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El discurso radical, John Dos Passos y la Literatura de las Fronteras

 

 

Héctor Pérez
Traducción de José Luis Velarde

En la trilogía U.S.A. de John Dos Passos: México, los mexicanos, los chicanos y el suroeste estadounidense siempre fueron parte intrínseca de los Estados Unidos y de los pensamientos y comentarios de su gente. Esto me ha motivado, en parte, a abordar tales influencias por la flagrante omisión de cualquier referencia al respecto en casi todos los trabajos presentados sobre Dos Passos.

Ensayos como los de George Becker, Linda Wagner, Robert Rosen, Donald Pizer y Townsend Ludington proporcionan materiales útiles sobre variados aspectos de la vida y la escritura de Dos Passos, pero México no alcanza relevancia alguna en sus análisis de la trilogía. John Rohrkemper enlista un total de 43 libros y 1779 “escritos cortos” publicados sobre Dos Passos entre 1921 y 1979. Entre toda esta lista sólo existe un texto dedicado al tópico mexicano en la obra de Dos Passos.1

John Dos Passos fue un activo participante en los centros intelectuales del noreste que pronunció y escribió críticas sobre el sistema socioeconómico de los Estados Unidos durante la década de los veinte y la siguiente. A pesar de ello, su trabajo, no fue considerado por Walter Rideout, como lo suficientemente marxista. En 1992, en su reimpresión de La novela radical, Rideout concede que podría haber pasado por alto algunos aspectos del radicalismo en la escritura de Dos Passos, aunque su estudio original permaneció sin cambios.2

U.S.A. puede ser vista como una instancia formidable del discurso radical: presenta textos que implícita o explícitamente demuestran que “el autor se opone al sufrimiento humano impuesto por algún sistema socioeconómico y aboga que el sistema puede ser cambiado en lo fundamental.(12). El objetivo primario que aquí se plantea, es aumentar la ensayística orientada a lo político, al puntualizar aspectos poco destacados en el trabajo de Dos Passos como la simpatía manifestada por México y por los ideales representados en la Revolución de 1910.

Los sentimientos de Dos Passos hacia México pueden derivarse de su análisis de Reed, México Insurgente y de sus artículos aparecidos en la revista New Masses sobre la situación mexicana durante 1927. Ciertamente Dos Passos contribuyó a crear una interpretación favorable de la Revolución. A través de caracteres como Mac, Joe Williams, Eveline, Hutchins, Anne Trent y numerosas biografías, y secciones en Newsreels y Camera Eye, Dos Passos explora la presencia de México en la psique y la vida de los ciudadanos del otro lado de la frontera. Mac es substancialmente significativo, porque representa un microcosmos de la sociedad estadounidense. Su compromiso con la justicia social mediante la solidaridad con el obrero es probado de manera repetida. Mac pierde su batalla individual y sucumbe ante el poder del capital que corrompe el lenguaje y se apropia y manipula el discurso.

Un número de estudiosos han resaltado la dimensión política en U.S.A. Robert Rosen arguye que la novela está “poderosamente conformada por la crítica personal que plantea el autor sobre la sociedad americana” (78). En Radical Representations, Barbara Foley determina, calificativos aparte, “Dos Passos suscribe un análisis de clases basado en el conflicto social en U.SA. y desarrolla un método narrativo que fue profundamente dialéctico y materialista” (426). El trabajo de Rosen y Foley sirve como un contrabalance a los trabajos sobre Dos Passos que han fallado al reconocer la dimensión de crítica política en la obra de este autor. Al investigar la vida y obra de Dos Passos encontramos que durante sus años formativos, Dos Passos fue prejuiciado y discriminado por las raíces de su nombre, su “apariencia”, y sus orígenes étnicos y sociales.3 Los recuerdos de Dos Passos sobre estas experiencias tempranas son re-articuladas, en proporciones magníficas, durante su involucración en el affaire Sacco y Vanzetti y en sus escritos sobre México. En propias palabras del autor, U.S.A. representa “una rebanada de un continente,” y aún más “ U.S.A. es el discurso de la gente.”4 Todas las novelas que componen U.S.A.The 42nd Parallel (1930), Nineteen, Nineteen (1932), y The Big Money (1936)– indician al sistema capitalista estadounidense por crear y mantener condiciones que promueven la producción material y consumo a expensas de condiciones humanitarias. Esto se enfatiza en la primera novela que fue traducida bajo el título de Paralelo 42.

