Sobre la paternidad espiritual

Sobre los padres confesores

según san Silvano el athonita

De Starets Silouane : Moine du Mont Athos. Vie - Doctrine - Écrits

del P. Sofronio,
de 1995, de Éditions Présence, Sisteron.

Icono de san Silvano

 

Ocurrió así en plena cuaresma durante el oficio de las vísperas en el viejo rusicón, que el Señor le concedió a un monje ver en el venerable P. Abrahán el rostro de Cristo.  Esto sucedió cuando el monje entró en el confesionario a verle al padre confesor revestido del epitrajilion, como se le llama a la estola del sacerdote.    Era un anciano de cabellos blancos.  Y el monje, dándose cuenta que la cara del anciano resplandecía como la de un chaval, que todo él despedía rayos de luz y que era semejante a Cristo, comprendió que todo padre espiritual desempeña su cargo por el Espíritu Santo.  Que por el Espíritu Santo son perdonados los pecados del penitente.

El sacerdote que celebra la liturgia se adentra en la gloria misma, de forma que si la lograsen entender esto los fieles, caerían por tierra ante tal visión.  Por tanto, si el propio sacerdote se viese a sí mismo, si se percatase del resplandor celestial en el que desempeña su oficio, devendría un gran asceta.  Así lograría jamás entristecer porque es la gracia del Espíritu Santo la que vive en él.

Paso estos apuntes a limpio y mi espíritu se alegra de que por ello nuestros pastores sean semejantes al Señor Jesucristo.  Sin embargo, también nosotros, las ovejas, aunque sólo ostentemos una escasa gracia, somos semejantes al Señor.  El hombre, por sí sólo, desconoce estos misterios.  Aunque san Juan el teólogo afirma que en definitiva seremos semejantes a él no solo en la muerte, sino en vida también, es decir ahora mismo (1 Jn 3,2).  Porque el Señor compasivo envió el Espíritu Santo al mundo.  Porque el Espíritu Santo respira en la Iglesia.  Vive en los pastores.  Late en el corazón del creyente.  Incita el alma a la lucha contra las pasiones.  Da las fuerzas necesarias para que los diseños del Señor se realicen.  Nos conduce hacia la plenitud de la verdad.  Para ello, ha compuesto con afeites el rostro del hombre para conseguir que sea semejante al Señor.

Recordad siempre que el padre espiritual desempeña su función por el Espíritu Santo.  Por ello, debe declararse su veneración.  Hermanos, sucediendo que en presencia de su padre espiritual el moribundo ruega: "Padre santo, concédeme la bendición de ver al Señor en el Reino de los Cielos," y que el confesor le responde: "Anda, hijo mío, mira al Señor", tened por seguro que lo logrará según la palabra del padre espiritual porque el Espíritu Santo es el mismo en el cielo que en la tierra.

Las intercesiones del padre espiritual son de gran eficacia.  Yo sufrí la impugnación de demonios por mi orgullo pero el Señor me humilló.  Tuvo piedad de mí gracias a las peticiones de mi padre espiritual.   Porque el Señor ha revelado que el Espíritu Santo perdura entre los padres espirituales.  Por ello, conservo un gran afecto hacia ellos.  Por su intercesión, recibimos la gracia del Espíritu Santo y alcanzamos el júbilo del Señor que nos ama y nos ha concedido la plenitud del bien para la salvación de nuestras almas.

Si el hombre oculta algo a su padre espiritual, es tortuoso su camino y no conduce a la salud.  Sin embargo, el que le confiesa todo, irá directo al cielo.

 Ocurrió otra vez que un monje me preguntó: ¿Dime qué debo hacer para corregir mi vida?  A éste, le gustaba comer mucho y fuera de las horas fijadas.  Le respondí: "Toma nota de cuánto comes cada día y cuáles son tus pensamientos, y por la noche léele la relación a tu padre espiritual."   El otro me respondió que no estaba en él hacer eso.   Por tanto, no fue capaz de superar la pequeñez de su vergüenza al confesar su debilidad.  No se corrigió, le dio un ataque y murió.  Que el Señor perdone a nuestro hermano y que nos guarde de una muerte parecida.

Aquél que busque lograr la oración sin cesar debe ser valiente y sabio.  Debe valerse en todo del consejo del padre espiritual.  Aunque tu padre espiritual no haya experimentado jamás la oración, hazle todo tipo de preguntas a pesar de ello.  Por tu humildad el Señor se apiadará de ti y te guardará de todo error.  Ojo, ¡eh!  Si dices para tus adentros: "Mi padre espiritual no tiene ni idea.  Está demasiado ocupado.  Yo mismo con ayuda de los libros me haré cargo de mi dirección espiritual."  Estás tomando el camino equivocado al límite máximo de la ilusión espiritual.  Sé de muchos que se equivocaron de criterio y no progresaron porque menospreciaron a su padre espiritual.   Olvidaron que es la gracia del Espíritu Santo en el sacramento que obra y nos salva.   El Enemigo turba así a los ascetas para que no logren ser verdaderos hombres de la oración.  No obstante el Espíritu Santo hace arder nuestro espíritu cuando prestamos oído al consejo de nuestros pastores.

El Espíritu Santo obra en el sacramento mediante el confesor.  Por ello, cuando el penitente vuelve de estar con su padre espiritual, su alma será renovada por la paz interior y amor al prójimo.   Sin embargo, el penitente, después de estar con su padre espiritual, volverá perturbado de no haberse confesado convenientemente y perdonado de todo corazón la falta del hermano.

 Cuando el Señor conduce un alma en busca del arrepentimiento al padre espiritual, éste debe alegrarse.   Debe ocuparse de esa alma conforme a la gracia que se le haya concedido y recibirá, como buen pastor de sus ovejas, una gran recompensa de Dios.


San Silvano el athonita (1866-1938)

El starets Silvano emigró de su Rusia natal a la edad de 26 años para ingresar en el Monasterio de san Panteleimón del Monte Athos en 1892.  Reconocido por su ascetismo, recibiría la gracia de la oración espontánea, lo que los escritores occidentales llaman infusa, y la visión del Cristo.   Sería el portador de un consejo de salud para sí mismo y para nuestros tiempos: " Mantened el espíritu en el infierno y no desesperad."   Tras muchos años de crisis espirituales, su oración se convertiría en una gran humildad y en la hesychia, es decir, en la paz interior.   Rogó y lloró por el mundo entero como por sí mismo.  Vivió a lo sumo el amor a los enemigos.   Era la semejanza de Dios.   El trapense Thomas Merton diría que starets Silvano fue "el monje más auténtico de los siglo XX."   Pasaría a mejor vida en el Señor en 1938.   Sería canonizado por el Patriarcado de Constantinopla en 1987.   Su memoria se celebra cada día 26 de septiembre.   Sus apuntes fueron conservados por el P. Sofronio en el libro de 1995 denominado Starets Silouane : Moine du Mont Athos. Vie - Doctrine - Écrits de la editorial Présence.


La traducción a castellano del texto en idioma francés fue realizada por la Asoc. DOXOLOGIA Euskal Herriko Bizantziar Musika Elkartea de Errenteria en julio del 2003.