"Nadie debe de gozar de lo superfluo, mientras que alguien carezca de lo indispensable."
Salvador Díaz Mirón

La única fuente de legitimidad que una institución privada supuestamente filantrópica puede darse el lujo de ostentar, es la que emana de la autoridad moral. Una vez que ésta termina, pierde su razón de ser, de existir y ése es el caso de Pro-Vida, grupo exponente de la más recalcitrante ultra derecha mexicana, no solamente conservadora e intolerante, hoy lo sabemos, sino también incongruente con sus postulados de rectitud e integridad.

En un mundo flagelado por el Sida, con más de 43 millones de personas infectadas -de acuerdo con las cifras de la Organización Mundial de la Salud-, de las cuales aproximadamente 250 mil corresponden a México, resulta por lo menos inmoral que recursos destinados a paliar los estragos de quienes lo padecen, se apliquen en cambio a la adquisición de tangas, plumas de lujo y demás gastos fútiles, con un agravante: sospechosas relaciones con las empresas otorgantes de los servicios contratados.

En el gobierno del presidente Fox, aproximadamente el 55% de los recursos para servicio social son destinados a Pro-Vida. Sí, recursos que deberían de ser para los enfermos del Sida se dedican para tangas y trivialidades; en cambio, organizaciones no gubernamentales con verdadera mística de servicio realizan su servicio social con migajas. ¿Desde hace cuándo y cuánto dinero se ha desviado? Ahora se saben de los treinta millones que con la intervención del diputado panista Luis Pazos se entregaron en el ejercicio del 2003 (¿y del 2002?). ¿Y en los años anteriores? ¿Qué hay verdaderamente detrás de los llamados "centros de ayuda para la mujer" de Pro-Vida? ...aparte de las tangas.

El bochornoso caso de esta organización no solamente pone en evidencia la honradez de sus dirigentes y promotores, sino que muestra la incoherencia de un gobierno que, por un lado, enarbola medidas y políticas nacionales para prevenir el Sida y, por el otro, nutre económicamente a un grupo como Pro-Vida que es un encarnizado opositor que sataniza dichas medidas.

Será interesante conocer la explicación de lo inexplicable el día que comparezca Julio Frenk Mora, titular de la Secretaría de Salud, en la Cámara de Diputados para aclarar su participación en lo relativo a este penoso caso.

Independientemente de la postura ideológica de Pro-Vida, que no compartimos -pero respetamos-, la cosa es que dicho grupo ya perdió el sustento que lo mantenía: la autoridad moral.

Porque más allá de la violación de un convenio de colaboración con la SSA, de un tenebroso conflicto de intereses y el uso indebido de los fondos públicos, encontramos personas y familias que sufren y viven angustiadas de por sí, por el terrible mal que les aqueja. Muchos de ellos dependen de la ayuda social que un gobierno laico está obligado a proporcionar sin importar el credo o la religión de quien la solicita.

De modo que la gran lección en este caso para el gobierno y para los diputados es la necesidad de legislar sobre los vacíos legales que facilitan, por ejemplo, tanto la no auditoria de los cuantiosos e inequitativos montos otorgados, como el favoritismo y discrecionalidad en la asignación de los mismos.

Réplica y comentarios al autor: salvadorordaz@hotmail.com