
ÉNFASIS WESLEYANOS
Por: Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Hay una gran doctrina cristiana enseñada por JESUCRISTO que, fuera de toda duda, profesamos, y en la que creemos firmemente. Nuestra creencia religiosa se basa en la Palabra de Dios, que ha sido revelada, y que la conciencia iluminada del ser humano percibe y testifica. Esa creencia brota de la vida y carácter del Dios en quien creemos. La prueba final de validez se encuentra en el crisol de la vida donde hombres y mujeres luchan, y tropiezan, y pecan, sólo para levantarse de nuevo y rendirse en los brazos de un Dios perdonador y siempre amoroso.
Los principales conglomerados de creyentes protestantes y evangélicos, comparten las verdades que nosotros sostenemos. Es un honor para los metodistas el hallarnos en la corriente central del pensamiento cristiano, en todas partes del mundo. Esto no hace más que reforzar la validez de nuestra fe y poner en relieve cuán extensamente es aceptable nuestra confesión. Es propio, pues, que tratemos de expresar, en forma sucinta pero clara, los aspectos principales que constituyen lo que creemos los cristianos metodistas.
1. La Gracia Anticipante:
Es el amor de Dios que rodea a toda la humanidad.
Precede a cualquiera de nuestros impulsos conscientes.
Aviva nuestro primer deseo de agradar a Dios.
Nuestro primer atisbo de entendimiento de la voluntad de Dios.
Nuestra primera convicción, ligera, transitoria, de haber pecado contra Dios.
Despierta un ansia de ser librados del pecado y de la muerte.
2. Gracia de Justificación y Seguridad:
Ocurre en el corazón del ser humano bajo la obra de gracia del Espíritu Santo.
Mediante la fe, al ser justificados nuestros pecados son perdonados y somos restaurados al favor de Dios.
Marca un comienzo nuevo, pero es parte de un proceso continuado.
Nuestra seguridad se manifiesta en el testimonio del Espíritu Santo, expresado a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
3. Gracia de Santificación y Perfección:
Es voluntad de Dios que sigamos nutriéndonos en su gracia.
El Espíritu santo nos capacita en el conocimiento y amor de Dios, para la comunión con nuestro prójimo.
Esta gracia permite hacer realidad en nuestra vida la Perfección Cristiana.
Este don gratuito del poder y amor de Dios se nos dio sin merecerlo, y no se ve limitado por nuestras flaquezas.
Las obras de piedad y de misericordia son expresiones visibles de nuestra santificación cristiana.
4. Fe y Buenas Obras:
La gracia de Dios promueve la respuesta y disciplina humana.
La Salvación de hace patente mediante las buenas obras.
En nuestra teología de la gracia convergen la fe y las buenas obras.
5. Misión y Servicio:
La salvación demanda misión cristiana y servicio al mundo.
Al vincular el amor y los frutos, afirmamos que la religión personal, el testimonio evangélico y la acción social cristiana, son recíprocos y se complementan mutuamente en la santificación cristiana.
La santidad bíblica implica amor al prójimo, una pasión por la justicia y la renovación en la vida del mundo.
6. Naturaleza y Misión de la Iglesia:
La extensión de la iglesia surge por la acción del Espíritu.
Promueve el desarrollo del ser humano.
Capacita y moviliza para la misión y servicio al mundo.
Nuestro carácter conexional nos une en fe y servicio en nuestro testimonio global.
Esto hace que nuestra fe se torne activa en el amor, y amplíe nuestro deseo de que haya paz y justicia en el mundo.
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