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¿Porqué nos conviene cerrar filas?
por Juan Balboa Boneke


 

El doce de octubre próximo pasado, del presente año en curso, 1988,se cumplieron treinta años de independencia de Guinea Ecuatorial.

Como país independiente y soberano, los guineoecuatorianos, en ningún momento conocieron las ilimitadas ventajas que un régimen democrático y de libertades públicas puede proveer, pues en esas tres décadas, apenas lograron saborear el néctar de la libertad. Y es que pocos meses después de la fecha de la emancipación, sus dirigentes, con total ceguera y las mentes tapiadas, erigieron en su país el régimen totalitario y cruento que pervive hasta la actualidad, a pesar del tan cacareado y mal llamado "Golpe de Libertad" que, como tal, no fue sino un sonoro y monumental fiasco, una maniobra tendente a burlar y engañar a la opinión pública tanto nacional como internacional, así como un intento de proporcionar una falsa túnica democrática a aquel nefasto régimen. Fue, en definitiva, una burda farsa consistente en un simple "quítate tú, que me pongo yo", en el marco de un ajuste de cuentas intramuros del sistema. (La sustitución del tío -Macias- por el sobrino -Teodoro Obiang); el régimen obianguemista es continuador, en lo esencial, del maciista anterior. Al fin y al cabo, a pesar del maquillaje y el colorido pseudodemocrático, son los mismos personajillos que crearon, sirvieron, mantuvieron y defendieron a capa y espada aquel tétrico sistema, aunque cuando les convino, no dudaron en descabezar al dirigente que lo presidía, (Macías).

Han transcurrido tres décadas desde la fecha de la emancipación. ¿Qué ha sido del país en ese tiempo? ¿Cual es el resultado de tantos esfuerzos por la independencia?

Un gran fracaso. Lo cierto es que, para tan pocos y tan malísimos frutos, no hacía falta tantas alforjas; por que ese gigantesco régimen dictatorial, en sus dos fases, (encabezadas por el tío y por el sobrino) dejó como saldo la total ruina del país, la miseria y la pobreza generalizada, las hambrunas; la represión cruenta, sistemática e indiscriminada; centenares de muertos, de desaparecidos, de represaliados y torturados, contando con miles de exiliados... mientras, los mandamases del cotarro, en un sistema de explotación peor que el de los colonizadores, se enriquecen a manos llenas a costa del sudor, lágrimas y sangre de la población. En este sentido, se aprecia aquí una enorme paradoja:

Pese a la carga filosófica negativa que el hecho colonial comporta, habría que aquilatar, definir y comparar ese sistema, implantado por los españoles en esos territorios, con el actual, protagonizado por Teodoro Obiang, su familia y adláteres. Ayer se habló de la explotación de esos territorios en beneficio de la metrópoli (España); hoy se habla de lo mismo, pero en beneficio de los Nguema, familia y cohorte de Juanes si señor. Ayer se acusó la falta de libertad; hoy, la libertad ha sido masacrada por Obiang y hundida en la podredumbre. Ayer se denunció el asesinato de Enrique Nvó y de Acacio Mañé, se añadieron muertes anónimas y, en algún caso, poco demostradas, en un esfuerzo de crear un Panteón de mártires por la libertad; hoy, las cifras de mártires por la libertad son escalofriantes, se cuentan a miles, a esos se suman los centenares y miles de torturados, de desaparecidos, de desplazados y de exilados por motivos políticos y el país sumido en la completa ruina. En definitiva, el colonialismos dictatorial de los Nguema no tiene parangón con el de ayer, con el de los españoles. Precisamente aquí subyace la gran contradicción:

Luchar tanto para tan raquíticos frutos, ¿ha merecido la pena?.

