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Eduardo Anguita



1914 -1992

Premio Nacional de Literatura 1988

Biografía

Eduardo Anguita Cuellar nació el 14 de noviembre de 1914 en Linares, Chile. Realizó sus estudios secundarios en el Liceo de San Bernardo y Liceo de los Padres Agustinos y cursó parte de la carrera de derecho en la Universidad Católica de Chile. Trabajó en la empresa editora Zig-Zag y como redactor publicitario en Radios Agricultura y Minería y en agencias de publicidad.
Entre los años 1955-56 sirvió el cargo de agregado Cultural en la Embajada de Chile en México. Colaboró como asesor literario de la Editorial Universitaria y fue columnista del suplemento "Artes y Letras" de El Mercurio. En 1988 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura "por la alta calidad poética e intelectual de su obra, con especial consideración de la profundidad, belleza y exactitud mágica del lenguaje de su poesía".
Murió el 12 de agosto de 1992.
El 14 de noviembre de 1914 nace en Linares uno de los poetas chilenos más importantes del siglo XX. Perteneció a la generación del 38 y compartió noches de poesía con Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Volodia Teiltelboim, entre otros.
Se mantuvo vinculado muchos años al grupo "Mandrágora".
A los 3 años llega a San Bernardo junto a sus padres, hermanos (Mariana y Alberto) y su abuela materna. Al año siguiente ingresa al Liceo de San Bernardo donde permanece hasta segundo año de humanidades para cambiarse al colegio de los Padres Agustinos en Santiago. A los 16 años ingresa a la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile, sin embargo, llegó hasta tercer año y de ahí en adelante se dedicó a escribir.
Su primer poema, "Tránsito al fin", fue publicado en 1934 y traducido al inglés en 1942. Luego le seguirían "Antología de poesía chilena nueva" (Recopilación de poetas considerados como los más importantes de la época) en 1935 en donde comparte pluma y papel con Volodia Teiltelboim.
Sobre su personalidad se podría decir que fue un hombre ermitaño, le gustaba la soledad, muy hermético, lo que queda demostrado en sus escritos, sobre todo en "Definición y pérdida de la persona". Él mismo la define como una obre difícil de entender aún para quiénes saben de poesía.
Se casó con Alicia Tejeda y tuvo 3 hijas, pero se separó para vivir solo.
Trabajó en la empresa editora Zig-Zag, radios Agricultura y Minería como redactor de publicidad, escribía artículos cortos y ensayos para Artes y Letras del Mercurio. En 1955 trabajó para el gobierno de Ibáñez como agregado cultural en la embajada de Chile en México.
Por último, prestó sus servicios a Editorial Universitaria como Asesor del Departamento de Publicaciones.
Premios
1963 Premio de la Municipalidad de Santiago en poesía (por "El poliedro y el Mar")
1972 Premio de poesía de la Municipalidad de Santiago (por "Poesía entera")
1981 Premio María Luisa Bombal de la Municipalidad de Viña del Mar
1988 Premio Nacional de Literatura

Su Obra


En todas sus obras podemos notar que utiliza dos temas recurrentes: la belleza y la muerte. Según una entrevista que dio al periodista Juan Andrés Piña, explica que la muerte está adosada a él desde que tenía 8 años, pues el hijo de la criada, que tenía su misma edad, murió de día y él nunca pudo concebir la idea de muerte a plena luz del sol, sino que la asociaba a la obscuridad.
Se dice que fue muy influenciado por Vicente Huidobro, sin embargo, no en una forma literaria sino anímica. Tanto así que a pesar de haber sido siempre muy católico, mientras estuvo con él - que era ateo - dejó de lado la religión y después de la muerte de su amigo, volvió a profesar esta fe. Cabe mencionar que en sus poemas también incluye a Dios.
Durante su vida como escritor formó 2 movimientos, el primero llamado David, donde pretendía convertir la palabra en acción, producir una conducta a partir de la poesía, algo así como una poesía práctica, pero fue un movimiento frustrado por culpa de 2 ó 3 personas. El segundo movimiento fue el Decoracionismo, donde intenta darle un valor musical, auditivo a las palabras de un poema, es decir, que la palabra esté exenta de todo significado, una palabra como puro sonido. Publicó 2 poemas de este estilo en la revista Lecturas en 1931.
Sólo escribió 4 obras poéticas:

