|
PRIMAVERA
A Melchor
Fernández Almagro.
|
Ayer
|
Mañana
|
|
Los días niños cantan en
mi ventana
Las casas son todas de
papel
y van y viven las golondrinas
doblando y desdoblando esquinas
Violadores de rosas
Gozadores perpetuos del marfil de las cosas
Ya tenéis aquí el nido
que en la más ardua grúa se os ha construido
Y desde él cantaréis
todos
en las manos del viento
|
|
|
Mi vida es un limón
pero no es amarilla mi canción
Limones y planetas
en las ramas del sol
cuántas veces cobijasteis
la sombra verde de mi amor
la sombra verde de mi amor
|
|
La primavera nace
y en su cuerpo de luz la lluvia pace
El arco iris brota de la cárcel
Y sobre los tejados
mi mano blanca es un hotel
para palomas de mi cielo infiel
|
|
Manual de
espumas (1922)
AMOR
|
Góngora 1927
Era el mes que aplicaba
sus teorías
cada vez que un amor nacía en torno
cediendo dócil peso y calorías
cuando por caridad ya para adorno
en beneficio de esos amadores
que hurtan siempre relámpagos y flores
Ella llevaba por vestido
combo
un proyecto de arcángel en relieve
Del hombro al pie su línea exacta un rombo
que a armonizar con el clavel se atreve
A su paso en dos lunas o en dos frutos
se abrían los espacios absolutos
Amor amor obesidad hermana
soplo de fuelle hasta abombar las horas
y encontrarse al salir una mañana
que Dios es Dios sin colaboradoras
y que es azul la mano del grumete
—amor amor amor— de seis a siete
Así con la mirada en lo
improviso
barajando en la mano alas remotas
iba el galán lacrándole el aviso
de plumas blancas casi gaviotas
por las calles que huelen a pintura
siempre buscando a ella en cuadratura
Y vedla aquí equipando en
jabón tierno
globos que nunca han visto las espumas
vedla extrayendo de su propio invierno
la nieve en tiras la pasión en sumas
y en margaritas que pacerá el chivo
su porvenir listado en subjuntivo
Desde el plano sincero del
diedro
que se queja al girar su arista viva
contempla el amador nivel de cedro
la amada que en su hipótesis estriba
y acariciando el lomo del instante
disuelve sus dos manos en menguante
«A ti la bella entre las
iniciales
la más genuina en tinta verde impresa
a ti imposible y lenta cuando sales
tangente cuando el céfiro regresa
a ti envío mi amada caravana
larga como el amor por la mañana
Si tus piernas que vencen
los compases
silencioso el resorte de sus grados
si más dificil que los cuatro ases
telegrama en tu estela de venados
mis geometrías y mi sed desdeñas
no olvides canjear mis contraseñas
Luna en el horno tibio de
aburridas
bien inflada de un gas que silba apenas
contempla mis rodillas doloridas
así no estallen tus mejillas llenas
contempla y dime si hay otro infortunio
comparable al desdén y al plenilunio
Y tú inicial del más
esbelto cuello
que a tu tacto haces sólida la espera
no me abandones no Yo haré un camello
del viento que en tus pechos desaltera
Y para perseguir tu fuga en chasis
yo te daré un desierto y un oasis
Yo extraeré para ti la
presuntuosa
raíz de la columna vespertina
Yo en fiel teorema de volumen rosa
te expondré el caso de la mandolina
Yo peces te traeré (entre crisantemos)
tan diminutos que los dos lloremos
Para ti el fruto de dos
suaves nalgas
que al abrirse dan paso a una moneda
Para ti el arrebato de las algas
y el alhelí de sálvese el que pueda
y los gusanos de pasar el rato
príncipes del azar en campeonato
Príncipes del azar Así
el tecleo
en ritmo y luz de mecanografía
hace olvidar tu nombre y mi deseo
tu nombre que una estrella ama y enfría
Príncipes del azar gusanos leves
para pasar el rato entre las nieves
Pero tú voladora no te
obstines
Para cantar de ti dame tu huella
La cruzaré de cuerdas de violines
y he de esperar que el sol se ponga en ella
Yo inscribiré en tu rombo mi programa
conocido del mar desde que ama»
Y resumiendo el amador su
dicho
recogió los suspiros redondeles
y abandonado al humo del capricho
se dejó resbalar por dos rieles
Una sesión de circo se iniciaba
en la constelación decimoctava
|
Fábula de Equis
y Zeda (1926-1929)
ÁNGELUS
A Antonio
Machado
|
Sentado en
el columpio
el ángelus dormita
|
|
Enmudecen los astros y los
frutos
Y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos
|
|
Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las posadas
|
|
La
vida es
un único
verso interminable
|
|
Nadie llegó
a su fin
Nadie sabe que el cielo es un jardín
|
Olvido.