En las décadas de los veinte y los treinta, mientras los méritos literarios de Dos Passos eran debatidos en la Unión Americana, su obra era vorazmente consumida por los intelectuales latinoamericanos. Harss y Dohmann han resaltado que Manhattan transfer fue “un libro de tremenda influencia en la literatura latinoamericana, principalmente en México y América Central” (23,24). Ellos citan una marcada influencia de Dos Passos en escritores reconocidos como Agustín Yáñez, Juan Rulfo y Carlos Fuentes, incluso, este último, reconoció una deuda temprana con Dos Passos.

John Dos Passos tuvo un gran interés en México y en América Latina como parte de una cultura general radicalizada respecto a las actividades estadounidenses en otras partes del mundo. El número de New Masses de febrero de 1927 ilustra dramáticamente la actitud del equipo editorial de la publicación hacia los intereses petroleros en México. Un mapa de este país ilustra la portada y sobre los trazos aparecen las palabras: “¿Es el petróleo más valioso que la sangre?”

En el artículo principal, Scott Nearing llama la atención sobre la relación histórica entre los Estados Unidos y México y enfatiza que el gobierno estadounidense estuvo involucrado en varios momentos de la Revolución Mexicana para defender sus propios intereses en el petróleo y que el petróleo será favorecido: “Y si conservar los campos petroleros cuesta unos pocos arroyos de sangre de la clase trabajadora –bien, a cualquier costo, Standard tendrá el petróleo– y el petróleo es más valioso que la sangre” (5).

En el mismo número de 1927, Dos Passos publica un artículo titulado “Mapa del relieve mexicano” donde sitúa al lector en el corazón de la ciudad de México, para escuchar con disimulo al hombre de negocios estadounidense que abriga temores sobre el desarrollo del país. Los pasajes del artículo capturan sucintamente la escalada de retórica antimexicana. De variadas fuentes, sabemos que las grandes compañías petroleras presionan a Washington para intervenir en la protección de sus intereses.5 Se pretende minar la credibilidad mexicana en todas las áreas. Las simpatías de Dos Passos por Mëxico y sus ideales revolucionarios son reflejadas en las siguientes líneas que pretenden visualizar la situación mexicana. “Sobre el mapa usted puede ver como México es empujado con todo el peso de Yanquilandia hacia el pequeño embudo donde termina Norteamérica. Es como la fosa y el péndulo, la presión del norte se incrementa, se incrementa. Y los indios callados se retiran arrastrando los pies por el peso de los siglos” (24).

Dos Passos escribió estas líneas como un radical norteamericano, y uno puede sentir un poco de culpa atada a la empatía por los siglos de sufrimiento de los indígenas mexicanos. El año anterior, Dos Passos había publicado un artículo, también en New Masses, titulado “ La fosa y el péndulo”, sobre su visita a Sacco y Vanzetti en prisión. El título de aquel artículo evocaba el cuento de horror de Edgar Allan Poe. La comparación implícita entre el caso de los condenados sin culpa y la situación mexicana es clara, dada la importancia de Sacco y Vanzetti para la politización de Dos Passos y la construcción de U.S.A.

El “Mapa del relieve mexicano” continúa con el reconocimiento de figuras cristeras –postrevolucionarios armados en una facción que peleaba por restaurar el poder de la Iglesia Católica– para encarnar una visión “contemporánea” de los movimientos de clase surgidos durante la Revolución al extenderse por el suroeste. Allí aparece cierto Capistrán Garza quien era “un hombre fuerte de valor ante dios que castiga hasta con el mango del sartén a los capitalistas americanos y a los Caballeros de Colón, a la vez que envía proclamas revolucionarias a los sedientos pueblos texanos.” (24)

Falla Dos Passos al recordar el nombre de Garza quien hizo cosas conmovedoras en lo político en el norte de México y el sur de Texas. Ignorando el nombre de capistrán; la referencia podría dirigirse a Catarino Garza, el mexico-texano que encabezó los primeros ataques  contra del gobierno de Porfirio Díaz en 1891. En este ensayo, Dos Passos representa el dolor de la Revolución y el papel jugado por los Estados Unidos en ella:

Diez millones de rancheros y trabajadores mexicanos... levantándose en sus territorios en contra de la Iglesia Católica; en contra de los dos grupos mundiales del petróleo; en contra de las aplanadoras inconcebiblemente poderosas, donde gradualmente se ha mostrado Andrew Mellon como el más conspicuo representante con Coolidge y Kelloggs como sus recaderos más trabajadores (24).

