| Baño de Cenote |
| por Carlos Augusto Evia Cervantes |
El cuarto tipo de administración es cuando el cenote forma parte de una
propiedad privada y se ha convertido en un recurso bastante redituable para los
dueños de los mismos. Es una circunstancia favorable que nos hace pensar en una
nueva concepción acerca del cenote similar a una "mina de oro". En términos
generales, los cenotes localizados áreas de propiedad privada pueden llegar a
constituirse en un medio para la obtención de ingresos a través de la
explotación turística o simplemente, como un atractivo incluido en giros
distintos tales como restaurantes y bares. Para nuestro propósito fue importante
vincular el estudio de cenotes particulares explotados, y la concepción que ha
adquirido la gente con respecto a este hecho.
Los casos seleccionados para analizar fueron los siguientes:
1.- El cenote "Laguna Azul" en Hunucmá
2.- El cenote de "San Antonio" en Tetiz
3.- El cenote de "San Ignacio" en Chocholá.
Esta muestra se determinó con base a la buena calidad de la información que ya
se había obtenido de ellos y a la seguridad de acceso para recabar nuevos datos.
CENOTE LAGUNA AZUL
En el municipio de Hunucmá se inició un censo que la fecha ha registrado 14
cenotes entre los cuales sobresalen los que llevan por nombre "Las brisas",
"Numa", "Río Verde" y "La Laguna Azul" (J.C.CH; 1996). Por razones de espacio se
expondrán solamente la situación del último caso. La problemática de "El Río
Verde" se tratará en el apartado de los cenotes abandonados. Este lugar es un
restaurante bar propiedad del señor Pedro Dzul, quien tiene su vivienda aledaña
al citado lugar. Gracias a la información proporcionada por el mismo dueño, el
cenote fue encontrado por casualidad al intentar hacer un sumidero para su casa,
aunque él ya presentía algo. Nos comentó que varias veces había tenido la
experiencia de ver la "aparición de una sombra", tal vez de un niño, que surgía
por dicho lugar, este acontecimiento significa para Don Pedro que el cenote
"tiene dueño" y quería ser descubierto. A partir del hallazgo del cenote, las
personas comenzaron a pedirle permiso para bañarse en él. Esto propició que el
señor Pedro Dzul iniciara la venta de cerveza y fue así como comenzó su
establecimiento a funcionar. Actualmente el restaurante da cabida a 40 mesas
cobijadas por una palapa. A pesar de anunciarse como restaurante predomina la
venta de cerveza. El cenote tiene una longitud de 11.40 metros por 10 de ancho y
aproximadamente 1.65 metros de profundidad. Por sus dimensiones es prácticamente
una piscina natural, refrescante y segura. Aunque la limpieza es constante, los
clientes dejan en el interior objetos de plástico, vidrio y nieve seca. Como
parte de la subsistencia de la familia también se realiza el cultivo y la venta
de flores sin restarle importancia al negocio del restaurante.
CENOTE SAN ANTONIO
Su propietario es el señor Abelardo Poot quien a lo largo de diez años se ha
dedicado a ampliar y modificar este cenote. Funciona como pequeño balneario,
está ubicado a dos kilómetros del pueblo de Tetiz, por el rumbo del camino a
Kinchil. Fue adquirido por su actual dueño a través de la compra del terreno a
su padre. Sabía de la existencia de un pozo antiguo que se decidió a explorar;
dentro de esa cavidad se encontró una pequeña gruta donde nadie había penetrado
supuestamente porque está habitada por murciélagos. El señor Abelardo ayudado
por su familia, su esposa y siete hijas, se dio a la tarea de ampliar la entrada
ya que, por decirlo con sus propias palabras "mientras más se abría más bonito
se veía". Poco a poco se fue ampliando la bóveda hasta llegar a las medidas que
actualmente el cenote tiene: una elipse con 11.40 metros en su radio menor y
9.80 en el menor. Don Abelardo aprovecha otro recurso que él mismo propició; del
cenote obtiene peces tipo mojarra que él introdujo hace algún tiempo. Alrededor
del cenote y dentro del mismo predio, hay una variedad de árboles frutales, que
también forman parte de los recursos a la mano para la subsistencia familiar. En
general, éste es un tipo de explotación más modesto, que no cuenta con
infraestructura o elementos necesarios como letreros o anuncios, un camino
propicio y servicios sanitarios. Sin embargo, en los tiempos de calor y
específicamente los fines de semana, el cenote se llena de niños, jóvenes y
familias enteras que disfrutan la antigua costumbre de bañarse en cenote. Por la
forma en que Don Abelardo nos ha expresado el descubrimiento, la ampliación y el
cuidado del cenote San Antonio nos damos cuenta que el cenote se convirtió en el
tema central de su existencia.
