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libros en pdf y epub 6715
Saturday, 13 April 2019
ebook Madame Bovary - Gustave Flaubert

 

Descargar libro de Madame Bovary en pdf o epub Gratis

 

parecía encogerse dentro de su pobre atuendo. Calzaba gruesos zuecos de madera, y llevaba ceñido a las caderas un delantal azul muy grande. Su rostro enjuto, enmarcado por una cofia sin ribetes, presentaba más arrugas que una manzana reineta pasada, y de las mangas de su blusa roja emergían dos largas manos de nudosas articulaciones. El polvo de las eras, la lejía de las coladas y el churre de las lanas se las habían puesto tan encallecidas, tan ajadas y tan ásperas, que parecían descuidadas aunque se las hubiera lavado con agua clara; y, de tanto trabajar con ellas, las llevaba siempre entreabiertas, como dando fe, por sí mismas, del humilde testimonio de las inmensas penalidades sufridas. Una especie de rigidez monacal realzaba la expresión de su semblante. Ni el menor destello de tristeza o de inocencia suavizaba aquella pálida mirada. Del roce diario con los animales, había conseguido su mutismo y su placidez. Aquella era la primera vez que se veía en la mitad de una muchedumbre tan numerosa; y asustada en lo verdaderamente íntimo de su ser por las banderas y los tambores, por

tantos señores de levita negra y por la cruz de honor del asesor, permanecía totalmente inmóvil, sin saber si seguir o echar a correr, ni por qué la empujaba el gentío y los señores del jurado le sonreían. así se presentaba, delante de aquellos burgueses orondos, este medio siglo de servidumbre[92]. —¡Acérquese, venerable Catherine Nicaise Elisabeth Leroux! —dijo el consejero, que había tomado de manos del presidente la lista de los galardonados. Y examinando alternativamente el papel de papel y a la anciana señora, repetía en tono paternal: —¡Acérquese, acérquese! —¿Es usted sorda? —preguntó Tuvache, agitándose en su taburete. Y se puso a gritarle al oído: —¡Cincuenta y cuatro años de servicio! ¡Una medalla de plata! ¡Veinticinco francos! Es para usted. Entonces la viejecita cogió la medalla, la miró, y una sonrisa beatífica le iluminó el semblante; y cuando se alejaba la oyeron murmurar: —Se la daré al cura de nuestra parroquia para que diga unas misas por mí. —¡Qué fanatismo! —exclamó el farmacéutico, inclinándose hacia el notario. Había concluido la sesión y la multitud comenzó a dispersarse. ahora, una vez

leídos los discursos, cada cual volvía a ocupar su rango y la vida reanudaba su curso normal: los amos maltrataban a los criados, y éstos golpeaban a los animales, ganadores indolentes que volvían al establo con una corona verde entre los cuernos. Entre tanto, los guardias nacionales habían subido al primer piso del ayuntamiento, con bollos ensartados en las bayonetas, y el tambor del batallón con

una cesta llena de botellas. Madame Bovary se cogió del brazo de Rodolphe y éste la acompañó a su casa. Se separaron frente la puerta, y después él salió a pasear solo por la pradera mientras llegaba la hora del banquete. El festín fue largo, ruidoso y estuvo mal servido; los comensales se hallaban tan apretujados, que solamente podían mover los codos, y las estrechas tablas que hacían las ocasiones de bancos a punto estuvieron de romperse bajo el peso de los allí presentes. Todos comían con verdaderas ansias. Quien más quien menos intentaba resarcirse de la cantidad desembolsada. El sudor corría por todas las frentes, y un vaho blanquecino, como neblina de río en mañana otoñal, flotaba por encima de la mesa, entre los quinqués colgados del techo. Rodolphe, con la espalda apoyada en el calicó de la tienda, se hallaba tan absorto pensando en Emma, que no oía nada. Detrás de él, bastantes criados iban apilando platos sucios sobre el césped; sus vecinos de mesa le hablaban, pero él no respondía; le volvían a llenar el vaso, y nada era con la capacidad de interrumpir el silencio que reinaba en su mente, a pesar del progresivo aumento de los comentarios a su alrededor. Pensaba en lo que ella había dicho y en la forma de sus labios; su rostro se reflejaba sobre la área de los chacós como en un espejo mágico; los pliegues de su vestido gravitaban por las paredes, y las jornadas de amor

se sucedían hasta el infinito en las perspectivas del porvenir. Volvió a verla durante la noche, durante los fuegos artificiales, pero iba acompañada de su marido, de madame Homais y del Madame Bovary epub farmacéutico, el cual se mostraba particularmente preocupado por el peligro que podrían suponer los cohetes perdidos; y a cada momento se separaba de sus acompañantes para proceder a hacerle todo tipo de sugerencias a Binet.

