17 de marzo

22 de enero del 2003

Debieron llamarla PDUSA, no PDVSA

Ángel Cristóbal Colmenares
Rebelión

Latin America --principally Venezuela, Mexico and Brazil-- has more than 17 billion barrels of proven oil reserves and potentially 114 billion of barrels of undiscovered oil, according to the US Geological Survey. With Foreign participation, Latin American production could increase from 9 million barrels per day to more than 14 million".
GLOBAL TREND 2015: A DIALOGUE ABOUT THE FUTURE WITH NON GOVERNMENT EXPERTS CENTRAL INTELLIGENCE AGENCY
www.cia.gov/nic/graphics/gt2015.pdf

Uno de los aspectos positivos de la sedición petrolera en su segundo intento del pasado año por derrocar al gobierno ha sido la "desclasificación" de información referente a Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA) y hoy podemos decir que en los últimos dos meses el pueblo llano se ha enterado como nunca de los asuntos referentes a la que suponíamos "empresa de todos los venezolanos". Y por cuanto el tema es sumamente importante y en cierto modo "especializado" vamos a centrar nuestros comentarios en el caso específico del sabotaje a los sistemas de computación, sugiriendo a los lectores visitar la página www.soberania.info a fin de que obtengan una información variada y seria del mundo petrolero, de sus cifras y del impacto que para la sociedad en general y venezolana en particular tiene y pudiera tener.

Comencemos entonces por establecer la diferencia entre huelga de trabajadores y sabotaje patronal. Todos los "paros" convocados desde diciembre de 2001 ('casualmente' luego de ser aprobadas las cuarenta y nueve Leyes Habilitantes) han estado encabezados por los cogollos de FEDECÁMARAS y de la ilegítima Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) e invariablemente han encontrado repulsa por parte de al menos dos cámaras empresariales regionales (Estados Apure y Bolívar) y de los trabajadores de las áreas de transporte, empresas estatales, administración pública, petroleros, agropecuarios, pescadores y medianos y pequeños comerciantes.

No se requiere un especial esfuerzo para entender que la huelga es una conquista de los trabajadores en lucha contra los patronos y muchas veces --en lo que a Venezuela respecta-- enfrentando a la misma CTV, a cuya prueba nos podemos remitir a los casos de los trabajadores de Aeropostal, de SIDOR y textileros en 1981. Y ese derecho a huelga es reconocido por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 97:

"Todos los trabajadores y trabajadoras del sector público y del privado tienen derecho a la huelga, dentro de las condiciones que establezca la ley". ¿Y por qué vamos los trabajadores a la huelga? Pues por reivindicaciones políticas, sociales y económicas. ¿Y cuáles son las reivindicaciones que reclama ese viejo matrimonio contra-natura FEDECÁMARAS-CTV? Pues el desmantelamiento de la Constitución y de las leyes que recogen derechos y conquistas de la mayoría del colectivo nacional, por mucho tiempo excluida de los derechos y expropiada de beneficios. La consiga es que se vaya Chávez. El objetivo es despojar a los sectores explotados de las posibilidades de avance político y social detalladas en la Constitución y en las leyes, con especial relevancia las de Tierras/Desarrollo Agrícola, Pesca/Acuacultura e Hidrocarburos.

El reiterado fracaso de las huelgas propuestas e impuestas nos trajo así a la situación de SABOTAJE que sufre PDVSA por abandono de trabajo por parte de gerentes de la llamada "nómina mayor", quienes además dañaron instalaciones, averiaron sistemas, impidieron el acceso a técnicos y obreros a sus labores, promovieron secuestros de naves transportadoras y hacen uso indebido/abuso de los equipos ("hardware") y programas ("software") de computación pertenecientes a la corporación energética, mediante los cuales impiden u obstaculizan operaciones técnicas y administrativas que pueden ir desde sabotear rutinas de llenado de cisternas transportadoras de combustible hasta bloquear elaboración de nóminas y las correspondientes transferencias bancarias.

Es de recalcar que los impedimentos de acceso a los sitios de trabajo fueron, en su mayoría, por abuso de poder y mediante amenazas veladas o abiertas contra los trabajadores y sus familiares, vale decir terrorismo.

Es evidente que la corporación energética sufre (o sufría) de una casi absoluta dependencia de centros de decisión externos y ajenos a ella, resultado de políticas privatizadoras inteligentemente disfrazadas como "avances tecnológicos y gerenciales" por esa capa tecnocrática que estrechamente vinculada al capital multinacional comenzó a sentar sus reales en la empresa luego de su "nacionalización". Y nos enteramos ahora de la existencia de dos empresas --INTESA y SAIC-- las cuales monopolizan el conocimiento cibernético y las acciones de las computadoras de PDVSA.

Llama poderosamente la atención que un contrato de alianza entre la principal empresa estatal y dos firmas foráneas haya pasado inadvertido para esos sagaces economistas, politólogos, "periodistas" y "expertos petroleros" que a toda hora esparcen informaciones, previsiones y diagnósticos en su mayoría apocalípticos, partiendo muchas veces de rumores, de supuestos y hasta de sus particulares estados de ánimo.

