Evaluación
Rápida de Necesidades
Inmediatamente después de que se presenta
un desastre, las actividades de evaluación de las necesidades que
enfrenta la población, deben formar parte de la atención
integral que las Autoridades nacionales encargadas, estén dándole
a la situación general.
La atención integral debe estar bajo la dirección
de un órgano nacional único. Esta instancia debe de preferencia,
estar integrada con anterioridad a la presentación de un evento,
y contar con personal capacitado, con experiencia e instrumentos adecuados
y probados para la labor que deberá desarrollar durante la emergencia.
La prontitud con que se establezcan estas necesidades
inmediatas definirá la velocidad de la respuesta. La calidad de
la evaluación definirá la efectividad de las acciones. En
estos casos, ser eficientes implica ser oportunos y resolutivos.
La experiencia en la mayoría de países,
es que estas evaluaciones no se hacen, o por lo menos no en forma adecuada.
Esto crea un desorden en la atención de la situación, que
redunda en insatisfacción de los afectados, de los donantes y en
agravamiento de las secuelas del evento.
Sucede con frecuencia que se permite el ingreso
de donaciones tanto internas como del extranjero que no son necesarias.
También el hecho de que se retarda la respuesta que las comunidades
están esperando y necesitando en las primeras horas. Muchas veces
se complica tanto la situación, que aún transcurridas varias
horas después del evento, las poblaciones no han recibido la ayuda
necesaria.
Principios Básicos Para una evaluación
efectiva
· La evaluación debe ser realizada en las primeras
horas que siguen al evento, en forma ordenada y bien coordinada.
· La información debe incluir tres áreas principales:
a. Sobre la calidad de vida del
damnificado: determinar cuál es la región geográfica
afectada; su población; las áreas de acceso; medios de transporte;
sistemas de comunicación; disponibilidad de servicios básicos
(agua, luz, comunicación, instalaciones sanitarias, viviendas, refugios);
disponibilidad de alimentos.
b. Sobre el alcance de los daños:
determinar el número de muertos; número de heridos; número
de desaparecidos; número de desplazados y su ubicación; situación
y capacidad de las instalaciones de salud; las necesidades urgentes y los
recursos humanos y materiales con que se cuenta en la zona.
c. Sobre los peligros secundarios para la
salud de la población.: identificar cuáles podrían
ser las posibles amenazas que tenga la salud de la población . Esta
información no se requerirá en forma tan inmediata como los
dos puntos anteriores.
· Mantener informada a toda la población sobre
los cambios que se vayan presentando en la situación.
· Mantener informada a la comunidad internacional y a los posibles
donantes sobre los diferentes aspectos que se presenten.
· Organizar adecuadamente la recepción de donaciones
y adquisición de recursos necesarios.
Qué hacer?
· En los primeros días, la recolección
de la información debe ser simultánea a la provisión
de socorros.
· Utilizar información cierta, de acceso fácil
y resumida de preferencia en cuadros, gráficos, mapas.
· Ser muy específicos a la hora de promover la donación
de los recursos que hagan falta para el mejor manejo de la situación.
· Para la recolección de la información se pueden
utilizar las siguientes fuentes: observación, que puede ser por
tierra o por aire, si se cuenta con los recursos; de la comunidad, personal
de socorro, prensa, etc.; y de informes previosexistentes.
· Mantener un sistema de información ágil, para
la comunidad nacional e internacional.
· Suministrar los datos recolectados a los cuerpos de socorro,
y al personal encargado de recolección de donativos.
Qué hay que evitar?
· Promover o secundar las solicitudes o donaciones internacionales
de insumos que no estén en la lista de necesidades que fuera preparada
por el equipo respectivo.
· Caer en la tentación de hacer informes que exageren
la magnitud de los daños, y por ende, de las necesidades reales.
· Esconder, manipular o alterar los datos recolectados.
Después de un Desastre, se Debe...
Consultar con los coordinadores de desastres en el sector
salud de cada país, para obtener información acerca de las
necesidades sanitarias después del desastre. En cada país
de América Latina y el Caribe hay un coordinador designado para
casos de desastre en el sector salud. Después de un desastre, este
coordinador hará una evaluación, en cooperación con
la OPM/OMS y las ONG interesadas, para determinar cuales son las necesidades
en materias de salud. No se debe empezar a juntar suministros de ayuda
mientras no se posea esta información.