 


 

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La Historia de El lobo estepario - Hermann Hesse

 

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Harry comete una horrible crueldad con su alma al tratar de explicársela de un aspecto tan rudimentario. Harry, a pesar de ser un hombre muy ilustrado, se produce como, entre otras cosas, un salvaje que no supiera contar más que hasta dos. A un trozo de silo llama hombre; a otro, lobo, y con ello cree estar al fin de la cuenta y haberse agotado. En el «hombre» mete todo lo espiritual, sublimado o, al menos, cultivado, que encuentra dentro de sí, y en el «lobo» todo lo instintivo, fiero y caótico. Pero de un modo tan fácil como en nuestros pensamientos, de un modo tan grosero como en nuestro ingenuo lenguaje, no ocurren las cosas en la vida, y Harry se engaña doblemente al utilizar esta teoría primitiva del lobo. Tememos que Harry atribuya ya al hombre regiones enteras de su alma que todavía están muy distantes del hombre, y en cambio al lobo partes de su ser que hace ya bastante se han salido de la fiera. Como todos los hombres, cree también Harry que sabe muy bien lo que es el hombre, y, no obstante, no lo sabe en absoluto, aun cuando lo sospecha con alguna continuidad en sueños y en otros estado

s de conciencia difíciles de corroborar. ¡Si no olvidara estas sospechas! ¡Si por lo menos se las asimilara en todo lo posible! El hombre no es de ninguna forma un producto estable y duradero (éste fue, sin importar los presentimientos contrapuestos de sus sabios, el ideal de la Antigüedad), es más bien un ensayo y una transición; no es otra cosa sino el puente ajustado y arriesgado entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza, en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre los dos poderes vacila su vida temblando de miedo. Lo que los hombres, la mayoría de las veces, comprenden bajo el criterio «hombre», es siempre no más que un transitorio normalismo burgués. algunos instintos muy rudos son rechazados y prohibidos por este convencionalismo; se pide un poco de conciencia, de civilidad y desbestialización, una pequeña porción de espírit

u no sólo se permite, sino que es necesaria. El «hombre» de esta convención es, como todo ideal burgués, un deber, un tímido ensayo de ingenua travesura para frustrar tanto a la perversa madre primitiva Naturaleza como al irritante padre primitivo Espíritu en sus vehementes exigencias, y lograr vivir en un término medio entre ellos. por ello facilita y tolera el burgués eso que llama «personalidad»; pero simultáneamente entrega la personalidad a aquel moloc «Estado» y enzarza siempre al uno contra la otra. Por eso el burgués quema hoy por hereje o cuelga por criminal a quien pasado mañana ha de alzar estatuas. Que el «hombre» no es algo creado ya, sino una exigencia del espíritu, una posibilidad lejana, tan deseada como temida, y que el

camino que a él conduce sólo se va recorriendo a pequeños pedacitos y bajo terribles tormentos y éxtasis, exactamente por aquellas raras individualidades a las que hoy se prepara el patíbulo y mañana el monumento; esta sospecha vive también en el lobo estepario. Pero lo que él dentro de sí llama «hombre», en contraposición a su «lobo», no es, en gran parte, otra cosa más que precisamente aquel «hombre» mediocre del normalismo burgués. El sendero al verdadero hombre, el camino a los inmortales, no deja Harry de adivinarlo perfectamente y lo recorre también aquí y allá con timidez muy de a poco, pagando esto con graves tormentos, con aislamiento lamentable. Pero asegurar y aspirar a aquella suprema exigencia, a aquella encarnación pura y buscada por el espíritu, caminar la exclusiva senda estrecha hacia la inmortalidad, eso lo teme él en lo más profundo de su alma. Se proporciona impecable cuenta: ello lleva a tormentos todavía superiores, a la proscripción, al renunciamiento de todo, a lo mejor al cadalso; y aunque al final de este camino sonríe seductora la inmortalidad, no está dispuesto a sufrir todos estos sufrimientos, a

