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 Abraham: sabrewulf_jt@hotmail.com

Yo no lloraba por dentro empedrecía

Inverosímil mi llegada.
Un rayo luminoso de estío, me asfixia, me consuela, y no muestra piedad.

La luna, muestra el brillo del repudio,
cual necesidad de sentir su luz,
que hay atravez del monóculo sucio.

Una gota de sangre de la corona vislumbrante.
Las lagrimas banalmente se deslizan por mis mejillas sucias,
con que esmero limpian, vivifican mi alma,
roída por mis deseos.

Una gota al estanque del osario.
Nos conmueve la hipocresía de la opulencia,
la concordia tan propia, que tuerce las entrañas,
divaga el frágil en su entorno cristalino.

Cenotafio, que vigilan los ángeles;
cual belleza, es tan grande, como el ego,
el brío en sus ojos como los míos en al mente.

Paraselene tan gozoso en mi ruin corazón,
no bebí del cáliz de la falsedad, envilece el alma,
cohibe mi espíritu.

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