Siempre que sea posible, donar el dinero en efectivo o
brindar crédito directamente a las autoridades nacionales de salud
o a las agencias internacionales, o bien canalizarlo a través de
agencias privadas bien establecidas. La mayoría de los suministros
que se necesitan después de un desastre pueden adquirirse localmente
o en los países vecinos. El dinero en efectivo también puede
emplearse para restablecer las condiciones de atención de salud
al nivel anterior al desastre, así como para reemplazar los recursos
nacionales que se desviaron de los programas esenciales y fueron utilizados
para la emergencia.
Ayudar a los países durante las etapas de
preparación, rehabilitación y reconstrucción.
Desafortunadamente, en raras ocasiones los desastres despiertan el
interés periodístico una vez que la fase de emergencia inmediata
ha terminado. No obstante, después de un desastre, el país
afectado agota gran parte de sus recursos financieros y materiales, por
lo que, más tarde, necesitará aún más ayuda
internacional para llevar a cabo las reparaciones y la reconstrucción.
Coordinar los esfuerzos de los equipos de evaluación
independientes o de las misiones de investigación con sus contrapartes
del país afectado y con otras agencias.
NO FOMENTAR EL ENVÍO DE...
Ropa usada, zapatos, etc: en la mayoría de
los casos, la comunidad local proporciona más que suficiente como
para satisfacer la demanda. Es más económico, conveniente
y sanitario adquirir estos artículos localmente que enviar prendas
usadas. Remitir las donaciones de esta clase de asistencia a las casas
de caridad o a las agencias voluntarias locales.
Alimentos caseros: lo mismo para los productos alimenticios.
Un desastre probablemente no causará escasez alimenticia a nivel
nacional en América Latina y el Caribe, aunque los medios de comunicación
internacionales destaquen ciertos problemas locales de distribución.
Medicamentos de todo tipo: estos artículos
son, tanto desde el punto de vista médico, como del legal, inapropiados.
Los productos farmacéuticos ocupan espacio necesario, desviando
la atención del personal médico de otras tareas más
urgentes, para clasificarlos y etiquetarlos.
Sangre y derivados sanguíneos: no se necesita
tanta sangre como la gente imagina. Usualmente, los donantes de sangre
del país afectado cubren las necesidades de las víctimas.
Además, este tipo de donación no es apropiada porque requiere
controles de calidad y de seguridad, tales como la refrigeración
o el examen selectivo para la detección del VIH.
Médicos, personal asistente o equipos: los
servicios locales de salud pueden prestar la atención médica
de emergencia necesaria a las víctimas del desastre, debido a que
la mayoría de los países tienen una cantidad relativamente
alta de médicos.
En caso de necesitarse ayuda internacional, los países
vecinos se encuentran en mejor posición para prestarla en las primeras
24 horas. Las excepciones son los especialistas de alto nivel que han sido
solicitados específicamente por el Ministerio de Salud. A los médicos
o al personal asistente extranjero que que ni saben el idioma ni conocen
las condiciones locales se les debe exhortar a quedarse en sus países.
Hospitales de campo, unidades médicas modulares:
hay que tener en cuenta que esta clase de equipos solo están justificados
cuando satisfacen las necesidades a medio plazo; no deberían aceptarse
a menos que sean parte de una donación. Las especificaciones de
los equipos, tales como peso, volumen, y costos de envío e instalación
deben entregarse al Ministerio de Salud para que puedan decidir si serán,
o no, de utilidad.
OBTENER MAYOR INFORMACIÓN SOBRE DONACIONES DE...
Equipo médico usado: deben proporcionarse especificaciones.
Si el valor del equipo lo justifica, un técnico del país
donante o de una agencia internacional como la OPS/OMS o la Cruz Roja puede
organizar una inspección antes de enviarlo.
Equipo nuevo: cuando se consideran estas donaciones, hay que
tener en cuenta el costo de envío por avión y la disponibilidad
de repuestos. La mayoría de los fabricantes están dispuestos
a esperar varios días para permitir que los países consulten
con el Ministerio correspondiente.
