17 de marzo

19 de ABRIL del año 2002

¡Viva la Revolución Latinoamericana que hoy encabeza el bravo pueblo de Venezuela!

EDITORIAL
UNIÓN LATINOAMERICANA SIGLO XXI

¡¡¡VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA!!!

¡¡¡VIVA AMÉRICA LATINA!!!

El pueblo venezolano y las fuerzas armadas leales y fieles a ese mismo pueblo derrotaron al imperialismo golpista y fascista. En cuatro días, la revolución Bolivariana se desprendió de todos sus traidores y más acérrimos enemigos. Sin duda que aparecerán nuevos; quizás muchos otros aguarden agazapados en las sombras, relamiéndose las heridas propinadas por las turbas insolentes. Pero lo cierto es que los bolivarianos depuraron sus cuadros de inmundicias y de falsos apóstoles, y a viento y marea atravesaron su "bahía Cochinos" con ínfimas bajas, cero desgaste y en tiempo record.

Si la oposición estaba debilitada antes del golpe, ahora quedó absolutamente desarmada y diezmada. Triunfó el pueblo, porque más allá de los errores y aciertos que Chávez haya cometido, en Venezuela continúa existiendo una política y una economía nacional, digna y soberana.

Oposición

La nueva estrategia de la oposición en Venezuela consiste en aclamar que el presidente de la república, el MVR, los Círculos Bolivarianos armados, etc., deben ser mucho más tolerantes y reflexionar. Es decir, Chávez tiene que rectificar. Sin embargo, esto no tiene lógica. Si él pretende profundizar la Revolución -y están dadas todas las condiciones para que así sea-, las contradicciones se intensificarán: las directrices y políticas nacionales y populares serán siempre antioligárquicas y antiimperialistas, salvo que Chávez sí se decida a reflexionar.

El conflicto radica y radicó en que la oligarquía venezolana nunca estará en paz hasta tanto no se derogue la Constitución Bolivariana, hasta que no desaparezcan las 49 leyes de la Habilitante, y hasta que PDVSA no vuelva a ser controlado por manos imperiales -entre otras cosas-. No existe ninguna posibilidad de que en un Estado colonial o semicolonial, minorías y mayorías, o si prefieren, el pueblo y la oligarquía, puedan convivir y fructiferar bajo un mismo gobierno. Ahora bien, Chávez descuidó sobremanera los intereses de la clase media; ese fue uno de sus errores -el otro gran error que habitualmente mencionaba era la falta de un partido político bolivariano y de una organización revolucionaria sólida y determinada-. La contra contrarrevolución eliminó su peor temor-.

El hecho desestabilizador por excelencia residió en que este estrato social (clase media), marginado de la Revolución Bolivariana pasó a engrosar las filas de las minorías. La oligarquía no se quedó atrás y lo aprovechó a sus anchas.

Creemos que en su política frente a la clase media es donde Chávez debe rectificar, pues ella no es antagónica a los intereses nacionales y populares. Entre otras muchas cosas, tendrá que invertir más en PYMES, poniendo todas las fichas en el desarrollo de una burguesía nacional sólida. Es complicado, pero deberá hacerlo porque de lo contrario, esta masa de gente no dudará en prestar nuevamente su fuerza a la oligarquía malherida.

¡¡Se puede!!

Para todos aquellos argentinos temerosos; y por qué no para los todos los latinoamericanos subyugados y de pensamiento sumiso: ¡Se puede! El imperialismo va a dar batalla, y mucha, pero el pueblo valeroso es cada vez más consciente de su rol decisivo en la definitiva emancipación nacional.

Una clase magistral de política revolucionaria

La lección fundamental que dejó la contra contrarrevolución más contundente y corta de la historia de la humanidad no fue para el imperialismo, sino más bien para el pueblo de todos los países oprimidos del globo terráqueo, y muy especialmente, para el pueblo latinoamericano. ¿Cuál fue la lección?...

Minorías y Pueblo en América latina

Las minorías de los países coloniales y semicoloniales son aliadas del imperialismo, y consecuentemente, antagónicas a los intereses de la mayoría.

El problema que tienen los distintos Estados de la América latina es que sus minorías son antinacionales y que cualquier política que sea nacional polarizará ambas fracciones, tal cual sucedió en Venezuela. Pero está polarización o enfrentamiento extremo no es a causa de falta de democracia o de excesivo populismo y caudillismo, como nos quieren hacer creer los golpistas cosmopolitas, sino que se origina como consecuencia de un Proyecto Político Nacional, bien Democrático y sumamente Soberano. Éste es el verdadero verdugo de FEDECAMARAS, CTV, los MEDIOS MERCENARIOS DE DIFUSIÓN MASIVOS, etc, etc. Minorías y pueblo en los países opresores

Muy distinta es la situación en los países del primer mundo. En ellos, tanto las minorías como las mayorías conviven armoniosamente -aunque las contradicciones aumentan considerablemente-. Las minorías exprimen, oprimen y explotan a las mayorías de todo el planeta. Sin embargo, estas últimas también exprimen-oprimen-explotan pero a las masas excluidas de los países oprimidos.

Por lo tanto, toda política conducida por las grandes potencias favorece a sus minorías, y, aunque afecte al resto de su población, esta no siente la usura ni la injusticia pues aun soportan las injurias a causa de los pobres y marginados que el Tercer Mundo fielmente aporta.

En los países del primer mundo las minorías no son antinacionales, ni reaccionarias para con los intereses de su gobierno cómplice; en cambio, en nuestra América latina, su rol político, económico y cultural obran maquiavélicas intrigas. Son el germen del colonialismo, de nuestra pobreza y esclavitud; son antinacionales y parasitarias de la riqueza de una gloriosa nación contra la que siempre atentaron: son los hijos latinoamericanos y no latinoamericanos del imperio.

Conclusión

No existirá jamás en nuestros Estados-colonia ninguna política que permita contemplar los intereses de las minorías y los de las mayorías respectivamente, puesto que estas últimas constituyen el último eslabón de la cadena de explotados y oprimidos del mundo entero, y como tales, están imposibilitadas de transferir la miseria y explotación a otro grupo o fracción.

Será menester gobernar democráticamente hasta eliminarlas (las oligarquías y otros grupos antinacionales) de esta tierra Bolivariana y Sanmartiniana; y gobernar democráticamente no significa otra cosa que llevar adelante una política y economía nacional, popular y soberana, cueste lo que cueste.

Confiamos en Chávez y en el patriótico y valiente pueblo venezolano. Pero que no reflexionen: no habrá ni existirá jamás en ningún Estado de nuestra Patria Grande, un gobierno democrático que contemple los intereses de las minorías antinacionales y los del pueblo.

El imperialismo no cesará en su intento por derrocar a Chávez; tampoco temblará su fusil esclavizante ante cualquier otro insolente mal ejemplo de libertad y autodeterminación. Esta vez vendrán con todo, y el desenlace de la próxima arremetida sólo dependerá de cómo nos encuentre parados esa nueva intromisión. El pueblo latinoamericano tendrá la última palabra. Más que nunca: UNIDOS O DOMINADOS.

¡¡Viva la revolución latinoamericana que encabeza el bravo pueblo Bolivariano de Venezuela!

Ahora le toca entrar en acción al resto ¡¡¡Vamos que se puede!!!

Tomado de UNIÓN LATINOAMERICANA SIGLO XXI


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