A media tarde, en el espeso bosque, se colaba entre los árboles el reflejo del
irradiante sol de aquel día caluroso. A lo lejos por un estrecho camino se perciben dos
figuras, la imponente Princesa Guerrera y a su lado su compañera la Poetisa de batallas.
Entre ambas mujeres se sostiene la siguiente conversación.
-Xena a dónde me llevas?, estoy muy cansada y nos estamos desviando de la tierra
Amazona-. Decía inquieta la bardo.
-No te impacientes Gabrielle, es una sorpresa quiero que conozcas un hermoso lugar, es
un sitio que no podrás olvidar.
Las hermosas heroínas seguían su camino y contaban solo con la silenciosa compañía de la
hija de Argos, Xena deseaba enseñarle a su amiga un pequeño lugar secreto que solo ella
conocía, bueno, eso era lo que creía la guerrera. Su plan original era estar al
anochecer en tierras Amazonas, pues allí se realizaría en pocos días una importante
ceremonia en donde se reconocería para las Amazonas el regreso de la reina Gabrielle
después de 25 años de estar congelada.
En pocos instantes la guerrera y la bardo tenían ante sí, una deslumbrante cascada, que
es imposible observarla desde el camino, pues se encuentra ligeramente oculta por una
pequeña montaña y muchos árboles. Después de haber rodeado la pequeña montaña, las dos
mujeres tenían ante sus ojos una caudalosa vertiente de agua, al final de su poderoso
descenso se origina un hermoso poso de aguas tan cristalinas que fácilmente se podía
distinguir su fondo, el reflejo del sol sobre las onduladas aguas producían un singular
arcoiris, dándole al lugar una belleza increíble y una calidez encantadora.
Gabrielle asombrada ante tal belleza comenta.
-Qué lugar tan hermoso! Nunca había visto algo igual.
-Si, es muy hermoso.- La guerrera mira atentamente el rostro de la bardo y continua -
tenia muchos años deseando venir aquí contigo-. La poetisa se gira quedando al frente
de la guerrera la toma de las manos y con una amplia sonrisa le dice:
-Pues aquí me tienes, aquí estoy junto a ti-.
Tan solo con estas palabras y ese pequeño gesto, era suficiente para endulzar el rostro
de Xena, sus inigualables ojos azules brillaban con gran intensidad al mirar el rostro
de su gran amor pronunciar aquellas palabras. La guerrera la tomó firmemente de la
cintura, acercándola así, su boca se posó en el oído de una muy contenta bardo y le
dijo:
-Nos quedaremos aquí un rato, soltare a Argos II y dejaremos las alforjas aquí de
momento.
La bardo asintió con un ligero movimiento de cabeza, y sin pronunciar palabra alguna
rodeó el cuello de su amante y deslizándose lentamente le dio un cálido beso en los
labios.
-Mmmm... ves? Por eso te quería traer, sabia que te produciría una reacción como esta-
dice Xena entre risas.
-Oh! Qué calculadora eres, no habrás traído a muchas aquí verdad?- la poeta no sabia
muy bien la naturaleza de aquel comentario, simplemente se oyó pronunciándolo y aunque
su tono era juguetón pudo sentir la rigidez en el cuerpo de la guerrera al oírlo. Xena
no contestó la pregunta, se separó un poco de su hermosa compañera y con una mueca en
los labios intentando una sonrisa le dijo a esta:
-Sígueme, todavía hay más- la guerrera la tomó de la mano y la llevó con ella, la bardo
no le dió importancia al pequeño cambio de comportamiento de la morena mujer, solo se
concentró en seguir a su amada guerrera.
Xena apartaba de su camino algunas ramas y rocas que perturbaban el paso, tras ella
una impaciente rubia le interroga.
-Y ahora a dónde vamos?
-Subiremos aquellos riscos con mucho cuidado, la humedad los pone un poco resbalosos,
así podremos llegar a la mitad de la cascada-. Señala la alta morena el lugar al cual
que se refiere.
La pequeña bardo observa el tortuoso terreno a escalar y se pronuncia.
-Xena, por Afrodita, ¡espero qué esto sea bueno!
-Solo sígueme y no te quejes tanto- Xena apretó un poco la mano de la rubia y la ayudó
a subir hasta llegar al lugar indicado. Ya allí, en mitad de la montaña, las dos mujeres
podían ver la entrada de una pequeña cueva, que estaba detrás del agua que fluía de la
cascada.
-Una cueva?
-Es más que una cueva Gabrielle, dentro, esta una tina natural y el agua que emana de
ella es muy cálida y relajante.
La pequeña mujer posa su verde mirar en los ojos de su amante, y con una pícara sonrisa
dice:
-Xena, ya sé por donde vienen tus intenciones.
La morena le devuelve la sonrisa, y la vuelve a tomar de la mano pero esta vez la lleva
al interior de la cueva.