Y es que el 6 de febrero de 1997 el señor Roger D. Brown, presidente de INTESA y ex-director del Global Oil and Gas Initiatives, dio detalles de las operaciones de la nueva compañía, agregando que "Informática, Negocios y Tecnología", S. A., (INTESA) era una "joint venture" entre PDVSA y "Science Applications Internacional Corporation" (SAIC); en su mayoría los profesionales de INTESA habían sido transferidos desde PDVSA y sus afiliadas Corpovén, Lagovén, Maravén, PDV-Marina, Deltavén, Carbozulia, Pequivén, Palmavén, Bitor, Intevep, Barivén y CIED. La dirección de INTESA es (o era): Torre Credicard, Piso 10, avenida Principal de "El Bosque", Caracas, teléfono +582-905.96.95. Su sitio en la red: www.intesa.com, donde se pueden ver los nombres de quienes forman (o formaban) su junta directiva.

Y el 23 de enero de 1998 el mismo Roger Brown anunció un acuerdo estratégico entre INTESA y "Network Solutions, Inc.", (NSI) según el cual ésta proveería su experiencia en conectividad de Internet, servicios de mensajería, seguridad en redes de trabajo y reingeniería en redes de banda ancha. Esa firma registra nombres de Internet con terminaciones .com, .net, .org y .edu en cumplimiento de acuerdo cooperativo con la "Nacional Science Foundation". Su sitio en la red: www.netsol.com.

En cuanto a SAIC, revisamos su expediente en Securities and Exchange Commission (www.sec.gov), donde fue inscrita como empresa prestadora de servicios de Ingeniería, Contaduría e Investigación. Su dirección es el 10260 Campus Point Dr M/SF3, San Diego, California 92121. Para el ejercicio 2003 su Director es Bobby R. Inman, con dirección en el 701 Brazos Street, Suite 500, Austin, Texas. El señor Inman aparece también como representante de "SBC Communications, Inc" (www.sbc.com).

El señor Inman es Almirante retirado de la Marina estadounidense y fue director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde el 12 de febrero de 1981 hasta el 10 de junio de 1982. Y en el equipo gerencial de SAIC le acompañan otros militares retirados: los generales W. A. Downing (ej.) y J. A. Welch (av.) Las relaciones políticas y corporativas que esos señores obviamente tienen facilitan y favorecen la realización de buenos negocios con la administración pública, y no creemos casual que la empresa SAIC ocupara el cuarto lugar en la lista de contratistas, según información de Nick Wakeman en artículo del 6 de mayo de 2002 publicado en "Washington Technology" (www.washingtontechnology.com) de cuyo texto extraemos un párrafo que indica cómo cualquier situación, por terrible que sea, puede ser convertida en un buen negocio:

"Even before the war on terrorism sparked billions of dollars in new spending proposals, the government information technology market was a good place to be. Now many observers believe it might be the best".

La corporación energética (¿venezolana?) fue "el mejor lugar para estar" (the best place to be) pues recibía cincuenta mil millones de dólares, de los cuales entregaba a regañadientes el 20% al Estado venezolano [los autócratas pedevecos decían que "no eran caja chica" del gobierno] y disponía del resto para "reinversiones" de cuyos planes y resultados nunca se molestaron en informar. Es indudable que muchos de esos dólares fueron a parar a las arcas de las empresas INTESA y SAIC.

Como podemos leer en uno de los artículos de SOBERANIA.INFO: "Dice el informe 2001 del comisario de PDVSA (p. 14): … se realizó la evaluación del acta de Mutuo Acuerdo (sic) entre INTESA y PDVSA, en la cual se determinó que INTESA realizó cobros indebidos (sic) por el orden de 55 millones de dólares; sin embargo, PDVSA consideró conveniente, luego de un proceso de negociación (sic), aceptar solo la cantidad de 2,2 millones de dólares" (www.soberania.info/el_golpe_petrolero03.htm#Tercerizacion) Cuando el gobierno intentó nombrar una Junta Directiva y hurgar en las intimidades de la empresa los autócratas de PDVSA organizaron el golpe de abril, y si bien la insurrección popular en conjunción con una Fuerza Armada cuyo Estado Mayor parece haber interpretado correctamente el peligro de disolución del Estado logró reponer en Miraflores al presidente Chávez, ello no significa que los fascistas estuvieran completamente derrotados, verdad fácil y --dolorosamente-- comprobada en su vuelta a los puestos de mando en la industria, desde donde continuaron su labor erosiva del gobierno nacional hasta que consideraron llegada la hora en diciembre.

Y no queden dudas acerca de sus objetivos: eliminación de la Constitución y de las leyes por ella generadas; "disciplinar" a los sectores populares y despojarlos de los derechos políticos, sociales y económicos; retiro de Venezuela de la OPEP; entrega de PDVSA a la voracidad del capital internacional y aumento de la producción de acuerdo a la prioridad pautada por el gobierno de los Estados Unidos.

