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UNA REVISION DEL CASO DEL 7 DE JULIO DE 1958, EN URUGUAY

A 41 años de los acontecimientos del 7 de julio de 1958, el estudio científicos de los plasmas iónicos en la atmósfera, así como de la incidencia de las tormentas solares y sus efectos electromagnéticos, permitieron explicar cabalmente lo sucedido, y en particular un suceso del cual fue testigo una familia, algunos de cuyos integrantes fueron física y psíquicamente afectados.

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El 7 de Julio de 1958 fue un día muy especial en la zona Sur de la República Oriental del Uruguay.

El cielo estaba totalmente cubierto con nubes bajas de tormenta (cúmulus nimbus).

Todo comenzó aproximadamente a la hora 14:30 cuando una persona radicada en la localidad de Pan de Azúcar, Departamento de Maldonado, declaró que la poblacion pudo escuchar "un sonido semejante al que producen los barrenos en las canteras", o sea, un estruendo asociado a una explosión.

A esa misma hora, personas que estaban presenciando el aterrizaje de un avión de Air France en el Aeropuerto Internacional de Carrasco (Departamento de Canelones), divisaron un resplandor móvil entre las nubes, desplazandose en sentido opuesto al del avion y pudieron escuchar un sonido de trueno semejante al percibido en la localidad de Pan de Azúcar.

Todo se calmó hasta aproximadamente la hora 20, cuando en todo el Sur del país se dieron observaciones casi simultáneas de fenómenos que fueron vistos con una luminosidad rojizo-amarillenta, en forma de bola, o "pelota", que se desplazaban por entre las nubes, iluminando intensamente hasta un radio de 60 kilómetros, trasladándose en direcciones divergentes.

Una ubicación sobre un mapa de las diversas observaciones, demostró que los fenómenos se vieron entre las capas de nubes en los Departamentos de Rocha, Maldonado, Lavalleja, Canelones, Montevideo, San Jose, y Soriano, tratándose de tres, que partieron de un punto central ubicado sobre el Río de la Plata.

A la hora 20:18 aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Carrasco un avión de la compania Iberia, y su tripulación solicitó hablar con el Gerente de la empresa para denunciar haber visto un "fenómeno raro" que iluminó el cielo entre las nubes, cuando estaban efectuando su maniobra de descenso.

Un caso aparte lo constituyó la peripecia sufrida por la familia Barrios, a la altura de Solís de Mataojo, Departamento de Lavalleja, aproximadamente a la hora 21. Allí el Sr. Sabino Barrios, había detenido su vehiculo en una loma de la carretera, para merendar. De pronto, toda el area se inundó de una luz blanco-azulada imponente, que llevó al niño de la familia a decir "Papá, amaneció de golpe". Acto seguido apoyó su cabeza sobre el respaldo del asiento delantero, y no cambió de posición hasta llegar a su casa.

Entre tanto, el Sr. Barrios intentó poner su vehículo en marcha aprovechando la bajada del terreno, ya que no había podido encender el motor. Fue en esas instancias cuando observó que algo se aproximaba a su izquierda, sobre un campo aledaño a la carretera.

Barrios describió aquello como huso, el que más de cerca pudo apreciar como un anillo aplanado de luz blanco-azulada, con un centro oscuro en la parte de abajo, de un tamaño aparente varias veces el de la Luna, ubicado a unos 200 a 300 metros de distancia, y a poca altura sobre la horizontal.

Mientras empujaba su automóvil, el Sr. Barrios recibía toda la luz irradiada por el fenómeno, de su lado izquierdo. Asimismo sintió calor y cierta picazón en el cuerpo, segun manifestó.

Su hijo, dentro del automovil, también estaba sentado del lado izquierdo.

Mientras intentaba poner en marcha su vehículo, su suegra y su esposa que estaban dentro del mismo, vieron como el fenómeno se trasladó a distancia pero delante del automóvil, desprendiéndose entonces lentamente del centro oscuro, una descarga con forma de gota de color rojo que se fue haciendo paulatinamente más grande en su extremo inferior, hasta que sin sonido, estalló, y todo quedó a oscuras, como era propio de la hora.

Finalmente, el vehículo arrancó y pudieron llegar a su hogar en Montevideo. Cuando entró el coche al garaje, pudo apreciar que sobre el techo se notaban como unos filamentos muy finos que el Sr. Barrios comparó a lana de vidrio, y unas motitas semejantes en su tamaño a granos de café, todos ellos fosforescentes.

El Sr. Barrios y su hijo sufrieron algunas consecuencias por haber sido los más expuestos a la influencia ejercida por el fenómeno.