morir todas estas muertes. Aun teniendo más conciencia del fin de la encarnación que los burgueses, cierra, no obstante, los ojos y no quiere saber que el apego atormentado al yo, el atormentado no querer morir, es el sendero más seguro para la muerte eterna, en tanto que sabe morir, rasgar el velo del arcano, ir intentando encontrar eternamente mutaciones al yo, lleva a la inmortalidad. Cuando adora a sus preferidos entre los inmortales, por ejemplo a Mozart, no lo mira en último término nunca sino con ojos de burgués, y tiende a detallarse doctoralmente la excelencia de Mozart sólo por sus altas dotes de músico, en lugar de por la grandeza de su abnegación, paciencia en el padecimiento e independencia frente a los ideales de la burguesía, por su resignación para con aquel radical aislamiento, parecido al del huerto de Getsemani, que en torno del que sufre y del que está en trance de reencarnación enrarece toda la atmósfera burguesa hasta convertirla en helado éter cósmico. Pero, en fin, nuestro lobo estepario descubrió dentro de sí, por lo menos, la duplicidad fáustica; logró hallar que a la unidad de su cuerpo no le es inherente una unidad espiritual, sino que, en el más destacable de las situaciones, sólo está en camino, con una extendida peregrinación por delante, hacia el ideal de esta armonía. Quisiera o vencer den

tro de sí al lobo y vivir enteramente como hombre o, por el opuesto, renunciar al hombre y vivir, al menos, como lobo, una vida traje, sin desgarramientos. Probablemente no ha observado jamás con atención a un lobo auténtico; hubiese visto entonces quizá que tampoco los animales tienen un alma unitaria, que también en ellos, detrás de la bella y austera forma del cuerpo, viven una multiplicidad de afanes y de estados; que además el lobo tiene abismos dentro suyo, que también el lobo sufre. No, con la «¡Vuelta El lobo estepario epub a la naturaleza!» va siempre el hombre por un falso sendero, lleno de penalidades y sin esperanzas. Harry no puede volver a transformarse completamente en lobo, y silo pudiera, vería que tampoco el lobo es a


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Libro completo El nuevo Kama sutra ilustrado - Alicia Gallotti

 

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La pareja de pie, la mujer proporciona la espalda a su pareja. El hombre la atrae contra él y la penetra por detrás. Agachándose hacia adelante, la mujer modifica el ángulo de la penetración y la provoca que sea más profunda. Variante: la mujer puede tomar acompañamiento sobre una pared o un ventanal, o apoyar su busto sobre una mesa o un escritorio. Ella podrá entonces totalmente abandonarse y el hombre podrá penetrarla más vigorosamente. Los más – Posición muy excitante admitiendo al hombre hacer sus fantasías de dominación y a la mujer fantasear más de forma sencilla sobre parejas imaginarias. – Penetración profunda proporcionando una muy buena estimulación de las paredes frontales de la vagina y del punto G. – El hombre puede de forma simultánea acariciar el clítoris o los senos de su pareja. Los menos – Posición complicado si la pareja es de estatura muy distinta. El hombre deberá entonces flexionar las piernas o agrandarse sobre un sustento para que la posición sea más agradable.

La posición del Yunque. Tumbada sobre la espalda, la mujer viene posicionar sus pies sobre los hombros de su pareja. Esta posición estimula una penetración muy profunda. Eviten pues de practicarla justo luego de los prelimininarios porqué la vagina no habrá alcanzado su estatura máxima y podría no estar suficientemente lubrificada. Los más – permite una penetración máxima. – brinda sensaciones muy intensas a la mujer, fundamentalmente si el hombre eyacula en esta posición. – permite al hombre hacer sus fantasías de dominación. Los menos – Posición necesitando una muy buena agilidad de la mujer. – potencialmente doloroso para la mujer si el pene toca el fondo de la vagina o sí la vagina esta insuficientemente lubrificada.

La posición de la Estrella. La mujer tumbada sobre la espalda abre de forma extensa las piernas, el hombre posiciona una pierna entre las de la mujer y la penetra de costado, tomando acompañamiento sobre su brazo contrario. Puede incrementar la estimulación frotando su muslo contra el clítoris. Los más – La penetración El nuevo Kama sutra ilustrado epub por el costado brinda experiencias diferentes para la mujer como para el hombre. – La vulva y el clítoris están bien estimulados por los roces del muslo del hombre. – La pareja tiene cada uno una mano libre para acariciarse y abrazarse. Los menos – Movimientos de la pelvis limitados


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Donde Descargar libro de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero - Oliver Sacks

 

