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PAISOS CATALANS


HISTORIA DE LA SENYERA - I


Origen de las barras o bastones

Mucho se ha escrito sobre las barras catalanas. La tradicional leyenda referida al conde Guifré el Pilos, con diversas versiones, hace referencia a un rastro de sangre dejado por cuatro dedos sobre un escudo dorado. La más extendida menciona al rey Carlos el Calvo quien para premiar el valor de Guifre en la lucha contro los moros, mojó cuatro dedos en la sangre de la herida del conde y las marco en el escudo de éste. Otras versiones posteriores aseguran que fue el propio Guifre quien dejo marcados sus cuatro dedos mojados de su propia sangre, en el escudo de oro que llevaba (lo que salvaria el desfase cronologico entre Guifre y Carlos el Calvo). Reminiscencia de que fue el propio Guifre el que marcó el escudo podría ser el escudo y bandera de Tarragona, con las cuatro barras o palos en forma de ondas, supuestamente por los temblores de la agonía de Guifré, aunque más probablemente para simbolizar el mar.

La leyenda tiene un origen relativamente reciente, determinado por la tendencia de los hombres de letras catalanas a embellecer la rica historica nacional. La leyenda tal como la hemos mencionado al principio aparece inicialmente en Bernat Boades (+1444), en el Llibre dels fets de armes e eclesiastichs de Catalunya, alcanzando gran popularidad en el siglo siguiente gracias a la difusión que de ella hiciera el valenciano Pere Antoni Beuter. Aun hoy es creida indefectiblemente por el 99,9 % de los catalanes y en general es conocida y tenida por cierta por la mayoría de los españoles.

No obstante las barras o bastones podrían parecen ser un símbolo heraldico primitivo que derivaria de las armas usadas por los condes de Carcasona, de los cuales descendia Guifre (nieto del conde Bello de Carcasona). La leyenda pues enlazaría con la realidad y símbolizaría que las armas de Carcasona sustituyeron de hecho en el siglo IX a las del rey de Francia (algo que de derecho se completo en el siglo X). Naturalmente estamos hablando de una época pre-heraldica y por tanto nada puede apoyar tal suposición.

En el artículo del periodico las Provincias se atribuyen las barras al Papa. Rojo y amarillo eran los colores Pontificios y los reyes del condado de Barcelona (y dependencias) y de Aragón eran "abanderados del Papa". Naturalmente esta versión es meramente propagandistica, para intentar demostrar que el símbolo nacional catalán tiene origen exterior, pues consta que Inocencio III (1198-1216) ordenó: "de aquí en adelante el estandarte de la Iglesia, el llamado Gonfalon, sea divisado de los colores colores y señales de los reyes de Catalunya y Aragón". Es decir que el origen de la bandera Pontificia roja y amarilla (cuyo inicio no esta determinado pero es muy posterior a la existencia de las barras) la cual subsistió hasta la época Napoleonica, está en la bandera de Aragón y no al revés. Intenta el articulista demostrar que los colores rojo y amarillo (atestiguados en Aragon desde 1112) aparecen ya en una pintura Ponticia del siglo anterior: efectivamente una pintura neobizantina del Siglo XI muestra un Papa con un paraguas o parasol en colores rojo, amarillo y azul, lo cual no tiene ninguna relación con los colores del Papa ni de la casa real catalana.

Barcelona-Besalu-Provenza

Narcis Sentenach i Cabañas define las barras catalanas no como palos de gules sobre campo dorado, sino como bastones de mando dorados sobre fondo rojo.

Las tres barras o bastones (dorados), comenzaron su popularidad y difusión en 1112 cuando Ramon Berenguer II el Gran casó con Dolça de Provenza y adquirió este condado y toda una extensa herencia en Occitania. Se atribuyeron entonces los tres palos o bastones dorados a Barcelona, Besalu (que había pasado a la corona el año anterior 1111) y Provenza. La existencia de los tres palos o bastones esta atestiguada por los sellos de Ramón Berenguer II. El estudio de sellos y grabados en piedra o metal indicaría que el amarillo era el color preferente, y el rojo el fondo. Además los bastones amarillos tienden a ser más anchos que el fondo.

Barcelona-Condados-Aragón

Más tarde al incorporarse Aragón a la corona catalana en 1137, las tres barras o bastones fueron aceptadas por el rey (Ramon Berenguer) y por el pueblo (las antiguas armas de Aragon, cruz de San Jorge en plata no fueron abolidas pero cedieron el lugar preferente al sñimbolo catalán) y se les atribuye un nuevo significado: Barcelona (condado con categoria superior a los demás), los condados menores (como Cerdanya, que había pasado a la corona en 1117) y Aragón (pequeño y pobre territorio pero cuyos jefes se habían atribuido desde antiguo el pomposo título de rey).

Barcelona-Aragon-Montpellier

Persistieron en igual forma, pero con Pere I de Catalunya y II de Aragón se perdieron todos los territorios de Occitania excepto el señorio de Montpellier (Batalla de Muret, 1213) y se da a las barras o bastones un nuevo significado: una por Barcelona, otra por Aragón y una tercera por Montpellier.

El 10 de Agosto de 1218 el rey Jaume I instituyó en su capital, Barcelona, la orden de la Merced y le concedió la divisa real: "tres bastones de oro sobre fondo de gules, sobremontada por la Cruz de plata del Cabildo, concedida por el Obispo berenguer de Palou (cruz blanca sobre fondo rojo)