Autogolpe Presidencial de Estado: Una teoría sobre el momento juzgado como oportuno para el temporal abandono de la Democracia
Un artículo del Dr Xavier Gamboa Villafranca
Referencia Bibliográfica:
Gamboa Villafranca, Xavier: “Autogolpe
Presidencial de Estado: Una teoría sobre el momento juzgado como ‘oportuno’
para una ‘temporal’ desviación de la Democracia”, Anuario de
Investigación en Ciencias Sociales y Económico-Administrativas. Universidad de Quintana Roo. Chetumal,
Othon P Blanco, Quintana Roo, México.
Diciembre del 2002.
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Xavier Gamboa Villafranca
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Un día,
cuando su grupo-compromiso considera que se reunen ciertas condiciones
domésticas e internacionales, el Presidente de un país transmite masivamente un
mensaje a sus gobernados. Lo hace,
típicamente en cadena nacional y a la hora de mayor rating televisivo. Con la solemnidad que amerita la ocasión,
ahí anuncia que se aparta, desde ese momento y durante un periodo indeterminado
de tiempo, de la legalidad hasta entónces vigente. Justifica esta decisión, utilizando argumentos de “cambio ó
catástrofe”[1]. Dá a conocer que suprime a los otros dos
poderes (legislativo y judicial), y que declara abolido el órden constitucional
conforme al cuál él mísmo tuvo acceso a la silla presidencial. Aunque nunca lo llama de esta manera, en
realidad proclama que, a partir de ese instante, está llevando a cabo lo que en
las ciencias sociales se conoce hoy en día como un autogolpe de estado (self
coup).
El autogolpe no es un hecho fortuito. Es una estrategia general de la “globalización”, diseñada y empleada para determinadas coyunturas y circunstancias. Se presenta, en algunos países y en otros no, en función de que sus especificidades, como tales, lo tornen necesario. Es parte de una estrategia sistemáticamente empleada, por el bloque en cuyo poder está la economía mundial, cuando hay que sacrificar gobiernos constituídos que dan muestras de incapacidad para lidiar “decentemente” con contrapesos y obstáculos que organizaciones e instituciones “domésticas” le anteponen. A los ojos de los estrategas de la “superestructura mundial”, cuando, en un país, éstas tienden a tener éxito en cuanto a detener la profundización de la economía de mercado, y –peor aún- cuando empiezan a tener capacidad real de revertir el proceso... ¡Hay que parar el proceso! Y, ello, al precio que sea: sacrificando a las instituciones prescindibles, que es la esencia de un autogolpe de Estado; ó, incluso, llegando a catalizar el desmantelamiento de naciones enteras, en lo que constituye el auspicio al colapso de Estados nacionales.
¿Es que el presidente de un país –por ejemplo, Boris
Yeltzin en Rusia, ó Alberto Fujimori en
Perú- se despierta una mañana
con la súbita idea de someter a los otros dos poderes nacionales, de desemplear
a los jueces y de desconocer la Constitución en su país?
¡De ninguna manera!. Decidirse a propinar un autogolpe presidencial de Estado, no es
ocurrencia de un día. Lejos de
ello: animarse a darlo es uno de los
puntos “culminantes”, de un auténtico proceso de ingeniería política que se ha
venido dando con bastante antelación[2]. La decisión del Presidente autogolpista es,
diría Max Weber, una acción racional con arreglo a fínes[3]. De conformidad con las teorías de la prospección[4],
lo que él y su grupo han venido haciendo, durante al menos los cinco años
anteriores, es aplicar una estrategia de
prospección normativa[5].
Ante todo, el Presidente toma la decisión de propinar
el autogolpe en ese día, porque se le presenta como el momento justo en que
funcionará como EL medio que le asegura llegar, con el menor esfuerzo y el
máximo beneficio, a un escenario que el grupo que lo sustenta considera
deseable (el “fín”). La toma de decisiones
la fundamenta en información científicamente recabada; que ha sido traducida a
estrategias, tácticas y acciones políticas;...y, sobre todo, que ha sido
mercadológicamente aprovechada[6]. En suma:
el Ejecutivo se decide a actuar, porque ha sido cuidadosamente preparado
el escenario y la obra está en movimiento... y ha llegado el momento
estelar.
