Desarrollar Tecnologías Propias es Vital
Para el Cambio Estructural
Un
artículo del Dr Xavier Gamboa Villafranca
Referencia
Bibliográfica: Gamboa Villafranca, Xavier: “Uso Optimo de Planta Industrial ya
Existente. Desarrollar Tecnologías Propias es Vital Para el Cambio
Estructural”, Excelsior, Sección Metropolitana. 4 de agosto 1987. México, DF. México.
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El
Plan Nacional de Desarrollo 1983 (PND) se publica el 31 de mayo de 1983. En el
establece que la administración obligatoriamente iniciará una verdadera
modernización del subconjunto de empresas industriales del sector público que
realicen actividades estratégicas , para que apuntalen el modelo de la sociedad que sus páginas configuran. Así mismo el
régimen se compromete a operar mecanismos de estímulo-desestímulo y a concertar
acciones con organizaciones que representan los intereses de los trabajadores y del capital privado,
con objeto de que esta modernización y reorientación abarque también a la mayoritaria porción de la planta
industrial que no pertenece
directamente al gobierno. Para lograr lo anterior , uno de los puntos nodales
que plantea la estrategia del cambio
estructural del PND consiste en que los resultados de la investigación
tecnológica deben ser utilizados por las empresas para generar productos
apropiadamente diseñados, con la maquinaria y las herramientas adecuadas y de
acuerdo a procesos eficientes.
Intentando sintetizar el Plan, a nuestro juicio sobresalen cuatro razones por las que
en su texto se considera vital el lograr que se generalicen mejoras en las
tecnologías de equipo, proceso y productos empleados en la industria: a)El
desarrollar tecnologías en el país y el adaptar racionalmente a nuestras
condiciones internas en las que se
transfieren del exterior sirve, tanto para darle un uso optimo a la planta industrial ya existente, cuanto para
ampliarla adecuadamente cuando ello sea necesario en el futuro, b) La
innovación tecnológica es ingrediente
fundamental de las acciones que se
emprendan para evitar seguir importando bienes intermedios y de capital, así
como los insumos que requiere su
fabricación, c) junto con la capacitación para su manejo, las innovaciones
tecnológicas, son indispensables para elevar la productividad del trabajo en la
industria, para generar bienes en los volúmenes, con la calidad y con los
criterios de competitividad que permitan una exportación cada vez más
diversificada y para tener una
producción que garantice la satisfacción de la demanda interna de básicos ,
d)Sin un desarrollo tecnológico propio, orientado a la resolución de los
problemas de la industria habría la posibilidad de perder parte de la
independencia económica , se dificultaría el que el Estado mexicano
efectivamente sea el rector de la economía, no se avanzara lo suficiente en la
reconversión industrial del sector público, el paquete de estímulos
oficiales a la modernización del sector
privado estaría incompleto y no podría auspiciarse seriamente, desde el
Gobierno, el proceso de expansión del sector social.
El equipo que asume el poder en diciembre de 1982
hace suyos estos compromisos y esta
concepción de determinantes y efectos. Por ello es que desde un principio, a
los ojos de sus integrantes,
aparece como condición necesaria –aún
que no suficiente – el avanzar en el rubro
del fortalecimiento tecnológico, para poder conducir el proceso global
de transformación cualitativa del
aparato industrial del país. Pero justamente también por ello es que, en los
más altos niveles gubernamentales de toma de decisiones existía el convencimiento de que se trataba de una condición que no estaba dada y que en consecuencia seria necesario luchar durante el sexenio para crearla. La
cristalización de esta convicción el combate en sí mismo, imprimió su sello a
la dinámica del gobierno entre 1983 y 1986.
