Entramos a un nuevo milenio, el tercer milenio de la era cristiana, y todo parece asociarse al dominio de espacio y naves interplanetarias que nos dejaron tantas películas de ciencia ficción. Y desde luego será este nuevo milenio testigo de los adelantos que se avecinan en esa apasionante búsqueda del hombre por nuevos horizontes.

Sin embargo sabemos que la llegada del nuevo milenio no es tal vez como lo imaginaron nuestros próximos antepasados, donde el desarrollo de la tecnología, nos llevaba por senderos mucho más perfectos, donde quizá la evolución de la humanidad hubiera superado los problemas que la azotaban en el pasado de esos tiempos, pero al igual que antes o tal vez peor, ahora, la pobreza, la injusticia y la ausencia de paz en el planeta siguen reinando. Si alguien de ese pasado estaría presente ahora de seguro se decepcionarían de "cuanto" hemos avanzado en esos aspectos.

Reflexionar sobre cuanto hemos avanzado, podría ser tal vez el comienzo de un cambio de actitud en nosotros mismos, cuanto hemos avanzado?, poco, bastante, mucho? La respuesta está en cada uno de nosotros. Pero también puede caber preguntarse, cuánto más habríamos avanzado si hubiésemos superado tantas diferencias y egoísmos que nos acompañan a través de nuestra historia y que aun hoy en el futuro no podemos superar.

Si, llegamos, estamos en el futuro, el lejano año 2000 ya está aquí, simbólicamente se nos abre una nueva era, tal vez un nuevo comienzo, tal vez una oportunidad más de lograr lo que todas las generaciones de la humanidad no lograron.

Demos la bienvenida al nuevo milenio con alegría y entusiasmo, no solo del momento, sino también de hacernos la promesa de encaminarnos a ser seres más humanos y mejores cada día, a aceptar el reto de que podemos construir una sociedad más justa y pacífica donde podamos convivir como seres del futuro que alguna vez soñaron los abuelos de los abuelos.

Bienvenidos al futuro, comencemos a construirlo, a hacerlo mejor cada día, más no lo encaminemos a un breve espacio de tiempo, al caos o el anarquismo que es el camino más fácil, pero que también es muy corto, pues tras su paso es seguro encontrar toda la maldad de la humanidad juntas y al final del camino, un triste ocaso de lo que llamamos civilización.

Démonos una oportunidad, todos la tenemos, comenzar por ser cada uno de nosotros cada día mejor es el primer paso, también puede ser el seguro de perpetuar nuestra descendencia al forjar mejores hijos, mejores seres dignos de llamarse humanidad.