Así lo indican, no sólo sus estudios del presente,
sino de los análisis de vulnerabilidad que ha encargado hacer, de casos
anteriores. Y en este campo,
paradójicamente, en el “Modelo
Fujimori” de autogolpe de Estado, tenemos los latinoamericanos un genuino
producto de exportación. Veáse, si duda
hubiera, lo que Maxwell Cameron[7] consigna, al respecto:
“Yeltzin,
antes de lanzar su apretón de tornillos [(autogolpe de Estado)], envió a Lima a agentes del servicio de seguridad
[(de la Federación Rusa)], para reunirse con sus contrapartes del SIN [(Sistema
de Inteligencia Nacional, del Perú)],...”[8]
¿Cuáles son las señales que indican, a quienes preparan el autogolpe, que ha llegado lo que aquí llamaremos el “Momento DAE”, Día del Autogolpe de Estado? ¿En qué se basan, para calcular que ha llegado el momento de que el titular del Ejecutivo anuncie que hay emergencia nacional, que se suprimen a los otros dos poderes y que se declara abolida la constitución?
Esencialmente, cuando se reúnen dos condiciones:
a)cuando les consta, a
los integrantes de la fracción del gran capital transnacional
financiero-bursátil-especulativo, impulsor básico del triunfo electoral del
Presidente, que cuentan con el máximo
posible de fuerza política, al interior del bloque en el poder del
país; b)además, cuando saben que, si
dan el autogolpe en ese momento, tendrán muchas más -y de “mejor” calidad- fuerzas de apoyo, que fuerzas en contra, en
los cuadros de mando de los consorcios privados, organismos transancionales y
gobiernos-metrópoli, ante los que los integrantes de su grupo local responden.
Se dirá, con razón, que un Presidente –independientemente de su proclividad, ó no, al autogolpe- no se guía sólo por lo que acontece al interior y entre las “élites”, así como que tampoco actúa únicamente en función de la relación que mantiene con ellas. Es bien sabido –se podría continuar argumentando- que, tanto hay autogolpes que fracasan, como que tienen éxito; e, incluso, que buena parte de la diferencia es atribuible a la dirección que toma la opinión pública. El propio Cameron[9] describe el peso del público, en esta posibilidad del fracaso, al hacer la siguiente suscinta narración del caso Guatemalteco:
“El 25 de mayo de 1993, siguiendo
el modelo peruano, el Presidente [de
Guatemala, Jorge Serrano,] cerró el Congreso, suspendió la constitución,
declaró estado de emergencia e inmediatamente convocó a nuevas elecciones. Sin
embargó, la corte constitucional cuestionó la legalidad del autogolpe,
el Consejo Electróal se negó a convocar a nuevas elecciones, los militares se
dividieron, la sociedad civil se colocó contra el gobierno, y se dio una creciente presión
internacional…” (Subrayado de XGV)
Precisamente debido a la presencia y magnitud de este
factor –por el peso significativo que, en la resultante del autogolpe, tiene la
opinión pública- es que se torna
necesario preguntarse, también: ¿Qué hay,
con respecto a los estratos de quienes son gobernados? ¿Qué condiciones políticas e ideológicas
tienen necesariamente[10]
que estar presentes, para que los estrategas de la preparación del
autogolpe dén “el banderazo” ?
