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HISTORIA


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HISTORIA DE LA CALLE ROBADOR

Una de las calles más desgarradas de Barcelona ha sido y es la llamada Robador. Su eterna vinculación al mundo de la prostitución la convirtió en ruta de ineludible paso para los abigarrados y potenciales clientes. Aquí afincaron su particular historia burdeles tan populares como el Recreo, El Jardín o La Gaucha. Cuando cerraron las casas de tolerancia, el paisaje cambió de fisonomía; aparecieron los bares y los meublés se multiplicaron. La huella del tiempo ha hecho mella en el entormo del viejo callejón y, aunque hoy sigue fiel a la tradición que tanto renombre le ha dado, ya no es ni sombra de lo que fue. Los tiempos han cambiado.

Tal vez sea la calle Robador uno de los últimos reductos de lo que popularmente se ha denominado desde tiempos remotos el barrio chino. Para los antiguos exégetas del famoso sector, no está muy claro que la citada villa y la vecina calle de San Ramón se hallaran dentro de su delimitación geográfica tradicional. El barrio chino según éstos, tenía su frontera tradicional en la calle Nou de la Rambla. De todas formas la atmósfera que tanto tiempo ha distinguido a ambas calles le ha hecho acreedora, por lo menos, de una considerable reputación.

La calle Robador siempre ha estado muy marcada por la prostitución. y lo sigue estando, pese a su más que presumible decadencia. Los restos de su pasado caliente mantienen abiertos los innumerables bares que aún resisten, los dos meublés que funcionan a destajo y todo ese ambiente que respira, come y vive de lujuria.

Ya no están las clínicas venéreas, ni los consultorios sexuales; tampoco permanecen las exóticas casas de gomas, y por supuesto hace años que votaron las fantasmagóricas mancebías.

EVANGELISTAS ENTRE SEX SHOPS

Entrando por la calle Hospital en el número 5, un Sex Shop avisa al transeúnte sobre la naturaleza del terreno que pisa. Dos puertas más abajo, el local de una Misión evangélica profana el lugar y deja perplejo al buscador de placeres terrenales cuando lee la cita de su rótulo anunciador. Ama a tu prójimo como a ti mismo. San Mateo, todo un presagio.

Francisco Villar. de El Periódico 27/8/90


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