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el siglo pasado llamaban vagamente «sentido muscular» (la conciencia de la posición relativa del tronco y las extremidades, recibida de los receptores de las articulaciones y de los tendones) no llegó a definirse de todos modos (y a llamarse «propriocepción») hasta la década de 1890. Y los controles y mecanismos tan complejos mediante los que se alinean como corresponde y equilibran en el espacio nuestros cuerpos, ésos no se han definido hasta este siglo, y todavía encierran varios secretos. Es posible que sólo en esta era espacial, con los peligros y la independencia paradójica de una vida sin gravedad, tengamos la posibilidad ver realmente nuestros oídos internos, nuestros vestíbulos y todos los demás reflejos y receptores misteriosos que estructuran el sentido de orientación del cuerpo. Para el hombre normal, en ocasiones normales, sencillamente no existen. Su sepa puede hacerse, no obstante, muy evidente. Si hay una sensación deficiente (o deformada) en nuestros descuidados sentidos misterios, lo que nos pasa es demasiado raro, un equivalente incomunicable a estar ciego o sordo. Si la propriocepción queda completamente bloqueada, el cuerpo pasa a ser, digamos, ciego y sordo a sí mismo… y (como indica el significado de la raíz latina proprius) deja de «poseerse», de sentirse (ver «La dama desencarnada» del capítulo tres).

El anciano se quedó de repente muy concentrado, las cejas fruncidas, los labios apretados. Se quedó inmóvil, pensando, ensimismado, ofreciendo un cuadro que me encanta: un tolerante en el preciso momento en que descubre (medio intrigado, medio asombrado), en que se da cuenta por primera oportunidad de cuál es precisamente el inconveniente y, de forma simultanea, qué es precisamente lo que hay que hacer. Ése es el momento terapéutico. —Déjeme reflexionar, déjeme pensar —murmuró, medio para sí, frunciendo aun más las cejas y subrayando cada punto con unas manos fuertes y nudosas—. Déjeme suponer. Piense usted conmigo… ¡tiene que haber una solución! Yo me inclino hacia un lado y no puedo darme cuenta de que lo hago ¿no? Tendría que tener alguna sensación, una señal clara, pero no la hay, ¿verdad? ¿no? hizo una pausa y después siguió. —Yo fui carpintero —dijo, y se le iluminó la cara—. Utilizábamos siempre un nivel de burbuja para entender si una cosa estaba a nivel o no, o si se encontraba vertical o no lo estaba. ¿Hay algo así como un nivel de burbuja en el cerebro? Asentí. —¿Puede estropearlo la enfermedad de Parkinson? Asentí otra vez.

—¿Es eso lo que me ha pasado a mí? Asentí por tercera vez y le dije: —Sí. Sí. Sí. Al hablar de un nivel de burbuja, el señor MacGregor había dado con una analogía fundamental, una metáfora para un sistema básico de control que hay en el cerebro. Hay partes del oído interno que son de hecho de forma física (literalmente) como niveles; el laberinto está compuesto por canales semicirculares que contienen un líquido cuyo movimiento está constantemente controlado. Pero no eran estos canales, en cuanto tales, los principalmente afectados; era más bien su capacidad para utilizar los órganos del equilibrio, en conjunción con el sentido de sí mismo del cuerpo y con la imagen visual que tiene del mundo. El simple símbolo del señor MacGregor no sólo abarca el laberinto sino también la complicada integración de los tres sentidos secretos: el laberíntico, el proprioceptivo y el visual. Y el parkinsonismo altera esta síntesis. Los estudios más profundos (y prácticos) de estas integraciones (y de sus curiosas

desintegraciones en el parkinsonismo) son los que hizo el insigne Purdon Martin, ya fallecido, y figuran en su admirable libro The Basal Ganglia and Postures (publicado en 1967 en primera edición pero continuamente inspeccionado y ampliado en los años siguientes; estaba finalizando exactamente una versión actualizada cuando falleció). Refiriéndose a esta incorporación, este integrador, del cerebro, Purdon Martin escribe: «Tiene que haber un centro o una “autoridad superior” en el cerebro… una especie de “controlador”. Este controlador o autoridad superior debe tener información del estado de estabilidad o inestabilidad del cuerpo». En la sección dedicada a «reacciones de inclinación», Purdon Martin destaca esta triple contribución al mantenimiento de una posición permanente y erguida, indica que el parkinsonismo altera su delicado equilibrio, y explica, precisamente, que «es recurrente que se pierda antes el elemento laberíntico que el proprioceptivo y el visual». Dice además de modo implícito que este triple sistema de control opera tal es así que un sentido, un control, pueda compensar la ausencia de los otros… no del todo (pues los sentidos difieren en su capacidad) pero sí en parte, al menos, y hasta un grado de utilidad. Los controles y reflejos visuales son a lo mejor los menos importantes… comunmente. Mientras los sistemas vestibular y proprioceptivo estén intactos, nos mantenemos en especial equilibrio con los ojos cerrados. No nos inclinamos ni nos caemos al cerrar los ojos. Pero al parkinsoniano, con su precario sentido del equilibrio, puede sucederle. (Es recurrente ver a pacientes de la enfermedad de Parkinson sentados en las posiciones más excesivamente inclinadas, sin la menor conciencia de ello. Pero si se les brinda un espejo, de modo que logren ver su postura, se enderezan inmediatamente).