Tiendas de campaña: muchos países poseen una gran
cantidad de tiendas de campaña de fabricación nacional. Los
fondos que los donantes están dispuestos a gastar para adquirir
y enviar por avión estas tiendas de campaña podrían
aprovecharse mejor comprando materiales de reconstrucción en el
país donde ha ocurrido el desastre.
Vacunas: por lo general, ni se necesitan ni se aprueban por el
Ministerio de Salud. Se debe controlar la presentación, las dosis,
la fecha de expiración e informar al Ministerio de Salud, o consultar
con la OPS/OMS.
Organización
de los Servicios Médicos
La organización de los servicios médicos
dependerá del tipo de desastre, su magnitud y su ubicación.
Es preciso tener en cuenta la estructura del sistema
sanitario nacional y regional para que los recursos disponibles se aprovechen
debidamente antes de pedir refuerzos.
Es necesario cumplir con las normas mínimas
de organización y coordinación entre los trabajadores sanitarios
de socorro y las autoridades políticas en el país.
Los centros principales que prestan asistencia en
condiciones normales serán más importantes durante un desastre,
ya que la demanda que se genere exigirá una respuesta inmediata
y más intensa que la acostumbrada.
Los centros asistenciales deben seguir prestando
atención a los enfermos hospitalizados y las enfermedades corrientes,
además de los heridos del desastre, y continuar interviniendo en
la prevención de riesgos futuros y en materia de salud pública
en general.
En épocas normales es ideal que servicios
médicos y otras funciones formulen un plan general de emergencia
por actividad, que se pueda poner en práctica durante el desastre,
a fin de ahorrar tiempo de respuesta.
El funcionamiento de la estructura orgánica
formal del sistema y los servicios asistenciales se suspende automáticamente
durante un desastre y es reemplazado por una organización funcional
de equipos de trabajo en diferentes ámbitos:
· Socorro a las víctimas, atención a los
heridos, manejo de cadáveres, que son actividades integradas a cargo
de las autoridades locales.
· Hospitales de campaña, si fueran necesarios, cuando
la infraestructura esté sobrecargada (véase: "Los hospitales
de campaña en casos de desastre").
· En los establecimientos de salud, cada centro hospitalario
debe contar con un comité de emergencias que se convierta en la
estructura funcional, con:
· equipos de atención hospitalaria y en dispensarios
designados, zonas de refugiados y hospitales de campaña, entre otros;
· servicios de apoyo de diagnóstico (laboratorios clínicos,
bancos de sangre, radiología, patología o depósito
de cadáveres, farmacia, trabajo social y personal voluntario, de
la comunidad, la Cruz Roja y las ONG);
· apoyo administrativo para mantenimiento, comunicaciones, transporte
de víctimas y personal, alimentación de personal y pacientes,
estadísticas, información para el comité central,
suministros, seguridad, lavandería, esterilización, caja
chica o tesorería para emergencias.
· Procede nombrar un coordinador nacional de servicios médicos,
asociado al comité nacional de manejo de desastres.
Principios básicos
· El personal de servicios médicos forma parte
del equipo de trabajadores sanitarios.
· La situación se debe atender con personal nacional,
apoyado por el personal voluntario local.
· Es muy importante tener información adecuada y puntual
acerca de la situación que prive al igual que proporcionar información
oportuna acerca de los servicios.
· Los servicios médicos no se limitan a la labor de atender
a los damnificados. Las acciones de salud pública también
forman parte de las responsabilidades de los servicios médicos.
¿Qué se debe hacer?
· Instituir una organización expedita, integrada
en el comité nacional.
· El representante de la organización médica debe
formar parte del equipo de la evaluación de los daños y las
necesidades inmediatas.
· Utilizar en forma racional y eficaz los recursos existentes.
· Solicitar o aceptar la asistencia del personal internacional
cuando se determine que es indispensable.
· El personal internacional debe asumir la obligación
de ser autosuficiente en la satisfacción de sus necesidades principales
de transporte, alimentos y alojamiento; debe contribuir con medicamentos
para la población que atenderá; debe hablar el idioma local
y debe estar instalado en las zonas en las que se convenga que se le necesita.