En septiembre de 1927, Dos Passos publicó otro ensayo sobre México titulado “El fantasma de Zapata camina.” Como si quisiera resaltar la situación del país a la audiencia de la revista. La página que antecede al ensayo muestra un dibujo de Diego Rivera titulado “El derecho a enarbolar las armas”, como antecedente de una serie de dibujos dibujados por muralistas mexicanos como Orozco, Tamayo y el propio Rivera, que serían publicados en New Masses durante 1927.

El ensayo nos lleva al estado de Morelos, donde se canta el corrido “El fantasma de Zapata”, donde el espíritu camina porque no puede encontrar descanso al atestiguar la erosión de los ideales revolucionarios. El ensayo expone la pobreza y las condiciones de abuso bajo las cuales transcurren las vidas de muchos mexicanos, especialmente aquellos que viven en las áreas rurales. En medio del gobierno y los programas de reformas agrarias sinvergüenzas se mueve el alma de la Revolución Agraria de Zapata. Hay aquí una conexión explícita entre la Revolución Mexicana y la Rusa, un tema frecuente entre los escritos radicales publicados en los Estados Unidos. El narrador nos cuenta que su grupo viajero aunque “vestía ropas de almacén y hablaba lenguas extranjeras”, fue bien recibido en una pequeña villa y que “los bolcheviques eran llamados los zapatistas del este” (12), incluso señala que en algunas partes los campesinos gritaban con familiaridad “Vivan los agraristas, vivan los comunistas” (12). El ensayo concluye con un tono de presentimiento: “Cuando los Carrancistas asesinaron a Zapata, ellos pensaron que el movimiento agrario estaba muerto, pero el fantasma caminará inquietante hasta que la política mexicana sea desestabilizada” (12). El fantasma no podrá descansar hasta que los cambios políticos y sociales sean completados, especialmente hasta que se regrese la tierra a aquellos que la trabajan. En el número de New Masses de octubre de 1927, Dos Passos dedica un poema en prosa a Sacco y Vanzetti, donde revela la ira y la frustración que debió haber sido compartida por mucha gente involucrada en el intento fallido de liberarlos. Dos Passos esperaba, a pesar del fracaso, extraer energía politizante. Frente al poema se encontraba un dibujo de Diego Rivera titulado “Tierra y Libertad”, donde aparece una figura, presumiblemente Zapata, enarbolando una bandera con dicho lema, mientras es rodeado por innumerables revolucionarios. Los conceptos Tierra y Libertad probablemente no eran del todo extraños a los pensamientos anarquistas de Sacco y Vanzetti.

En 1930, el tópico de México y los mexicanos no estuvo del todo ausente en New Masses. En el ejemplar de mayo, se publicó una carta al editor bajo el encabezado “Recolectores mexicanos de algodón”, para poner de manifiesto el interés de los radicales en el país vecino.

Queridos editores:

Escribo para preguntar si el New Masses de marzo fue prohibido en Las Vegas, del mismo modo en que lo fue “El amante de Lady Chatterly”, porque el número dedicado a los desempleados llegó hoy; un número que es necesario para permitir a los trabajadores saber que su dolor no es regional. Permitirá a la gente que piensa que el Este es un campo dorado saber que no están solos. Los hispanoamericanos son usados aquí como los negros en el sur. Una familia de diez vive con cuarenta dólares al mes –sin comer otra cosa que no sean frijoles y chile–, pero no son ellos los más mal pagados. Los mexicanos cruzan la frontera reclutados para recolectar algodón sin pago por hora, apenas cobran dos dólares por día –del amanecer al atardecer– un maldito día interminable del verano bajo un sol de acero a baja altura.

“NOTHING CAN STOP THE U.S.” “Nada detendrá a los Estados Unidos”. Siete millones de llaves inglesas en los trabajos podrían hacer una acción rápida y parar esta lenta caída.

Albuquerque, New Mexico  

DON MCKENZIE

Muchos lectores del New Masses, tales como McKenzie, siguieron la trilogía de Dos Passos como extractos que fueron publicados periódicamente.

México cobró relevancia adicional, porque Dos Passos encontró, mientras viajaba por este país, “otras personas cuyas teorías radicales impactaron al autor y propiciaron su crecimiento político” (Ludington, 342). Donald Pizer expone que la “idea para una larga novela panorámica sobre la vida americana del Siglo XX surgió en Dos Passos durante el invierno de 1926-1927 cuando pasó varios meses en México” y que ahí: “él conoció a Gladwin Bland, un radical de larga estadía en el país, quien le contó la historia de su vida y le suministró mucho del material con el que Mac abre la narración del Paralelo 42 (31).

