Liga de Campeones: FC Barcelona - AC Fiorentina   4 - 2 Goles: 1-0. M.7. Figo, tras sortear a cuatro defensas remata por bajo ajustado al palo. 2-0. M.10. Centro de Figo, Luis Enrique para con el pecho, recorta y empalma raso. 2-1. M.50. Falta que ejecuta Batistuta. El balón roza en Amoroso y supera a Hesp. 3-1. M.67. Penalti a Figo que ejecuta Rivaldo por bajo junto al palo. 4-1. M.70. Rivaldo hace una preciosa pared con Luis Enrique, se interna y marca. 4-2. M.78. Chiesa aprovecha un balón en profundidad y marca. Árbitro: Kim Nielsen (Dinamarca). Mostró tarjeta amarilla a Mijatovic y Paladino. Camp Nou. 85.000 espectadores. BARCELONA (4): Hesp; Ronald de Boer, Reiziger, Bogarde, Sergi; Luis Enrique, Guardiola (Xavi, m.79), Cocu (Zenden. m.75); Figo, Kluivert (Dani, m.60) y Rivaldo. FIORENTINA (2): Toldo; Repka, Padalino, Pierini; Di Livio, Amoroso (Chiesa, m.55), Cois, Heinrich; Rui Costa; Batistuta (Amor, m.76) y Mijatovic (Balbo, m.86). [23SEP99] Dos largos años ha tenido que esperar Van Gaal para ver el Camp Nou rendido al fútbol del Barça. Lo logró ayer con la victoria (4-2) ante la Fiorentina, en su reencuentro con la Liga de Campeones, en un partido lleno de intensidad, ritmo, coraje y muchos minutos de juego vibrante. Tras dos años de decepciones en el torneo europeo, la afición saboreó anoche la transformación de su equipo en Europa, más motivado, mejor puesto en el campo y con mucha más predisposición a exprimir al fin su talento. Hubo fútbol y del bueno. Con muchos goles y la ambición incontenible de un equipo que quiere volver a estar entre los grandes. La actitud del Barça fue la de un conjunto con una cuenta pendiente que saldar. Es un estímulo adicional para unos jugadores de una inmensa calidad y con hambre de títulos. Su furiosa salida, con 15 minutos de un fútbol pletórico, insinuaron lo que puede ser capaz de hacer este año en Europa. Con mucha velocidad en el desplazamiento del balón, rápidamente derrumbó la resistencia de la Fiorentina, que había saltado al campo con voluntad de especular. Pero no fue cuestión del planteamiento de Trapattoni. Lo que desequilibró de entrada fue la motivación a la que se agarró un Barça indómito, determinado a no caer este año y a imponer su calidad en el torneo. El partido lo descosió Figo con una jugada magistral. Llamado a ser el mejor extremo del continente, el portugués tomó la acción más vertical, con un doble regate sobre Rui Costa y Repka, para batir a Toldo con un disparo durísimo. Llena de potencia, genio y habilidad, la jugada resumió las intenciones del Barça. No hubo respiro desde el inicio. La presión sobre el balón, la máxima concentración de los jugadores y una rabia desconocida estaban borrando a la Fiore . Fue Luis Enrique quien se encargó de engrandecer la fiesta, con otro gol soberbio y reinvindicativo. Un trallazo desde el pico del área tras un regate sensacional a Repka. Bajón físico tras el derroche Con el 2-0, el Barça se sintió en las nubes, pletórico y realizado. Era difícil mantener ese trepidante ritmo en los 90 minutos, pero el juego del Barça siguió ofreciendo relámpagos de enorme calidad. Destacaba la frialdad de Bogarde para controlar a Batistuta, el temple de Guardiola para marcar los tiempos del partido, el sacrificio de Cocu, las ganas de Rivaldo, el coraje de Luis Enrique (¡qué injusta su postergación!) y un Figo deslumbrante, que se echó el equipo a sus espaldas. El Barça pudo masacrar a los italianos, pero Toldo, un soberbio portero, lo evitó. Para certificar su superioridad, basta decir que Hesp sólo había tenido que intervenir decisivamente en un remate de Rui Costa (m. 42). Van Gaal tuvo así el primer partido cómodo en Europa desde que llegó al banquillo del Camp Nou. Sumaba dos triunfos en seis encuentros, un triste bagaje para tantas ilusiones. Ayer se reencontró con el equipo que la afición quiere ver, pero traicionando algunas de sus premisas. Extrañó ver en el banquillo a Frank de Boer, el jugador por el que tanto suspiró, relegado por un Bogarde superior en el marcaje pero con mucho peor manejo del balón. Aun así, el Barça se gustó. Y encandiló a la afición con su actitud, siempre con vocación de riesgo en el ataque. Un gol de falta directa de Batistuta, con desvío de Amoroso, pudo empañar la noche, pero la ansiedad del Barça en busca del gol se mantuvo de principio a fin, sin importarle los espacios que dejaba en torno a Hesp. Otros dos goles de Rivaldo le aseguraron la victoria, dejaron en anécdota otro gol al contragolpe de Chiesa y reafirmaron el carácter ofensivo del equipo, que por vez primera ofrece fundamentos para hacerse respetar. Tras los descalabros de años anteriores ante el Dinamo de Kiev y Bayern de Múnich, el triunfo ante la Fiorentina representa más que tres puntos y dinero. Fue un ejercicio de autoestima y convicción, indispensables para seguir con dignidad en Europa. Gracias a: El Periódico y El País Trademark y Copyright © BarçaMania 1998-1999. Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción, duplicación o distribución sin el consentimiento escrito expresado de BarçaMania es terminantemente prohibido. [Diseño Gráfico por Pulze Communications © 1999]