|
Oscar Fingal
O'Flahertie Wills Wilde nació el 16 de octubre de 1854, en Dublín
y estudió en el Trinity College de esa ciudad. De joven
solía participar en las reuniones literarias organizadas
por su madre. Más tarde, mientras estudiaba en la Universidad
de Oxford, destacó en el estudio de los clásicos
y escribió poesía; su extenso poema "Ravenna"
ganó el prestigioso premio Newdigate en 1878, y convirtió
el estilo bohemio de su juventud en una filosofía de vida.
En Oxford, recogió la influencia de innovadores estéticos
como los escritores Walter Pater y John Ruskin. De carácter
excéntrico, el joven Wilde llevaba el pelo largo y vestía
pantalones de montar de terciopelo. Su habitación estaba
repleta de objetos de arte y elementos decorativos, como girasoles,
plumas de pavo real y porcelanas chinas. Sus actitudes y modales
fueron repetidamente ridiculizados en la publicación satírica
Punch y en la ópera cómica de Gilbert y Sullivan
"Paciencia". A pesar de ello, su ingenio y su talento
le hicieron ganar innumerables admiradores.
Su primer libro
fue "Poemas" (1881), y su primera obra teatral,
"Vera o los nihilistas" (1882), se representó
por primera vez en Nueva York, ciudad en la que el autor se encontraba
por entonces, de paso en una larga gira de conferencias por los
Estados Unidos. Tras ella, se estableció en Londres y,
en 1884, se casó con una mujer irlandesa muy rica, Constance
Lloyd, con la que tuvo dos hijos. A partir de entonces, se dedicó
exclusivamente a la literatura.
En 1895, en
la cima de su carrera, se convirtió en la figura central
del más sonado proceso judicial del siglo, que consiguió
escandalizar a toda la mojigata clase media de la Inglaterra
victoriana. Wilde, que había mantenido una íntima
amistad con Lord Alfred Douglas, fue acusado por el padre de
éste, El marqués de Queensberry, de sodomía.
Se le declaró culpable en el juicio, celebrado en mayo
de 1895, y, condenado a dos años de trabajos forzados;
salió de la prisión arruinado material y espiritualmente.
Pasó el resto de su vida en París, bajo el nombre
falso de Sebastian Melmoth. Se convirtió al catolicismo
el 30 de noviembre de 1900, poco antes de morir de meningitis.
Entre sus primeras
obras se cuentan dos colecciones de historias fantásticas,
escritas para sus hijos, "El príncipe feliz"
(1888) y "La casa de las granadas" (1892), y
un conjunto de cuentos breves, "El crimen de lord Arthur
Saville" (1891). Su única novela, "El
retrato de Dorian Gray" (1891), es una melodramática
historia de decadencia moral, que destaca por su brillante estilo
epigramático. Aunque el autor describe todo el proceso
de la corrupción del protagonista y, a través del
sorprendente final, defiende la lucha contra la degradación
moral, los críticos de su tiempo continuaron considerándole
un inmoral.
Las obras teatrales
más personales e interesantes de Wilde fueron las cuatro
comedias "El abanico de lady Windermere" (1892),
"Una mujer sin importancia" (1893), "Un
marido ideal" (1895) y "La importancia de llamarse
Ernesto" (1895), caracterizadas por unos argumentos
hábilmente entretejidos y por sus ingeniosos diálogos.
A pesar de su escasa experiencia dramática, consiguió
demostrar un talento innato para los efectos teatrales y para
la farsa, y aplicó a estas obras algunos de los métodos
creativos que solía utilizar en sus restantes obras, como
las paradojas en forma de refrán inverso, algunas de las
cuales han llegado a hacerse muy famosas: "Experiencia
es el nombre que cada uno da a sus propios errores"
o "¿Qué es un cínico? Una persona
que conoce el precio de todo y el valor de nada".
En contraste
con sus comedias, "Salomé" es una obra
teatral seria sobre la pasión obsesiva. Originalmente
escrita en francés, la estrenó en París
en 1894 la reconocida actriz Sarah Bernhardt. Despues, el compositor
alemán Richard Strauss compuso una ópera homónima
basada en ella. Lord Alfred Douglas la tradujo al inglés,
en 1894, y el artista Aubrey Beardsley la ilustró.
En la cárcel,
Wilde escribió "De profundis" (1895),
una extensa carta de arrepentimiento por su pasado estilo de
vida. Algunos críticos la han considerado una obra extremadamente
reveladora; otros, en cambio, una explosión sentimental
muy poco sincera. "La balada de la cárcel de Reading"
(1898), escrito en Berneval, Francia, muy poco después
de salir de prisión, y publicado anónimamente en
Inglaterra, es uno de sus poemas más poderosos. En él
retrata la dureza de la vida en la cárcel y la desesperación
de los presos, con un lenguaje bello y cadencioso. Durante muchos
años, el nombre de Oscar Wilde sobrellevó el estigma
impuesto por la puritana sociedad victoriana. En la actualidad,
el artista que se esconde tras ese nombre ha sido reconocido
como un brillante crítico social, y sus obras mantienen
una vigencia universal. En la literatura en español su
influencia se dejó notar en los escritores más
esteticistas desde el español Ramón Gómez
de la Serna, pasando por el chileno Eduardo Barrios o el catalán
Pere Gimferrer. El escritor y editor Ricardo Baeza ha traducido
casi toda su obra publicada, primero en España y después
en Buenos Aires, donde se exilió durante la Guerra Civil
española.
|