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Carole Joseph en
Ciudad de México para la revista People en español:
El actor mexicano revela las razones de por qué estuvo dos años enemistado
con la prensa, y cómo esto afectó su vida
Al toparse con sus más de seis pies de altura, su escultural figura y una
sonrisa que corta la respiración, es fácil entender por qué su llegada al
lujoso hotel Camino Real de México provoca los suspiros de más de una
señorita y los celos de algún que otro caballero. En su trayecto desde su
auto gris a juego con su elegante traje de Hugo Boss, hasta la suite del
hotel donde le esperan maquilladores y estilistas para la sesión
fotográfica, Fernando Colunga se para a firmar autógrafos, a saludar a los
botones del hotel y a hacerse fotos con quien se lo pida. “El tener cerca a
la gente y compartir con ellos te llena más como ser humano”, dice con
humildad. Por eso no es de extrañar que al probarse uno de los pantalones y
ver que le queda corto, responda algo así como: “¡No pasa nada, hay
soluciones para todo!”.
Y si no las hay, que no cunda el pánico porque Colunga se encarga de
encontrarlas. Abrirse camino por sí sólo y perseguir sus sueños hasta debajo
de las piedras es algo que lleva haciendo durante sus quince años de carrera
como actor. La recompensa ha merecido la pena y en la actualidad es el
protagonista de Amor real, una de las telenovelas de mayor
presupuesto en la historia de Televisa, donde comparte besos y cachetadas
con Adela Noriega. “Tiene algo muy bonito, es un actor que cuida a su
compañera”, dice la escurridiza actriz mexicana. “En las escenas románticas
donde se tiene que ver alguna parte del cuerpo, lo platicamos y él me dijo:
‘Yo te voy a cuidar’ ”.
Parece ser que sus inicios como doble de escenas de acción y alto
riesgo en telenovelas como Dulce desafío, con Eduardo Yáñez, no
lograron acabar con su lado más tierno y sensible. “Es una persona que si
está en sus manos ayudarte en algo, lo va a hacer”, comenta la actriz
Chantal Andere, quien también participa en Amor real. “He oído
comentarios de que él es inaccesible por ser galán de telenovelas, pero
eso no es cierto, es un extraordinario compañero”.
Los rumores sobre su supuesta altanería y aires de grandeza surgen cuando
Colunga, de 37 años y protagonista de más de diez telenovelas, decide
cortar por lo sano, a finales de los noventa, sus lazos con la prensa sin
conceder entrevista alguna por dos años, harto del acoso y la persecución
constante de los paparazzi. “Se me presionó para que hablara de mi vida
privada y al no hacerlo se me atacó diciendo que mi vida no caminaba bien
o que me habían visto con equis persona”, explica Colunga gesticulando con
sus grandes manos. “Fue como decirme: ‘Si tú no cooperas con el escándalo,
vamos a tratar de destruirte’ ”, concluye este amante de deportes como el
motociclismo y el boxeo.
En vez de sacar los puños, el protagonista de populares series como La
usurpadora y Esmeralda, se centró en lo que más le importaba,
entregarse en cuerpo y alma al trabajo, y hoy en día reconoce haber
llegado a un feliz término medio con los medios de comunicación. Eso sí,
tiene muy claro que, aunque jamás se ocultará de nada ni de nadie, con
quien salga o entre es un asunto que sólo le incumbe a él. “Cuando estoy con alguien yo no me ando escondiendo, voy al cine y hago
mi vida totalmente normal porque esta carrera es para gozarla, no para
pelear”, dice Colunga refiriéndose a su sonado romance con Thalía, su
compañera de reparto en María la del Barrio. Sin embargo, reconoce
que mezclar trabajo con sentimientos no suele salir bien. “Mi experiencia
no fue buena porque la relación se revolvió con el trabajo y el trabajo se
revolvió con la pareja”, comenta algo triste. Aún así, Colunga afirma
tener un gran respeto y admiración por la actual señora de Tommy Mottola.
“Tiene una estrella dentro de sí”, agrega. “Pasé muy buen tiempo [con
ella] y tengo muy buenos recuerdos”.
Lo que se negó a compartir con la prensa nunca fue un secreto para sus
padres. Hijo único de Fernando, ingeniero, y Margarita, ama de casa, de
quienes prefiere no confesar la edad, Colunga acaparó todo el amor de sus
progenitores, a quienes considera sus mejores amigos. Los admira
profundamente por haber sabido encauzar su educación a pesar de haberle
tenido siendo adolescentes. “Tuvieron la valentía de afrontar una
situación así cuando apenas tenían 17 años y la capacidad de darme unos
buenos valores”, dice. Como agradecimiento, el actor de ojos negros que
van a la perfección con su cabello azabache, compró una casa más grande en
la que vive con ellos. “Cada uno respeta su mundo, yo el de ellos y ellos
el mío. ¿Con quién puedo gastar el tiempo mejor que con quien me quiere?”,
se pregunta el actor.