La propriocepción puede compensar en una medida considerable, deficiencias del oído de adentro. de esta forma, pacientes que fueron privados quirúrgicamente del laberinto (se hace en ocasiones para calmar el vértigo angustioso e insoportable de la patología de Méniére grave), aunque al principio no El hombre que confundió a su mujer con un sombrero epub pueden tenerse parado ni ofrecer siquiera un paso, pueden estudiar a utilizar y a impulsar maravillosamente la propriocepción; a usar, en concreto, los sensores de los gigantes músculos latissimus dorsi de la espalda (la extensión muscular mayor y más móvil del cuerpo) como un órgano de equilibrio suplementario y


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Libro Muchas vidas, muchos maestros - Brian Weiss

 

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Al parecer, había cruzado al estado espiritual, aun sin haber experimentado sumuerte en esa vida. Esa semana habíamos paseo dos vidas en considerable detalle.Aguardé a los profesores, pero Catherine siguió descansando. Al cabo de variosminutos más, le pregunté si podía hablar con los Espíritus Maestros.—No he llegado a ese chato —explicó—. No puedo hablar mientras no llegue.Nunca llegó a ese plano. luego de mucho aguardar, la saqué de su trance.

8Pasaron tres semanas antes de nuestra siguiente sesión. En mis vacaciones,tendido en una playa tropical, tuve el tiempo y la distancia necesarios para reflexionarsobre lo que había ocurrido con Catherine: regresión hipnótica a vidas pasadas, conobservaciones detalladas y explicaciones de elementos, procesos y hechos de los que

ella no poseía conocimiento en su vida normal y consciente; mejoría de sus síntomasmediante las regresiones, una mejoría que la psicoterapia corriente no habíaalcanzado, siquiera remotamente, en los primeros dieciocho meses de tratamiento;revelaciones escalofriantemente precisas del estado espiritual posterior a la muerte,en las que transmitía conocimientos a los que ella no tenía acceso; poesía espiritual ylecciones sobre las dimensiones posteriores a la desaparición, sobre la vida y la desaparición, elnacimiento y el renacimiento, dadas por Espíritus profesores, que hablaban con unasabiduría y un estilo muy superiores a la aptitud de Catherine. Había mucho queanalizar, de hecho.En el curso de los años yo había tratado a varios cientos, quizás a millares depacientes psiquiátricos, que reflejaban el panorama de los trastornos emocionales.Había dirigido entidades de pacientes internos en 4 enormes escuelas demedicina. Había pasado años en salas de urgencia psiquiátrica, en clínicas parapacientes externos y en diversos lugares, diagnosticando y tratando a pacientesexternos. Lo sabía todo sobre las alucinaciones auditivas y visuales, sobre lasengañosas ilusiones de la esquizofrenia. Había tratado a varios pacientes consíntomas dudosos y trastornos de carácter histérico, incluyendo la escisión o laspersonalidades múltiples. fué profesor en abuso de alcohol y drogas en unainstitución, establecida por el instituto Nacional de Abuso de Drogas, y estaba

familiarizado con toda la gama de los efectos de las drogas sobre el cerebro.Catherine no presentaba ninguno de esos indicios o síndromes. Lo ocurrido noera una manifestación de patología psiquiátrica. Ella no era psicópata (no estabafuera de contacto con la realidad) ni sufrió nunca alucinaciones (no oía ni veíacosas que en realidad no existieran) o ilusiones (falsas creencias).No consumía drogas ni poseía rasgos sociopáticos. No tenía una personalidadhistérica ni tendencias disociativas. oséa, en general actuaba con conciencia de loque hacía y pensaba; estaba sin funcionamiento con el «piloto automático» y nunca había tenidopersonalidad escindida o múltiple. El material que producía estaba, con continuidad,más allá de su capacidad consciente, tanto en estilo como en contenido. una parte eraespecialmente psíquica, como las referencias a sucesos específicos de mi propiopasado (por ejemplo, los conocimientos sobre mi padre y mi hijo) así como delpropio. Exhibía conocimientos a los que nunca había tenido acceso ni podía haberreunido en su vida presente. Esos conocimientos, así como la vivencia en sí, eran