¿Qué es lo que no se debe hacer?
· Aceptar asistencia internacional innecesaria de brigadas
médicas.
· Aceptar brigadas médicas que no sean autosuficientes.
· Aceptar brigadas internacionales que no satisfagan la atención
de la demanda insatisfecha del sistema.
· Aceptar donaciones de medicamentos, equipo u otros recursos
que no sean esenciales.
Ofrecimientos
y Solicitudes de Equipos Médicos Externos
Muchos desastres en gran escala atraen una amplia
cobertura de los medios internacionales y, en cuestión de minutos,
circulan por todo el mundo imágenes de muerte y destrucción.
A veces estas imágenes están fuera de proporción con
la situación real en el lugar de la catástrofe, pero lamentablemente,
los medios de comunicación creen que eso es lo que sus "clientes"
desean ver. Cuando esto sucede, es difícil convencer a los televidentes
y lectores de los países no afectados que se están resolviendo
localmente las necesidades sanitarias y médicas. Esto hace que las
autoridades del país donde ocurrió el desastre soliciten
equipos médicos externos y que otros países y organizaciones,
con la mejor intención, los envíen para que atiendan a las
víctimas.
Las indicaciones que se incluyen a continuación
se aplican a los ofrecimientos de equipos médicos ajenos a la zona
del desastre y a las solicitudes de que se envíe ese personal.
Lo que se debe hacer:
Diferenciar claramente entre las necesidades inmediatas
de búsqueda, rescate y atención médica de urgencia
con el fin de salvar vidas humanas por un lado, y el tipo de asistencia
sanitaria requerida para una rehabilitación a largo plazo por el
otro, porque exigen políticas y enfoques estratégicos diferentes.
Evaluar si el equipo médico externo puede
comenzar a trabajar durante las primeras 24 horas, que son las cruciales
para salvar vidas. A menudo no se presta atención médica
a las víctimas de un desastre debido a problemas logísticos
(acceso al lugar, transporte, condiciones meteorológicas, etc.)
y no por falta de voluntarios médicos. En esos casos, los equipos
médicos externos solo complicarán el problema.
Cuando el problema obedece a la falta de recursos
sanitarios humanos (pero no a limitaciones logísticas u operativas),
deberán dirigirse las solicitudes de asistencia a los países
vecinos u a otros estados de la subregión.
Solamente deberán ofrecerse, o aceptar, voluntarios
y equipos médicos que estén:
· Patrocinados por un organismo conocido que pueda dar
fe de sus aptitudes.
· Familiarizados con el idioma, la cultura y el nivel de tecnología
del lugar.
· Capacitados para trabajar por sí mismos y sin tecnología
de avanzada.
· Dispuestos y en condiciones de permanecer durante un período
razonablemente extenso.
· Por otra parte, es necesario mantener informados a los medios
de comunicación, misiones diplomáticas, consulados, y otros
organismos sobre los criterios y las políticas a seguir y aclarar
cuestiones relativas al registro, responsabilidad civil, cobertura y supervisión
antes de solicitar o aceptar equipos médicos o sanitarios.
Lo que no se debe hacer:
No apresurarse a solicitar, aceptar o enviar equipos
médicos para atender urgencias en casos de desastres naturales de
impacto súbito. A menudo llegan demasiado tarde para atender las
consecuencias médicas potencialmente mortales inmediatas del desastre.
No enviar solicitudes ni exhortaciones generales
o mundiales de personal médico. Es mejor dirigir las solicitudes
a los países vecinos o de la subregión.
No deberá permitirse que la cobertura internacional
de los medios y el interés desmedido de grupos externos en participar
en la situación dicte las políticas de las autoridades locales.
Las autoridades sanitarias o las ONG del país
afectado no deberán hacer un llamado genérico, como por ejemplo,
"envíennos la asistencia médica que puedan". Ese tipo de
solicitudes tiende a obstaculizar la ayuda a las víctimas en lugar
de ser de utilidad.
