Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Inicio

 
www.tiemposdereflexion.com Anúnciate con nosotros
   ¿Y ahora a dónde?

Una vez concluida la guerra en Irak, la problemática en todo el Medio Oriente está ahora a merced de los deseos del país que se jacta de ser el "campeón" de la democracia. Sus intenciones de reorganizar la región de acuerdo a su conveniencia política y económica es más evidente que nunca. Si hay algo "positivo" que atribuirle a la administración de Bush es la franqueza de sus deseos imperialistas. Resulta imposible saber cuál será el futuro que le espera a Irak, víctima de invasiones, guerras y dictaduras. Así se caracteriza el caos del anarquismo que parece brotar en aquel país, dada la mezcla de sentimientos de quien se ve liberado de un tirano a base de bombas sobre su propia gente.

Pero, ¿quién es este país "campeón"? Es el país en el cual su presidente fue electo aún teniendo menos votos totales que su opositor. En el que las elecciones presidenciales fueron decididas en un último estado, Florida, gobernado por el hermano del ahora presidente y donde el margen de victoria fue menor a 600 votos, en medio de una serie de irregularidades que merecían sin duda el recuento de los sufragios, lo cual se evitó a toda costa en medio de la prolongada espera cada vez más teñida de escándalo político. No cabe duda que el poder del dinero lo puede todo, incluyendo la alteración de votos, incluso dentro de las más puras democracias.

Es así como se comprueba que los medios de comunicación en los Estados Unidos gozan de una imagen casi divina. A los políticos se les puede cuestionar individualmente, pero a los noticieros (que publican cuestiones oficiales, llámense los resultados de las elecciones presidenciales del 2000 o la transmisión en vivo desde Bagdad), nunca. Ha sido impactante ver la enorme diferencia en los enfoques que se le dieron a la guerra en Irak en los medios de comunicación estadounidenses, en comparación al resto del mundo. En los Estados Unidos se presentaron imágenes de su presidente vestido de piloto de la Fuerza Aérea, bajando de un avión caza y recibido entre ovaciones en la cubierta de un portaaviones norteamericano. No faltan tampoco noticias de las congratulaciones que el gobierno se da a sí mismo por la liberación y futura prosperidad en Irak. En Europa el enfoque al conflicto es un poco diferente: es uno de temor y recelo de ver el poderío estadounidense alejarse cada vez más de los alcances del resto del primer mundo, y todo a pesar de la grave crisis económica por la que atraviesa Estados Unidos.

Ya se ha comentado que después del 11 de septiembre y una vez iniciada la "guerra contra el terrorismo", el abuso a los derechos humanos en todo el mundo ha encontrado nuevas justificaciones, gozando así los perpetradores de valiosa libertad, a cambio de una subordinada postura en esta globalizada campaña. Dentro del imperio mismo, las libertades para los inmigrantes y las de expresión se han visto afectadas, llegando a niveles comparables a la censura durante el McArtismo. En nombre de la libertad, se censura a todo aquel que critique al gobierno del país con mayor libertad de expresión. Triste paradoja.

Durante el conflicto en Irak, la retórica de Bush de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva pasó a la de que Irak es un país del tamaño de California, y que tomará tiempo encontrar dichas armas. Una vez invadido el país y derrocado su gobierno, la retórica en los medios pasó a la de que si a Irak se le hubiera permitido, seguramente habría obtenido dichas armas, posibilidad de convertirlo así en una amenaza de naturaleza parecida a la de Corea del Norte. A este último país se le menciona poco como objetivo de alguna descabellada campaña militar.

La poquísima parte de los norteamericanos que se "cuestiona" los motivos de su política exterior, se conforma dócilmente con estas explicaciones. Se olvida por completo, por ejemplo, de que su Secretario de Estado, Collin Powell, presentó en el Consejo de Seguridad lo que calificó como pruebas "irrefutables" de estas armas terribles, ante la mirada de los otros miembros del Consejo, mezcla de expresiones que iban desde el conocido servilismo británico, hasta el desapruebo resignado de franceses y alemanes. En el rostro del representante iraquí no se notaba tanto la indignación del que se considera inocente, sino el temor de quien se vería invadido próximamente por un enemigo infinitamente superior.

Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de Estados Unidos, ha admitido recientemente que es muy posible que las armas de destrucción masiva (motivo principal de esta guerra, no hay que olvidarlo), hayan sido destruidas antes de comenzado el conflicto. Lo que esto nos indica es no sólo la ambigüedad de los motivos de este injusto ataque, sino también la triste pasividad de la comunidad internacional por responsabilizar a su más temido miembro. Una vez aplicada la sentencia, ¿a quién le importa si se encuentran las evidencias?

Lo peligroso ahora es que Estados Unidos está nuevamente justificando insinuaciones de atacar a Irán por presentarse ante ellos como una amenaza peor que Irak. Ante la poca resistencia que opuso la comunidad internacional durante la guerra Bush-Hussein, un ataque militar a Irán no parece ahora del todo descabellado. Se habla de otros medios para derrocar al gobierno anti-estadounidense del fundamentalista Ali Khameini. Esfuerzos se están haciendo ya para iniciar campañas y promover levantamientos internos en Irán. El Senador Republicano del estado de Kansas, Sam Brownback (poco le faltó para ser Sam "Redneck"), escribió una enmienda titulada "The Iran Democracy Act". En ella se establecen las bases de un programa financiado con dinero federal para promover a los residentes iraníes en Estados Unidos a que se comuniquen con familiares en Irán para hacer un referéndum y discutir cómo debería de ser un gobierno democrático en Irán. Este documento también menciona apoyos a programas de radio y traducción de libros, todo con la intención de mandar dicha información a Irán y desestabilizar a la sociedad. Por supuesto, existen también los que se inclinan por maneras más prácticas de derrocar al régimen, muchos de ellos por desgracia pertenecientes a los altos círculos de poder estadounidense. Richard Perle, asesor de Donald Rumsfeld, recientemente habló de una invasión militar:

"La idea de que nuestra victoria militar en Irak vaya a motivar a otros dictadores en la región a obtener armas químicas y biológicas no es la cuestión. Ya las están fabricando ahora mismo. Es por eso que probablemente tengamos que hacer un ataque 'preventivo', en lugar de esperar a ser atacados."

Esta es la postura favorita de los Republicanos, política ya bien conocida por todos nosotros. De cualquier manera, se tratan nuevamente de los planes de intromisión del país más poderoso del mundo a la soberanía de otro país hostil a sus políticas.

La pregunta que yo me hago es, ¿por qué no nos hacemos más preguntas? Un iraquí mencionó en una entrevista que de lo único que se liberó su pueblo después de iniciada la campaña "Operation Iraqi Freedom" fue de la idea de que la intención estadounidense era de liberarlos de cualquier cosa.

¿Hasta dónde nos llevarán Bush, Cheney, Powell y compañía?

Réplica y comentarios al autor: merxin@yahoo.com




*
Anúnciate con nosotros

Recibe nuestro boletín mensual
*
* Tu email:
*
*
*
*
*

Noticias
*

Archivo
*
* Consulta los boletines de ediciones pasadas. *
*

Panel de Opiniones
*
* Opina sobre este tema o sobre cualquier otro que tú consideres importante. ¡Déjanos tus comentarios! *
*

Escribe
*
* Envía tus ensayos y artículos. *
*
___
Logos de Tiempos de Reflexión cortesía de Matthew Nelson y Chago Design. Edición, diseño y actualización por Morgan y MASS Media
Resolución mínima de 800x600 ©Copyright pend. Acuerdo de uso, políticas de protección de información