Encuentro que existe suficiente evidencia
empírico-documental como para adelantar, en el plano de la teoría, una
respuesta genérica respecto a las variables que son contempladas
para tomar una decisión. En una
síntesis apretada, la planteo de la siguiente manera:
El
Presidente que ha venido creando las condiciones político-ideológicas para dar
un autogolpe de Estado, recibirá instrucciones[11]
de que “es el día”, cuando los estrategas de su grupo de compromiso[12] captan señales de que, en ese instante y
durante un lapso muy corto de tiempo, se está dando una buena mezcla de las principales variables intervinientes, que
realmente fueron introducidas y sistemáticamente monitoreadas por ellos durante
el inmediamente anterior periodo de año y medio ó dos años. La batería de variables, cruciales, son las
siguientes:
A)Intensividad
de la alianza con los dueños de medios de comunicación;
B)Cobertura
social de la imagen de anacronismo de la Constitución;
C)Logros
efectivos, relativos, de la
aplicación de una táctica divisionista al interior del poder legislativo;
D)Amplitud
social de la imagen de un necio enfrentamiento obstruccionista, de los poderes
legislativo-judicial, con respecto a un
Ejecutivo deseoso de “trabajar”;
E)Potencial
y reserva de la táctica de populismo de derecha, en términos de efectividad
ideológica pro Presidente;
F)Nivel
de subordinabilidad real del poder judicial con respecto al ejecutivo, en
comparacion con el grado de acercamiento formal entre las posiciones del poder
judicial y el poder legislativo;
G)Proporcionalidad
pro presidente / pro instituciones, entre los mandos militares principales;
H)Tendencia
en cuanto a real oportunidad de que la oposición político-partidista retome, por la vía electoral, la titularidad
del Poder Ejecutivo.
Pienso que es posible nutir aún más,
esta parte de la teoría, con proposiciones respecto al comportamiento[13]
que asume cada una de variables, cuando le estarían indicando, al grupo del
Presidente, que ha llegado el momento de asestar el autogolpe. Continuemos con las proposiciones teóricas[14]:
El
autogolpe se dará cuando, en el “radar”
de los estrategas presidenciales , se captan, a la vez, las siguientes señales:
A)Los
dueños de los medios electrónicos de comunicación de masas están, sin lugar a
dudas, con el Presidente y su Grupo de Referencia.- . Tienen la certeza, además, de que quienes
no lo están en ese momento, con algo de presión transitoria lo estarán,
inmediatamente despues del autogolpe.
Así lo deja entrever la acrítica y complaciente posición de los magnates
de la TV y radio, como conjunto, durante la campaña propagandística emprendida
durante los 12 a 18 meses anteriores desde las oficinas Presidenciales; así
como el comportamiento que históricamente ha asumido este segmento social ante
autogolpes en otros países. Cedo, aquí,
la palabra al profesor Gorriti,[15]
especialista en este campo, que describe con elocuencia este comportamiento
social de los dueños de los medios, en el caso del señor Fujimori:
El 5 de abril de 1992, día del
autogolpe en Perú, “Radio Programas del
Peru, la mas poderosa estación de radio, propiedad de la mísma familia que
también poseé la televisora mas grande del Perú –Canal 5- se limitó a sacar al
aire comunicados de Fujimori y comentarios complacientes… Cuando Radio Antena
Uno salió del aire debido al golpe, la estación Radio Red empezó a transmitir
protestas contra el golpe. Lo pudieron hacer durante casi un día, hasta que las
fuerzas policiacas irrumpieron en sus oficinas y arrestaron a todo el que
encontraron dentro... [Por otro lado, el 7 de abril,] Fujimori llegó a El
Comercio, escoltado por el jefe del ejército, para disculparse con los editores
e impresores de este periódico [porque las fuerzas armadas lo habían tomado el
día anterior]. Los reporteros de los semanarios llegaron a sus oficinas y
pudieron, para su asombro, ocuparlas sin oposicion de las tropas, que se fueron
casi de inmediato… A partir de ahí, el régimen de Fujimori argumentaría que no
era una dictadura al mencionar, entre otras cosas, que en el Perú existía una
ilimitada libertad de prensa. Al
principio, el régimen de Fujimorí no necesito tomar medidas represivas contra
la prensa. La mayor parte de los medios
colaboró con el golpe; a regañadientes, ó gustosos pero con apariencia de
hacerlo a regañadientes. Los seis
canales de televisión existentes, apoyaron al golpe. Unas horas antes del golpe, los dueños de las televisoras habían
sido llamados por Fujimori al cuartel general del ejército. Ahí, vieron una grabación del discurso
anunciando el golpe, y se les pidió apoyarlo sin protestar. Estuvieron de acuerdo... ”
B)Está en el climax, el arraigamiento social de la
imagen ideológica que presenta como necesario sustituir al marco constitucional
vigente, porque es obsoleto, anacrónico y obstruccionista del trabajo del
Presidente.- Ello es indicador del éxito de la
estrategia ideológica que ha venido aplicando –durante al año ó año y medio
anterior- la fracción ante la cual el
Presidente se considera responsable, y por sus ramificaciones en influyentes
espacios políticos de la sociedad. El
eje estratégico consiste en la
violación sistemática, explícita y pregonada de contenidos
constitucionales importantes, por prácticamente todos los niveles del poder
ejecutivo. El incumplimiento de los
preceptos clave de la Constitución, así, ya es la regla general, no la
excepción. El propósito se ha logrado: contar con una opinión pública favorable,
“adecuadamente” ideologizada, al
momento de derogar, la Constitución.
