Sermon del Pastor
(Domingo Pasado)

La Voluntad De un Pecador y La De Dios

"Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es" (Núm. 22.12). (Leer todo el capítulo).


Amados hermanos, hoy quiero hablar sobre la voluntad de Dios y su importancia para ser salvo y para conservarse en la gracia y la fidelidad. Primero veremos cuán elocuente es el tema en el NT, aunque no miremos todos los textos que mencionan el asunto. Una vez que hayamos visto que la voluntad de Dios es indispensable para la vida eterna, presentaremos el ejemplo de Balaám, donde veremos cómo un pecador lucha contra la voluntad divina para corromperla y desobedecer. I. Veamos la elocuencia neotestamentaria sobre el asunto de la voluntad divina en la salvación. Consultemos a Jesús. El nos enseñó a pedir al Padre que nos ayude a hacer su voluntad (Mt 6. 10). Pedir que hagamos su voluntad perfectamente. No una parte de ella. El hacer la voluntad revelada del Señor y no el trabajar en su servicio es lo más importante (Mt 7.21, 22). Es un gran engaño no hacerlo y sólo trabaja de balde quien fabrica una vida sin hacer la voluntad divina sino haciendo sus caprichos. Eje, la parábola siguiente, la de los dos cimientos (7. 24-27). No quiero multipliar textos que me agranden demasiado el mensaje; voy a exponer un caso, el de Balaam, el cual ya hemos leído. Primero veamos lo que dice el Espíritu de Cristo sobre el mismo (2 Pe 2.15,16) (Judas 1.11). Quiero más bien instruirles sobre el tema no con textos recogidos de diferentes partes del NT sino con un ejemplo que nos ha conservado el Espíritu en la Escritura, así se recordarán mejor y aprenderán más. II. Qué clase de hombre pecador es el que ilustra el tema. No es el caso de un impío que abiertamente la desafía sino de un hombre supuestamente de un alma espiritualmente elevada que conoce la Palabra de Dios. No un pecador cualquiera sino un distinguido personaje, no de un vulgar individuo sometido a toda clase de pasiones sino uno que ha sabido y podido controlarse contra muchos pecados y vive con prudencia lo que cree. Se le ha llamado "falso" profeta. Y ¿en qué basan esa afirmación? A este hombre le hablaba Dios, era un ministro de su palabra (v. 8, 9). Pero es llamado correctamente falso porque no hizo la voluntad divina y porque obró carnalmente, se escurrió alrededor de ella para satisfacer su carnalidad sin aparentemente quebrantar la palabra. Un hombre que fue vencido por su codicia, y tentado cedió. Aconsejó a Balaac que le diera mujeres moabitas al pueblo de Israel y por esa vía sexual ellos pecarían contra Dios y Jehová los maldeciría. Fue un ministro corrompido. Este hombre estaba informado por la revelación divina que no debía pecar de aquel modo. La voluntad divina estaba muy clara, no debía ir con ellos. El Señor le dijo: "No vayas" (v. 12); pero él quería ir, codiciaba el dinero que le habían prometido y no quería dejar escapar esa oportunidad pues quizás no la tuviese a su alcance de nuevo o se la ofrecieran a alguien más. Se inició una lucha muy grande en su interior entre sus deseos y la palabra de Dios, su mente era un hervidero de deseos encontrados, por un lado quería y por el otro no quería, ansiaba, suspiraba, no vivía por su constante inquietud. Quería el dinero, pero tampoco quería violar la palabra divina, tenía temor a las consecuencias de su desobediencia, hubiera deseado tener otro Dios que no fuera Jehová, menos santo, no tan estricto como él, que pudieran acomodarse el uno al otro, que fuera humano y pecador, comprensible con el mal y tolerante. ¿Ese no es el dios que tú quieres, hecho a tu semejanza? Que al menos te dejara pecar unas cuantas veces para experimentar el placer que te pide tu carne, y luego te volverás a tu lugar y no lo harás más. Probarás el pecado y luego lo dejarás, no te casarás con él, vivirás el momento sublime y luego te tornarás a la santidad. Quieres una licencia para cometer algunos pecados que has refrenado por muchos años. El sabia que eso era imposible, conocía las leyes de Jehová y no se prestaría para semejante permisión. Si lo abandonaba una vez, Jehová lo abandonaría a él. Entonces comenzó a trabajar para que la voluntad de Dios coincidiera con la suya y que la divina se hiciera humana. Observa la ceguedad que ocasionan las pasiones opuestas a la voluntad de Dios. Este hombre estaba tan ciegoen su pasión que aunque Dios hubiese multiplicado los obstáculos para que no pecara él lo hubiera saltado todos. Nota que va traspasando la voluntad activa de Dios y va entrando a la permisiva, y en ese caso va venciendo su carnalidad y obteniendo sus sensuales deseos. Es un proceso que no ocurre sino con muchos obstáculos para pecar, barreras que Dios pone para que no se pasen y controlar el desenfreno por el que puja salir el alma. Pero el pecador dominado por su codicia no ve las señales espirituales porque dominado por sus impulsos lo que quieren es quitar de en medio aquello que le esté estorbando. Estaba tan ciego que la señal del ángel y de la bestia que habló no lo hicieron detenerse en su obstinación. Aún en esos momento él continúa aferrado a que hará la voluntad de Dios, que no maldecirá al pueblo. Ay hermanos, no lo maldijo pero él fue una maldición para el pueblo, su persona fue una maldición. Ora así: "Oh Señor, lo que me impide hacer tu voluntad es mi carnalidad, sálvame de mi mismo. Amén".


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