LAS CALLES DEL PUEBLO
Casi todas sus calles están empredradas y las que no, se encuentran en priedra bruta y son muy estrechas, éstas
últimas son las denominadas "callejas".
En sus casas de piedra pueden verse rejas artesanales, protegiendo las ventanas. Estas verjas están hechas por maestros en el arte de la forja, desgraciadamente tan escasos hoy en día.
También de forja es el Vía Crucis que sale de la Ermita del Pilar y sube zigzagueante hasta la Iglesia de San Millán, con tres cruces juntas en uno de los muros del puente. Esto fue mandado construir por D. Juan Francisco Jiménez del Río, mecenas del pueblo, a finales del siglo XVIII.
En el pueblo se pueden apreciar claramente diferenciados dos barrios, separados por el río Linares. El Barrio de Abajo ("Grande") en el falda del Monte Cayo, es el más habitado; y el Barrio de Arriba ("La Revilla"), donde se encuentra la Iglesia; en sus fachadas, se pueden apreciar los escudos ornamentados que indican que en ese barrio residieron miembros de familias de la nobleza, para poder acceder a los derechos de pastos.
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