Por un lado importantes acciones se orientaron a dotar de la máxima cobertura legal y
legitimidad posible a este propósito altamente prioritario. En marzo de 1982,
durante la campaña presidencial el IEPES-PRI había llevado acabo la reunión
preparatoria de consulta popular
“Ciencia y Tecnología para el Desarrollo”, encaminada entre otras direcciones a conformar la esencia de la política tecnológica asociada a la industria del
futuro gobierno. El 3 de diciembre de 1982, en uno de sus primeros actos como
Presidente en funciones, Miguel de la Madrid envía al Congreso de la Unión una
iniciativa –aprobada afines de ese mes- para adicionar al artículo 73
Constitucional con la fracción XXIX, que faculta al ejecutivo PATRA
expedir leyes referidas a “la
transferencia de tecnología y la generación, difusión y aplicación de los conocimientos científicos y tecnológicos que requiere el
desarrollo nacional”
A principios de 1983, el CONACYT coordina el Foro de
Consulta Popular para la Planeación Democrática del Desarrollo Tecnológico. De sus mesas surgirán tanto los
apartados del propio PND que hacen explícita la política de desarrollo
tecnológico en la industria, cuanto la estructura del Programa Nacional de
Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988, que se publica en agosto de
1984. El 21 de enero de 1985, en buena medida como producto de la acción
legislativa de una Comisión de Ciencia y Tecnología formada por diputados
representantes de las fuerzas más progresistas del Estado mexicano, el Diario
Oficial incluye la Ley para Coordinar y promover el Desarrollo Científico y
Tecnológico. Esta establece elementos de procedimiento y organización,
destinados a concretar la intención de hacer posible el fortalecimiento de la
industria y de la economía toda, vía innovación tecnológica.
Por otra parte se empleo a fondo la vertiente de
coordinación Durante 1983, 1984 y 1985, recorren el país servidores públicos convencidos de la necesidad de que nuestra
planta industrial estuviera en posibilidad
de superar sus problemas tecnológicos. Logran vencer a las corrientes
opuestas a que el gobierno federal y autoridades estatales y municipios establecieran vínculos operativos en la
materia. De esta manera en los planes estatales y programas subregionales y
regionales de desarrollo que se elaboran duran este lapso de tiempo, la
política referente al sector industrial incluye acciones específicas de
fortalecimiento tecnológico se constituye y operan subcomités de ciencia y
tecnología en los COPLADE’s de diversas entidades federativas y se agilizan los
mecanismos de fomento y financiamiento de desarrollo tecnológico para la
industria, empleados por dependencias gubernamentales y organismos
descentralizados. Luego de un arduo proceso de negociación para elevar los
niveles existentes de coordinación intragubernamental, se llegan los acuerdos
necesarios respecto al contenido, en materia de fortalecimiento tecnológico,
del Programa Nacional de Fomento Industrial y de Comercio Exterior, publicado
en 1984.
Pero quizá la lucha más importante fue la que se dio
con el propósito de concertar acciones con categorías de actores sociales
ubicados fuera del aparato de gobierno. Como resultado del combate en este
frente , añejos en el seno de la
comunidad científica y tecnológica empezarían a superarse. Ante el afloramiento de una nueva moral de la
ciencia y la tecnología, fincada sobre la coincidencia en lo diverso, fuerzas y
grupos anteriormente enfrentadas inician su concordancia en un punto básico: coadyuvar a la
resolución de los grandes problemas
nacionales. La UNAM y el IPN, de manera especialmente importante, ensayan la
operación de instancias destinadas a vincular sus propias capacidades de
desarrollo tecnológico con empresas industriales de los sectores público,
social y privado. Encabezan, así un gran movimiento nacional –secundado por otras importantes instituciones de educación superior y de postgrado del país – en que tienen
cabida, los mismos científicos naturales , que científicos sociales; la técnica
que la ciencia básica; defensores de la Interdisciplina, que sustentadores de
la unidiscipina; luchadores en pro del mantenimiento de estilos individuales de
trabajo, que propugnadores del trabajo colectivo y por cooperación;
concepciones de izquierda, que ideología de derecha. Paralelamente se dan los
primeros pasos para conformar un verdadero sistema nacional de atención
tecnológica a la industria del país, para conocer realmente la capacidad
instalada con que contamos para hacerlos y para su desconcentración territorial
requerida.
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