| FC Barcelona - Real Betis Balonpié |
 4 - 1
Goles:
0-1. M. 37. Karhan, a cesión de Alexis, transforma un libre indirectopor una cesión de Frank de Boer a Hesp.
1-1. M.43. Disparo de Rivaldo desde fuera del área que Prats no atrapa y
Dani remacha.
2-1. M. 45. Finidi no acierta a cortar un balón por la izquierda, habilita a
Sergi, y el centro del lateral lo remata Dani en el segundo palo.
3-1. M.49. Guardiola saca un libre indirecto y Luis Enrique cabecea a la
red.
4-1. M. 50. Luis Enrique pugna por una pelota en una larga jugada, toca
para Dani, y el ariete cabecea a la red.
Árbitro: A. Asurmendi. Expulsó a Luis Fernández (m. 48) por doble
amonestación y mostró la tarjeta amarilla a Finidi.
Unos 70.000 espectadores en el Camp Nou.
BARCELONA (4): Hesp; Reiziger, F. de Boer, Abelardo, Sergi (Bogarde,
m.46); Luis Enrique (Litmanen, m.61), Guardiola, Zenden; Simao, Dani y
Rivaldo (Cocú, m.56).
BETIS (1): Prats; Otero, Bornes, Filipescu, Luis Fernández; Finidi, Alexis
(Cañas, m.67), Karhan, Denilson (Romero, m.67); Alfonso; y Oli.
[26SEP99]Dani ya es Dani. A secas. Sin acompañamiento. Dani no es el segundo de
nadie. Ni de Kluivert ni de quien sea. Ayer, su instinto, su oportunismo, sus
ganas de ser Dani a secas permitieron que el Barça se librara de una mala
noche. Marcó tres goles pero, sobre todo, lo hizo cuando el equipo más lo
necesitaba. Gracias a él, el Barça volvió al buen camino después de andar por
la cuerda floja y Van Gaal dio rienda suelta a las rotaciones.
La noche se cerró con otra sonrisa de oreja a oreja. Antes, el Camp Nou
pasó un mal rato. El Betis se encontró con un rival atontado, adormilado, y sin
darse cuenta le puso el partido cuesta arriba. Todo tenía muy mala pinta. Hasta
que apareció Dani. Dio la vuelta al marcador en un abrir y cerrar de ojos, y así
el Barça pudo rescatar su buena imagen.
Sin la música y la fanfarria de la Liga de Campeones, al Barça se le esfumó
el entusiasmo. Parecía otro. Era otro. Y no por una simple cuestión de nombres
(Abelardo, Frank de Boer, Zenden, Dani y Simao entraron por Bogarde, Ronald
de Boer, Cocu, Kluivert y Figo), no. El cambio de imagen tenía que ver con algo
más profundo. Nada nuevo. Este desdoblamiento forma parte de la identidad del
equipo. Así lo han parido y no será fácil desprenderse de este inconveniente.
Tras la borrachera europea llegó un resacón de padre y muy señor mío. El
Barça tenía la cabeza como un bombo, incapaz de digerir el festín que se había
pegado ante la Fiorentina. El empacho de elogios provocó un fútbol pesado,
lejos las bases sobre las que había cimentado el triunfo del miércoles. Para
empezar, el balón no corría. O lo hacía en horizontal y muy lento. No había
profundidad en ataque, pese a las escaramuzas de Simao, y la defensa dio
muestras de estar hecha un flan, con un Sergi muy irregular y con el eje
Frank-Abelardo muy torpe con el balón. Total, que las primeras ocasiones
claras fueron para el Betis. El mundo al revés.
El partido tenía mal aspecto. Un terrible tostón que hizo que al público se le
agotara la paciencia. Increíble, pero así es el Camp Nou. A la media hora,
silbidos. Muy poco margen para el crédito que el equipo se había ganado el
miércoles. Y, entonces, llegó lo peor. Hesp, que no es el que era, sucumbió a
su palpable nerviosismo al recoger una cesión con la mano y provocar un libre
indirecto. La falta, que Karhan transformó a placer, retrató la mala organización
general. No se podía seguir así. El Barça se había caído del pedestal con una
inquietante facilidad.
Dos minutos clave
Y, así, temerosos de recibir otro golpe bajo como en Vitoria, llegó la
reacción. Necesitaron rodar por el suelo para levantarse con furia. Y lo hicieron
de la mano de un hombre que, definitivamente, se ha rebelado contra el destino
que entre todos le habían escrito. Dani ha dejado de ser el suplente de Kluivert.
Guardiola recuperó un balón, Rivaldo lanzó uno de sus chutazos y a Prats se le
escapó el balón ante el peor enemigo. Dani abrió el camino y ya no se movió de
ahí. Se quedó un par de minutos para meter otro pie salvador. Lo justo para
liberar al Barça de un mal día, justo antes del descanso.
El Betis lo había perdido todo en dos minutos. No había merecido mucho
más que ese gol y, poco a poco, se fue deshinchando como se desinflan las
bicicletas de Denilson. Cada vez queda menos de su genio.
En cambio, hay genios que nunca desfallecen. Son otra clase de genios. A
Luis Enrique siempre le queda algo dentro. Anoche, volvió a aparecer en el
momento preciso. Guardiola lanzó una falta a la olla y, ahí dentro, su cabeza
tiene un imán.
El Betis se había quedado con 10 por la expulsión de Luis Fernández, pero
tampoco con 11 habría podido parar a los azulgranas. A él y a Dani, otra vez.
Luis Enrique luchó por un balón y, claro, se lo llevó para que Dani viviera su
gran noche. El Barça ha descubierto otro tesoro. Con todo a favor, Van Gaal
hizo rotaciones pensando en el Arsenal. Hasta con Rivaldo. Pero todo ya
estaba decidido.
Gracias a: El Periódico y El País
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