Una vez ocurrió que un hada de los sueños se enamoró de un chico mortal.

Era un chico tierno y dulce, terriblemente bello... bueno, bello para las hadas, porque las hadas miran la belleza de una forma diferente. Para las hadas, la belleza reside en el aura de la gente, no en su físico.

En cualquier caso, volvamos a nuestra historia....

El hada había estado observándolo embobada en secreto durante cierto tiempo, pero había un problema: el chico habia madurado mucho, ya era un adulto. Había recibido tantos golpes, que ya no creía en el mundo mágico.

Una noche, decidida, el hada se atrevió a presentársele en sueños y le confesó su amor, en el sueño más dulce que nadie haya podido tener nunca.

Un jardín de rosas, el rumor de un arrollo, el piar de los pajaros, bajo los dulces rayos del sol de primavera, ella le declaró su amor. Se besaron dulcemente, muy enamorados...

Pero la noche acabó, y el chico se despertó del sueño, sentado sobre la cama, pensando sobre el hada.

"nah, imaginaciones mías", pensó
Él no creia en el mundo mágico, ya era lo suficientemente adulto para eso.
Y, olvidando el sueño y al hada, se fue a trabajar.

Para quien le gusten los finales felices, en realidad la historia no acaba ahí. El hada, con el tiempo, se enamoró de otro chico que no la rechazó de esa forma... y fueron felices y comieron perdices.