extraños a su cultura y a su educación, además de contrarios a muchas de suscreencias.Catherine es una persona relativamente simple y honesta. No es una erudita; ellano ha podido haber inventado los hechos, detalles, acontecimientos históricos,descripciones y elementos poéticos que llegaban por medio de ella. Como psiquiatra ycientífico, yo estaba seguro de que el material se originaba en alguna parte de sumente inconsciente. Era real, sin duda. Aunque Catherine hubiera sido unaconsumada actriz, no habría podido recrear esos hechos. el saber erademasiado exacto y específico; se encontraba por arriba de su aptitud.Analicé el objetivo terapéutico de explorar las vidas pasadas de Catherine. Unavez que hubimos tropezado con ese nuevo reino, su mejoría fue de enorme manera ligera,sin necesidad de medicación. Existe en ese reino una fuerza poderosamente curativa,una fuerza al parecer mucho más eficaz que la terapia habitual o los medicamentosmodernos. Esa fuerza tiene dentro recordar y volver a vivir, no sólo grandesacontecimientos traumáticos, sino también los diarios ultrajes a nuestros cuerpos,mentes y egos. En mis preguntas, mientras investigábamos vidas, yo buscaba los

patrones de esos insultos, patrones tales como el abuso emocional o físico crónico, lapobreza y el hambre, la patología y la incapacidad, prejuicios y persecucionespersistentes, fracasos repetidos, etcétera. también me mantenía alerta a las tragediasmás penetrantes, como una traumática vivencia de muerte, violaciones, catástrofesmasivas y cualquier otro hecho horrible que pudiera haber dejado una huellapermanente La técnica era semejante a la de repasar una niñez en la terapia común,excepto que el marco cronológico era de numerosos milenios, en vez de reducirse a losdiez o quince años comunes. entonces, mis preguntas eran más directas y másintencionadas que en una terapia común. Pero el éxito de nuestra poco ortodoxaexploración resultaba incuestionable. Ella (y otros que yo trataría más adelante conregresión hipnótica) se estaba curando con tremenda agilidad.Pero ¿había otras explicaciones de los recuerdos que Catherine guardaba de vidaspasadas? ¿Era posible que esos recuerdos le fueran transmitidos por sus genes? Esaposibilidad es científicamente remota. La memoria genética requiere el paso

ininterrumpido de material genético de generación en generación. Catherine vivió portoda la tierra y su linaje genético se interrumpió frecuentemente. Murió en unainundación con su prole, además en la infancia, y además sin haber procreado. Sureserva genética acabó sin ser transmitida. ¿Y en cuanto a la supervivencia despuésde la desaparición y Muchas vidas muchos maestros epub el estado intermedio? No había cuerpo ni material genético,ciertamente; sin embargo, sus recuerdos continuaban. No, era menester descartar laexplicación genética.


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Donde Descargar libro de Tranquilos y atentos - Eline Snel

sinopsis del libro

Los jovenes de hoy suelen ser inquietos y dispersos. A algunos les cuesta conciliar el sueño, otros están inclusive estresados. ¿Cómo ayudarlos a calmarse y relajarse? ¿Cómo lograr que se concentren en lo que hacen? La meditación es una herramienta simple y eficaz, que se ajusta muy bien a las pretenciones de los pequeños y les puede aportar provecho inmediatos.

Este libro ofrece historias y ejercicios sencillos y breves que los niños podrán entrenar a diario. Está dirigido a jovenes y pequeñas de 5 a 12 años y a sus padres, que tienen la posibilidad de acompañarlos en su práctica.

La autora ha basado sus técnicas en el método de mindfulness desarrollado por Jon Kabat-Zinn. Los resultados demostraron que los jovenes que practican estos ejercicios duermen mejor, están más concentrados y serenos y se sienten más seguros.

Tranquilos y alerta pdf como una rana se convirtió ya en un triunfo de ventas en Holanda y Francia y fué traducido a varios lenguajes.

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Review Piense y hágase rico - Napoleon Hill

 

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imperial, se contentó con agradecer muy breve mente su presencia en la mesa del banquete. Y en

lo que se refería a la prensa y al público, todo el asunto presentaba tan poco interés que los

periódicos del día siguiente ni lo mencionaron.

De manera que los dos anfitriones y sus distinguidos invitados probaron los habituales siete u

ocho platos. Hubo poca conversación y, versara sobre lo que versase, fue parca y discreta.

Aunque algunos de los banqueros y agentes de Bolsa habían visto antes a Schwab, cuya carrera

había florecido en los Bancos de Monongahela, ninguno lo conocía bien. Pero, antes de que la

velada acabara, ellos y Money Master Morgan quedarían admirados, y un bebé de mil millones

de dólares, la United States Steel Corporation, nacería allí.

