por Israel Jordán Blas,
J.D.
No hay un solo aguadillano, no importa
de qué generación sea , que no conozca a Pito Alvarez de
la Vega. Creemos que todo se debe a que Pito resulta hoy como una figura
legendaria, un ídolo de pueblo y de generación en generación
el conocimiento de la figura de Pito crece.
Nadie puede negar que José
Alvarez de la Vega es un gran aguadillano, que siempre ha vivido muy enamorado
de estas arenas, que el gran Almirante Cristóbal Colón escogió
para anclar la Pinta , la Niña y la Santa María y así
descubrió esta bendita tierra del encanto y la ensoñación.
Muchos aguadillanos a veces somos tolerantes, cuando nos dicen tal o cual
cosa del pueblito querido... pero ese no es Pito. A este compueblano ,
nada malo se le puede decir del pueblo de la Verde Montaña y de
la tranquila y azul bahía. Monta en cólera y se lleva lo
que hay de frente. Para él no hay rincón en el mundo más
bello que su pueblito del "Canto de las Piedras".
Personas muy allegadas a Pito nos
cuentan que en las tardes, cuando se siente melancólico, echa el
motor de su automóvil a funcionar y llega a la histórica
" Curva de Dimas Valle", contempla la tranquila ciudad y observa que a
esa hora del ángelus, "el hocico de la montaña, baja hasta
el mar y en él se baña"; como dulcemente dijo el gran bardo
de Collores.
De Pito podemos decir muchas cosas.
Es un amigo leal y sincero, con la sinceridad del anglosajón, que
por nada en el mundo abandona a su compañero y menos , una vez es
amigo, traiciona. ¡Qué diferencia a nuestros días!
La traición germina y crece hoy más que la yerba trepadora.
Nació para el deporte
Hay teorías filosóficas
y sociológicas que sostienen que este crecido fenómeno de
la traición se debe al egoísmo por el otro. Este fenómeno
no prende en el amplio corazón de Pito Alvarez de la Vega. Este
aguadillano nació para el deporte. Fue y sigue siendo atleta, por
eso en él vive siempre como llama olímpica, aquella vieja
y heróica frase griega : " Mens sana in corpore sano". En Pito,
esta frase se amplía porque él es sano de mente y de corazón.
Pito ha practicado con éxito
casi todos los deportes , pero fue el béisbol quien le echó
el abrazo de la vida o para recordar a otro buen amigo, fue el abrazo fraternal
del gran Pepe Yulfo, (Q.E.P.D.).
Una destacada figura
En el deporte rey, nuestro compueblano
fue una de las más destacadas figuras y brilló en todos los
diamantes puertorriqueños. Muchos de sus años de gloria los
vivió la fanaticada del Turabo. Fue en la ciudad de Caguas donde
el aguadillano demostró que era un lanzador de recursos extraordinarios
y cuando no estaba en la lomita de la angustia, estaba defendiendo el segundo
saco de los suspiros y los sustos inesperados.
Nos atrevemos a decir que Pito tiene
en el bueno de Pedrín Zorrilla, no un buen amigo, sino un hermano.
Pedrín siempre ha sido el más grande admirador de Pito. Mr.
Béisbol había nacido para la poesía por vena hereditaria,
pero siempre se ha dicho que puede más la razón que la herencia
y ese es el caso del ateniense, que fue subyugado poe el deporte que lo
apodó y a él se entregó en cuerpo, vida y alma.
Como dijimos en párrafos anteriores,
Pito era un gran pelotero, pero siempre había manifestado que los
últimos años en su carrera, por cierto brillantes, quería
dedicarlos a la novena de su pueblo natal. Claro que ningún apoderado
de equipo de desprende de una estrella, no importa sus deseos. El caso
de Pito era distinto porque era respetado seriamente, no sólo por
los oficiales de su conjunto, sino que era muy estimado por sus compañeros.
Sammy Céspedes y Pepe Seda siempre dijeron que el aguadillano era
un compañero leal y. sobre todo, un caballero. Esta fue la razón
que pesó para que los cagüenos dejaran que Pito cumpliera con
sus anhelos de irse a jugar a su pueblo natal. Fue así como Pito
llegó a la novena de Aguadilla. Era ésta una manera muy elocuente
y sutil para demostrar su amor por el pueblo que le vio nacer, cuando pudo
desprenderse de las dulces y tibias entrañas de la autora de sus
días, que respondía al nombre de doña Vangela Vega
. Fue su padre don Martín Alvarez. Doña Angela era su otro
gran amor. Nos cuentan que Doña Vangela era como una madre para
todos los niños de la edad de Pito y para aquellos que nunca tuvieron
el cariño que le sobraba a nuestro compueblano.
Alvarez de la Vega tuvo varios hermanos,
uno de ellos Eduardo, es Juez Superior, Altita y Candita que fue maestra.
Pito trató de ser abogado pero el deporte malogró sus ambiciones.
Esto también le sucedió a otro gran aguadillano, pero de
Mundito Cruz Bercedonis, nos ocuparemos en otra semblanza. El Profesor
Luis T. Díaz y Pito, se consideraban hermanos y esa hermandad duró
toda una vida. Gui Díaz, se fue ya a las mansiones del Padre Celestial.
Pito siempre se ha ganado el afecto,
simpatía y respeto de todos sus amigos y compueblanos, por eso en
este pueblo aguadillano se le considera a la altura de todos los grandes
hombres que han dado lustre y honor a la ciudad de la Villa del Ojo.
Como Aguadilla es tierra de poetas,
que siempre le han cantado con profunda sensibilidad al pueblo, pues Alvarez
de la Vega también ha pulsado su lira, ha cantado con nobleza a
la noble Villa. Es que Pito, como hemos dicho, siente un místico
y profundo amor por su Aguadilla.
Cuando Pito colgó su guante,
como no podía desprenderse del deporte, fundó una gran revista
deportiva, que tuvo general aceptación y se conocía como
"Revista Deportiva" o "Puerto Rico Deportivo". Además, su cuate
Pedrín Zorrilla, Mr. Béisbol, le echó el gancho para
que transmitiera por radio los juegos donde participara Santurce. Pito
inmortalizó la frase aquella de "ánimo, compañero".
Su facilidad de expresión, le llevó a ser uno, sino el mejor
locutor de estos eventos en nuestra Isla.
Pito es un hombre sincero, verdadero
amigo de sus amigos. Demuestra tener en experiencia más años
de los que ha vivido y sabemos que ha vivido mucho, pero es un hombre de
temple de acero alemán. Ha sufrido mucho en su larga vida. Los hombres
que como él han sufrido mucho, que su paso en esta vida no ha sido
llenado por laureles y rosas, se curan y no demuestran su dolor, siempre
tienen una sonrisa a flor de labios y presto a dar de su sabia experiencia
a manos llenas a todo el que a su puerta toca. Hombres así tienen
que haber sido dotados por el Maestro de las alturas, por Aquél
que en forma de nube tuvo su inicio en el Monte Sinaí. En las tablas
que recibió Moisés había un trasluz del Espíritu
que algún día vendría a ser pauta y guía para
los hombres de buena voluntad y que nacieron para sembrar la semilla del
bien para todos.
Nuestro Pito ha sabido con estoicismo
espartano, soportar todas las muecas del cruel destino y ahí lo
tenemos, no importa el suceso o el fracaso, entiende que el dolor es acicate
y que el fracaso es estímulo y enseñanza provechosa
¡Cuántos hay así,
en este mundo de angustia y de lágrimas, donde la alegría
sólo aparece escondida en vitrinas de farmacia!. |