*****
En tierras Amazonas, Varia la comandante de las Amazonas, comienza con los preparativos
para la celebración de la llegada de la reina Gabrielle. Se alistan las principales
mujeres integrantes de la legión, para adornar la entrada y los alrededores de la Villa
Amazona con hermosas plumas de abundantes colores y largos listones de cuero. La
comunidad espera con ansia la llegada de su reina, y su muy peculiar compañera.
*****
Gabrielle camina en el interior de la cueva completamente absorta, viendo atentamente la
belleza de la misma, a pesar de ser una cueva tiene mucha claridad, el reflejo del sol
produce tal efecto. A pocos pasos esta la tina que Xena le comentó anteriormente, y
comprobó con sus manos que evidentemente es tibia a diferencia del agua de la cascada.
La guerrera mientras tanto, inspecciona todo el lugar, (como es su costumbre hacerlo en
cualquier parte donde llega), al cerciorarse que todo esta bien y que no corren ningún
tipo de peligro en ese sitio, la alta morena se desprende de sus armas y armadura, al
igual que sus ropas, dejándolas de lado para sumergirse en las cálidas aguas del
manantial.
-Gabrielle vamos, quitate la ropa y ven... acércate...- el tono de aquella petición era
más que sensual, era hipnótico, muy atrayente.
La rubia la miraba a los ojos sentía como se fundía en su mirada convirtiéndose en una
sola, estaban de extremo a extremo, la guerrera sentada en el interior de la tina y la
joven bardo parada en el otro lado de la misma. Con una lentitud exagerada, Gabrielle
se desprende de su vestimenta dejando caer al suelo pieza por pieza, es evidente que
jugaba con la libido de su compañera, no le importaba. La sensual estrategia que había
tomado la alta mujer se vino a bajo, estaba siendo seducida por cada movimiento de su
poeta, su vista recorría una y otra vez ese deslumbrante cuerpo, tan perfecto, tan
hermoso. La pequeña mujer, ya sin nada que cubriera su cuerpo aun no se sumergía con su
amada, simplemente se quedo allí parada y bastante sonriente, le causaba mucha gracia
hacer esperar a su guerrera, le excitaba su impaciencia. Ante la demora la guerrera en
tono casi angustiado, y dejando clara evidencia de su deseo le dice:
-Qué pasa? Qué sucede, por qué no entras?- la respuesta le llegó como una especie de
murmullo, su bardo la retaba.
-Si me quieres ven a buscarme!
Xena no dijo nada, solo la observó un instante y le proporcionó su singular sonrisa de
medio lado mientras pensaba mi dulce amor quiere jugar eh... pues haré lo que me pides
bardo la irresistible invitación no se hizo esperar, la morena nadó hasta llegar a su
destino, pero para su sorpresa al alzarse del agua la poeta no estaba allí.
-Gabrielle!!!- fue el grito furioso de la guerrera. La rubia ya se había sumergido
sigilosamente en la tina y estaba justo detrás de su compañera, la bardo sabía que esta pequeña
escapada la alteraría un poco, siendo esto perfecto para ejecutar su sensual juego.
-Estoy justo aquí Xena- susurró al cuello de su amante, quien inmediatamente se relajó
de nuevo y sintió un intenso escalofrío que la recorría de la cabeza a los pies, no
esperaba sentir el calido aliento de su bardo cerca de su oído. Su hábil compañera
comenzó a rozar ligeramente sus pezones contra la firme espalda de la guerrera. La alta
mujer arqueo un poco la espalda, casi dio un brinco, tenia los ojos cerrados disfrutando
lo mas posible de la deliciosa sensación. Xena simplemente no podía hablar, no se podía
mover.
Gabrielle se toma del vientre de la guerrera acercándole lo más posible su pelvis al
cuerpo de esta. Un ahogado gemido sale de la boca de la guerrera. Esto incentiva a la
bardo, que siente como su cuerpo responde instintivamente ante la cercanía de su gran
amor, delicadamente posa sus labios en la espalda de la mujer que tiene enfrente y
empieza a recorrerla con cálidos besos, no pudo evitar la tentación de acariciarla con
su lengua degustando del sabor de su morena. Este ardiente contacto de la lengua de la
bardo sobre su espalda puso al corazón de la guerrera a latir salvajemente, sentía el
calor por todo su cuerpo en cada punto en donde su piel tenia contacto con la de
Gabrielle, ardía. Xena estaba al borde, necesitaba tocar a su amante, la bardo la
estaba volviendo loca de pura necesidad, necesidad de ella, lentamente la guerrera se
giró sin romper el abrazo, le urgía ver los ojos de su rubia, tocarla, todo esto la
estaba consumiendo.
-Gabrielle...- por fin pudo pronunciar palabra, la guerrera se hundía en el verde mirar
de su amada, pudo ver el deseo de la bardo en ellos, ese brillo especial, su pecho
agitado, su acalorado rubor en sus mejillas, que la hacia ver mas bella aún.