Quizá sea una lástima para la historia que no se haya hecho ninguna grabación del discurso de

Charlie Schwab en aquella cena.

Sin embargo, tal vez se tratara de un discurso casero, con incorrecciones gramaticales (pues los

perfeccionismos del lenguaje nunca le interesaron a Schwab), lleno de refranes y compaginado

con ingenio. Pero, aparte de eso, obtuvo una fuerza y un efecto impresionantes sobre los cinco

mil millones de dólares de capital estimado que los comensales representaban. Cuando terminó,

y la reunión vibraba todavía con sus palabras, aunque Schwab había hablado durante noventa

minutos, Morgan condujo al orador a una ventana apartada donde, balanceando las piernas en un

alto e incómodo asiento, hablaron durante una hora más.

La magia de la personalidad de Schwab se había puesto en acción con toda su potencia, pero lo

más importante y perdurable fue el pro grama detallado y explícito que presentó para el

engrandecimiento del acero. Muchos otros hombres habían tratado de interesar a Morgan en

montar juntos un trust del acero a partir de combinaciones con empresas de pastelería, cables y

flejes, azúcar, goma, whisky, aceite o goma de mascar. John W. Gates, el apostador, lo había

urgido a hacerlo, pero Morgan no había confiado en él. Los hermanos Moore, Bill y Jim,

mayoristas de Chicago que habían fusionado una fosforera y una corporación de galletitas,

habían tratado de convencerlo, fracasando en su intento.

Elbert H. Gary, el sacrosanto abogado del Estado, quiso atraerlo a su terreno, mas no llegó a ser

lo bastante grande como para impresionarlo. Hasta que la elocuencia de Schwab elevó a J. P.

Morgan a las alturas desde donde pudo visualizar los sólidos resultados del proyecto financiero

más atrevido que se hubiera concebido nunca, la idea era considerada un delirante sueño de

especuladores ingenuos.

El magnetismo financiero que, hace una generación, empezó a atraer miles de compañías

pequeñas y a veces ineficazmente dirigidas a combinaciones más .grandes y competitivas, se ha

vuelto operativo en el mundo del acero gracias a los artilugios de aquel jovial pirata de los

negocios, John W. Gates. Este había formado ya la American Steel and Wire Company con una

cadena de pequeñas empresas, y junto con Morgan había creado la Federal Steel Company.

Pero al lado del gigantesco trust vertical de Andrew Carnegie, dirigido por sus cincuenta y tres

accionistas, esas otras combinaciones resultaban insignificantes. Podían combinarse como mejor

les pareciese, pero ni todas juntas harían mella en la organización de Carnegie, y Morgan lo

sabía.

El viejo escocés excéntrico también lo sabía. Desde las majestuosas alturas de Skibo Castle había

visto, primero divertido y luego con resenti miento, los intentos de las pequeñas compañías de

Morgan entremetiéndose en sus negocios. Cuando esos intentos se tornaron demasiado

importantes, el mal  Piense y hágase rico epub genio de Carnegie se convirtió en ira y en deseos de venganza. Decidió

duplicar cada fábrica suya por cada una que sus rivales poseyeran. Hasta entonces no había

tenido interés en cables, tubos, flejes ni planchas


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Había que preguntarse, primero: ¿Por qué el ejército seguía peleando si es que el pueblo mismo no pretendía la victoria? ¿A qué conducían entonces los gigantes sacrificios y las privaciones? El soldado peleaba por la victoria, y el país le oponía la huelga. Y segundo: ¿Cuál fue la impresión producida en el arrojo del enemigo? En el invierto de 1917-1918 aparecieron por primera vez nubarrones en el firmamento del mundo aliado. El miedo, el horror, se había infiltrado en el ánimo de

los combatientes adversarios, fanáticamente convencidos hasta aquel instante. Se temía la primavera venidera. Porque si hasta aquel instante no se había conseguido romper la resistencia alemana concentrada sólo medianamente en el frente occidental, ¿cómo tener la victoria ahora que parecía acumularse para la ofensiva en ese frente, toda la energía guerrera de la nación sorprendentemente heroica? En tales circunstancias estalló la guerra en alemanía. el planeta quedó estupefacto en el primer momento, pero en seguida, como librándose de una pesadilla, la publicidad anti-alemana se lanzó a explotar aquella ventaja en la hora suprema. Súbitamente se había encontrado el recurso capaz de levantar el ánimo deprimido de las tropas aliadas. De nada les servirá a los alemanes —se decía— obtener cuantas victorias quiera, ya que en su país no va a existir de ser el ejército vencedor quien realice su entrada triunfal, sino la revolución. Esta es la creencia que empezó a comunicar en el alma de sus leyentes la prensa inglesa, francesa y de america, mientras la acción de una habilísima propaganda alzaba la moral de las tropas en el frente. Este fue el resultado de la huelga de municiones que, en los pueblos enemigos, reconfortó la fe en la victoria descartando a su vez la desesperación enervante que cundía en el frente aliado y haciendo, consecuentemente, que miles de soldados alemanes tuvieran que pagar aquel error del pueblo con el tributo de su sangre. Los promotores de tan infame huelga fueron después nada menos que los aspirantes a los más altos cargos públicos en la inmediata Alemania de la revolución.