Han ganado la apuesta. Saben que
el ánimo social creado por ellos, durante esos 18 meses anteriores, es tal que,
ahora que llegan al punto gravísimo del autogolpe de Estado, las mayorías
simplemente encogerán los hombros y voltearán para otra parte, diciendo algo
similar a “al fín y al cabo, la Constitución ya ni se cumplía”. Así sucedió, lo saben, en el caso de
Perú. El siguiente texto, del profesor
Gregory Schmidt,[16] ilustra incomparablemente el punto:
“En
febrero de 1992 el Congreso, no obstante el veto presidencial, aprobó la Ley de
Control Parlamentario, en tanto medida que regularía la utilización de la
autoridad del Ejecutivo para emitir decretos.
El 5 de febrero, en mensaje televisivo transmitido avanzada la tarde,
Fujimorí atacó el que quisieran “atarle las manos” con respecto a sus
prerrogativas constitucionales y anunció la disolución del Congreso y la
reorganización del poder judicial ...”
C)El
segmento de parlamentarios que están a favor del Presidente, llegó a su
máximo.- El ejecutivo conoce la correlación de fuerzas en el congreso y su
resultante. Tiene conocimiento
detallado, no sólo al nivel de cifras y proporciones, sino en el plano personal
de nombres, patrimonio, direcciones y, desde luego, cuentas bancarias. Tiene, en la punta de los dedos de su
computadora, los resultados de un proyecto que dá permanente segumiento al who’s
with whom legislativo. Sabe, pues,
cómo se dá la dinámica de los integrantes de cada uno de sus grupos
reales/formales, de la complicada red
que tejen entre ellos y de los balances de favores y desamores que su
funcionamiento genera. Con toda esta
información, la camarilla presidencial sabe que no crecerá más , el segmento de
diputados y senadores que relmente le es proclive. A partir de ese momento, no será posible cooptar a más diputados
y senadores. Sabe, pues, que la
correlación le es –y continuará siendo- sumamente desfavorable. Es una proporción de alrededor de 25% a
favor del Presidente sin control, y de 75% a favor del Presidente rindiendo
cuentas al Legislativo.
Incidentalmente, esta es muy cercana a la que Murray Yanowitch[17]
informa que había, cuando desde las oficinas de Boris Yeltzin se decide
propinar su autogolpe de Estado:
“El Centro de Investigaciones
Sociológicas y el Instituto de Investigaciones Complejas encuentran que 77% de
los parlamentarios retaban seriamente al gobierno, especialmente con respecto a
los métodos utilizados para llevar a cabo su reforma. Sin embargo, sólo 25% de los diputados estaban a favor de hacerla
reventar…”
D)El
legislativo empieza a desplazar exitosamente, hacia la negocación, el
enfrentamiento frontal con el ejecutivo.-
Se ha hecho público el que está por empezar un proceso formal de
negociación, entre el poder ejecutivo con el legislativo, promovido por este
último. El Congreso empieza a aparecer
así, públicamente, como el conciliador de la película, alejándose del papel de
testarudo y soez que desde la Presidencia le habían venido enjarentando. Las señales prenden la luz roja, en el
centro de mando de los estrategas que preparan el autogolpe: a partir de ahora, el poder legislativo
empezará a poder parar –para eventualmente revertir- la embestida
propagandística del ejecutivo. El
hecho de sentarse a negociar, a iniciativa del Congreso, descubrirá ante la
opinión pública que, realmente, el legislativo se había venido desempeñando
como leal opositor del Ejecutivo, quitándose así la máscara de enemigo
antagónico del Presidente, que éste la había colocado. El inicio de negociación amenazaría, en sus
raíces, la imagen que se ha venido propalando:
la imagen que dibuja a un Presidente “con ganas de trabajar” y de
conducir el cambio, que es objeto de ataques y de candados que le impone un
congreso y un sistema de partidos políticos aliados a él, que son emisarios del
pasado. Si realmente se inician estas
negociaciones, se empezará a saber que, en realidad, lo que realmente ha
buscado el poder legislativo es lo que siempre ha dicho: simple y sencillamente, que el Presidente
se someta al imperio de la Constitución y que rinda cuentas respecto a la
esencia y contenido e impacto esperado de su real proceder, y no sólo respecto
a la superficie y forma de éste. A este
punto, justamente, de desplazamiento del enfrentamiento hacia la negocación, se
hubiera llegado el día 6 de abril de 1992, de no ser porque el autogolpe de
