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Hace tiempo señalamos la posibilidad de crear una entidad regional, que tomara el papel del FMI o del Banco Mundial. Para mediados de año podría concretarse la creación del Fondo de Estabilización Regional (FER). Éste reuniría el 2.5% de las reservas internacionales sudamericanas -unos doscientos mil millones de dólares- con positivas consecuencias para el financiamiento regional, al adecuar las reglas de utilización de los recursos a las necesidades de países, empresas y otras entidades de los países involucrados. Esto despierta un gran interés en las naciones del Sur.
Junto a ello, desde hace tiempo, Argentina y Brasil adelantan acuerdos para comerciar sin intermediación de divisas. Será el primer paso que llevará -así lo afirman- a unificar sus monedas en una sola. Esto tardará unos 10 años, lo que requirió cuatro décadas a la Comunidad Europea.
Por supuesto que estas tendencias y posibilidades de integración financiera y monetaria, responden a trabajos previos, intensos, que incrementan el intercambio de bienes y servicios entre ellas. Hasta ahora se usan mecanismos parecidos al trueque, evitando el gasto de intermediación del dólar y procesos inflacionarios. Pero esto no es todo.
En unos días podría concretarse en Doha la integración de lo que es una especie de OPEP del gas. Si bien por parte de Latinoamérica sólo participa Venezuela como fundadora -junto a Irán, Qatar y Argelia-, serán invitados representantes de 22 países. Así, entre fundadores e invitados, se concentrará el 70% de las reservas mundiales de gas. De la región, Argentina y Bolivia se suman a Venezuela para crear OPEGASUR, porción sudamericana -por ahora- del organismo mundial en formación.
Hay quienes afirman que los pasos dados son parte de la llamada "Revolución Bolivariana", que encabeza con estridencia el presidente de Venezuela. Pueda o no serlo, lo que importa es que están dándose en un contexto de cambios planetarios, en especial por la determinación generalizada en la región, para escapar de la férula imperial, y encaminarse hacia las rutas de la integración. No más ALCA, parecen decir los hechos narrados.
Por supuesto que las presiones en contra existen. Medios poderosos de información, o soslayan hablar de esto, o de plano lo critican acremente. Lo cierto es que las "repúblicas bananeras" están haciendo gestos claros de independencia -o de interdependencia, si se quiere-, pero ya no quieren mostrar más sumisión a los designios de las entidades financieras multilaterales.
Aún nos tienen como productores de materias primas o alimentos, que nos compran a precios irrisorios, para retornarlos a nuestros pueblos transformados y a precios altos. Estamos encausados a sólo prestar servicios, porque la posibilidad de producir ya no nos llega, salvo en la forma de maquiladoras, que nada tienen que ver con el crecimiento industrial local.
Nuestro desarrollo tecnológico y científico está frenado. La inteligencia de nuestros pueblos, que sigue creando nuevas formas de atender a los requerimientos de la población, no tiene apoyos para ya no digamos hacer un prototipo, y menos aún para innovar. Son terrenos en que nos detuvimos en la década de los ochenta del siglo pasado. Por ello es tan importante estar al día de lo que ocurre en el Cono Sur, y apuntalar nuestras decisiones soberanas, hasta que llegue el día en que podamos vincularnos a ese claro esfuerzo de autonomía.
Réplica y comentarios al autor: v_barcelo@hotmail.com
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