El carácter predominantemente ficticio en el Paralelo 42 es Fenian O’Hara McCreary, conocido como Mac en el desarrollo de la novela. Como figura desposeída, Mac representa a las víctimas del abuso del capitalismo estadounidense que tanto critica Dos Passos. El primer capítulo muestra a Mac en un vecindario miserable. La madre muere de manera patética, por tanto trabajar y carecer de cuidado médico. La acción se ubica a la vuelta del siglo, cuando el capital estadounidense auspiciado por Porfirio Díaz, explota de manera paralela al pueblo mexicano mediante una jerarquía colonialista bien establecida. Muchos trabajadores mexicanos también mueren en condiciones miserables en las plantaciones henequeneras de Yucatán. El tío de Mac habla sobre las causas que provocan la pobreza extrema: “Es una falla del sistema no entregar al hombre el fruto de su labor... El único hombre que puede tener todos los bienes del capitalismo es un ratero, alguien que será millonario en corto plazo” (38). Hay que señalar que la narrativa tampoco idealiza a la clase trabajadora en algún tipo de espiritualidad unificada o como una entidad políticamente coherente. Esto se refleja cuando la tía de Mac puntualiza algunas consecuencias imprácticas de la organización política: “Te lo dije, Tim O’Hara, ningún bien vendrá de tu trabajo agremiado a esas uniones laborales blasfemas; social-demócratas y caballeros del trabajo que se emborrachan y vagabundean como tú. ¿No te lo dije Tim O’Hara?” (46). Estas palabras bosquejan otra importante mujer que aparecerá más tarde en la vida de Mac. Los caballeros del trabajo (The Knights of labor) fueron activistas bien organizados en el medio-oeste que también aparecieron en el suroeste, especialmente en algunas facciones de las Gorras Blancas en Nuevo México.6

Aunque Mac parece adentrarse en el activismo, sus ideas políticas se nutren mediante lecturas teóricas y las discusiones que sobre socialismo y revolución sostiene con George Hall. Las simpatías y otras convicciones de Mac están con la clase trabajadora de manera natural y por asociación teórica con los textos formales.

Mac desea vivir en solidaridad con su clase y esto se prueba una y otra vez. Se traslada a San Francisco, donde encuentra un trabajo en una imprenta: al poco tiempo conoce a Maisie Spencer, quien gradualmente se convertirá en una fuerza que lo alejará de sus convicciones políticas hacia las demandas y comodidades que ofrece la vida burguesa. Cuando Mac experimenta una crisis personal de clases atrapado en el conflicto representado por su amor a la familia y los ideales políticos, asiste a una lectura de Upton Sinclair sobre el Mercado de Chicago que lo hace salir de su estupor. Es obvio que la mención explícita de Sinclair significa un tributo al escritor radical y a la enorme influencia dejada por el libro The Jungle (La Selva). Aquella experiencia motiva a Mac a unirse a la IWW (asociación radical) que le ordena aceptar un empleo de la organización en Nevada, haciéndonos saber que la IWW lucha en el suroeste, lo mismo que los Knights of Labor (Caballeros del Trabajo), para conseguir cambios radicales e inmediatos encaminados a cambiar las condiciones de trabajo. Mac regresa a Maisie, pero sus intentos de acomodarse en la vida burguesa lo desilusionan. Mientras busca trabajo en la Unión, se entera de la revolución que inicia en México. Al poco tiempo sostiene la última pelea con Maisie por razones de dinero y decide trasladarse al sur. Llega a El Paso y se dirige a Ciudad Juárez; ahí conoce a Ricardo Pérez, un activista que lo espera para ayudarlo a orientarse en el país. Este hombre le cuenta a Mac que ha vivido durante muchos años en Santa Fe y en Brockton, Massachusetts (143). Pérez conduce a Mac a una reunión de la Unión Anarquista en el Salón de Industria y Agricultura. Un letrero capta la atención de Mac: el letrero dice “Viva la Revolución Reivindicante preludio de la Revolución Social” (144). Ya en la calle se detienen para escuchar a un intérprete de corridos y Pérez explica:

“Ellos cantan acerca de la muerte de Madero... Es bueno para la educación de la gente... ellos no pueden leer los periódicos, así que tienen que escuchar las noticias mediante las canciones... fue el embajador estadounidense el que mató a Madero. Madero era un burgués idealista, pero un buen hombre” (144).