El resto de sus obras:


Antología de Vicente Huidobro (1945)
Inseguridad del hombre (1950, relatos)
Palabras al oído de México (1960, prosa y poesía)
imbaud, pecador
Nueva antología de la poesía castellana
La belleza de pensar (compendio de artículos publicados en El Mercurio)
En 1999 Editorial Universitaria publicó el libro "Anguitología", un texto sobre la obra de Eduardo Anguita, escrito por el poeta Andrés Morales.
Cuando Eduardo Anguita dejo de escribir dijo al respecto:
"Terminé de escribir poesía definitivamente. No sé, sentí que se me acabó la veta.Quizás no tengo nada que decir. Escribí un par de poemas que no eran demasiado malos, pero igual los rompí y me parece que estuvo bien haberlo hecho. Las cosas tienen su ciclo. Quizás vuelva a escribir. Ocurrirá cuando tenga que ocurrir, porque esto no se puede fabricar".
(Conversaciones con la poesía chilena, Juan Andrés Piña)
Testimonios de personalidades, publicadas en distintos periódicos:
José Miguel Ibáñez Langlois:
"De su poesía he hablado profusamente. De su vida agregaré que fue intensa y dolorosa, incluso patética si o fuera por esas explosiones de humor y autoironía, que nos hacían reír a sus confidentes en medio del relato de sus inauditas tragedias de la vida cotidiana. Entre los poetas chilenos de este siglo fue quizás el personaje más novelesco, con su aire de Chaplin, sus dejos kafkianos y su viva encarnación de las paradojas del Evangelión".
Humberto Díaz Casanueva:
"Ha muerto uno de los más grandes y profundos poetas de Chile y de América".

 


Luis Sánchez Latorre, "Filebo":
"Me pareció atroz escuchar en una radio, muy de madrugada, que había muerto un anciano de 77 años llamado Eduardo Anguita Cuellar, y que nadie reparara en que se trataba del Premio Nacional de Literatura y tal vez uno de los más grandes poetas chilenos de todos los tiempos. Releyéndolo me parece más alto que nunca. Creo, como el lo dijo, que unos cuatro o cinco poemas suyos valían para un Premio Nobel. No era megalomanía. Si bien es cierto que no tenía muy buena idea de sí mismo, era muy justa esa idea, porque era un extraordinario poeta [...] Creo que es una pérdida enorme... y lo más injusto es que Chile todavía ni haya sabido que era Premio Nacional".
Juan Andrés Piña:
"Yo pienso que ha sido quien más poderosamente ha manejado la herencia de los poetas modernos franceses en Chile. Cuando lo entrevisté, tuve la impresión de que él había percibido que su veta poética se había terminado a fines de los años sesenta y nunca quiso proseguirla artificialmente".
Ignacio Valente:
"Eduardo Anguita es una figura indispensable en el panorama de la poesía chilena de este siglo. Pocos han unido, en este ámbito, el oficio verbal y la fantasía creadora y la pasión intelectual con la intensidad y coherencia de los mejores momentos de esta obra; pocos han juntado la libre vida de la imaginación con la desnudez del filosofar y del teologar, en la síntesis concreta, que caracteriza a la madurez de esta alta poesía".
Enrique Lafourcade:
"Eduardo Anguita era una de las voces líricas más importantes del mundo hispánico cuyos talentos reconoció públicamente su amigo Octavio Paz. Así mueren los escritores en este país que respeta hasta el éxtasis a los industriales, los empresarios, los financistas y está de espaldas a los creadores de la belleza y la cultura".