CENOTE SAN IGNACIO
Este cenote es un lugar más turístico, por lo mismo cuenta con más
infraestructura y mejores servicios instalados. El cenote se encuentra siempre
limpio; cuenta con iluminación artificial y música. Para entrar hay que bajar
por una escalera de unos 8 metros en plano inclinado y llega el visitante a un
recinto muy agradable. Esta cueva parcialmente inundada tiene dos niveles de
cavernamiento y de esto se deriva que tenga una parte en donde el nivel del agua
no alcanza ni un metro y otra, a la que se llega de forma gradual hasta los
cinco metros aproximadamente. Las medidas del espejo de agua fueron las
siguientes: el diámetro mayor fue de 19.60 metros y el menor de 6.30 metros. El
predio donde se ubica el cenote cuenta con un restaurante, estacionamiento y
demás servicios. El comedor y el cenote mismo están rodeados de áreas verdes con
piedras decorativas que hacen de este sitio un lugar muy confortable. El sitio
es atendido por la familia de Don Carlos Aldana quien ha procurado tener en
óptimas condiciones toda la infraestructura y por lo tanto ha logrado también
combinar la explotación turística racional con la preservación de los recursos
naturales.
Los cenotes privados son quizá los más difíciles de caracterizar pues sus
variadas magnitudes y distintas formas de manejo reflejan la falta de parámetros
que ya se ha mencionado. Sin embargo, el hecho de qie este tipo de cenotes
beneficien económicamente a sus propietarios garantiza el cuidado por parte del
mismo, pues como se ha dicho: son como una mina de oro.
CENOTES ABANDONADOS
Cuando un cenote pierde la importancia ante la comunidad que lo había estado
utilizando surgen los efectos negativos que van desde el abandono hasta la
contaminación.
YALCOBA
Como ejemplo de abandono, tenemos el cenote ubicado en el centro de Yalcobá,
municipio de Valladolid. En realidad el cenote no tiene un nombre específico.
Toma el nombre del poblado Yalcobá, que significa, "hijo de Cobá". El uso
tradicional de este cenote era como fuente de agua para todos los habitantes.
Cuando llegaron los maestros, hace 8 años, les hicieron ver la conveniencia de
hacer pozos individuales y más tarde al llegar el servicio de agua potable el
cenote perdió su importancia. Después la comunidad consideró que su ubicación
era un peligro y por eso se rellenó uno de sus bordes y se le hizo una barda
perimetral. Adjunta a la barda se construyó una cancha deportiva, un módulo de
salud y parte de la carretera que pasa por el centro de la población. Hace algún
tiempo se intentó criar peces para el consumo humano pero el proyecto fue
abandonado sin lograr su propósito. Este cenote tiene 19 metros de diámetro;
además, la altura desde el borde hasta el espejo del agua de 14.6 metros y
nuestros informantes estimaron una profundidad aproximada de 30 a 36 metros. A
una altura media del cenote se observó, que en uno de los costados, hay una
gruta que se prolonga hasta la casa de una vecina ubicada a un kilómetro.
Actualmente el cenote ya no es utilizado para nada, sin embargo los habitantes
tienen un interés no definido de hacer algo productivo con él.
CENOTE CHEN HÁ
Muy cerca del poblado de Dzityá, en el municipio de Mérida, se encuentra el
cenote Chen Há donde ya nadie se puede bañar debido a que se encuentra altamente
contaminado por los desechos de una granja porcícola ubicada a menos de 50
metros. Acerca de este cenote hay un relato que nos explica su origen: en el
terreno donde se encuentra el cenote habitaba una familia. El único hijo de la
familia se casó y le empezó a ir bien pues lograba muy buenas cosechas. La
madre, en cambio, era muy pobre por lo que tenía que ir con el hijo a pedir que
la ayudaran. Cuando iba la mamá, el hijo guardaba la comida. Ella le pedía maíz
y el hijo le decía que no había, su madre lo maldijo diciéndole: "Algún día te
va tragar la tierra". Donde ahora está el cenote había una piedra y junto a
ella, estaba el pozo del que sacaban agua. Pues un día el mal hijo fue a sacar
agua, y por la maldición de su madre, se desfondó esa parte y entonces apareció
el cenote Chen Há, que significa "poca agua". Todavía se pueden ver los palos de
la casa en el fondo del cenote.
RIO VERDE
Otro cenote contaminado es el situado en Hunucmá llamado "Río Verde" y se
consideró en un tiempo el más importante de este lugar, pero, según nuestros
informantes, hoy día permanece en abandono, lleno de lodo y basura,
principalmente envases de cristal. Habría que investigar porqué los propietarios
descuidaron el cenote el cual antes era disfrutado por la gente del pueblo y
ahora sólo queda del Río Verde el nombre del bar instalado arriba de la cavidad.