El párrafo que sirve de epígrafe a este trabajo puede ser traducido así: "Latinoamérica -- principalmente Venezuela, México y Brasil-- tiene más de 17 billones de barriles de petróleo en reservas probadas y potencialmente 114 billones de barriles de petróleo no descubierto, de acuerdo a US Geological Survey. Con participación extranjera, la producción de Latinoamérica podría incrementarse de 9 millones de barriles diarios a más de 14 millones".

Pero hay una traducción mucho más fiel (sobre todo a la CIA) y es la realizada por el señor José Curiel, firmante del decreto fascista de Carmona en representación de su partido COPEI, quien el 6 de enero de 2003 y a nombre de la denominada "Coordinadora Democrática" planteó en la Comisión Proyecto País para un futuro postChávez (www.ultimasnoticias.com.ve): "… dar autonomía a PDVSA y cambiar de una relación petróleo-Estado a una petróleo-Sociedad donde se abra paso al espacio para la democratización del capital de la industria de los hidrocarburos, de manera que haya una mayor participación ciudadana en el recurso petrolero y gas a través de la profundización de la apertura petrolera; recuperar mercados perdidos, incrementando la producción petrolera en función de una demanda para 2020 de 11.4 millones de barriles por día en el hemisferio occidental; revisar la posición de Venezuela en la OPEP, abrir espacios a la inversión privada en el sector energético y privatizar las empresas eléctricas; recortar el gasto para lograr el equilibrio macroeconómico y promover la inversión privada y pública en el área de la infraestructura; inversión privada en salud y 'descentralización' en educación".

El señor Curiel no derrocha ni un segundo en explicar que en cuarenta años, durante algunos de los cuales fue Ministro de Obras Públicas, él, su partido y sus socios adecos se dedicaron a realizar eso que hoy vuelve a ofrecer: privatizar la salud y la educación, incrementar producción petrolera a precios de gallina flaca, torpedear a la OPEP y recortar el gasto para negar a la población cualquier posibilidad de redistribución justa de la renta, razón por la cual existe un 80% de pobreza, un desempleo crónico y una cultura de la corrupción sembrada en lo más profundo del alma venezolana, precisamente las razones por las cuales los sectores populares no los quieren ni en pintura.

Podemos concluir en que la huelga volvió a fracasar, el sabotaje a la industria petrolera ("la continuación del golpe por otros medios") no pudo coronar el objetivo perseguido y a pesar de las ingentes pérdidas económicas causadas al país nos atrevemos a decir que a los golpistas no les alcanzará la vida para arrepentirse del paso dado, pues en abril, con un gobierno desorientado, sorprendido y a la defensiva, su acción trajo como resultado la salida de más de cien oficiales superiores de la Fuerza Armada, la reflexión de sectores de la clase media en cuanto a la verdad subyacente tras el discurso aparentemente democrático de los fascistas y, lo más importante, el impulso que los sucesos dieron a la movilización, conciencia y organización populares, desde entonces en la calle.

Pero ahora la situación para ellos es mucho más grave y podemos resumirla en la pérdida de ese bastión llamado PDVSA. Todo el conflicto gira en torno al petróleo y el progresivo control del gobierno se manifestará así:

a) bajando la cresta a los autócratas petrodolarizados con la normalización de la producción y suministro, tanto al interior del país como a los clientes en el exterior; b) regularizando las operaciones técnicas y administrativas en todos los ámbitos de la corporación, y c) saneando las nóminas en función de optimizar la inversión y alcanzar niveles de eficiencia y eficacia, conceptos al parecer desconocidos por la pesada y costosa burocracia que todavía medra en la empresa.

Creemos que a mediato plazo debemos plantear:

1. Convocatoria a una Asamblea General de Accionistas originarios en la cual se discuta el camino a seguir para reorganizar la empresa y adecuarla a las necesidades del país; 2. Exigencia de una política informativa clara y precisa mediante la cual el colectivo sepa realmente cuál es la situación de la corporación, única forma de actuar concientemente tanto en pro de su normalidad como en su defensa; 3. Incorporación de trabajadores de todas las nóminas a los niveles de toma de las decisiones, única forma de impedir la formación de castas privilegiadas, núcleos de poder y mal uso de los recursos; 4. Vinculación real (orgánica) de la empresa con las comunidades que comparten áreas geográficas con sus instalaciones a fin de establecer planes de desarrollo social, de salud, educativo y de empleos; 5. Exigir garantía de que los servicios de transporte y de computación --por referir solo a dos amargas experiencias-- sean controlados efectivamente por la corporación, y preferiblemente prestados por cooperativas al efecto organizadas, y 6. Rechazar en forma firme y decidida la reincorporación de los golpistas, terroristas y saboteadores y exigir a los directivos de PDVSA la presentación de acusaciones y solicitud de apertura de juicios contra ellos para que sean castigados por los graves delitos cometidos contra el patrimonio físico y moral de la Nación.

Solo como ejercicio de imaginación, calculemos cuántos empleos, escuelas, hospitales y obras de infraestructura pueden ser generados y edificados con cuarenta millones de dólares.

Y establezcamos como línea política que nunca más nuestra empresa energética sea convertida en PDUSA.

Tomado de Rebelión


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