La
ciudad de San Luis Potosí, edificada el 4 de noviembre de
1592, posee una característica traza procesional porque las
órdenes religiosas que la habitaron, construyeron edificios de
culto en siete plazas adyacentes: Fundadores, Armas, San
Francisco, Aranzazu, San Agustín, Del Carmen y San Juan de
Dios, orientando sus fachadas hacia el espacio central.
La Zona de Monumentos Históricos que obtuvo decreto
presidencial en diciembre de 1990, comprende un área de 1,93
kilómetros cuadrados con 218 manzanas que contienen más de dos
mil inmuebles de valor histórico de los siglos XVII y XIX, de
diferentes tamaños e importancia. Entre los cincuenta
edificios públicos y religiosos ya catalogados que conserva
San Luis, están la Catedral, el Teatro de la Paz, la Caja
Real, y el edificio La Lonja.
Uno de los criterios culturales que avalan la inclusión del
área de traza procesional del centro histórico en la Lista
indicativa de Patrimonio de México para ser propuesto
Patrimonio Mundial, es el siguiente:
Constituye ejemplo único en el desarrollo urbanístico de
América y testimonio de la tradición de sus habitantes que
desde el siglo XVIII recrean su fervor religioso con la
celebración de sus fiestas litúrgicas. La principal de ellas
es la Procesión del Silencio durante la Semana Santa, que
recorre buena parte de la traza procesional representando el
Vía Crucis, y que anualmente recibe la visita de los naturales
avecindados en el extranjero y en otros estados.
De esta manera la población establece comunicación con los
elementos simbólicos inscritos en las portadas de los templos,
revitalizando su identidad tanto indígena como criolla y
mestiza.
Por otra parte, la original traza se conjuntó cuando las
diferentes órdenes monásticas arribaron a la región
construyendo un cuadrado estricto que dio origen al diseño que
cuenta con construcciones en cantera de los siglos XVIII y XIX.
Por último, las tradiciones religiosas y civiles en San Luis
Potosí no han cambiado mucho con el tiempo. Se continúan
realizando fiestas patronales en los barrios, con ferias y
juegos pirotécnicos, lo mismo en la catedral que en cada
parroquia.
Como garantías de autenticidad o integridad se menciona el que
la Zona de Monumentos Históricos (declarada en 1990 a nivel
nacional), construidos preponderantemente en cantera, conserva
la traza original de las ciudades mestiza y liberal, con
estado de preservación de nivel alto y con la utilización de
sistemas constructivos tradicionales.