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Egipto 2600-2400 a.C.
Arte monumental en el Imperio Antiguo
EEn tiempos de la IV dinastía egipcia se erigieron en la llanura de Giza las tres pirámides más famosas del país del Nilo (Keops, Kefrén y Micerinos), así como la gran esfinge. En la foto, la pirámide de Kefrén vista desde la cúspide de Keops.

A lo largo de 500 años, los faraones egipcios levantaron unas 80 pirámides, la mayoría en el tramo del Nilo que domina Menfis


A menudo, los descubrimientos de nuevas pirámides tienen lugar en zonas remotas y áridas que siempre permanecieron despobladas, lo cual aumenta la perplejidad de los descubridores toda vez que estas construcciones requieren, antes que nada, abundante mano de obra. No se explica fácilmente, por ejemplo, el hecho de que en la desértica región de Sijiazi, en Mongolia Interior, se haya comunicado recientemente la existencia de un campo de pirámides varias veces milenarias, asociadas a la llamada cultura Songhan. Aún más reciente es el descubrimiento de otro conjunto de pirámides truncadas que miden en torno a los 15 m de altura en el Uzbekistán, en las regiones de Kaskayardin y Samarcanda.

Se les adjudica una edad de 2.700 años y, aunque no se conoce con precisión su número, sí se sabe que están bien conservadas. Sus descubridores afirman que, como la zona siempre estuvo deshabitada, sus materiales no fueron arrancados y aprovechados para la construcción de viviendas y templos. Lo cual parece lógico, pero suscita una pregunta: si la zona siempre estuvo deshabitada ¿quién las construyó? En otra región desértica, la de Olekminsk, en Siberia, se dice que hubo un gran campo de pirámides hasta 1970, fecha en que la aviación soviética bombardeó sistemáticamente la zona hasta dejarla como la palma de la mano.


Egipto hacia 2600 a.C.
Piedra y ladrillo
EEl ingeniero y arquitecto egipcio Imhotep, uno de los pocos técnicos cuyo nombre ha trascendido y el único convertido en dios, construyó la primera pirámide, Sakkara (arriba), para enterrar y honrar a su rey Zoser.


El rumor, transmitido por varias fuentes distintas, sostiene que el propósito del bombardeo fue acabar ni más ni menos que con una base de naves extraterrestres. Y es que la relación extraterrestres-pirámides resulta para algunos una especie de silogismo. Hay quienes llegan a afirmar incluso que las pirámides ya estaban allí milenios antes de que existieran los egipcios o los mayas. Naturalmente, las consideran obra de alienígenas espaciales.

Pero no; estos monumentos, aunque misteriosos, son bien humanos. La prueba es que están ligados a la civilización desde sus orígenes. Las primeras gentes civilizadas que construyeron ciudades y escribieron leyes, los sumerios, levantaron una pirámide en cada ciudad importante de su reino. Puesto que en aquellas tierras (donde hoy se asienta Irak) no había piedra, las construyeron de barro. Los llamados zigurats eran grandes pirámides aterrazadas, casi idénticas a la pirámide egipcia de Zoser o a las del Sol y la Luna de Teotihuacán, en México.

KEOPS, LA REINA DE LAS PIRÁMIDES
Parece que los constructores de la pirámide de Keops (en primer plano; detrás, Kefrén y Micerinos) manejaron la distancia entre la Tierra y el Sol.

Haga usted la prueba: consulte en dos o tres fuentes distintas la altura de la Gran Pirámide de Keops y compare las cifras. Seguramente, no coincidirán. La erosión milenaria que ha sufrido el monumento dificulta conocer con exactitud la altura que tenía cuando se terminó de construir. Un cálculo promediado arroja la cifra de 149 metros, que no es una cifra cualquiera. Es la milmillonésima parte de la distancia media entre la Tierra y el Sol, con una aproximación que sólo se ha podido establecer con aparatos y procedimientos muy recientes. ¿Significa esto que los egipcios de hace 47 siglos conocían ya esa distancia? Muchos analistas así lo entienden, y hay razones para creerlo. Cuando se proyecta la construcción de una pirámide, el primer factor a tener en cuenta es la altura que se le desea dar, y es absurdo pensar que a los diseñadores de Keops les diera lo mismo escoger una cifra que otra.

Por otra parte, el Sol, bajo sus apelativos de Amon, Ra, o Aton, era su dios supremo, y el sistema numeral egipcio tenía, como el nuestro, base decimal, en la que es significativo el múltiplo mil millones. Es coherente entonces que escogieran como medida de su pirámide aquella cifra sagrada. Pero si fue así ¿cómo llegaron a esa aproximación que sólo hemos alcanzado en el siglo XX? Hay que pensar que, aun desprovista de instrumental, la poderosa casta de los sacerdotes egipcios profundizó durante siglos en el estudio de su dios solar a través de la comparación de infinitas investigaciones en sus templos-observatorios. Se han querido ver toda clase de cifras y conocimientos en las pirámides, pero este dato de su altura resulta uno de los más llamativos, y la muestra más clara de la sutileza y la profundidad de la sabiduría que atesoraba aquella civilización.




Su proceso de construcción es tan enigmático por dentro como por fuera

El proceso de construcción es desconocido, aunque a través de ciertos detalles han podido hacerse deducciones. Es evidente, por ejemplo, que el gran sarcófago de la Cámara Real de Keops se colocó en su sitio construyéndose la pirámide, ya que es más ancho que las paredes del corredor de acceso. Así nadie podría sacarlo de allí.

Y si por fuera son un enigma, por dentro no lo son menos. Al margen del laberinto de cámaras, pozos, corredores y galerías que las recorren, nadie sabe qué estancias secretas o escondrijos se ocultan en semejante masa de bloques gigantescos. Téngase en cuenta que detrás de cualquiera de ellos puede abrirse una galería o un pozo que conduzca a los enormes tesoros faraónicos.
Prologo

Los mayas