|
|
El ángelus ha fallecido
Con la guadaña
ensangrentada
un segador cantando se alejaba
|
Imagen
(1918-1921)
CALATAÑAZOR
|
Azor, Calatañazor,
juguete.
Tu puerta, ojiva menor,
es tan estrecha,
que no entra un moro, jinete,
y a pie no cabe una flecha.
Descabalga, Almanzor.
Huye presto.
Por la barranca brava,
ay, y cómo rodaba,
juguete,
el atambor.
|
Soria (1922-1941)
EL CIPRÉS DE SILOS
|
A Ángel del Río
Enhiesto surtidor de
sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad,
prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero,
dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de
arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
|
Versos humanos (1918-1924)
REFLEJOS
A Pedro Garfias
|
En este río lácteo
los navíos no sueñan sobre el álveo
Como un guante famélico
el día se me escapa de los dedos
Me voy quedando exhausto
pero en mi torso canta el mármol
|
|
Una rueda lejana
me esconde y me suaviza
las antiguas palabras
|
|
Cae el líquido fértil de
mi estatua
y los navíos cabecean
|
|
amarrados al alba
|
Imagen
(1918-1921)
ABANICO
El vals llora en mi ojal
Silencio
En mi hombro se ha posado
el sueño
y es del mismo temblor que sus cabellos
|
Imagen
(1918-1921)
NUBES
A Melchor Fernández Almagro.
|
Yo
|
pastor de bulevares
|
|
desataba los bancos
y sentado en la orilla corriente del paseo
dejaba divagar mis corderos escolares
Todo había cesado
Mi cuademo
única fronda del invierno
y el quiosco bien anclado entre la espuma
Yo pensaba en los lechos
sin rumbo siempre frescos
para fumar mis versos y contar las estrellas
Yo pensaba en mis nubes
olas tibias del cielo
que buscan domicilio sin abatir el vuelo
Yo pensaba en los pliegues
de las mañanas bellas
planchadas al revés que mi pañuelo
Pero para volar
es menester que el sol pendule
y que gire en la mano nuestra esfera armilar
Todo es distinto ya
Mi corazón bailando
equivoca a la estrella
y es tal la fiebre y la electricidad
que alumbra incandescente la botella
Ni la torre silvestre
distribuye los vientos girando lentamente
ni mis manos ordeñan las horas recipientes
Hay que esperar el desfile
de las borrascas y las profecías
Hay que esperar que nazca de la luna
el pájaro mesías
Todo tiene que llegar
El oleaje del cine es
igual que el del mar
Los días lejanos cruzan por la pantalla
Banderas nunca vistas perfuman el espacio
y el teléfono trae ecos de batalla
Las olas dan la vuelta al
mundo
Ya no hay exploradores del polo y del estrecho
y de una enfermedad desconocida
se mueren los turistas
la guía sobre el pecho
Las olas dan la vuelta al
mundo
Yo me iría con ellas
Ellas todo lo han visto
No retornan jamás ni vuelven la cabeza
almohadas desahuciadas y sandalias de Cristo
Dejadme recostado
eternamente
Yo fumaré mis versos y
llevaré mis nubes
por todos los caminos de la tierra y del cielo
Y cuando vuelva el sol en su caballo blanco
mi lecho equilibrado alzaré al cielo.
