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Existe naturalmente en el cuerpo humano una hormona llamada DHEA (dehydroepiandrosterona), segregada por las glándulas suprarrenales y convertida en andrógeno o estrógeno dependiendo del sexo del individuo. Es decir que se convertirá en andrógeno en el caso de un hombre, y en estrógeno si es una mujer.

Durante la vida de una persona, dicha hormona es producida de forma constante y va en aumento hasta alrededor de los treinta años de edad, momento en que comienza a disminuir. Se estima que una persona mayor de treinta años tiene un nivel de DHEA muy inferior a una persona que aún no ha cumplido esta edad, y después de los cuarenta años, se reduce a menos de la mitad de lo que se considera óptimo. Finalmente, la DHEA en una persona que ronda los setenta años puede haberse reducido en un 80% y hasta 90%.

Algunos de los factores por los cuales decrece su producción son la tensión y el estrés, aunque ocurre naturalmente. Al bajar la cantidad presente en el cuerpo de DHEA, se debilita el sistema inmunológico de forma paulatina y disminuye la libido, entre otros síntomas asociados al envejecimiento prematuro. 

Esta hormona se puede consumir en forma de comprimidos como suplemento a una dieta saludable, aportando una serie de propiedades beneficiosas para la salud. Algunas de ellas incluyen la estimulación del sistema inmunológico, reducción de la sobrepigmentación propia del envejecimiento de la piel, rehidratación natural de la piel (brindando flexibilidad y firmeza), aumento de la libido sexual, reducción de los síntomas naturales provocadas por la menopausia y un mayor nivel de energía y vitalidad en 82% de las mujeres y 67% de los hombres (según un estudio realizados en California).

La DHEA es conocida como la hormona de la juventud, previniendo el envejecimiento prematuro y retrasando e incluso llegando a revertir algunos síntomas de la llegada de la vejez. Es uno de los suplementos más vendidos en todo el mundo, y con los mejores resultados.