Fujimori lo impidió. La siguiente
reflexión, del profesor Cameron[18],
así lo indica:
“El poder
judicial era corrupto e ineficiente, y sí exisiían tensiones con el
legislativo; pero ninguno de estos dos
problemas era irresoluble. En efecto,
una mayoría del congreso apoyaba la política económica de Fujimori y el
Congreso había programado debatir el 6 de abril –lo que no fue posible, porque
el autogolpe intervino- un paquete de reformas orientado a revitalizar al poder
judicial y al esfuerzo contrainsurgente... “
E)Ha
llegado a su máximo de efectividad, con claras tendencias hacia un acelerado
descenso, la aplicación de la estrategia de populismo de derecha.- El monitoreo de la opinión pública
indica que el populismo de derecha ha llegado a su máximo, en términos de su
impacto en los niveles de “confianza
social” en el Presidente. Da muestras,
no de que “se acabó” el ascenso, ni tampoco de los niveles de public
confidence se estabilizaron, sino de que la tendencia es hacia un rápido
descenso. La campaña
propagandístico-promocional que, girando en torno a este populismo, se orienta
al enaltecimiento de la imagen Presidencial, empieza a ser deficiente y, en
consecuencia, se dá una clara tendencia hacia un acelerado deterioro en la
legitimidad socialmente atribuída al actuar Presidencial. Los efectos sociales reales, de la aplicación
de este populismo de derecha, son los que, por sí mísmo, descubre la esencia de
su contenido. ¿En qué consiste? El profesor Bruce Kay[19]
lo describe atinadamente:
“... Este nuevo tipo de
populismo –que llamo ‘Fujipopulismo’-
tiene que ver con el retiro estatal de la economía, con un mayor control por el
capital privado (principalmente extranjero), y con la eliminación de muchas de
las funciones gubernamentales redistributivas que favorecen a las clases
trabajadoras... Si el populismo clásico
se apoya en la generosidad de un Estado intervensionista, el ‘Fujipopulismo’
depende de la filantropía del Ejecutivo financiado por un Estado liberal.”
F)El
poder judicial manifiesta criterio propio, en asuntos cruciales del
enfrentamiento legislativo-ejecutivo.-
Los máximos tribunales de justicia del país, empiezan a tomar un camino
independiente. Sobre los hechos, se
perfila una clara tendencia: una
proporción creciente de sus sentencias, respecto a las concretas
contradicciones Presidente-Congreso que atiende, estará dando la razón legal
al legislativo. A partir de ahora, cada
vez más abogará con claridad, a favor de la no transgresión del órden
constitucional. Ante este hecho,
pareciera que la conclusión, del grupo que prepara el autgolpe es: “Es necesario
actuar hoy. Mañana será demasiado
tarde”. Hay consciencia, dentro del
grupo de compromiso del Presidente, de
que el peso de un poder judicial adverso , al momento de dar un autogolpe de
Estado, determina en buena medida su eventual fracaso. Max Cameron[20]
se ha encargado de establecer este asunto claramente, en el caso de
Kazakhastán:
“…Las
irregularidades [en las
elecciones legislativas de 1994, despues de que el parlamento se autodisolvió
en respuesta al llamado del Ejecutivo], llevaron a la Corte Constitucional
a declarar inválidas las elecciones, y el Presidente [de Kazakhstan, Nursultan
Nazarbaev, ] frustrado
por la continua oposición a sus políticas, apoyó la decisión de la Corte. Luego
llamó al referendum del 29 de abril del 1995, a efecto de extender –hasta el
2001- su permanencia en el cargo y escribió una nueva constitucion que expandía
el poder del Ejecutivo. Nuevas
elecciones legislativas se llevaron a cabo en diciembre de 1995 …”
G)En
las fuerzas armadas se empieza a fracturar la convicción de lealtad
incondicional al Presidente.- Entre
los militares de alto rango, empieza a ser cuestionada[21]
la posición de quienes establecen que su lealtad es con el comandante supremo,
el Presidente, aún por encima de su lealtad a la Constitución. Si se deja pasar más tiempo, será imposible
obtener que el grueso de ejército, armada y fuerza áerea apoye al autogolpe que
se ha venido preparando. Y, un
autogolpe sin el apoyo –por acción ó por omisión- de las fuerzas armadas, iría
directo al suiucidio político. El
profesor Kay[22] se ha
referido magistralmente a este aspecto, en los siguientes términos:
“Entre
1990 y el autugolpe de abril de 1992, los militares se dividieron en cuanto a
su relación con el gobierno de Fujimori.
