¿ A QUIEN SE PARECE ?
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Esta es una historia en la que
participan tres personas. ¿Alguna se parece a ti?
Durante
nuestro camino a la escuela, mi buen amigo Juan, el que va conmigo en la secundaria,
nos iba platicando, muy preocupado, a María Rosa y a mí, que tenía mucho miedo
de reprobar en el examen que íbamos a presentar esa mañana.
Estaba realmente mal – Pues qué – le dije – ¿No
estudiaste? –
-Sí, mano, pero no sé qué me pasa. Yo creo que la verdad no me gusta estudiar: me distraigo, no me puedo concentrar, no me alcanza el tiempo para aprender de memoria el resto de fórmulas que nos dijo el Profe. Así que, después de un rato de estar “dale que dale” empiezo a pensar ¿ y todo esto para qué? ¿ Para qué quemarse las pestañas y quebrarse la cabeza, si después de todo, lo que aprenda hoy se me va a olvidar mañana?...
Ayer estuve dándole vueltas al asunto, y ya harto, me fui a descansar un rato y lo dejé para después. Ya en la cama, pensé en la calificación que me iba a sacar, en el ridículo de reprobar, en la burla de los cuates y, sobre todo, en la cara que pondría mi papá y... ¡Rápido volví a sacar el libro! Intenté estudiar nuevamente, pero ya para entonces me dolía la cabeza, estaba demasiado nervioso y casi nada se me quedó.
-Ah qué mi Juan – le dije – tú lo que tienes no es falta de tiempo ni de inteligencia, pues eres “abusado”, lo que té pasa es que no le metes ganas, tienes un problema de actitud ¿ Por qué tomas el estudio de esa manera? ¿No te gusta aprender? ¿No sientes bonito cuando resuelves un problema?, ¿O cuando descubres algo nuevo?...Además, cuando uno aprende algo y lo aplica, uno se siente muy útil; con una sensación muy agradable de que estás cumpliendo con tu parte.
En ese momento, María Rosa, aquella morenita de ojos verdes que por cierto le gusta mucho al Juan, y que hasta ahora. Se había quedado muy calladita escuchándolo, dijo: -Se me hace que lo que pasa es que tú no has tomado el hilo: primero, lo que tienes que tener muy claro es ¿Para qué estudio? Tienes que descubrirle lo práctico al estudio, y entonces la materia más difícil te resulta interesante. No esta mal si estudias para aprobar el examen, pero tampoco esta del todo bien. Yo estudio para saber, para comprender lo que sucede ...¡Hasta he llegado a pensar que estudio para ser libre! Me he dado cuenta de que los que más saben son los que mueven las cosas, los que deciden los que producen y no necesitan depender de los demás.
Después de que María Rosa habló, todos nos quedamos callados. yo noté que a mi amigo Juan le iba cambiando la cara. Estaba asombrado de que María Rosa, siempre tan alegre y platicadora, tuviera esas ideas filosóficas...Pensándolo bien, ella nunca reprobaba en los exámenes...bueno, aunque tampoco era una lumbrera o un pozo de ciencia; sin embargo, qué segura y tranquila contestaba las preguntas en clase,
¡Y hasta con entusiasmo!
Volví a intervenir.-En una cosa le doy la razón a Juan, la verdad, nadie nos ha enseñado como estudiar. En la escuela nos dan mucha información, explicaciones, ejemplos, y una lista de libros y revistas donde podemos consultar, pero aún se inventa sus propios trucos. Quizá lo que te paso a ti, Juan, es que el método que elegiste no es muy bueno. ¿Qué es lo que haces cuando estudias?
-Pues ... leo varias veces y lo repito hasta que se me graba.
-Mmh...a mí eso no me funciona mas que algunas veces. Prefiero leer y subrayar lo importante, luego lo repaso y yo mismo pienso en las preguntas que podría hacer el profe acerca del tema, luego, me las respondo. Me pregunto también para que sirve lo que estoy aprendiendo y en que casos puede aplicarse. Además, me hago mis pequeños acordeones.
-¡Ah! ¿Para copiar?, dijo Juan entusiasmándose.
-¡No, hombre! Lo hago porque cuando escribo lo más importante con mis propias palabras, es cuando ese conocimiento se vuelve algo realmente mío claro que no siempre puedo traducir todo a mis palabras, por qué a veces haya cosas que de plano se tiene que aprender a pie juntillas y de memoria. En esos casos, lo que hago es inventarme dibujos y asociarlos con cosas que me lo recuerden aunque no tengan nada que ver con eso...Algo que me faltaba decir, y no me lo tomes a mal, mano, es que yo nunca estudio un día antes del examen, voy estudiando todos los días un poquito y él último día solo repaso, y así me siento mucho más tranquilo.
-¿Por qué no me dijeron todo eso antes?, dijo un Juan más convencido.
-¡Oye- brinco María Rosa- ¡qué tal que le dices al Profe que te de otra oportunidad de preparar el examen? Mira -dijo sacando algo de su bolsa -te regalo estos folletos sobre Técnicas de estudio, que te pueden ayudar.
En ese momento nos paramos volados, pues con tanta plática ya nos habíamos pasado dos cuadras de la parada de la escuela y nos echamos a correr.
Juan llevaba muy apretados los folletos,
sintiendo que tenía una nueva esperanza...
SERIE: REFLEXIONES. 2
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