumo lentamente salió de la cabina de Hakuba, observando a lo que él
se refería. Se encontraban en medio de cuatro grandes arboles con frondosas
copas que impedirían el paso del agua lo suficiente para mantenerse resguardados,
contando también con una clase de pared formada con arbustos frondosos.
Yakumo: Sí, creo que es un buen lugar. Necesitaremos algo de leña,
ira a buscarla.
Hakuba: ¿Quieres que te acompañe?
Yakumo: No, pero podrías ir a explorar haber si encuentras algo de alimento.
Hakuba: Esta bien.
Yakumo se adentro al bosque en busca de madera seca que
pudiese usar. A decir verdad se encontraba hambrienta, pero no dejaría
que Hakuba se diera cuenta. No había comido bien desde los últimos
tres días y eso no era muy saludable que digamos, un ligero debilitamiento
la rodeo al sostener ya un par de leños que encontró.
Ella no poseía el equipamento adecuado para viajar, pero aun así
lo hacia... No contaba con absolutamente nada, además era Kutal quien
les proporcionaba lo necesario para cocinar y pasar la noche pero ahora... Bueno,
no podía contar con eso y no poseía dinero para comprar algo si
es que estuviese cerca de alguna ciudad o pueblo ya que ahora se encontraba
bastante retirada de alguno.
Su recolección la llevo a lo que parecía un pequeño estanque,
con aguas cristalinas en las que se reflejaban los colores anaranjados del cielo
y la luna que comenzaba a aparecer en el campo celeste.
Yakumo: Por lo menos el agua es gratis- pensó al dejar a un lado la leña
que había recolectado para inclinarse un poco para probar un poco de
agua, sentía su garganta muy seca. Dio un ligero suspiro al haber saciado
su sed y observar el cielo el cual comenzaba a dejar atrás los vivos
colores al momento en que una densa nube de lluvia lo comenzó a cubrir
todo- Vaya, y yo que creía que hoy podría ver la luna llena, bueno
ya será en otra ocasión...
Nuevamente la joven tomó los frutos de su recolección
y se dirigió de vuelta, topándose afortunadamente con un árbol
de la cual pendía alguna que otra manzana comestible. Después
tendría que volver por ellas ya que tenia las manos ocupadas.
Rápidamente regreso a donde Hakuba había arribado primero que
ella, el robot había colocado un par de rocas en forma de circulo para
ser el lugar de la fogata.
Yakumo: ¿Encontraste algo Hakuba?
Hakuba: Muy poco, pero si traje algo para ti, están en la cabina.
Al carecer de manos, Hakuba se las ingeniaba al atrapar los frutos de algunos
arboles que debía 'embestir' lo suficiente para que los frutos se desprendiesen
y cayeran dentro de su cabina.
Yakumo: Muchas gracias- se acercó a donde estaba el circulo de piedra,
comenzando a tratar de prender la fogata, había visto a Mushra hacerlo
muchas veces por lo que con un poco de practica y perseverancia la primera llama
de fuego ardió en los leños.
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El cuerpo del guerrero cayó violentamente contra
el suelo, respirando dificultosamente mientras la lluvia lo golpeaba en todas
partes. Presentaba varios raspones y heridas sangrantes, inclusive su armadura
se encontraba un poco resquebrajada por la fuerza con la que el agua caía
sobre esta.
Cort: ... Tengo que lograrlo... tengo que lograr superar mis poderes... alcanzar
ese SSJ4... ¿pero cómo?- pensaba mientras resentía cada
impacto en su cuerpo, ni abrir los ojos podía ya que un impacto de aquella
magnitud en ellos y posiblemente se quedaría sin ellos.
Rodó en el suelo para colocarse boca abajo, ya era suficiente... Se levantó
una ultima vez, su impotencia al no poder alcanzar su 'meta' lograba que el
pelaje de su cola se erizara.
En un instante apretó sus dientes conforme sus músculos se tensaban,
mientras que de su cuerpo emano una violenta aura blanquecina que al momento
de dejar escapar un fuerte grito de cólera se volvió dorado acompañado
de descargas eléctricas.
Su poderoso ki se manifestó como una ola de energía que evaporaba
toda la lluvia a su paso, siendo capaz de desintegrar la nube productora de
la lluvia, llegando a los cielos.
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Yakumo observaba con detención las llamas acompañadas
del sonido de las brazas sobre los leños. Todo tranquilo, la tormenta
había pasado y habían logrado mantenerse abrigada, simplemente
una ligera y gentil llovizna era el ultimo rastro de la tormenta.
Se levantó y salió de la protección de las copas de los
arboles, sintiendo como es que las diminutas partículas de agua rociaban
su rostro y sus brazos al momento de cerrar sus ojos.
Tal vez no se había dado cuenta, pero sus cuerpo comenzaba a verse cubierto
por un aura de un color muy tenue que emanaba de ella. Al abrir sus destellantes
ojos se dio cuenta de ello, asustándose un poco. Fue entonces cuando
un extraña emoción de sufrimiento la invadió, un sentimiento
inexplicable que le causaba dolores.
Se arrodilló al momento de sujetar con fuerza su cabeza al sentir cada
vez más intenso aquel dolor. Intentó tratar de soportarlo, pero
era cada vez más grande hasta que inconscientemente dejó escapar
un grito de dolor de su garganta al momento en que aquella aura que la rodeaba
se intensificó, elevándose por encima de ella a varios metros
de altura.
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Su expresión de furia se apago al momento en que
vio algo extraño sobre él, un disco de energía blanquecina
que giraba violentamente, formando un fenómeno que aspiraba la energía
dorada que su cuerpo emanaba.
