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ISAGOGE MASÓNICO

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DESEANDO LA SOCIEDAD MASÓNICA que todo el que manifiesta interés en permanecer en ella se libre del riesgo de sufrir un desengaño, y queriendo dar en tiempo oportuno una prenda de su buena fe, considera justo dar a los Aspirantes ideas exactas, tanto para que se instruyan en el verdadero objeto de la Sociedad, cuanto para que desechen las vulgaridades que corren de boca en boca y que hacen formar de ella conceptos erróneos y ridículos.

LA SOCIEDAD MASONICA es universal e indestructible, porque es fuerte; fuerte porque es una unidad, y unida, porque la patria de los masones es el mundo, y todos los hombres virtuosos son sus compatriotas.

LA SOCIEDAD MASONICA está formada por hombres inconformes, rebeldes, preocupados por transformar y encontrar soluciones a los problemas del mundo en que viven, y heredar a las futuras generaciones una sociedad más libre y justa. Es una Escuela Iniciática, interdisciplinaria, que dedica muchas horas al estudio de la ciencia y las artes, enriqueciendo sus conocimientos con los trabajos de todos sus miembros. Los conformistas no caben dentro de ella.

La masonería no es una religión, aún cuando tiene culto por la libertad, la justicia, la probidad y la democracia.

Es deber ineludible de todo masón, participar en las justas luchas sociales.

La masonería no promete satisfacer ningún interés mezquino, ninguna mira egoísta; su objetivo es altamente noble, su misión exclusivamente humanitaria trabaja para encontrar la verdad, fomentar la fraternidad y hacer radicar la justicia entre los hombres de todas clases sociales, razas y de todas las creencias religiosas.

Pretender incorporarse por intereses privados o por objetivos particulares, sería un absurdo, y al efectuarlo, sin encontrar en sí toda la abnegación que la masonería demanda, un engaño.

La masonería tiene secretos que no pueden penetrarse, y juramentos que no deben quebrantarse, pero ni unos ni otros se oponen en lo más mínimo a las leyes ni a la moral.

El aspirante que intente su incorporación por curiosidad, no consigue su objeto, porque los misterios en que está envuelta la masonería y que forman sus secretos, se van comunicando en los grados que se confieren, después de muchas pruebas de fidelidad, al que más lo merece y menos lo solicita. El que se liga con su juramento y lo quebranta no infiere daño alguno a la Sociedad Masónica; el mal recae solamente sobre él que no ha tenido bastante constancia para cumplir el deber que voluntariamente se impuso.

La masonería no exige de sus miembros la abjuración de sus principios, ni osa penetrarse en ellos, pero exige que quienes los poseen los ahonden y los defiendan razonablemente, sin dogmatismos.

La masonería no necesita poderosos, pero tampoco admite en su seno indigentes, personas que no tengan ciencia, arte, oficio o renta con que poder atender a las necesidades de su familia, y sin menoscabar éstos primeros deberes, un pequeño sobrante para hacer frente a los gastos de la Sociedad y proveer de socorro a los necesitados.

La masonería no llenaría su objetivo de fraternizar la especie humana si admitiese discordia, pleitos y riñas entre sus miembros; toda diferencia debe arreglarse entre ellos mismos, antes que apelar a personas extrañas. Si el candidato, al ser admitido, encuentra algún individuo con quien no esté en armonía, tiene que deponer todo resentimiento, considerarlo como hermano y darle el abrazo fraternal. Si la causa de la desavenencia es un litigio, expondrá sus razones a los Jueces de la Masonería, para que le presten la justicia que demanda, antes de ocurrir a los tribunales del orden común.

Exige la masonería una parte de tiempo de sus miembros para la asistencia a sus reuniones o al desempeño de alguna comisión, y ellos no podrán negarse a satisfacer tal exigencia sin causa justa y legítima.

El que aspire a ser masón debe ejercitar la temperancia, ser industrioso y aplicado en su profesión, leal con su jefe o maestro, practicar la virtud, compartir su pan con el necesitado y no comer el de otro sin pagarlo; enseñar el camino al viajero extraviado, huir del juego, la embriaguez, la usura y todos los vicios, y prestar a sus hermanos cuantos socorros le permitan sus circunstancias.

LA SOCIEDAD MASÓNICA al proponerle como candidato, tiene el derecho de examinar su vida y costumbres, y nombrar tres comisiones para ello, sin perjuicio de las informaciones que tomen todos sus miembros. Si los informes que recogiese fuesen desfavorables, el nombre del propuesto no vuelve a sonar en ella. En este caso, la negativa no puede tomarse como ofensa de una' Sociedad que está en el derecho de no recibir entre sus miembros a aquél que no posee lo que ella busca en sus nuevos afiliados.

El aspirante que penetrado de esas bases, se encuentre capaz de llenar cumplidamente el objetivo de la masonería, lo hará saber a la Sociedad Masónica, enviándonos su nombre, domicilio, edad, ocupación, por conducto de alguno de los miembros de esta Respetable Logia "OBREROS DEL TEMPLO No. 81".

Fraternalmente,


Es cuanto

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