Había tenido la suerte de poder tomar parte en ámbas primeras y en la más reciente de las ofensivas del ejército en el frente occidental. De ellas conservo las más hondas impresiones de mi vida, hondas exactamente porque en 1918 por más reciente vez la pelea perdía su carácter defensivo para trocarse en actividad de ataque, como al comienzo de la guerra en 1914.

En el verano de 1918 notábase una pesada atmósfera en todo el frente. La discordia reinaba en la patria. ¿Y por qué? Múltiples rumores circulaban en los distintos sectores de las tropas del batallón en operación. Se decía que ya la guerra no poseía más perspectivas y que sólo los locos podían confiar aún en la victoria; que el pueblo alemán no poseía ya interés en mantener la resistencia y que solamente los capitalistas y la monarquía estaban apasionados en ello. todo esto venía desde la patria y era comentado en el frente.

Al inicio los combatientes respondieron aunque débilmente ante aquella propaganda. ¿Qué nos importaba el sufragio universal? ¿Acaso para eso habíamos luchado durante 4 largos años? Los probados elementos del frente de batalla eran muy poco susceptibles de adaptarse a la nueva finalidad de guerra que predicaban los señores Ebert, Scheidemann, Barth, Liebknecht y otros. No podía comprenderse cómo de un momento a otro los emboscados resultaban con derecho a atribuirse, por encima del ejército, la hegemonía del Estado.

Mi criterio personal fue estable desde el primer momento; odiaba profundamente a toda esa caterva de miserables y defraudadores políticos partidistas. Hacía mucho tiempo que veía claramente que la obra de esa camada de individuos no buscaba de todos modos el confort de la nación, sino sencillamente el propósito de llenar sus bolsillos vacíos. Y el hecho de que Mi lucha epub ellos fuesen capaces de sacrificar a todo el pueblo y si era primordial llevar también a Alemania a la ruina, logró que los considerase ya desde ese momento,

 


 

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Crítica de Una breve historia de casi todo - Bill Bryson

síntesis del libro

Bill Bryson aborda materias tan terriblemente aburridas como geología, química y física, pero lo realiza de forma tal que resultan comprensibles y amenas. la cuestión es cómo entendemos lo que entendemos. En sus viajes por medio del tiempo y del espacio Bryson se topa con una espléndida recopilación de científicos sorprendentemente excéntr icos, confrontados, obsesivos e insensatos, como

Henry Cavendish, de una timidez tan deplorable que aunque hizo públicos indispensables descubrimientos —entre ellos el peso de la Tierra—, se abstuvo de transmitir varios de ellos.En Una corto historia de casi todo pdf , el creador intenta entender qué sucedió entre la gran Explosión y el surgimiento de la civilización, cómo pasamos de la nada a lo que en este momento somos.


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Libro completo Usted puede sanar su vida - Louise Hay

síntesis del libro

El mensaje de Louise L. Hay es muy sencillo y fundamentalmente se puede formular en pocas expresiones. De hecho, a la autora le basta una de las páginas iniciales de esta obra para presentarnos lo esencial de su pensamiento. Para él lo importante es que lleguemos a comprender que lo que pensamos de nosotros mismos puede llegar a ser verdad para nosotros, que todos somos responsables usted tiene la posibilidad de sanar su historia epub en un cien por ciento de todo lo que nos pasa, lo destacado y lo malo.

Porque cada cosa que pensamos está creando nuestro futuro, oséa, todos nosotros crea sus vivencia con lo que piensa y siente. Y esto nos abre gigantes posibilidades de cambio porque en nuestras mentes los únicos que pensamos somos nosotros. Cuando creamos paz, armonía y equilibrio en nuestras mentes, los podemos encontrar en nuestras vidas.A partir de estos principios, Louise Hay nos recomienda una manera de vivir que tendrá como resultado una más grande autoestima, una convivencia en paz con nosotros y los demás y la oportunidad de hallar lo que queremos para nuestras vidas.


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