Ciencia y tecnología politécnica: hacia la competitividad internacional
Un artículo del Dr Xavier
Gamboa Villafranca
Referencia Bibliográfica:
Gamboa Villafranca, Xavier: “Ciencia y tecnología politécnica: hacia la competitividad internacional”, México Internacional. Año 4. No. 42. Febrero de 1993. México, DF. México Ver Portada
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“Hacer” ciencia y tecnología al iniciarse 1993 es, en el
Politécnico, simultáneamente igual y diferente a como lo fue durante los años
ochenta. Es igual en su esencia. Sigue realizándose íntimamente vinculada a la
docencia y al servicio de la sociedad a la que la institución se debe. El
profesor encuentra en la investigación tecnológica y científica un camino para
tener la seguridad de que, a los recursos humanos que contribuye a formar, les
está propiciando conocimientos, dotando de habilidades y propiciando actitudes,
con los elementos más sólidos a su alcance.
Es
diferente lo que hoy hacen los investigadores politécnicos, en forma y grado.
Se está dando un cambio central en el IPN. Se desprende del hecho de que a
todas luces, la institución se ha forjado una meta, muy ambiciosa pero
factible: volver a ser la mejor institución en materia de formación –dentro de
su competencia- de los técnicos, tecnólogos y científicos que requieren los
nuevos tiempos. Ahora, los componentes de su comunidad han decidido ir más
allá: desean convertirlo en el más prestigiado instituto en América Latina y
entre los primeros a nivel mundial.
Quienes
no están metidos, de lleno, en la actividad científico-tecnológica del IPN
(quienes ven los toros desde la barrera) piensan que ésto es un buen deseo,
pero imposible de realizarse. Sin embargo, quienes están en la arena, toreando
día a día, están totalmente convencidos de que ello se puede lograr; con
esfuerzo, talento e inteligencia, pero se puede lograr. Lo constatan permanentemente, en su trabajo diario,
cuando tratan con colegas extranjeros, cuando ven con detenimiento sus
resultados, cuando comparan los métodos de la ciencia no mexicana con los
propios, cuando ven las diferencias de calidad de los productos externos y los
suyos... y cuando se percatan de las diferencias de costos y recursos
disponibles.
La
naturaleza misma de las actividades del investigador politécnico hace
obligatorio el que cotidianamente efectúen estas constataciones de distinción
con los investigadores “de afuera”. Cotidianamente observan que hay –si no
siempre superioridad politécnica- si por lo menos igualdad de productos, bajo
igualdad de condiciones. Es sólo bajo desigualdad de condiciones, que la
superioridad la detenta la ciencia y la tecnología extranjera. La clave está,
entonces, en encontrar los nichos en que las condiciones externas e internas
sean por lo menos las mismas. Esto siempre se puede lograr –de hecho, así se
viene trabajando en la investigación del Instituto-. Por ello, no ven como
causa de preocupación –sino al contrario, lo perciben como factor inyector de
energía- el que la globalización de nuestra economía llegue hasta la ciencia y
la tecnología que se produce en el país.
Las
autoridades colegiadas y administrativas del IPN, no solamente contemplan este
propósito central en sus planes estratégicos por transformar al Instituto, sino
que están actuando en consecuencia. No solo se han reducido dramáticamente los niveles de simulación que existían en la
investigación científico-tecnológica del IPN, sino que poco a poco ha venido
arraigando una cultura docente de combate frontal a todo a todo lo que sea
combate frontal a todo a todo lo que sea fraude en materia de resultados
científicos y respecto a la manera en que se generaron.
Hoy
tiene más dinero que antes –en términos absolutos y relativos- para ser
efectivamente utilizado en las investigaciones a su cargo, quien imprime a su
actividad una clara orientación a resolver problemas concretos que realmente
presente; por un lado, el avance del conocimiento básico de la ciencia y sus
implicaciones; y, por el otro lado, c que verdaderamente tengan una utilidad
específica para resolver un problema puntual en materia tecnológica o técnica,
que exista en la realidad. Cuentan también con mayores recursos -en comparación
con el pasado y en comparación con quienes no reúnen esta condición en e!
presente- aquellos investigadores que sin lugar a dudas forman cuadros
investigativos vía su incorporación a proyectos, que estimulan la generación de
tesis de nivel licenciatura y postgrado que formen en sus planes estratégicos
por transformar al Instituto, sino que está actuando en consecuencia.
No
sólo se han reducido dramáticamente los niveles de simulación que existían en
la investigación científico-tecnológica del IPN, sino que poco a poco ha venido
arraigando una cultura docente de combate frontal a todo lo que sea fraude en
materia de resultados científicos y respecto a la manera en que se generaron.
Hoy, tiene más dinero que antes –en términos absolutos y relativos- para ser
efectivamente utilizado en las investigaciones a su cargo, quien imprime a su
actividad una clara parte de ellos, que sean capaces de convertir los
resultados de las investigaciones en textos y prototipos didácticos y que
propongan cambios a planes y programas de estudio en función de lo que vayan
encontrando, científicamente fundado.
Sus
científicos y tecnólogos comparten este propósito de convertir al IPN en centro
educativo de excelencia reconocida a nivel mundial. De hecho, prácticamente
exigen que así sea. Conocen que su actividad se ubica en un punto crucial para
contribuir al logro de este propósito. Desean ser, y están siéndolo, más
competitivos, conforme a las normas internacionales.
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