Hospitales
de Campaña en Casos de Desastre
La experiencia de los
países afectados por grandes desastres naturales en las Américas,
ha demostrado que las necesidades de asistencia humanitaria en el campo
de la salud son bien específicas y que, contrariamente a lo que
la prensa tanto nacional como extranjera informa, la mayor parte de los
suministros necesarios para hacer frente a las necesidades inmediatas se
encuentran disponibles en el país. Uno de los equipos y suministros
más "populares" dentro de las listas que se presentan en el exterior
son los hospitales de campaña. Los siguientes son los puntos a tener
en cuenta cuando se considera solicitar u ofrecer hospitales de campaña
luego de los desastres.
Principios básicos para que un hospital de campaña
pueda ser útil:
· Debe estar funcionando dentro de las 24 primeras
horas luego del desastre.
· Los servicios que prestan deben estar a la altura
de las necesidades.
· La tecnología debe ser apropiada para
su manejo por el personal nacional.
Qué Hacer:
· De necesitarse este tipo de hospitales se orientará
las autoridades para utilizar hospitales de campaña que se encuentren
en el país y que se cumplan los criterios señalados anteriormente.
· Se debe examinar con prudencia la conveniencia de aceptar
o donar hospitales de campaña, teniendo en cuenta que:
· Un hospital que llega del exterior generalmente se demora
en funcionar mucho más allá de que la necesidad de atención
de los heridos y otras víctimas, que debe ser en las primeras horas,
ha concluido. En el caso de países vecinos que apoyan con hospitales
la demora puede ser más corta.
· Los costos elevadísimos del transporte aéreo
de estos hospitales, son incluidos en el rubro de colaboración del
país donante, estos fondos podrían ser empleados en otros
suministros de real necesidad.
· El mantenimiento de una instalación temporal de poco
uso, posteriormente es alto y recae sobre el país damnificado.
· La donación de este tipo de hospitales es una fuente
importante de relaciones públicas para el país y organismo
donante aunque la utilidad de la donación sea mínima.
Qué no hacer (Don'ts)
- No secundar las solicitudes de hospitales de campaña
del exterior por parte de los países damnificados .
- No alentar a donantes (países y organizaciones) a donar hospitales
de campaña.
- No aceptar donaciones de hospitales de campaña que no cumplan
con los criterios básicos.
Manejo
de Cadáveres en Casos de Desastres Naturales
A pesar de que el número de muertos provocados por
algunos desastres naturales tales como huracanes, inundaciones estacionales
y erupciones volcánicas tiende a disminuir gracias a sistemas de
alerta e información más eficientes, y un mejor grado de
preparación de la comunidad, todavía existen ocasiones como
en los grandes huracanes de 1998 y los terremotos donde el número
de víctimas mortales es aún muy alto.
La existencia de gran cantidad de cadáveres
luego de un desastre natural, crea incertidumbre y temor en la población
en general, este temor es exacerbado por las inexactas informaciones que
transmiten los medios de comunicación social sobre el peligro de
epidemias que representan los cadáveres. Frente a este problema
que tiene que ver con factores sociales, culturales y de salud, se deben
adoptar medidas nacionales con respecto a las costumbres de la población.
El problema es político y social y no de salud.
Principio básico: Los cadáveres
de víctimas que murieron a causa de traumatismos causados por el
desastre no representan un riesgo de epidemias. El riesgo mayor es transmisión
de enfermedades gastrointestinales no específicas cuando cadáveres,
animales o huesos contaminan de manera masiva las fuentes de agua.
Qué hacer:
- Informar que el riesgo de brotes epidémicos como cólera,
tifoidea, etc. por cadáveres que murieron por efecto del desastre
son mínimos. Este riegso es inexistente cuando los cadáveres
son enterrados en un deslizamiento de terreno o en derrumbes.
- Recordar que la prioridad es atender a los sobrevivientes y restablecer
los sistemas de atención de salud a la brevedad.
- Promover la identificación y registro apropiado de los cadáveres,
incluyendo la extensión de un certificado de defunción.
- Promover la entrega de los cadáveres a sus familiares, de
manera que reciban el tipo de entierro más adecuado y respetar los
deseos y costumbres sociales de las familias.