El siguiente capítulo inicia con la frase “Los rebeldes tomaron Juárez y Huerta huyó. Los vapores a Europa se llenaron de científicos que viajaban a París y Venustiano Carranza fue presidente de México” (314). Mac se dirige al Distrito Federal por tren. Un explorador petrolero conocido en el “American Bar” le dice:

“¡Mi dios, compañero, usted no sabe que clase de país es éste! ¿Sabe usted qué deberíamos hacer? ¿Sabe qué haríamos si tuviéramos un hombre en la Casa Blanca en vez de un reformista boca de papa fajado de amarillo? Tendríamos un ejército de cientos de miles de hombres que limpiara este lugar para que dejara de ser un infierno y lo convirtiera en un país agradable. Para que ninguno de estos malditos grasientos (greasers) comprara pólvora, habría que dispararles y echarles humo como a las sabandijas, eso es lo que digo. Cada maldito hijo de puta de ellos lleva un Zapata debajo de la piel” (316).

El párrafo del explorador refleja los puntos de vista sobre el petróleo, México y los mexicanos expresados por Nearing en su ensayo ¿Es el petróleo más valioso que la sangre? La idea expresada en este pasaje no es un incidente aislado, actitudes como esa serán reproducidas como discurso público en varias cápsulas de Newsreel y aparecerán en diversos segmentos de Camera Eye.

Mac consigue un contrato como impresor en el Mexican Herald. Vive con una mujer llamada Concha, quien es importante para Mac y la narrativa de variadas formas. Ella es presentada como una mujer independiente, cuya opinión de Zapata revela parte de la fragmentación interna de la Revolución: “cuando él [Mac] hablaba de unirse a Zapata, ella sólo sonreía y decía que los peones eran salvajes ignorantes, aptos sólo para ser conducidos mediante el látigo” (318). Las palabras de ella pueden servir para expresar las diferencias entre una condición urbana y una rural; podrían referirse sólo al impacto que tendría la decisión de Mac en la vida que comparten o podría Concha oponerse verdaderamente a la Revolución que desde su punto de vista no hace nada que no sea empeorar las cosas. Tales palabras subvierten las esperanzas de Mac respecto al cambio social alcanzable mediante la Revolución. Concha no es idealista y su sentido común a veces la lleva al cinismo, como cuando cierra una discusión sobre política con la observación: “Todo hombre pobre es socialista... a como no? Pero cuando enriquece, rápido, todos ustedes, lo llamarán capitalista” (320).

Mediante sus conocidos de los Estados Unidos, Mac asiste a una fiesta donde J. Ward Moorehouse hace una importante aparición. Moorehouse está en México con investidura oficial para obtener información y asegurar contactos para su trabajo dentro de la industria petrolera estadounidense. El lenguaje diplomático del pasaje disimula las intenciones del gobierno estadounidense y las poderosas compañías petroleras que pretenden socavar la autoridad del presidente Venustiano Carranza, particularmente después de haberse negado a negociar el artículo 127 de la Constitución, el cual concede a la nación mexicana el control de sus minerales y subsuelo, la mayor parte del cual estaba bajo explotación extranjera. Dado que el personaje de Moorehouse no tiene un tratamiento especial en la novela; su aparición en México es paralela a la naturaleza misma del trabajo al aparecer “detrás de escena”. Es claro que Dos Passos entiende la retórica del lenguaje diplomático y en tal lenguaje la narrativa revela un ejemplo de los ulteriores motivos de quienes lo manipulan.

Esta es la aparición final de Mac y, tras la aparición de Moorehouse, se intensifican las presiones sobre México: externamente actúan los Estados Unidos e internamente se desata la lucha armada. Una vez que Carranza pierde una importante batalla en Torreón; los hombres de Villa y Zapata avanzan hacia el Distrito Federal y el pánico estalla en la ciudad de México (329).

Linda Wagner considera a Mac como “el prototipo del estadounidense ambicioso, pero incompetente” (85). George Becker insiste que “ nosotros debemos ver a Mac como un radical que lucha complacientemente dentro de la comodidad de la existencia de la clase media” (72). Robert Rosen, quien a través de un estudio sugiere que la trilogía sea leída con altura política, mira a Mac como un Wobbly ineficiente que “de manera impulsiva viaja a México para ver la Revolución... y finaliza como un burgués propietario de un negocio” (89).