El testigo principal tuvo una lesión en su vista izquierda que un oculista no pudo explicar y por un tiempo debió usar lentes. Asimismo quedó muy nervioso por un tiempo, teniendo malestares estomacales. A la altura de la cintura se le formó una zona en que la piel estaba enrojecida del lado izquierdo, y alli leaparecio una erupción cutanea. Vio médico quien le recetó estreptomicina y una pomada tópica en base a sulfatiazol. La afección le duró aproximadamente un mes.

También –según el Sr. Barrios—se le había afectado la mucosa de la lengua y el paladar del lado izquierdo. Textualmente dijo "se me habían pelado la lengua y el paladar".

El nino sufrio una serie de trastornos de tipo psicosomático, todos provocados por nervios debido al gran impacto que le causó la extraña situación.

En su investigación, el C.I.O.V.I. tuvo acceso a los registros médicos del Sr. Barrios, constatando la veracidad de sus declaraciones.

Desde hace una década –1989—se han estado efectuando experimentos con magnetohidrodinámica y se han ido conociendo mucho más acerca de las características de fenómenos atmosféricos antes no conocidos o estudiados por la ciencia.

En base a los conocimientos que se poseían en 1958, el C.I.O.V.I. clasificó este caso –especialmente la situación vivida por la familia Barrios—como derivado de la presencia de un Objeto Volador No Identificado.

Hoy puede afirmarse sin temor a error, que las condiciones meteorológicas reinantes determinaron las descargas electricas que cientos de personas pudieron ver –algunas de ellas acompañadas de truenos— y muy particularmente el fenómeno de plasma iónico que diera lugar a la especial peripecia en Solis de Mataojo.

Precisamente el año1958 se caracterizó como uno de los más activos en cuanto a manchas solares, y el mes de julio fue uno de los momentos en que la Tierra estuvo sometida a un considerable bombardeo de las partículas procedentes del Sol.

En tal sentido, merecen citarse "The distribution in Heliographic Longitude of flares wich produce energetic Solar particles", un estudio efectuado por Donald E. Guss, perteneciente al Goddard Space Flight Center de la NASA, en 1964, el cual establece en uno de sus párrafos: "De los 26 acontecimientos de partículas más grandes durante el último ciclo solar, solamente dos, los acontecimientos del 31 de Agosto de 1956 y del 7 de Julio de 1958, resultaron de estallidos en este intervalo de 160 grados".

Por su parte, Thomas A. Cragg, científico perteneciente a los Observatorios astronómicos del Monte Wilson y Monte Palomar, a la Institución Carnegie de Washington, y al Instituto de Tecnología de California, en su trabajo titulado "Solar Activity in 1958" señala que:

"El número total de manchas solares observado en 1958 fue de 910,la mayor cifra que jamás se haya observado aquí en un año")pág.212.

En el mismo trabajo, Cragg coloca algunas Tablas. Por ejemplo en la Tabla I, página 213, se establece que la cantidad promedio de grupos de manchas solares observadas diariamente desde el Monte Wilson fueron para Julio de 1958, de 13,8.

Asimismo en la Tabla II, (página 214) Cragg presente a los grupos más grandes de manchas solares de 1958, y el valor que corresponde para Julio de ese año es de 26,1.

La Agencia Australiana de Meteorología Espacial (The Australian Space Weather Agency) en su estudio titulado El Sol y la Actividad Solar, subtitulado Grandes Números Mensuales de Manchas Solares, establece que en el Ciclo solar 19, para el mes de Julio de 1958 se registraron 191,4 manchas solares en el hemisferio Sur.

Como lo establece el Sunspot Index Data Center de Bruselas, Bélgica, que dirige Ronald Van der Linden, "La cifra de manchas solares refleja la actividad magnética del Sol, que tiene un gran impacto en la magnetósfera de la Tierra y es responsable por ejemplo de tormentas magnéticas, y luces polares".

Ciertas corrientes en forma de anillo se crean en la magnetósfera debido a la interaccion de ondas de partículas ionizadas procedentes del Sol y del campo geomagnético de la Tierra.

Una gran cantidad de esas corrientes en forma de anillo, a menudo se combinan en enormes campos con forma de huso, pero también pueden separarse y aparecer con formas ovales o como pequeñaas bolas luminosas.

Por otro lado, una propiedad hidromagnética comúnmente observada en el plasma, es la tendencia a formar espontáneamente filamentos.

Y por supuesto, la presencia de una de estas formaciones en la atmósfera determinara que la corriente eléctrica se detenga, afectando máquinas e instrumental.

Pero obviamente tambien tiene efectos sobre las personas, si éstas están suficientemente próximas al fenómeno.

La investigacion de los OVNI seriamente realizada, requiere estas actualizaciones y revisiones, toda vez que ellas son posibles.

Lic. Milton W. Hourcade

7 de Julio de 1999

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