La facción ‘institucionalista’, que era dominante, resistió los intentos
gubernamentales de llevar a los militares a la arena de la política. Disentía otra facción, que aparentemente
estaba dispuesta a aceptar un papel más politizado, a cambio de ciertas
garantías. A traves de la ingeniosa
maniuplación de estas divisiones, Fujimori… logró que esta facción de apoyo le
fuera leal. Identificó y promovió, a
puestos clave, a los oficiales que simpatizaban con su posicion, mientrs que
forzó al retiro a aquellos oficiales que se habían mostrado hostiles a estos
avances… Para finales de 1991, la facción politizada, dirigida por el
comandante del ejército General Nicolás de Bari Hermoza Ríos, ya controlaba las
tres ramas militares. Hermoza
demostraría su nueva orientación política muy poco tiempo despues, a principios
de 1992, al endosar una serie de decretos presidenciales que habían sido
recientemente rechazados por el Congreso...”
H)Si las cosas siguien
como están, la oposicion político-partidista tiene buenas posibilidades de
avanzar en las próximas elecciones intermedias y, posteriormente, de ganar las
presidenciales.- Los partidos políticos de oposicion empiezan a dar
muestras de que, producto de esta mezcla de factores objetivos y subjetivos,
pueden efectivamente evitar que en la siguiente contienda electoral continúe,
en el poder, la fracción de clase y el grupo a que el Presidente directamente
representa y en función de cuyos intereses actúa. Y es que la historia muestra el extraordinario poder de
recuperación de los partidos, desplazados de la Presidencia, que cayeron
noqueados a la lona del cuadrilátero de la lucha política. Geir Flikke[23]
nos dá este extraordinario texto, en relación al ex Partido Comunista de la
Unión Soviética y, posteriormente, Partido Comunista de la Federacion Rusa:
“Despues de haber sufrido un masivo desmembramiento al
final de la década de 1980, de haber perdido su monopolio electoral... y
despues de haber estado públicamente impedido de participar en la vida política
Postsoviética,…[para 1998] el Partido
Comunista se encuentra... de regreso en la política. Asume la forma de un conjunto de profesionales dedicados, que se
adhieren a una versión purificada, ‘nacionalista’, de la ideología comunista y
que se apoyan en la que es considerada como la mejor organizada estructura
partidista existente en Rusia... … [que se ha] adaptado a un ambiente político
modificado... manteniendo una estricta disciplina de partido... y un balance
estable en su cuado de liderazgo. Hoy
en día, el partido se construye sobre una coalición entre marxistas
reformistas... y... los ‘nacionalistas
culturales’…”
Bibliografía
|
Cameron,
Maxwell Allan : Presidential Coups D’état And Regime Change In Latin
American And Soviet Successor States: Lessons For Democratic Theory. Working Paper #249. The Helen
Kellogg Nstitute For International Studies. Febrero de 1998. |
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Cameron, Maxwell Allan: “Self-coups: Peru, Guatemala, and Russia”, Journal of Democracy. Volúmen 9, Número1. Enero de 1998. |
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Flikke, Geir: “Patriotic Left-Centrism: The Zigzags of the Communist Party of the Russian Federation”. Vol. 51, núm. 2. Marzo del 99. |
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Gamboa Villafranca, Xavier: “Ciclo vital de un autogolpe presidencial de Estado: génesis, nacimiento, desarrollo y muerte clonada”, Por Esto! de Quintana Roo. 7 de mayo del 2002. |