- Alentar el manejo cuidadoso de los cadáveres por parte de
los cuerpos de socorro para evitar riesgos de contaminación por
mal manejo sanitario.
Qué no hacer:
- Promulgar legislación de emergencia sobre el manejo
de cadáveres.
- Promover la cremación colectiva de cadáveres ya que
técnicamente, es una tarea difícil e inútil.
- Alentar entierros en fosas comunes sin identificación
Donaciones de Medicamentos
Las donaciones de medicamentos, aun en situaciones
de emergencia, pueden causar más problemas en lugar de ser de utilidad
si no se cumplen principios y normas específicas.
Las normas indicadas a continuación reflejan
el consenso al que se llegó en los principales organismos internacionales.
Principios básicos para la donación de medicamentos
Directrices para las donaciones de medicamentos
Recomendaciones para los donantes
Recomendaciones para el país beneficiario
Principios básicos para la donación de medicamentos:
· Todas las donaciones deberán beneficiar a quienes
las reciben
· Respetar los deseos y la autoridad del beneficiario
· No deberá haber discriminación en la calidad
· Deberá establecerse una comunicación eficaz
entre el donante y el beneficiario
Directrices para las donaciones de medicamentos:
Todas las donaciones de medicamentos deberán
basarse en la necesidad expresada y deberán corresponder al perfil
de enfermedades del país beneficiario. Todos los medicamentos deberán
ser aprobados para su uso en el país beneficiario. La presentación,
la concentración y la fórmula farmacéutica de los
medicamentos donados deberán, en lo posible, ser similares a los
que se emplean comúnmente en el país beneficiario. Todos
los medicamentos donados deberán proceder de una fuente fiable y
cumplir con las normas de calidad de los países donantes y de los
beneficiarios.
No deberán donarse medicamentos que hayan
sido expedidos a pacientes y luego devueltos a la farmacia o a otro sitio.
Todos los medicamentos donados deberán tener
un período máximo de almacenamiento restante de por lo un
año posterior a la llegada al país beneficiario.
Todos los medicamentos deberán estar rotulados
en un idioma que puedan comprender fácilmente los profesionales
de la salud del país beneficiario.
Los medicamentos donados deberán enviarse
en unidades que contengan grandes cantidades y en presentaciones para hospitales.
Todas las donaciones de medicamentos deberán
empacarse de conformidad con las reglamentaciones internacionales de embarque
(indicando denominación común internacional, forma farmacéutica,
cantidad, número del lote, fecha de caducidad, volumen, peso y cualquier
instrucción especial de almacenamiento).
Deberá informarse a los beneficiarios sobre
todas las donaciones de medicamentos que se estén considerando,
preparando o enviando. En el país beneficiario, el valor declarado
de una donación de medicamentos deberá basarse en el precio
de mayoreo de su equivalente genérico en ese país (salvo
los medicamentos patentados de los cuales no existan equivalentes genéricos).
El costo del transporte internacional y local, el
almacenamiento, la aprobación portuaria y la distribución
deberá ser sufragado por el organismo donante, a menos que se haya
acordado previamente otro mecanismo con el beneficiario.
Recomendaciones para los donantes
Las donaciones de medicamentos deberán complementar
los esfuerzos nacionales y satisfacer las necesidades del país.
Deberá consultarse siempre la lista oficial elaborada por las autoridades
nacionales (o el coordinador de la situación de desastre) para averiguar
exactamente qué medicinas se necesitan en el país. No siempre
es necesario enviar a título de donación productos farmacéuticos
pertinentes a la situación de desastre o emergencia, porque el país
puede tenerlos en existencia o bien pueden no corresponder a políticas
farmacéuticas y normas de tratamiento estándar locales. La
donación de medicinas inapropiadas puede desviar la atención
del personal de salud, que deberá ocuparse de clasificarlas, agruparlas,
rotularlas y, en muchos casos, destruirlas. Siempre que sea posible, deberán
donarse medicinas ya clasificadas (en sus respectivas cajas), preferentemente
por grupos terapéuticos.
Las formas farmacéuticas y la presentación son importantes.
