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   El terrorismo enluta a colombianos

Los hechos acaecidos el viernes 7 de febrero, en el que un atentado terrorista produjo la muerte de más de 35 personas y dejó más de un centenar de heridos de gravedad, al explotar un carro bomba en el "Club El Nogal" en el norte de Bogotá confirma una vez más la crueldad del conflicto que azota a la población civil en Colombia. El cruel atentado terrorista en la ciudad de Neiva, también ratifica lo demencial de la guerra que afecta todas las estructuras del país.

A la hora de escribir estas reflexiones ningún grupo armado se había adjudicado estos hechos. Pero todo parece indicar que detrás de esto, está la mano macabra del narcotráfico, la misma que financia a importantes sectores del paramilitarismo y de la insurgencia.

El país no debe aceptar la continuidad de la guerra, por tal motivo debe buscar acuerdos firmes y democráticos, en los que deben participar todos los colombianos. El alto gobierno debe ser fuerte y radical en su lucha contra los terroristas. Pero debe crear los mecanismos para concretar acuerdos que hagan posible superar la degradación del conflicto. En tal sentido, debemos tener en cuenta las siguientes proposiciones que confirman nuestra hipótesis:

La paz en Colombia sólo se podrá lograr mediante un gran acuerdo nacional.

Hoy por hoy, cobran más fuerza los argumentos que sustentan que la guerra hay que detenerla; claro está, utilizando medios diferentes a los de la guerra. Hoy son más los colombianos que piensan:

P1. Dicho acuerdo requiere de liderazgo por parte del gobierno y la sociedad civil.

P2. No habrá condiciones políticas para una paz duradera si no hay negociaciones que involucren a los grupos paramilitares, la insurgencia, la sociedad civil y los representantes de los gremios.

P3. Es necesario suspender las órdenes de captura contra los jefes guerrilleros y los voceros del paramilitarismo, de tal forma que el gobierno negocie directamente con ellos en una misma mesa.

P4. El actual gobierno del presidente Uribe está en la obligación de crear las condiciones para abrir el diálogo, y para lograrlo es preciso conocer el lenguaje de los actores del conflicto y, sobre todo, solicitar la presencia de organismos internacionales que realicen la veeduría del proceso.

P5. El acuerdo macro debe incluir serias reformas a todo el establecimiento del estado en concordancia con el estado de derecho.

P6. La pacificación del país es posible si se resuelven problemas estructurales y endémicos como la pobreza, el desempleo, la marginalidad, la exclusión y la intolerancia ideológica. Es preciso elevar nuestros pobres niveles educativos, garantizar el servicio público de la salud para las mayorías de colombianos y, sobre todo, rescatar la fe y la esperanza entre los colombianos.

P7. En todo el proceso de pacificación, la sociedad civil y la comunidad internacional deben ser garantes. La comunidad internacional no puede seguir indiferente ante este conflicto que liquida las posibilidades de progreso de la nación.

P8. No olvidemos que la violencia en todas sus manifestaciones es el peor obstáculo para el progreso económico del país.

P9. La solución al conflicto armado no sólo será el resultado de los diálogos. Se requiere negociar con autoridad y firmeza.

P10. Negociar es concertar acuerdos entre las partes comprometidas en el conflicto.

P11. La paz es un estado de armonía que posibilita realizar acciones para el progreso de un pueblo.

P12. La violencia en Colombia tiene su origen en la desigualdad social, la indiferencia política de las clases dirigentes y la indiferencia del Estado.

P13. El narcotráfico no sólo ha sido un agente corrupto, sino también el principal financiador del conflicto. Es urgente que la comunidad internacional ataque y liquide las redes del narcotráfico y de esta manera elimine los corredores de financiación del terrorismo.

P14. Los alzados en armas y los grupos paramilitares, ambas organizaciones financiadas por organizaciones de narcotraficantes, amenazan el Estado porque su pretensión es controlar el territorio mediante la interrupción del orden público y la imposición de prácticas ilegales.

P15. Uno de los temas centrales del gobierno debe ser realizar profundas reformas en lo político, económico y lo social con el propósito de afectar los argumentos de los grupos alzados en armas.

P16. La discusión central en los diálogos debe girar en torno a temas como: la realización de la reforma agraria, la inversión social, la política petrolera, el desarrollo económico de las regiones, la inversión pública y la financiación de las microempresas.

P17. La búsqueda de un espacio político para la reinserción de los alzados en armas a la vida civil debe ser una de las tareas de gobierno.

P18. Gobierno, alzados en armas, paramilitares, sociedad civil, representantes de los gremios y representantes de la comunidad internacional deben crear las bases para el logro del gran acuerdo nacional, y éste debe hacerse sobre la base de reconstruir el país y crear una nueva sociedad en la que quepamos todos los colombianos.

P19. La paz en Colombia se podrá lograr como resultado de un gran acuerdo nacional. Los últimos hechos violentos nos deben concitar a todos los colombianos a la búsqueda de soluciones que afecten las causas de la guerra.

P20. Es fundamental el logro de un acuerdo humanitario y evitar un mayor desangre para Colombia.

Réplica y comentarios al autor: almipaz@latinmail.com




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