Con el régimen obianguemista en el poder, que supuso la continuación del sistema represivo, se habló de la democratización del país merced a las presiones internas y externas (la de las instituciones y organismos internacionales). Fueron legalizados los partidos políticos pero se hizo con criterio restrictivo y excluyente. Y el poder, con procedimientos fraudulentos y represivos, aniquiló de cuajo la esperanza así generada.. Teodoro Obiang puso en marcha el procedimiento cruento que encarcelaba, torturaba y eliminaba físicamente a los líderes de las formaciones políticas de la oposición. Otro de los procedimientos utilizados para anular, o en todo caso debilitar, a la oposición fue el soborno a unos y a otros. La estrategia dio sus frutos. De los catorce partidos legalizados solo perviven con etiqueta de autentica oposición cuatro mal contados, y el esfuerzo del régimen es ilegalizarlos, fabricando el mismo, los motivos que le permitan hacerlo; en ese sentido, la represión cae una y otra vez sobre los dirigentes y militantes de esos cuatro partidos opositores y en especial sobre el CPDS (Convergencia para la Democracia Social) que ha de sufrir con mayor rigor y crueldad aún los zarpazos de los órganos represivos de Teodoro Obiang. Los diez partidos restantes, que también se definen "de la oposición", han acabado por sucumbir; han pasado a engrosar la lista de elementos en manos de Teodoro para maquillar y legitimar su dictadura. Sus líderes, a través de diversas dádivas y prebendas, (en efectivo y en especie) encuentran fácil acomodo bajo el paraguas protector del partido gubernamental el PDGE (Partido Democrático de Guinea Ecuatorial).

En pleno periodo represivo contra los partidos de la oposición, nació en su seno la idea de crear la POC (Plataforma de Oposición Conjunta) que durante algún tiempo se convirtió en la gran esperanza hacia la total clarificación del país, e hizo tambalear el sillón del poder. Sin embargo, pocos meses después esa maravillosa luz se extinguió víctima del gran mal que aqueja a la política guineoecuatoriana:

Salvo muy contadas excepciones, los guineoecuatorianos que se definen políticos, incluyendo en primer lugar a Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, el gran líder de los incumplimientos, son incapaces de respetar un pacto; a las pocas horas de firmar un compromiso, no se recatan de incumplirlo. Carecen de seriedad en las negociaciones, les sobra personalismo, ambiciones personales (todos quieren ser Presidentes y Primeros Ministros) y un apego enfermizo a los bienes materiales; todo ello merma la capacidad de dialogo entre las fuerzas opositoras y debilita su propia credibilidad. Es frecuente verles deambular de un lado para otro buscando no se sabe el qué, incapaces de ponerse de acuerdo ante un problema que les es común.

Quiero referirme ahora, como uno más de los males que aquejan al país, a los conflictos interétnicos, que constituyen uno de los focos de desavenencias instalados en el substrato de la sociedad guineoecuatoriana.

Es, sin duda, un tema muy controvertido y debe hacerse constar que estos conflictos son el cimiento donde se asientan la fortaleza y la perpetuación en el poder de muchos de los grandes y siniestros dictadores del continente africano. En Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, fomentándolos y alimentándolos subrepticiamente, los utiliza para aparecer y ser investido como paladín garante de la unidad del país contra los separatismos. Puede afirmarse a ese respecto que, esos conflictos son una baza más para el mantenimiento de la dictadura obianguemista.

Ante este drama existen en Guinea Ecuatorial varias posturas:

1.      La de aquellos que, cerrando los ojos a la realidad, pretenden negar la evidencia: admiten la existencia de una simple discriminación étnica, que encontró su expresión política gracias al apoyo de los colonos y en el marco de los objetivos de la colonia por aquello del divide y vencerás.

2.      La de los que reconociendo la existencia del problema, pasan de él; miran hacia otro lado, ignorándolo, y se sientan en el cómodo sillón de su privilegiada posición como mayoría étnica. Favorecidos por esta situación, encuentran lógica la dictadura de es mayoría tribal.

3.      Los hay que se resisten a aceptar la existencia del problema o, en todo caso, no le conceden la importancia que merece. Como mucho, sitúan el diálogo que lo podría solucionar, en una fecha indeterminada del futuro. En ese sentido, consideran prioritaria la destrucción de la dictadura obianguemista; la solución del problema de la convivencia interétnica se aplaza para después.

4.      La de aquellos que, perteneciendo a las minorías étnicas, (annobonés, bishió, bubi y ndowé), anquilosados en una visión arcaica de la existencia, son incapaces de evolucionar con el signo de nuestro tiempo. Niegan la posibilidad del diálogo intertribal y, además, se oponen a él. Su argumentación se enmarca básicamente en el substrato de los prejuicios raciales o étnicos.