Antes de ver cumplida la ilusión de comprar esta casa de ensueño a sus
padres, el galán se dedicó de lleno a un negocio de compra y venta de
piezas de automóviles que mantuvo abierto hasta hace cinco años. Sin
embargo, su coqueteo con la pantalla chica durante sus intervenciones como
doble le atrajo tanto, que decidió matricularse en el Centro de Educación
Artística (CEA), de Televisa.
Allí, ni su físico despampanante, ni su calidad como actor pasaron
inadvertidas para la reconocida productora Carla Estrada, quien
rápidamente le ofreció un papel en la telenovela Más allá del puente.
Luego siguieron Marimar, Alondra y Esmeralda, entre
otras, conquistando a un ejército de fans. “Fernando es una persona
sumamente estudiosa y entregada como profesional, exigente consigo mismo”,
opina Estrada. “No toma y siempre está en sus cinco sentidos”, añade.
Perder el control de su vida es algo que no soportaría. Por eso Colunga no
sólo es enemigo de las drogas y la bebida, sino que se considera un
deportista asiduo al squash y la bicicleta. “Voy al gimnasio porque
te libera de muchas tensiones”, sigue el actor, quien tiene un cuerpo que
lo envidiaría cualquier fisiculturista. “Creo que mantenerse bien para el
público es una obligación de todo protagonista”. Sus fans parecen estar de
acuerdo, entre ellas la también conocida actriz mexicana Ana Martín.
“Ahorita es un símbolo sexual, está guapísimo”, dice Martín, quien
interpreta a su madre en Amor real.
Después de recibir tanto halago y piropo, a los que responde con su
sensual sonrisa, Colunga también aclara que su interés por lucir bien y
estar saludable no significa que sea un esclavo de los espejos. “Llevo una
alimentación balanceada, pero si un día se me antoja una pizza o lo que
sea, me lo como”, bromea. “No vivo amarrado a mi cuerpo. En esta vida
estamos para darnos gustos, así que me puedes invitar a comer…”.
Disfrutar de las cosas sencillas y los pequeños placeres de cada día es
algo a lo que no piensa renunciar nunca, a pesar de lo difícil que a veces
se lo pone una profesión como la suya. “He tenido la fortuna de convivir
con mucha gente y ver cómo la fama los ha dejado aislados”, profundiza
Colunga. “Los vuelve seres que aún teniendo lo que cualquier ser humano
quisiera, están solos en un cuarto de hotel”. Si ése es el precio que
tiene que pagar por ser rico y famoso, él no está dispuesto a abrir su
billetera. “Si tú te compras el pastel más delicioso que exista, pero te
lo comes solo, al final te enfermas”, continúa el actor. “Si lo compartes,
te sabe mejor”.
Lo cierto es que, a pesar de su fama, no se ha aislado de sus amistades y
asegura que cuenta con un entrañable grupo, en el que se encuentra el
actor venezolano Miguel de León. “Es un excelente amigo”, dice el ex de
Gaby Spanic. “Siempre está dispuesto a darte un consejo. Él fue quien me
ayudó a manejarme en este país tan distinto [México] y tratar de
adaptarme”.
A lo que Colunga parece
estar totalmente adaptado es a su soltería y, aunque no quiere soltar
prenda sobre lo que acontece en su vida personal, al menos sí reveló su
gran anhelo por encontrar a su pareja muy pronto. "Tengo la ilusión de, no
muy lejanamente, casarme y tener hijos" dice Colunga con voz suave y algo
reflexiva. "El día que lo haga lo voy a compartir porque se lo debo al
publico y sé que va a ser bueno". Seguro que candidatas no le faltan. Para
las que quieran saber con detalle como es de romántico este galán así es
como se define él mismo cuando esta perdidamente enamorado. "Me gusta
gastar el tiempo con la persona que quiero, me gusta querer y que me
quieran, dar y recibir. Pero no tengo un método, no creo en cuadernillos
ni fórmulas de 'voy a portarme así' ".
Mientras llega la famosa
flecha de Cupido al corazón (si es que no le ha llegado ya), Colunga
se dedica a poner en marcha sus nuevos y más jugosos proyectos de trabajo
que incluyen el incursionar algún día en la pantalla grande, comenzar la
obra de teatro Trampa de Muerte junto a su amigo y compañero César
Évora, y un viaje a Europa para tomar un curso de actuación. "Mi objetivo
es tener contento al público y hacer un trabajo con el corazón y entrega".
Solo queda decir que quien la sigue la consigue. |