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   Calaveras y otros monstruos políticos

En 1712, Alexis, hijo del Zar Pedro "el Grande", viajó hacia Dresden, en donde contraería nupcias con una princesa alemana. Después del protocolo habitual, su majestad Alexis se retiró a sus habitaciones.

Al día siguiente, el "valet de chambre" (mozo de alcoba) se percató que el zarevich se había defecado en un rincón de la alcoba y, al ser el responsable de su aseo personal, tomó las cortinas de seda para limpiar su parte posterior. En términos parcos, se zurró en el cuarto y se limpió el rabo con las cortinas.

Un comportamiento así es concebible sólo si se tratara de algún personaje como el primogénito del Gran Pedro, un niño educado con cucharas de oro. Pasa por la cabeza que probablemente a su majestad no se le habían inculcado los más comunes hábitos, o bien, quiso ser particularmente claro con respecto a su opinión acerca de Alemania o de la princesa en cuestión.

En fin, la cuestión de tener una actitud correcta o políticamente correcta es lo que atañe a mi columna de este mes.

En noviembre esperaremos que los difuntos nos distraigan del auténtico horror de la ingobernabilidad que se vive en el país, así que ojo con la breve descripción de monstruos que se incluye a continuación para identificarlos y poder darles caza.

Así como fue inconcebible que el hijo del Zar se defecara en una alcoba del palacio de Dresden, es igualmente inconcebible la actitud de la bancada perredista en el Palacio Legislativo. Como cafres borrachos entraron a empujones, a poner una manta -amarilla, claro está- sobre la mesa del Presidente de Debates, exclamando que no iban a aceptar las reformas al 122.

Las alianzas son históricas y no necesariamente favorables, pero no es posible es que esta piara de expriístas se atrevan a desafiar las leyes, como chanchos en matadero, cada vez que las cosas no salgan a su antojo. Durante todo este penoso y asqueroso proceso, probablemente lo que realmente más molestó y lastimó fue ver a un político como Pablo Gómez caer en lo mismo que su bochornoso partido: en la guarrería, en el empujón, en el grito y el manotazo. Acaso por la época podríamos pensar que se encuentra poseído, pero mientras no se agarre sus partes, frotándose con frenesí sobre la curul o vomite sopa de chícharos sobre el jefe Diego, no nos queda más que aceptar lo penoso de su perredista condición.

¿Y qué decir de la diputada Padierna? Con la estatura moral de una prostituta de trailero, llegó a empujar a Manlio Fabio Beltrones para después sentarse en su silla. ¡Pero qué auténtica poca madre! La "Bejarana" se sentó y no había cómo moverla. Se debería de esconder de los medios, o por lo menos ponerse una mascara del "Santo". ¿No se le cae la cara de vergüenza después de que agarraron "infraganti" al ratero de su marido? ¿O será que se pitorrea de lo que pasa mientras juega parque liga o ligazo patada o manazo, y sabemos que ni siquiera tiene que comprar las ligas?

Pero la malévola liliputiense empuja, vocifera y milita. Todo sea por el pueblo de México. Y también por el pueblo de México debe haber recibido dinero de las prostitutas cuando era delegada de la Cuauhtémoc. A cambio de una corta feria las protegía, cual padrote de Garibaldi.

Señores legisladores de la bancada Perredista: son ustedes miembros del Congreso, no son un atajo de sirvientas y camioneros alcoholizados. Les exigimos dignidad y respeto.

Volviendo a los espantos, recordemos que Ponce ya está preso. ¿Qué irá a decir, a quién irá a implicar como parte del compló? Para librarnos de dudas habría que revisarle la cabezota para ver si no tiene los tres 6 de Damián, el hijo del chamuco. Claro que entonces el aguerrido tabasqueño diría que el "innombrable" tiene un pacto con el Maligno para evitar que llegue a la presidencia.

Lástima que el pueblo mexicano no se dé cuenta de las vampíricas aficiones de los perredistas que están en el poder y que quieren perpetuarse y subirse un peldaño más. Quieren chuparse todo el dinero que puedan. El PRD se convertirá en un hematófago tan grande como un hipopótamo, y con un apetito monetario similar al de la vieja guardia priísta.

Lamento profundamente tener que generalizar, ya que hay algunas honrosas excepciones, gente pensante e importante, perteneciente a la izquierda, sin importar el partido en el que militen. Pero, claro, la gente ya no cree en nada más que la reiterada deshonestidad de sus funcionarios y gobernantes. Cada vez se crean más grupos políticos, verdaderos monstruos, parecidos a frankensteins de la política.

Pero mucho ojo. Hay un monstruo más terrible, abusivo y oportunista: la novia de Frankenstein, inteligente, artificiosa y vil. Esta malvada monstrua fue aplacada un rato, pero al enterarse de que una monstrua parecida que radica en Tlaxcala había tomado vida, pues ella misma se dijo: "Pues yo también estoy viva", y que se lanza a las calles a embaucar gente. Se trata de un monstruo perfecto, pero con un ligero defecto: no puede pronunciar bien las eses.

Todo esto se sale un poco de mi manera habitual de escribir, pero noviembre es un mes ad hoc. Recordemos que el sentido del humor del mexicano lo ha ayudado a sobrellevar prácticamente todo. El año se acaba, los plazos se vencen, hay menos dinero y más desempleo. El gobierno ni quiere ni puede. La economía fracasa. Pero de una cosa sí nos podemos burlar hasta la muerte: de nuestros políticos. Siguiendo la tradición, los dejo con unas calaveras:

López Obrador,
de Tabasco el argüendero,
Pejelagarto y demente,
después de su desafuero,
se fue a tirar de un puente.

Lola murió aplastadita.
La cayo encima un marrano
y despanzurró a la enanita.
Era René Bejarano.

La parca le dio a Martita
un trompón fenomenal.
Porque se robó el dinero
de la Lotería Nacional.

Ponce era parte del compló.
Y lo agarraron por los pelos.
¡Qué tarado el jugador,
que se fue a esconder a Morelos!

Fox, tarado, zonzo y botudo.
Tu vieja es ambiciosa.
Ya lárguense de Los Pinos,
pues no les salió bien la cosa.

Tú babeando por el suelo,
mientras ella se roba la lana.
Tú ya desquita tu sueldo,
y que no friegue la enana.

Se murieron por fin los Fox,
entre broncas e indecencia.
Todo el país gritó a una voz:
¡Ay, qué pinche Presidencia!

Réplica y comentarios al autor: heliogabalo73@hotmail.com




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