Según la tradición local el cenote Río Verde tuvo la suerte de tener entre sus
frescas aguas a la emperatriz Carlota, cuando en 1865 visitó nuestro Estado; en
la entrada de este cenote, está pintada una efigie de la emperatriz con una
leyenda que dice: "Te vestiste de gala feliz, con la visita de la emperatriz"
(CETINA; 1996: 47-48).
POTENCIAL DE APROVECHAMIENTO
En Yucatán se calcula la existencia aproximada de unos 2,500 a 3,000 cenotes de
los cuales un poco mas de 1300 ya han sido censados por la Secretaría de
Ecología del Gobierno del Estado. El potencial que estos cenotes ofrecen es muy
variado y aunque actualmente muchos son aprovechados se considera que los
beneficios podrían ser aún mayores. Los cenotes actualmente son utilizados en
cuatro formas diferentes:
Recreación familiar.
Buceo turístico y de aventura.
Buceo científico.
Riego en diversa magnitud.
Recreación familiar.- Los cenotes representan una alternativa de recreación
individual y familiar, ya que la visita a estos lugares muy accesible no sólo
por la cercanía sino por lo económico que resulta disfrutarlos. Como se ha
mencionado anteriormente algunos cenotes están acondicionados para recibir a
turistas tal es el caso de los cenotes Zací, San Ignacio y Laguna Azul, los
cuales cuentan con un área de restaurante y servicios básicos. Sin embargo, es
el Zací el mejor acondicionado para brindar comodidad a los paseantes, ya que
ofrece además del restaurante, un museo, un pequeño zoológico, un auditorio para
eventos culturales y la venta de artesanías locales.
Buceo turístico y de aventura.- Aunque no es una actividad muy conocida en
Yucatán, muchos profesionales y aficionados al espeleobuceo, tanto nacionales
como extranjeros, están penetrando cada vez mas a los cenotes. Los exploradores
ven satisfechas sus expectativas, dado su gran atractivo subacuático calificado
de maravilloso. Entre los miles de sitios posibles los más bellos y recomendable
para la práctica del espeleobuceo están los cenotes de Papakal, Bolonchojol,
Chaksinikché, Chelemtum y el de Noc AC.
Buceo científico.- Gracias a las exploraciones recientes se han encontrado
numerosos restos fósiles de fauna pleistocénica. Seguramente la investigación
formal en este campo proporcionaría mucha información de esta era geológica en
nuestro Estado. Para los mayas prehispánicos estos lugares fueron sitios de
culto. De ahí que los arqueólogos puedan encontrar numerosos vestigios que
proporcionarían información valiosa. A la fecha se han hallado objetos de
piedra, cerámica, madera y textiles. Estas condiciones especiales en que se
encuentra parte de nuestro pasado nos obliga a plantear el desarrollo de la
Arqueología Subacuática en nuestro medio.
Sin embargo, el estudio de estas cavidades inundadas no es exclusivo de la
antropología. Los profesionales de la Biología deben estudiar las distintas
formas de vida vegetal y animal que pueden hallarse en estos nichos ecológicos.
Riego en diversa magnitud.- Los cenotes son proveedores de una gran cantidad de
agua dulce. En muchos de los cenotes visitados se pudo observar que de ellos se
extrae el agua para el riego, ya sea de parcelas o jardines.
En el cenote San Ignacio Chocholá se puede constatar que el agua para el
mantenimiento de las áreas verdes de la propiedad proviene de esa fuente
natural.
Otro ejemplo se puede encontrar en San Antonio de Tetiz, cenote del cual se
extrae el agua para el riego de los frutales, los cuales son la principal fuente
de ingreso del dueño del terreno de donde se encuentra dicho cenote.
CONCLUSIONES
La utilización de los cenotes como atractivos turísticos y específicamente como
balnearios, se inició hace varias décadas en nuestro estado. Sin embargo, la
proporción de los cenotes que sirven para este fin es todavía mínima tomando en
cuenta el total aproximado en líneas anteriores. Por otra parte, la afluencia
del turismo hacia estos lugares ha generado la tendencia de fomentar obras de
infraestructura en el interior y exterior de los cenotes. Esta tendencia es
explicable en términos de inversión y a veces de seguridad, pero puede tornarse
inaceptable en la medida que se afecte o amenace a la preservación del medio
ambiente y a los vestigios arqueológicos contenidos en ellos.
