Desde
los tiempos prehispánicos y aún después de la conquista,
el agave azúl prestaba enormes servicios a los pobladores, ya que
distintas partes de esta planta eran aprovechadas para construir techumbres
y fabricar agujas, clavos, cuerdas y papel; sus pencas secas se usaban
como combustible y de las cenizas se elaboraba jabón o detergente,
y su savia se utilizaba para curar heridas. En aquel tiempo, las tribus
civilizadas de la región de Chimalhuacan utilizaba el maguey de
Tequila para preparar miel o bebida alcóholica. La planta del maguey
era aprovechada en su totalidad, ya que de las hojas se extraía
una fibra que usaban sus tejidos y del tronco obtenían un alimento
azucarado. En realidad el tequila tal como lo conocemos hoy, se debe al
proceso de destilación que introdujeron los españoles. Anterior
a este proceso, los indios tiquilas fermentaban el mexcalli al macerarlo
con agua. Después de dias de reposo se convertia en una bebida alcóholica
utilizada para sus rituales. |
A partir de 1950 se incorporaron mejoras tecnológicas
en su producción, este esfuerzo ha colocado al tequila en la boca
de muchos consumidores tanto nacionales como extranjeros. Hoy dia los campos
agaveros, comprenden una gran franja central del paisaje jalisciense. La
industria comprende a unas 200 mil personas satisfechas de ofrecer al mundo
una bebida cabalmente mexicana.
Según el relato de los tiempos antiguos,
el tequila fue descubierto cuando, sobre un platino de agaves, cayó
con estrépito un rayo de gran fuerza, el golpe desgajó el
corazón de la planta y el calor del rayo hizo que ardiera durante
unos segundos, asombrados los indígenas se percataron que del interior
brotaba un aromático néctar que bebieron con temor y reverencia
pues señalaba como un milagroso regalo de sus dioses, era como si
el fuego del rayo se hubiera transformado en una bebida sin paralelo en
la historia del tequila.
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