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Gamboa Villafranca, Xavier: “El discurso del poder autogolpista enretrovisión.- elementos en la carta de renuncia de Boris Yeltzin”, Diario de Quintana Roo. Sección Internacional. 14 de abril del 2002. Chetumal, Quintana Roo, México. |
|
Gamboa
Villafranca, Xavier: “Periodización
del manejo ideológico, en un autogolpe presidencial de Estado”, Nojol
Balam, Revista en Línea de Investigación por la Frontera Sur de México. 6 de junio del 2002. https://www.angelfire.com/ok3/xgamboa/colpe/arts/artxgv.htm |
|
Gorriti, Gustavo: “Living dangerously: Issues of Peruvian press freedom”, Journal of International Affairs. Volúmen 47, Número 1. Verano de 1993. |
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Kay, Bruce: “`Fujipopulism' and the liberal state in Peru, 1990-1995”, Journal of Interamerican Studies & World Affairs. Volúmen 38, Número 4. Invierno de 1996/1997. |
|
Kay, Bruce: “ ‘Fujipopulism’ and the liberal state in Peru, 1990-1995”, Journal of Interamerican Studies & World Affairs. Volúmen 38, Número 4. Invierno de 1996/1997. |
|
Schmidt, Gregory D: “Delegative Democracy in Peru? Fujimori's 1995 Landslide and the Prospects for 2000” Journal of Interamerican Studies & World Affairs. Volúmen 42, Número 1. Primavera del 2000.
|
|
Yanowitch, Murray: “Parliamentary democracy and reforms”, Russian Social Science Review. Volúmen 34, Número 5. Septiembre-Octubre de 1993. |
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Xavier Gamboa Villafranca
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________________________________________________________
[1] Favor de remitirse a Gamboa Villafranca, Xavier: “El discurso del poder autogolpista enretrovisión.- elementos en la carta de renuncia de Boris Yeltzin”, Diario de Quintana Roo. Sección Internacional. 14 de abril del 2002. Chetumal, Quintana Roo, México.
[2] Para una explicitacion de los periodos y etapas principales de este proceso, Cfr Gamboa Villafranca, Xavier: “Ciclo vital de un autogolpe presidencial de Estado: génesis, nacimiento, desarrollo y muerte clonada”, Por Esto! de Quintana Roo. 7 de mayo del 2002.
[3]Weber, Max: Economía y Sociedad. Introducción. Fondo de Cultura Económica. México. 1994.
[4] Entendida como el estudio
científico social del futuro a largo plazo, que no resulta predictible utilizando los métodos tendencial-estadísticos
convencionales.
[5] Trabajos
del sociólogo mexicano Adip Sabag Sabag la definen de la siguiente manera: es la estrategia y el programa integral de
acción que se delínea para llegar, a partir de las condiciones del presente, a
un escenario deseable que se ubica en el futuro a largo plazo.
[6] Para la identificación y
caracterización de las principales etapas y periodos del manejo de la opinión
pública que ello implica, véase a Gamboa Villafranca, Xavier: “Periodización del manejo ideológico, en un
autogolpe presidencial de Estado”, Nojol Balam, Revista en Línea de
Investigación por la Frontera Sur de México. 6 de junio del 2002.
https://www.angelfire.com/ok3/xgamboa/colpe/arts/artxgv.htm
[7] Cameron, Maxwell Allan :
Presidential Coups D’état And Regime Change In Latin American And Soviet
Successor States: Lessons For Democratic Theory. Working Paper #249. The
Helen Kellogg
Nstitute For International Studies.
Febrero de 1998.
[8] Notará el lector que en todas las
referencias bibliográficas de este artículo, NO aparece el número de la(s)
página(s) que, en la fuente original,
contiene la cita textual. Ello se debe
a la desconfiguración, con respecto a la versión original de los materiales,
que sobrevino cuando se digitalizaron.