Para reducir costos de embarque y facilitar la logística, es preferible
evitar donar jarabes y otros medicamentos líquidos en envases de
vidrio. (Salvo los medicamentos preparados que deben envasarse de esa manera.)
Recomendaciones para el país beneficiario:
En las situaciones de emergencia, es común
que participen muchas organizaciones (principalmente ONG) en la recepción
y distribución de las donaciones internacionales. Conviene asignar
a una unidad oficial la coordinación o bien darle acceso a la información
sobre los medicamentos que se están recibiendo y los lugares (centros
de salud, etc.) adonde se están enviando. Proporcione a los donantes
internacionales una lista de los medicamentos necesarios y vaya actualizando
la información. Incluya en la lista todo lo que necesite para administrar
los medicamentos (jeringas, agujas, etc.). Al elaborar la lista de medicamentos
necesarios, señale específicamente las medicinas controladas
y siga las normas de la OMS (OMS/PSA/96.17). Si bien tanto los donantes
como los beneficiarios deberían acatar las normas sobre donaciones,
es posible que se reciban medicamentos que no se necesitan, han caducado
o están a punto de caducar. Es menester, entonces, contar con un
equipo de personas que se ocupe de estos casos.
Vacunas
en Situación de Emergencia: Recomendaciones del Programa Especial
para Vacunas e Inmunización
· Asegurar que todas las personas desplazadas y/o albergadas
(adultos y ninos), incluyendo el personal de salud que trabajan en los
albergues sean vacunadas contra el sarampión, siendo necesario preparar
un plan de necesidades para la busqueda de recursos;
· Mantener el esquema básico de vacunación de
forma rutinaria, ya que la disminución de las coberturas de vacunación
podría provocar el resurgimiento a mediano plazo de las enfermedades
prevenibles por vacunación ya controladas y/o erradicadas como sarampión,
polio, tos ferina, difteria, y tétanos neonatal.
· Evaluar los daños en la cadena de frío y pérdida
de biológicos y suministros (jeringas);
· Reponer de forma inmediata de las vacunas utilizadas rutinariamente
por los programas nacionales de inmunización;
· Uso temporal de cajas frías (RCW42) para asegurar la
conservación de las vacunas en las áreas afectadas y posibilidad
de movilización de inmunobiológicos, siempre y cuando haya
disponibilidad de hielo;
· Uso de refrigeradores fotovoltáicos para almacenamiento
de vacunas y producción de hielo, garantizando baterías suficientes;
· Iniciar recuperación de la cadena de frío (compra
de refrigeradoras, termos, termómetros, etc.).
Las condiciones actuales favorecen un aumento en
la incidencia de las enfermedades diarréicas (asociadas a saneamiento
y calidad de agua) y respiratorias (hacinamiento). Inmunizaciones masivas
durante situaciones de desastres naturales son contraproducentes y desvían
los limitados recursos humanos y materiales de otras medidas más
eficientes y urgentes. Estas campañas de inmunización pueden
dar un sentido de falsa seguridad llevando a desatender las medidas básicas
de higiene y saneamiento que son más importantes en estos momentos.
La vacunación masiva sería justificable
solamente cuando las medidas sanitarias recomendadas no estén surtiendo
efecto, y ante evidencias demostradas de aumento progresivo de casos con
riesgo de epidemia.
Una vacuna con las siguientes características podría considerarse
útil en esta situación:
· Vacuna de comprobada eficacia, muy segura y baja reactogenicidad;
· De fácil aplicación (de dosis única);
· De protección rápida y duradera para todas las
edades;
· Cantidad de vacuna suficiente para garantizar el suministro
para toda la población en riesgo;
· De bajo costo.
Frente al cuestionamiento sobre el posible uso
y demanda de otras vacunas que no están incluidas en los programas
nacionales de inmunización en situaciones de emergencias, es importante
reconocer los costos y los esfuerzos de movilización necesarios
para realizar una inmunización masiva. Entre estas vacunas, las
que se plantean más frecuentemente son aquellas contra cólera,
fiebre tifoidea y meningitis meningocóccica.
