17 de marzo

7 de agosto del 2002

Este es el mejor momento para profundizar la Revolución Bolivariana

Antonio Boza
Rebelión

Lejos de pensar que la situación actual puede significar una coyuntura desfavorable al proceso de cambios, afirmamos que es todo lo contrario. En primer lugar hay que reconocer un avance en la conciencia del pueblo sobre la necesidad de organizarse y articularse mejor con el resto del movimiento político y social que sirve de sustrato al proceso revolucionario y que forma parte de las grandes mayorías de las pobladas populares.

El pueblo como protagonista

La prueba superada en los días aciagos de abril, que terminaron siendo la jornada de lucha más significativa del continente americano y del mundo esperanzado en un nuevo modelo de vida, significó un aprendizaje súbito de nuestro pueblo para reconocerse como sujeto histórico con poder político. Este conocimiento es práctico y es teórico, lo cual implica un salto cualitativo en las fuerzas y la organización popular. El enemigo, que posee herramientas científicas para intentar perpetuar la injusticia y la opresión lo sabe muy bien y se prepara para desmantelar este avance. De lo que se haga en las próximas horas, días y meses dependerá el futuro de la revolución y el destino (disculpen la inmodestia, es un problema de responsabilidad histórica) de la humanidad. El mundo nos mira, y lo hace porque anda en la búsqueda de un modelo alternativo en las relaciones de producción, en los mecanismos de creación y distribución de la riqueza y la manera cómo se relacionan las naciones para lograr o impedir un mundo más equitativo. Nuestra revolución es parte fundamental de esa búsqueda.

La contradicción fundamental

La derecha quiere la reversión del proceso, en ese afán invierte inmensos recursos, muchos de ellos de origen foráneo, de quienes juegan a la desestabilización y el caos como forma de restaurar el modelo anterior que a sus intereses resulta más atractivo. Estimulan la confrontación armada agotando la existencia del parque bélico en tiendas y proveedurías. Sin pretender hacerlo, han puesto en la palestra política un evento que define la contradicción fundamental de esta revolución: la lucha de clases. Son precisamente ellos, quienes de forma terca y obstinada nos recuerdan que existen contradicciones que sólo se resuelven dando un salto hacia delante. Es hora de entender que las contradicciones de clase son irreconciliables. La prueba máxima está en el criterio apátrida de un sector de la derecha extrema (con mucho poder) que alienta la intervención de fuerzas militares extranjeras para saldar la "guerra" a favor de ellos.

Pretender soslayar este hecho hace un flaco beneficio a la revolución.

La vanguardia, el programa y lo que falta para hacer la revolución

La vanguardia no es un grupo, mucho menos unos iluminados. La vanguardia no son unos licenciados para tal hecho o circunstancia. La vanguardia es un movimiento dialéctico, en permanente construcción, igual que el proceso revolucionario. No reside necesariamente en la clase política dirigente que nos acompaña en este proceso, aunque algunos están más cerca que otros de ser parte de esa vanguardia. La vanguardia es un proceso en construcción simultánea con la organización popular revolucionaria. Precisa algunas premisas básicas entre las cuales destaca la conciencia revolucionaria del poder transformador del pueblo, donde el ejército, los partidos políticos afectos y otros factores, son revolucionarios en la medida que son el pueblo organizado expresado en estos factores para el ejercicio pleno del poder político. Si se realizan (materializan en lo real) fuera de este pueblo, necesariamente no son vanguardia.

La propuesta programática recogida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela necesita expresarse en una Agenda Política para Venezuela. Más allá de los planes económicos, de las leyes de la habilitante y otros documentos que sintetizan la propuesta revolucionaria, el pueblo debe construir, junto a sus dirigentes una Agenda Política Revolucionaria, que implique fundamentalmente definir el rol del pueblo como protagonista y constructor de la revolución. Esta carencia nos ha llevado a estar a la defensiva y es por esta razón que los enemigos del proceso han colocado la agenda política en los últimos meses, hasta ahora que se sienten agotados, entrampados en sus propias maniobras. Creemos que debe ser el propio compañero presidente Hugo Chávez quien convoque jornadas de discusión sectoriales y conjuntas para construir esa agenda junto al pueblo. Sugerimos que entre los elementos de esa agenda se consideren a) Los Referenda Revocatorios, b) Los Comité de Tierra Urbana y c) Los Círculos Bolivarianos.

Recogemos estas palabras de un europeo preocupado por nuestra revolución y dan luces sobre el carácter de este proceso: "La revolución se hace en primer lugar para las clases sociales más humildes. Son ellas también las que las realizan y las que más las respaldan. La revolución no puede nunca agradar a todos porque -de lo contrario no sería revolución- perjudica determinados intereses. Al respecto hay que pensar en primer lugar en explotadores y parásitos, pero, sin decirlo explícitamente, en otros grupos privilegiados también, o sea en gran parte de la clase media, de los profesionales, los intelectuales, los estetas." (Ernest Fidel Fürntratt-Kloep).

En los próximos días el factor económico pondrá la prueba de fuego al proceso revolucionario. Sólo la conciencia y la participación popular nos ayudarán a vencer las dificultades y a reconocer que los sacrificios (parte de ellos por la guerra declarada contra nuestro país) valen la pena por la construcción de la patria bonita, de justicia, equidad y donde el pueblo sea el protagonista de la historia.

Tomado de Rebelión


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