Es indispensable considerar que por razones históricas algunos de estos
atractivos cuerpos de agua han sido utilizados por las comunidades indígenas
desde hace cientos de años. Afortunadamente, por ahora no parece que las
actividades recreativas afecten a algunas prácticas tradicionales de los mayas
actuales, es necesario hacer notar que existe un Yucatán profundo cuyos actores
sociales todavía realizan rituales en el interior de los cenotes y grutas. Por
lo tanto hay que crear los dispositivos legales para que la afluencia turística
no perjudique las actividades de los campesinos de Yucatán. Un ejemplo de estas
prácticas es el que se publicó en la prensa local hace una década: en el cenote
que está dentro de la gruta de Jubichén, en Kimbilá se reportó la práctica del
Chaachak por parte de un grupo de campesinos de la localidad (UITZ; 1991). Otro
ejemplo aconteció en una comunidad muy cercana a Tekom, donde nos explicaron que
no pueden entrar mujeres porque en esa gruta se realizan las principales
ceremonias agrícolas, justamente en los depósitos de agua ubicados en el
interior de una caverna. Otro uso de carácter ceremonial lo encontramos en la
religiosidad popular que se manifiesta en el cenote de Zací. Se trata de un
pequeño altar enfrente al cual se manifiesta culto guadalupano del gremio de
clavadistas antes mencionados. En todos estos casos deberá respetarse los
valores y las prácticas de la comunidad para evitar que los intereses de unos
afecten a los de otros, especialmente si estos últimos son los verdaderos dueños
de sus espacios religiosos de alto contenido simbólico.
Por otra parte, la afluencia del turismo hacia estos lugares ha generado la
tendencia de fomentar obras de infraestructura en el interior y exterior de los
cenotes. Esta tendencia es explicable en términos de inversión y a veces de
seguridad, pero puede tornarse inaceptable en la medida que se afecte o amenace
a la preservación del medio ambiente y a los vestigios arqueológicos contenidos
en ellos. El uso racional de los cenotes puede estar sustentado sobre las
siguientes bases:
1.- Para que la explotación turística continúe aportando beneficios a los
distintos niveles administrativos debe de responsabilizarse a comités
permanentes o rotativos de los ejidos o municipios donde se encuentren los
cenotes. Estos comités, que podrían ser entre 8 y 14 personas, deberán hacerse
cargo de la limpieza, vigilancia y administración. Al parecer, al depositar la
responsabilidad en un colectivo de personas muy grande, como por lo general lo
es una sociedad ejidal en su totalidad, no funciona. Una sólo persona es
insuficiente para atender las actividades alrededor de un cenote. El número de
personas adecuado dependerá también de la afluencia registrada.
2.- El turismo en los cenotes no deberá ser masivo. El disfrutar de los paisajes
subterráneos y del elemento acuático es mejor en grupos reducidos, no mayores de
10 personas en cada visita, para no poner en riesgo tanto a las personas como a
los elementos del medio ambiente.
3.- Algunos cenotes deberán reservarse para los estudios de corte biológico,
geológico y arqueológico dependiendo de su potencial en cada caso. Aun los que
ya tengan una explotación turística definida deberían estar bajo observación.
4.- A corto plazo será necesaria la capacitación de especialistas que puedan
guiar o dirigir a los interesados en las incursiones a los cenotes ya que éstos
representan un peligro para cualquier individuo que se interne en estos medios
acuáticos. Se debe hacer énfasis en las medidas de seguridad ya que en promedio
se ahogan 8 personas anualmente.
5.- No hay que perder de vista que los beneficios económicos generados por el
cenote mismo pueden incrementarse si se vincula con la prestación de servicios
al público. Para aumentar el interés y conocimiento de cada cenote se podría
ofrecer artesanías, información museográfica y publicaciones que enriquezcan la
visita.
6.- Deben tomarse en cuenta las tradiciones que existan en torno de los cenotes
para contribuir a la preservación de la memoria y los valores sociales.
7.- Lo peor que puede sucederle a un cenote es que ninguna instancia se ocupe de
él o que, en aras de un fundamentalismo ecológico se pretenda mantener oculto a
los demás. Esta actitud ha dado lugar a un avance silencioso pero firme de la
contaminación y deterioro aún en los lugares más recónditos de nuestro Estado.
Nota final: para la realización de este trabajo el autor contó con la valiosa
colaboración de las siguientes personas: Rodolfo Brogan Pulido, Héctor Hernández
Álvarez, Cecilia Lizarraga González, Jazmín Lizarraga Pérez, Román Mier Aragón,
Karina Padilla Robertos, Verónica Ruiz Casanova, Verónica Sulú Rojas y Fátima
Tec Pool. Todos ellos amigos y exalumnos de la Facultad de Ciencias
Antropológicas.
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Parte 1
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