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Un rayo luminoso de estío, me asfixia, me consuela, y no muestra piedad. cual necesidad de sentir su luz, que hay atravez del monóculo sucio. Las lagrimas banalmente se deslizan por mis mejillas sucias, con que esmero limpian, vivifican mi alma, roída por mis deseos. Nos conmueve la hipocresía de la opulencia, la concordia tan propia, que tuerce las entrañas, divaga el frágil en su entorno cristalino. cual belleza, es tan grande, como el ego, el brío en sus ojos como los míos en al mente. no bebí del cáliz de la falsedad, envilece el alma, cohibe mi espíritu. |
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