5.      La de los que perteneciendo indistintamente a esta o aquella comunidad étnica (mayoritaria o minoritaria), reconociendo la existencia del problema, lamentándolo y condenándolo en su fuero interno, se ven incapacitados para enfrentarse a ellos; por un oculto temor, se refugian en un silencio cómplice y aparentan una indiferencia que no sienten.

Sometiendo a análisis estas posturas, llego a las siguientes conclusiones:

·         Respecto a la 1) cabe decir que es ridículo y risible negar la existencia de estos conflictos. Guinea Ecuatorial está enclavada en el continente africano. No constituye ningún secreto, o al menos lo es a voces, que la casi totalidad de los enfrentamientos bélicos que ensangrientan la realidad negroafricana, tienen su origen en las fricciones intertribales. Guinea Ecuatorial no es una excepción.

·         Para la 2) mi opinión es que si se quiere lograr la total pacificación del país no se debe mirar hacia otro lado, dando la espalda al problema. En lo que atañe a la convivencia interétnica, la solución parte del hecho de que no debería existir en ese sustrato social, derechos inalienables que reivindicar.

·         Frente a la postura 3), el diálogo y el consenso previo tienen que imponerse. La idea de situar la solución del problema en una fecha indefinida del futuro, siendo respetable, es inservible. Se hace necesario aclarar al respecto, a modo de recordatorio, la repetición mimética de este mismo argumento por el anterior dictador, en vísperas de la independencia del país. En respuesta a los planteamientos de la comunidad bubi, que situaba el centro del debate en la difícil convivencia intertribal, prevaleció lo siguiente: "...eliminemos primero el obstáculo que supone la dominación blanca,los colonos son nuestros enemigos, aclarado el panorama, entre nosotros, como hermanos, solucionaremos el problema de nuestra convivencia en paz y en armonía... " El resultado final ha sido catastrófico. Entiendo que como un capítulo más de la dictadura de Obiang, se ha de encontrar la solución ahora, no en el futuro. La oposición tiene que tener la capacidad suficiente para dar la respuesta inmediata a ese problema que en ningún momento se debe minimizar. La solución propuesta a los problemas de la convivencia interétnica en Guinea Ecuatorial debe formar parte del programa político del primer gobierno democrático que se instaure en el país.

·         Respecto de la 4), está claramente demostrado que la humanidad ha entrado de lleno en la globalización, en la cual creo firmemente; cada día el mundo se hace más pequeño. Los nacionalismos dogmáticos, exacerbados y excluyentes, pertenecen a un mundo arcaico hoy desfasado, propio de archivos históricos. Como bubi de razón y de convicción, naturaleza compatible con mi condición quineoecuatoriana, reivindico mis derechos étnicos como bubi, pero ello no debe cegar la visión de mi mente y de mis sentidos a la luz de una verdad elevada de carácter universal: la solidaridad y el sentido de la justicia que ha de prevalecer siempre a la hora de defender a ultranza, como si fueran míos, los derechos de todas y cada una de las comunidades étnicas de nuestro país, así como los de todos los seres humanos sea cual fuere su procedencia. Es rechazable y condenable la dictadura de las mayorías étnicas; del mismo modo y con el mismo rigor, lo es el dogmatismo excluyente y xenófobo del minoritario, anclado en su posición de pureza racial o tribal.

·         En todo caso cabe apuntar aquí que el conflicto interétnico NO CONSTITUYE EN MODO ALGUNO EL FOCO CENTRAL DEL PROBLEMA DE GUINEA ECUATORIAL; es uno más de los problemas, y como tal conviene tratarlo. Y la puerta de salida hacia su solución se centra en los siguientes puntos:

a.      hay que tener siempre presente que en el planeta tierra, en el cual todos somos turistas, sólo existe una raza o una comunidad étnica, la humana.

b.     la utilización y mantenimiento de la fórmula mágica UNIDAD en la DIVERSIDAD. Aplíquense pues las medidas políticas que hagan prevalecer y revitalizar esa fórmula en nuestro ámbito.

Conforme todo lo aquí expuesto, para la destrucción de la dictadura que dura ya treinta años, NOS CONVIENE CERRAR FILAS en torno a una idea común.

Diciembre 1998

De la redacción:
Juan Balboa Boneke es escritor. Fue ministro del régimen de Obiang; exilado en nuestro país, ocupó puestos de responsabilidad en la organización exterior del MAIB (Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko) de los que acabó por dimitir.