Mucho se ha hablado estos días de la independencia del Zulia por los atributos de su gente y las bondades de su tierra. Lo cierto es que en Venezuela siempre ha existido crisis en su unión y nuestro estado es una piedra en el zapato
Desechada la Gran Colombia, las provincias fueron forzadas a confluir según la división política de 1777, resultando tan desarticuladas que a futuro conjuraron las guerras civiles y movimientos de autonomías regionales. Para quienes
piensan que el Zulia era el único que pensaba en su separación, entidades como Guayana y Coro sentían la necesidad de ser otras diferente a la representación proveniente de Caracas; incluso, se presume de intenciones separatistas de los generales Piar y Bermúdez.
Historiadores establecen que aún no existiendo clase dominante de ámbito nacional, las grandes plantaciones de la región central crean la oligarquía caraqueña, quienes logran reunir en una nación a las provincias dispersas y a sus representantes para iniciar la independencia de España. Sin embargo, familias de cada rincón del país generarán las oligarquías regionales con pretensiones proteccionistas de sus propios intereses. Gran ejemplo de este proceso y la desconfianza de las provincias hacía el poder de Caracas, es la que se desprende de la Constitución de Venezuela
de 1811, donde se distingue a "una nación bajo el sistema de confederación y que cada provincia conservara su soberanía, libertad e independencia". Igualmente se puede leer en la declaración de independencia de la Provincia de Maracaibo que lo hace nada menos que en el año 1821, en contra del gobierno español, manifestando que se une con los vínculos del pacto social a todos los pueblos vecinos y continentales bajo la denominación de la República de Colombia
Luego de 1830, muchos personajes de la historia fuerzan la integración de la incipiente república a través de diferentes destacando entre ellos el general Guzmán Blanco, quien realiza cambios en las divisiones político territoriales quitando y sumando, y que para el Zulia no es grato recordarlo. Por sus actos oscuros y centralizadores del poder, este personaje no había sido premiado para que sus restos fueran llevados al Panteón
Nacional ,hasta que el nuevo concentrador del poder le otorgó dicho reconocimiento. Los cambios bruscos pueden ser traumáticos, pero iniciar las solicitudes para que se nos reconozca nuestra independencia federal, es decir, tributaria, electoral, judicial, de administración de puertos, aeropuertos, debe reiniciarse no sólo para rescatar lo perdido, sino para obtener la verdadera independencia de una provincia que no quiere depender de un poder
central.
Recuerda que en la participación de todos estará la
diferencia
La Verdad. 23 de noviembre de 2004