Al margen de las tres caracterizaciones críticas de Mac se encuentra su pelea en contra de su asimilación dentro de la clase burguesa. Las experiencias de la re-politización derivadas de la lectura de Upton Sinclair (108) llegan a un momento crítico cuando Mac está a punto de sucumbir a la promesa de la vida tranquila clasemediera con Maisie. Después de reorientar su atención a la causa laboral, trabaja con la IWW en Nevada donde el discurso pro-laborista desarrollado por Bill Haywood le hace olvidar, al menos temporalmente, a Maisie (129ff).

Mac y Maisie son rápidamente atrapados en la movilización ascendente del estilo de vida, incluyendo una deuda crónica y sus ingresos, gastos y la propiedad privada. Mac se devalúa al admitir a sí mismo que “él se ha vendido a todos los hijos de puta” (135). Su nexo remanente en su lealtad con los trabajadores es su oficio y la posibilidad de utilizar este oficio para la “revolución reivindicante” lo conduce a México.

Una vez en México, Mac sucumbe gradualmente a la presión para contentarse con una existencia burguesa que desde varios niveles reduce su deseo de contribuir a la revolución.

El interés de Mac por su misión es gradualmente reducido por la interacción con el explorador petrolero, su amigo Ben y Concha. El primero de estos personajes externa con voces agresivas el punto de vista de los intereses estadounidenses en el petróleo que claramente se oponen a la revolución. Ben Stowell un viejo especulador petrolero, es mesmerizado por Moorehouse (328) y prepara a Mac para aceptar la perspectiva del negociante. Al final, Concha como la persona más íntimamente ligada con él, lo persuade de adquirir algunos muebles de oficina como una inversión a corto plazo, la cual lo conduce a la adquisición de una librería con Ben (326). Desde ese apunte, Mac profundiza en la dinámica del pequeño burgués. El nunca antes había conocido la manipulación del capital y la propiedad y goza la paz de la vida “de un tendero” (328). Como tal, Mac pertenece a la clase que ha sido puesta en la mira de los revolucionarios. Su punto de vista se transforma y cuando Villa y Zapata se aproximan al distrito federal, Mac, que ahora piensa como un tendero, huye con otros de su misma clase a Veracruz.

No existe escena tal de conversión como en otras novelas radicales de los años treinta, en la narrativa de Mac o en cualquier otra parte de la trilogía. Posiblemente los lectores hubieran encontrado más heroico presenciar la unión de Mac a los zapatistas. Debemos recordarnos que el optimismo de Dos Passos, tan distante como concierne a las promesas de la justicia social, siempre era volátil antes de que se embarcara en el proyecto de escribir esta novela provocada por la ejecución de Sacco y Vanzetti. En su revisión de Paralelo 42, Upton Sinclair reconoció que Dos Passos tenía una mente clara y que conocía el movimiento revolucionario (18). Por hablar extensamente de la caída de Mac al no ser héroe ni emprender acciones revolucionarias, los críticos como Wagner, Becker y Rosen pasan de largo el poder del capital para ganar adeptos y satanizar a sus oponentes a través de campañas que apaciguan y persuaden de manera más efectiva que cualquier discurso.

Notas

1 Gunn menciona que Dos Passos tradujo una novela de Manuel M. Arce (Metrópolis) en 1929 y que escribió los subtítulos en Inglés para la película Redes de Emilio Gómez Muriel en 1935. (93)

2 Rideout apunta que “un brillante, joven marxista y activista me mostró hace algunos años que hay más marxismo en la trilogía U.S.A., especialmente en Nineteen-Nineteen, que la que yo había observado, aunque sigo creyendo que Veblen influenció el pensamiento del autor.” (x)

3 Ver especialmente a Becker para interpretar por qué Dos Passos fue hecho sentirse como “totalmente extranjero” (5).

4 La frase y la oración aparecen en U.S.A. que sirve como prefacio para cada una de las tres novelas.

5 Ver Robert Freeman Smith

6 Ver Rosenbaum.

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Maestro de la Universidad del Verbo Encarnado en San Antonio, Texas. Asistió a los primeros encuentros de Letras en el Borde. Presentó este trabajo en el 2000, durante la tercera emisión del Encuentro de Literatura Fronteriza: Letras en el Borde celebrado en la Casa de Cultura de Nuevo Laredo y en la Texas A&M International University.