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LOS ABUELOS

¿Qué mundo es éste que estamos construyendo en el que los ancianos, que acumulan la experiencia de toda una vida, son contemplados como un estorbo en nuestra quehacer cotidiano? 1

 

Lo más terrible del asunto es que en este "mundo occidental y civilizado" en el que vivimos, el anciano, el abuelo, es una figura que lejos de representar la sabiduría, adquirida tras una dilatada vida cargada de experiencias (no hay nada nuevo bajo el sol, pese a que se piense lo contrario), es un estorbo, pero que, eso sí, viene de perlas para cuidar a los nietos, porque sale más barato (gratis) que una "NANA" y, además, infunde más confianza. Sin embargo, para todo lo demás, todo aquello que diga, piense o haga el anciano es producto de que está "acabado".

Éste es el maldito mundo en el que vivimos y del que son sentimos tan orgullosos, hasta el punto de que nos permitimos el lujo (o, mejor dicho, cometemos la osadía) de dar lecciones a países "subdesarrollados" (empobrecidos) de lo que está bien y lo que está mal, cuando, paradójicamente, es en esos lugares donde el anciano disfruta de más respeto, porque para eso es el miembro de la familia que más experiencia acumula. Incluso en ciertas sociedades "atrasadas", en las que la "caja tonta" aún no ha colonizado la vida familiar, persiste el Consejo de Ancianos, donde se reúnen los más sabios. Algo completamente impensable en nuestro "mundo".

En mi caso particular recuerdo con nostalgia a uno de mis abuelos que, cuando yo no era más que un mocoso de ocho años, me relataba cada tarde sus aventuras vividas como maestro rural y las peripecias que tenia que hacer para salir de algunos problemas. Era digno de alabanza ver a mi anciano abuelo, de vuelta de todo, "perdiendo el tiempo" cada tarde conmigo, para contarme siempre las mismas aventuras y todo ello sin rechistar, sin una queja, sin un "no me apetece". Simplemente, porque yo era su nieto.

Mi generación, en cambio, dudo mucho que tenga y llegue a tener algún día la paciencia y el cariño de nuestros abuelos. Nosotros (estúpidos e irreverentes "sabelotodo" de medio pelo) no tenemos tiempo para estas "tonterías". Pero de lo que tenemos que ser conscientes es que algún día seremos nosotros los ancianos, los abuelos. Sólo entonces comprenderemos lo difícil que es ser un miembro de la "tercera edad" en una sociedad en la que se trata al "viejo" (sin la carga peyorativa que lleva hoy en día) como un perro. Qué pena de mundo moderno

El abuelo - hoy más que nunca - no puede ser esa criatura venida a menos, arrumbada ya un poco por la historia.

Ser abuelo - hoy más que nunca - no es para empezar a entornar la puerta de nuestra vida, sino que es empezar a abrirla más aún a la espera y la esperanza de ese nuevo florecimiento de la sangre que son los nietos.

Ser abuelo es estar listo para dar nuestra experiencia y nuestra transigencia y nuestra sonrisa hecha de entusiasmos y de sabios fracasos.

 El abuelo ha pasado ya por casi todo y sabe que no vale la pena correr demasiado ni perseguir a costa de la vida algo que no tiene más valor que el de lo temporal y transitorio.

El abuelo es la entrega experimentada, el amor sin sobresaltos, la verdad hecha día a día.

El abuelo - los abuelos - están ahí, en medio de nosotros, y hay que sentirlos como lo más próximo y lo más radical de nuestra corta existencia.

Por eso, desde aquí, vaya esta reflexión a todos mis amigos de la EDAD DE ORO, que visitan mi pagina y también a para todos aquellos que algún día llegaran a verla, para ustedes queridos abuelos, en donde quiera que estén.....

 Leonerk