LA COLOCACIÓN DEL NACIMIENTO
En
México es una costumbre ancestral colocar el nacimiento; desde sacar cada uno
de los personajes de sus cajas, desempolvarlo y ponerlo en su lugar, es todo un
rito en el que en la mayoría de los casos participa toda la familia y
constituye un acto de fe y amor.
El tamaño y el
material varía según el poder adquisitivo de cada familia, pero eso sí, no
falta en casi todos los hogares, a pesar de que muchas veces es puesto junto con el Árbol de Navidad y otros
adornos que hemos adoptado de otras latitudes.
El representar el
nacimiento de Jesús surgió hace 775 años, cuando San Francisco de Asís instaló
el primero en Ermita de Greccio, Italia, en 1223, con personas y animales de la
región.
En ese entonces, San
Francisco construyó una casita de paja a modo de portal, montó un pesebre en su
interior, pidió prestado un buey y un asno e invitó a un grupo de personas para
reproducir la escena de la adoración del Niño Dios por los pastores
De esta manera se
popularizó entre la gente la idea de montar los nacimientos, primero en
palacios y monasterios y después en las casas de los burgueses, para
convertirse finalmente en una tradición de uso popular cuando las figurillas
comenzaron a hacerse de materiales económicos.
El primer nacimiento
con figuras de barro se montó en Nápoles a fines del siglo XV; tiempo después,
el poderoso Rey Carlos III ordenó que los nacimientos, conocidos entonces como
“Belenes”, se extendieran por toda Italia y España.
El nacimiento primitivo basado en el “Misterio”
de la Encarnación de Cristo en Hombre, estaba conformado por San José, la
Virgen María y el Niño Jesús, así como por el buey, la mula y el borrego, a los
que se añadieron después el Ángel, la
Estrella, los Pastores y los Reyes Magos.
Según la
tradición, el nacimiento se instala el 16 de diciembre justo cuando inician las
posadas con todos sus personajes, excepto el Niño Dios que se arrulla y coloca
el día 24 a la media noche, para levantarlo el 2 de febrero, día de la
Candelaria; la tradición de los nacimientos llegó a México en el siglo XVI con
la conquista española y los misioneros, quienes fomentaron la fabricación de
las figuritas entre los artesanos indígenas.
Asimismo, en los siglos XVI y XVII, las familias nobles españolas trajeron a México verdaderas obras de arte para montar sus nacimientos: figuras de marfil talladas en Filipinas y China y de madera esculpida, pintada y estofada, procedentes de Guatemala
También
fueron muy populares las figuras de cera, que se fabricaban en Celaya y
Salamanca, Guanajuato, Michoacán y el Estado de México, principalmente en los
Siglos XVIII Y XIX.
Pero fue hasta el
siglo XIX cuando esta costumbre se popularizo en todo el país al realizarse las
figuritas en barro y otros materiales autóctonos que utilizaban los artesanos
mexicanos con gran destreza.
Así, la creatividad y
el ingenio de nuestros artesanos quedaron plasmados en nacimientos de barro
policromado de Tlaquepaque, en nacimientos-árboles de la vida de Metepec, o de
plata laminada y filigrana del mismo metal de Zacatecas y Guanajuato; de igual
manera se pueden encontrar nacimientos de paja y hoja de palma tejida,
totomochtle (hoja de maíz), papel, alambre, tela, estambre tejido, tallados en
madera, hueso y marfil, azúcar, cera, mazapán y guajes pintados, entre muchos
más.
Se debe destacar que la permanencia de los nacimientos en todo el mundo se debe a que éstos se adaptaron con las tradiciones de cada nación y en especial a la de sus artesanos.
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo
SERIE: TRADICIONES NO. 3
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