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El éxito total de una empresa o institución depende cada vez
más de la unión entre el suceso de la compañía y la inteligencia emocional de
sus líderes.
La sugestiva pregunta que da título a esta nota, fue contestada, al menos, en
cuanto a los líderes visionarios por el predominio del arte y las
competencias emocionales, sobre las habilidades técnicas y cognoscitivas. Un
ejemplo clásico y reciente lo constituye la historia de Martin Luther King,
Jr., con su lucha y movilización de millones de americanos, para cambiar la
situación socioeconómica de los ´Negro people´.
Su ya famosa proclama pronunciada en una concentración multitudinaria, ante
el Monumento a Lincoln y su frase: ´Yo tengo un sueño´ (I have a dream), dio
un significativo impulso a importantes cambios socioeconómicos positivos y
también a uno muy negativo, pues por su ideal visionario entregó su vida.
Muchas grandes compañías entre ellas gigantes como AT&T, IBM y General
Motors, han emprendido programas para la ´transformación´ de sus
organizaciones, realizando enormes cambios que se deben concretar en plazos
muy breves. Se sostiene que estas transformaciones requieren líderes
transformadores.
Hay muchos estudiosos que piensan que la teoría del liderazgo ha perdido de
vista al líder, por concentrarse en las atribuciones, conductas y
situaciones. Sin embargo y como ejemplo demostrativo de la vigencia del
líder, mencionaremos dos recientes y exitosos líderes que triunfaron en
diferentes campos de actividad.
La visibilidad de un líder empresarial como Lee Iacocca y una figura militar
como el general Norman Schwartzkopf, nos recuerdan que algunos líderes, al
parecer, tienen características personales que los distinguen, pero que las
teorías existentes no toman en cuenta.
Actualmente para describir que hace a un líder, se recurre sólo a las
condiciones de personas: muy inteligentes y hábiles, con sólidas y
extraordinarias- habilidades intelectuales y habilidades técnicas.
Se ha constatado que es importante, que para diferentes situaciones se deba
seleccionar a personas con diferentes tipos de liderazgo. La mayoría de las
fusiones necesitan un ´negociador sensitivo´ en la dirección, en tanto que
muchos grandes cambios empresariales requieren una bien ´enérgica autoridad´.
Hoy se agrupan las competencias globales necesarias para describir un líder
de nivel superior, en tres categorías:
Habilidades técnicas puras, como contabilidad y planeamiento de negocios.
Habilidades cognoscitivas, como razonamiento analítico.
Competencias demostrativas de inteligencia emocional, como la habilidad de
trabajar con otros y la efectividad en el liderazgo del cambio.
Entre los hallazgos de David Mc Clelland, investigador en comportamiento
humano y organizacional, efectuados con motivo de un estudio realizado para
una compañía mundial de comidas y bebidas, se descubrió que cuando los
gerentes superiores tienen una masa crítica de capacidades de inteligencia
emocional, sus divisiones tienen rendimientos superiores, logrando ganancias
que superan en un 20% a todas las restantes divisiones de la compañía.
En resumen, los números también están comenzando a mostrar una historia
persuasiva, acerca de la unión entre el suceso de la compañía y la
inteligencia emocional de sus líderes. Y tanto más importante, la
investigación está también demostrando que las personas pueden, si aplican el
enfoque adecuado, desarrollar su inteligencia emocional.
Resulta importante enfatizar que construir su propia inteligencia emocional,
no puede -no sucede- sin un sincero deseo y esfuerzo concertado.
Un breve seminario no ayudará; ni puede uno comprar un Manual de ´Cómo
hacerlo´. Es mucho más difícil aprender empatía como una respuesta natural a
la gente, que convertirse en experto en análisis psicológicos.
Sería ´tonto´ sostener que una buena, madura y fascinante inteligencia
racional y avanzadas habilidades técnicas, no son ingredientes importantes de
un fuerte liderazgo. Pero el modelo no estaría completo sin la inteligencia
emocional necesaria. La inteligencia emocional mas que ´buena de tener´ es un
ingrediente básico que los líderes ´necesitan tener´.
Es una fortuna, entonces que la inteligencia emocional pueda ser aprendida.
El proceso no es fácil. Toma tiempo y, más que todo, compromiso. Pero los
beneficios que se consiguen de tener una bien desarrollada inteligencia
emocional, hacen valer el esfuerzo, tanto para el individuo como para la
organización.
´Nada grande puede ser logrado sin entusiasmo´, dijo Ralph Waldo Emerson.
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