Venus en el pudridero


(extractos) ¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del estío,
a la venida del sol, mientras un príncipe danza
en vísperas de su coronación?
Yo pienso en el gusano.
¿Oís podrirse los duraznos en el granero,
al atardecer, mientras las fechas del reino
caen en los tronos
y el viento las amontona, las dispersa y olvida?
Yo pienso en el gusano.
Si veis montar el agua de la noria,
con un niño fijamente asomado al brocal
frente a frente al abuelo,
y se siente el beso de los amantes como una hoja seca
que el pie del tiempo aplasta crepitando:
¿los amantes están muertos? No preguntéis con torpeza.
Pensad en el gusano. [...]
Os contaré, amantes, qué hacéis cuando estáis juntos;
lo que yo hice y sentí
en aquel huerto de espigas corporales.
El gallo a mitad del día, erguido para el amor,
y la luna que espera al ave de fuego,
mojada, abierta y silenciosa.
La tomé por la mirada, rebanando con mi vista su entrecejo,
y desde ahí, humedecí con su vista mis manos y con mi vista su cuerpo,
hasta que su cabeza derramose en mi hombro.
Su cabeza era una blanda caverna donde se escondía el torrente,
el que me llevaría hacia abajo, a las zarzas de sigiloso esplendor. [...]

por María Teresa Anguita

Obras Importantes:

Premios :

1988 Premio Nacional de Literatura

Selección:


1 (Posición de combate del viajero)

Como espadas de luz, portando al cinto 
imperiales abejas de azul pelo, 
desciende a la destreza de mi vuelo, 
pelea el sol contra mi avión jacinto. 

Ruedas de nácar de diurnal instinto, 
plumas de luna, hélices del hielo, 
cortan las cuerdas y la crin del cielo 
del día muerto en un misal corinto. 

Ay, marino celeste, derrotado 
por sus bélicas flores, no te vayas 
sin brillar con tu sable de grosella. 

Que aunque estén las medusas de tu lado, 
¡tú, soldado, perdieras las batallas, 
y tú, aviador, quebraras las estrellas! 
  
 

2  (Litoral de la sirena)

Sobre el tren joven de la niñería, 
arranca tú, mi celestial incauta, 
no atenta a Pan, que silbará en su flauta, 
mas sabia al pez, que entre la luna fría. 

Soldaba el riel de la melancolía 
ya muerta en velas del velero nauta. 
Para vivir en mi viajera pauta 
¡pincha al caballo con tu espuelería! 

Alfileres de agua, labio mío, 
al romper los andenes de tu frío 
no sin luneras rosas, no sin pena, 

Locomotoras hacen, estivales, 
que dancen a los cantos pastorales 
de eléctricas guitarras de sirena. 
  

3  (Labrador de mar)

Bajo velas de hojas vegetales, 
entre claveles de un jardín de lino, 
atraviesa mi barco con frutales 
dragones griegos de celeste vino. 

No son flautas sus algas vesperales, 
ni ha crecido la luna en su camino, 
mas huyen labradores pastorales 
cazando al torso de un lebrel marino. 

Tú, ramaje de agua, espejo lento, 
leche del seno azul de la mañana, 
pájaro de las islas Barlovento: 

Echa las redes a tu pez de lana, 
sirena-flor nacida contra el viento 
o en la pollera oval de una campana. 
  

4 (Límite oceánico)

Para la jarcia de su piel de arena, 
con zodiacal guitarra, entre los mares, 
sin alcanzar a Ulises sus cantares, 
llamarán por tres veces las sirenas. 

Sobre la loza de una luna llena 
beberá el  cisne menta de pomares 
y con rocío  astral de aves lunares 
mojarán los  tritones su melena. 

No orillará el marino los linderos 
con que el  geógrafo oceánico al viajero 
encierra dentro de  su huerto de ola; 

Ni pastará con peces la legumbre 
que con  climas florales no le alumbre 
el acuario del  ángel-banderola. 

Fuente de consulta: Escritores.cl, sección Semblanzas