Otras vacunas que han sido licenciadas recientemente
ya forman parte también de este cuestionamiento, tales como rotavirus,
hepatitis A, Haemophius influenzae tipo b y varicela. A continuación
se presenta un resumen de las características de las vacunas en
discusión:
Vacuna cólera: La vacuna tradicional (a célula
muerta) contra el cólera presenta baja eficacia y alta reactogenicidad,
por lo tanto, no es recomendada para el control de epidemias. Una vacuna
a base de la de células muertas suplementada con la subunidad B
recombinante de la toxina colérica y una atenuada oral son las nuevas
vacunas que se consideran como posibles. Información existente para
la primera vacuna indica que su uso en mayores de un año con dos
dosis administradas en un intervalo de dos semanas podría disminuir
el número de casos durante una epidemia de cólera, pero no
eliminaría la probabilidad de una epidemia en el correr de los dos
años subsequentes a la vacunación. Esto es debido a la rápida
disminución de la protección con el tiempo. Para niños
menores de cinco años, la protección desaparece después
de 6 meses. Para la vacuna viva atenuada, no existe información
disponible en el momento que sustente su uso.
Vacuna contra fiebre tifoidea: La vacuna tradicional (a célula
muerta) contra fiebre tifoidea presenta baja eficacia y alta reactogenicidad,
por lo tanto, no es recomendada para el control de epidemias. La vacuna
viva atenuada oral requiere de cuatro dosis, administradas en un régimen
estricto el cual requiere una infraestructura especial (la vacuna es muy
termolábil y requiere de refrigeración). La vacuna a base
de polisacáridos es efectiva solamente en población mayores
de dos años.
Vacuna rotavirus:es una vacuna recientemente licenciada en los
Estados Unidos. Estudios de campo han demostrado su efectividad en la prevención
de los casos severos de la enfermedad (diarreas con deshidratación),
disminuyendo la necesidad de hospitalización. Se requieren tres
dosis de vacuna separadas entre ellas por un mínimo de un mes. La
efectividad de esta vacuna no ha sido comprobada en situaciones de emergencia,
es cara y hay disponibilidad limitada.
Vacuna Haemophilus influenzae tipo b: Esta vacuna ha demostrado
un gran impacto en las meningitis, en las neumonías y otras formas
invasivas, una vez introducida en los programas rutinarios de inmunización.
La enfermedad no es epidémica y por lo tanto no es considerado un
problema de emergencia en situaciones de desastre. Ocurre en niños
menores de 2 años y son necesarias al menos 2 dosis con un intervalo
mínimo de 1 mes para inducir protección. La OPS promueve
la introducción de esta vacuna en los programas regulares, pero
asegurando la sostenibilidad del suministro de la vacuna.
Vacuna meningocóccica: Estas vacunas han sido ya usadas
para controlar las meningitis meningocóccicas debidas a los grupos
A y C en emergencias epidémicas. Una vez que la vigilancia epidemiológica
determina un aumento de la incidencia con la identificación de serogrupo
responsable (A y/o C), grupo etario y área o región afectada
se puede considerar la vacunación. Se deberá establecer un
stock de vacuna antimeningocóccica para asegurar disponibilidad
inmediata para el control de brotes en caso de necesidad La vacunación
durante períodos no epidémicos no es considerada ser una
medida efectiva por causa de la corta duración de la inmunidad en
la población infantil.
Vacuna hepatitis A: En Centro América la infección
por el virus de la hepatitis A ocurre a temprana edad. Datos recientes
muestran que en Nicaragua, niños de 2 a 4 años presentan
una seroprevalencia del 73%. La patogenicidad varia con la edad, es mas
grave en los adultos y en los menores de seis años la infección
es asintomática (mas de un 70%). La vacuna es cara y se aplica dos
doses a los mayores de 2 años por lo que no se justifica su uso
en situaciones de emergencia.
Vacuna varicela: No existe recomendación de uso devacuna
de varicela en situaciones de desastre.
De acuerdo a las características de las vacunas descriptas anteriormente
y a excepción de las vacunas usadas actualmente en los programas
nacionales, especialmente la vacuna contra el sarampión para evitar
la reintroducción del virus y posiblemente la antimeningocóccica
A y C en situación de brote, SVI no recomienda el uso de estas vacunas
en la situación actual.
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