[9] Cameron, Maxwell Allan: “Self-coups: Peru, Guatemala, and Russia”, Journal of Democracy. Volúmen 9, Número1. Enero de 1998.
[10] En lógica formal, a éstas se les
denomina condiciones de necesidad.
Aplicándola a nuestro objeto de teorización, nos referimos a las
condiciones que los estrategas juzgan que necesariamente tienen que estar
presentes, para que el autogolpe que preparan sea exitoso. Generalmente reconocen que el hecho de
que éstas se presenten, no son suficientes para el efectivo éxito.
[11] Aquí, de plano, me coloco en posición de provocador intelectual. A contrapelo de algunos de los excelentes investigadores de la materia, aquí explícitamente resalto que el Presidente no detenta una posición subordinante, sino SUBORDINADA, dentro del bloque en el poder.
[12] El concepto lo acuñé, basado en el
sociólogo estadounidense Robert K Merton quien introdujo, a principios de los
años sesenta del siglo XX, el concepto de “grupo de referencia” y de “teoría de
grupo de referencia”. Aquí, por “grupo
de compromiso” nos referimos al grupo
ante el cual, desde antes de aparecer como candidato presidencial, el ahora
Presidente se ha comprometido a lograr –utilizando para ello la plataforma de
la oficina presidencial- una batería de objetivos de índole macro y micro
económica, y con respecto al cual se
relaciona desde una posición de subordinación real.
[13] Utilizo el concepto de comportamiento,
en lugar del de valor, para dejar claro que, para quienes monitorean un
conjunto de variables –para efectos de toma de decisiones- mientras se prepara
un autogolpe, tiene importantcia tanto su comportamiento cuantitativo, como su
comportamiento cualitativo. El término
valor, suele identificarse más con lo cuantitativo, con lo medible.
[14] En lo que sigue se presenta, en
itálicas ó cursivas, cada proposicón teórica.
Su respectiva fundamentación emírico-documental se presenta en
caracteres normales.
[15] Gorriti, Gustavo: “Living dangerously: Issues of Peruvian press freedom”, Journal of International Affairs. Volúmen 47, Número 1. Verano de 1993.
[16] Schmidt, Gregory D: “Delegative Democracy in Peru? Fujimori's
1995 Landslide and the Prospects for 2000”
Journal of Interamerican Studies & World Affairs. Volúmen 42, Número
1. Primavera del 2000.
[17]Yanowitch, Murray: “Parliamentary democracy and reforms”, Russian Social Science Review. Volúmen 34, Número 5. Septiembre-Octubre de 1993.
[18]Cameron, Maxwell Allan: Presidential
Coups D’état And Regime Change In Latin American And Soviet Successor
States… Op Cit.
[19] Kay, Bruce: “`Fujipopulism' and the liberal state in Peru, 1990-1995”, Journal of Interamerican Studies & World Affairs. Volúmen 38, Número 4. Invierno de 1996/1997.
[20] Cameron, Max: “Self-coups: Peru, Guatemala, and Russia”… Op Cit.
[21] Cameron, Max ( Ibid ) lo plantea así: “…Los autogolpes colocan a las fuerzas armadas en posición de tener que decidir, entre apoyar al presidente y su comandante en jefe, ó actuar conforme a lo marca la constitución… La decisión del autogolpe impulsa a las fuerzas armadas hacia la actuación deliberativa, al tener que juzgar qué es lo mejor para los intereses nacionales... Aún cuando la constitución explícitamente niegue atributos de una institución deliberativas a las fuerzas armadas, las acciones del Presidente obliga al alto mando a hacer consideraciones y tomar decisiones políticas. Tan pronto como el Presidente se sale de la ley, las fuerzas armadas se convierten en una institución deliberativa…”
[22] Kay, Bruce: “`Fujipopulism' and the liberal state in Peru, 1990-1995”, Journal of Interamerican Studies & World Affairs. Volúmen 38, Número 4. Invierno de 1996/1997.
[23] Flikke, Geir: “Patriotic Left-Centrism: The Zigzags of the Communist Party of the Russian Federation”. Vol. 51, núm. 2. Marzo del 99.