|
|
Manual de
espumas (1922)
AZUCENAS
EN CAMISA
|
A Fernando Villalón
Venid a oír de rosas y
azucenas
la alborotada esbelta risa
Venid a ver las rosas sin cadenas
las azucenas en camisa
Venid las amazonas del
instinto
los caballeros sin espuelas
aquí al jardín injerto en laberinto
de girasoles y de bielas
Una música en níquel
sustentada
cabellos curvos peina urgente
y hay sólo una mejilla acelerada
y una oropéndola que miente
Agria sazón la del febril
minuto
todo picado de favores
cuando al jazmín le recomienda el luto
un ruiseñor de ruiseñores
Cuando el que vuelve de
silbar a solas
el vals de «Ya no más Me muero»
comienza a perseguir por las corolas
la certidumbre del sombrero
No amigos míos Vuelva la
armonía
y el bienestar de los claveles
Mi corazón amigos fue algún día
tierno galope de corceles
Quiero vivir La vida es
nuevo estilo
grifo de amor grifo de llanto
Girafa del vivir Tu cuello en vilo
yo te estimulo y te levanto
Pasad jinetes leves de la
aurora
hacia un oeste de violetas
Lejos de mí la trompa engañadora
y al ralantí vuestras corvetas
Toman las nubes a extremar
sus bordes
más cada día decisivos
Y a su contacto puéblense de acordes
los dulces nervios electivos
Rozan mis manos dádivas
agudas
lunas calientes y dichosas
Sabed que desde hoy andan desnudas
las azucenas y las rosas
|
Poemas adrede
(1926-1941)
INSOMNIO
|
Tú y tu desnudo sueño.
No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.
En cárceles de espacio, aéreas
llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.
Saber que duermes tú,
cierta, segura
—cauce fiel de abandono, línea pura—,
tan cerca de mis brazos maniatados.
Qué pavorosa esclavitud
de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.
|
Alondra de
verdad (1926-1936)
A C. A. DEBUSSY
|
Sonidos y perfumes,
Claudio Aquiles,
giran al aire de la noche hermosa.
Tú sabes dónde yerra un son de rosa,
una fragancia rara de añafiles
con sordina, de crótalos
sutiles
y luna de guitarras. Perezosa
tu orquesta, mariposa a mariposa,
hasta noventa te abren sus atriles.
Iberia, Andalucía, España
en sueños,
lentas Granadas, frágiles Sevillas,
Giraldas tres por ocho, altas Comares.
Y metales en flor,
celestes leños
elevan al nivel de las mejillas
lágrimas de claveles y azahares.
|
Alondra de
verdad (1926-1936)
ROMANCE DEL JÚCAR
|
A mi primo Rosendo
Agua verde, verde, verde,
agua encantada del Júcar,
verde del pinar serrano
que casi te vio en la cuna
—bosques de san
sebastianes
en la serranía oscura,
que por el costado herido
resinas de oro rezuman—;
verde de corpiños verdes,
ojos verdes, verdes lunas,
de las colmenas, palacios
menores de la dulzura,
y verde —rubor temprano
que te asoma a las espumas—
de soñar, soñar —tan niña—
con mediterráneas nupcias.
Álamos, y cuántos álamos
se suicidan por tu culpa,
rompiendo cristales verdes
de tu verde, verde urna.
Cuenca, toda de plata,
quiere en ti verse desnuda,
y se estira, de puntillas,
sobre sus treinta columnas.
No pienses tanto en tus
bodas,
no pienses, agua del Júcar,
que de tan verde te añilas,
te amoratas y te azulas.
No te pintes ya tan pronto
colores que no son tuyas.
Tus labios sabrán a sal,
tus pechos sabrán a azúcar
cuando de tan verde,
verde,
¿dónde corpiños y lunas,
pinos, álamos y torres
y sueños del alto Júcar?
|
Hasta siempre
(1925-1941)
ROMANCE DEL DUERO
|
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de
piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
|
Soria
(1922-1941)
NOCTURNO
|
A Manuel Machado.
Están todas
También las que se
encienden en las noches de moda
Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos
Son sensibles al tacto las
estrellas
No sé escribir a máquina sin ellas
Ellas lo saben todo
Graduar el mar febril
y refrescar mi sangre con su nieve infantil
La noche ha abierto el
piano
y yo las digo adiós con la mano
|
Manual de
espumas (1922)
|