Cort: ¿Pero que demonios es eso?!- preguntó al borde de la inconsciencia.
El efecto de aspiración comenzó a intensificarse, sintiendo como
es que su cuerpo comenzaba a ser arrastrado, pero se aferro a mantener sus pies
pegados a la Tierra al incrementar mucho más su ki.
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El dolor de Yakumo se intensificó conforme el aura que se desprendía de su cuerpo se tornaba más poderosa.
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Era una presencia poderosa la que estaba sobre su cabeza, que se incrementaba más y más, pero no se comparaba con la energía que él utilizaba para mantenerse en su posición. Fue entonces que una corriente de energía cayó sobre él, rodeándolo, sintiendo como es que descargas energéticas recorrían todo su cuerpo, su ki no era lo suficiente como para desintegrar aquella energía que estaba acabando con sus ultimas reservas de poder.
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Hakuba: Yakumo, Yakumo ¿que sucede?- preguntó
el protector al acercarse lo suficiente pero manteniendo la distancia, de la
energía que rodeaba a la joven.
Yakumo: ... Hakuba... Hakuba no lo sé... me duele... tengo miedo...-
susurraba aterrada.
Los sensores del robot/transporte comenzaron a trabajar para tratar de encontrar
una explicación a lo que sucedía.
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No logro resistir ni un minuto más, rápidamente su cuerpo no logro sostener su transformación, por lo que fácilmente la perdió. Su cuerpo fue fácilmente arrastrado...
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Muy por encima de Yakumo, una espiral de energía
se había formado por el aura que emanaba de su cuerpo, hasta formarse
un disco de energía de unos dos metros de circunferencia que los sensores
del robot/transporte analizaban con cautela.
Repentinamente de este fenómeno emergió una silueta, la cual cayó
rápida y violentamente contra el suelo a corta distancia de donde la
joven se encontraba.
En cuanto aquel cuerpo cayó, poco a poco el dolor de la joven comenzó
a desaparecer conforme el aura que la cubría se desvanecía hasta
que desapareció al mismo tiempo junto con su dolor.
Se tomó varios minutos para recuperarse, la llovizna fresca que aun caía
sobre ella logro que fuese rápido.
Hakuba: Yakumo ¿te encuentras bien?- preguntó al acercarse.
Yakumo: Sí... estoy bien... ¿pero que sucedió?- preguntó
bastante desorientada.
Hakuba: Por el momento no soy capaz de responderte pero, ¿por que no
miras hacia allá?- dijo apuntando con su cabeza.
Yakumo observó un poco más allá a alguien tendido en el
suelo que débilmente había alcanzado a mover un brazo, dando signos
de vida.
La joven rápidamente se apresuró a arribar junto a él,
presintiendo que necesitaba de ayuda.
No se equivocaba, se trataba de un hombre de cabellos negros que portaba una
armadura negra, observando como comenzaba a formarse un charco de sangre debajo
de él que se fusionaba con el agua que había en el suelo.
Poseía apariencia humana pero... poseía una larga cola, muy similar
a la de un simio... ¿Sería acaso un Enterrícola? No importase
a que especie perteneciese, necesitaba de ayuda y ella no iba a dejarlo a su
suerte aquí.
Rápidamente logro voltearlo al empujar levemente su hombro hacia atrás,
su rostro estaba cubierto por hilos de sangre, su cuerpo estaba herido y varias
sangrantes, la joven colocó una de sus manos sobre su hombro y este se
tensó por el contacto. Aquel hombre emitió un ligero sonido que
manifestaron su dolor.
Yakumo: Tranquilo, tranquilo, todo estará bien, yo te ayudare- murmuró-
Hakuba, ven aquí rápido- llamó a su compañero de
viaje.
El saiyajin se encontraba semi- consciente en aquellos
momentos en que su cuerpo nuevamente había caído contra el suelo,
resintiendo todas y cada una de sus heridas y su cuerpo adolorido. Sentía
una suave y gentil lluvia que caía sobre su cuerpo y le daban un poco
de alivió. Escuchó unos presurosos pasos que se acercaron a él,
pero no lograba abrir sus ojos para ver de quien se tratarse, no podía.
Sintió como un par de delicadas manos se postraron sobre su brazo y lo
empujaron un poco dejando su rostro descubierto y que el agua pudiese lavar
su rostro ensangrentado para después resentir una herida por lo que dejo
escapar un sonido que lo dio a entender, logrando escuchar una voz, una dulce
voz que le habló...
Deseaba ver que estaba ocurriendo y deseaba saber qué es lo que había
pasado, en un esfuerzo logró abrir sus párpados, observando la
silueta de una joven hincada cerca de él... Su visión no estaba
del todo enfocada pero con un ultimo esfuerzo lo logró. Una joven humana,
poseía unos llamativos ojos azules cristalinos y su lacio cabello cobrizo
recaía sobre sus hombros... Después de una hermosa vista provino
la oscuridad...
Yakumo: Se ha desmayado... Hakuba yo lo levantare pero
necesitare de tu ayuda para llevarlo cerca del fuego.
Hakuba: Haré lo que pueda.
Yakumo: Gracias...
Fin del Capitulo 1
Notas de Ulti_SG:
Bueno aquí esta el comienzo de otra etapa de esta serie. Como han notado
me decidí a emprender a uno de mis personaje en una especie de crossover
=p
Quería cambiar de ambiente en el que se realizan los hechos, para intentar
algo nuevo... y ademas porque definitivamente este muchacho merece un cambio
de ambiente O.o. Y si no les gusta la convinación pues ni modo, me ha
tocado ver crossover con más locas convinaciones que esta ><.