La rubia percibía la profundidad del tono de voz de la morena, sabia que ya estaba
acelerada, excitada, la pasión que despertó en su morena amante era tan grande que la
bardo misma no pudo evitar perderse en ella.
-Xena...
-Haces... haces que enloquezca de deseo por ti..., solo vivo por ti..., vivo para ti...,
vivo para hacerte mía- a estas alturas Gabrielle estaba firmemente sujeta por la alta
guerrera, la cara de Xena se perdió en el cuello de su pequeña amante y rápidamente la
bardo era recorrida por una hambrienta lengua que no dejaba área sin palpar en su
desesperada búsqueda. La bardo quien pretendía ser la seductora, pasó a ser la seducida
en un instante, no pudo mas que sucumbir en el profundo deseo que ella había provocado
en su belicosa compañera.
Xena sentía como cada uno de sus besos afectaba a su compañera que ya empezaba a
respirar con dificultad, el cuerpo de la bardo tembló sutilmente cuando sintió unas
ágiles manos recorrerla, y como acto reflejo se pegó más a su apasionada amante.
Necesitaba desesperadamente perderse en los labios de la poeta, pero ahora era ella
quien quería darse su tiempo, comenzó un recorrido ascendente desde los hombros de
Gabrielle dejando un rastro húmedo a su paso, en su camino se tropezó con el oído de su
amante, chupo un rato su lóbulo muy lentamente para después morderlo.
-Oh... Xena...- la respiración de la bardo era profunda y su voz estaba muy ronca,
impregnada de puro deseo.
La guerrera susurró al oído:
-Eres tan bella Gabrielle... te amo tanto...- y cediendo a su propio deseo, se separo
del cuello de su amante y la miró a los ojos momentáneamente, encontrando en ellos una
pureza infinita, la ternura que tanto amaba de Gabrielle combinada con su desbordante
pasión, todo aquello era sencillamente perfecto, quizás demasiado perfecto. Xena se
acerco a los labios de su amada, vio a la bardo cerrar los ojos anticipándose al
exquisito contacto, la morena se detuvo degustando el cálido aliento que escapaba de
los labios entreabiertos de la preciosa rubia, memorizando una y otra vez las formas de
su rostro, dioses Gabrielle, qué bella eres, qué seria mi vida sin ti...?, tu eres mi
todo... pensó la guerrera antes de fundirse en un apasionado beso, Xena se abrió
paso dentro de ella buscando agitadamente el tesoro escondido perfectamente cautivo.
Gabrielle sintió la salvaje invasión a su boca, la poeta enlazo su traviesa lengua con
la de la guerrera y en instantes ambas desarrollaban una lenta y sensual danza,
Gabrielle necesitaba mas contacto, sus manos se enredaron en el negro cabello de su
amante acercándola mas así, la guerrera capto el mensaje e intensifico la presión en su
atormentador beso, mientras que sus amplias manos comenzaron a subir discretamente por
los costados de la pequeña rubia, se detuvieron en la base de los senos de la bardo y
poco a poco cubrió la totalidad de los mismos.
-Ahh!- la poeta rompió el beso, no tenia aliento, su cuerpo se estremecía al sentir las
manos de su amor acariciar sus pechos.
En poco tiempo ambos cuerpos se convertían en uno solo y danzaban al mismo ritmo de
aquellas cálidas aguas.
*****
-Yumira, qué estas haciendo? Me entere que enviaste a Mateus a las montañas hace algunos
días. Qué buscas?- Yumira quien estaba de espaldas al anciano, se molesta por su
inoportuna interrupción.
-Santiago, no estoy de humor para tus interrogatorios, estoy muy ocupada ahora- dijo
esto dándole la espalda de nuevo.
Estaban discutiendo en un amplio salón perteneciente a un castillo de enormes paredes de
piedra, en el medio de la gran habitación estaba una mesa donde se apoyaba Yumira,
aparentemente revisando algo. Santiago era como un padre para ella, un hombre alto y
corpulento y a pesar se su avanzada edad se veía muy fuerte. De niña Yumira fue criada
por este hombre en la villa de Greta, y con el pasar de los años se convirtió en una
mujer poderosa y muy bella, ella era una especie de caza recompensas bastante exitosa,
en poco tiempo pudo recolectar riquezas por su excelente trabajo y era dueña de un
pequeño castillo no muy retirado de los límites de la villa.
Santiago observo que lo que estaba haciendo la mujer era leer unos escritos.
-Tenias mucho tiempo sin leerlo, que ocurre? Por qué comienzas de nuevo a torturarte, tu
sabes que es lo que dice allí estoy cansado de contarte una a una las historias de ese
libro!-. El anciano se estaba alterando, se acerco a la robusta mesa con la intención
de observar más de cerca a la atribulada mujer.
-No has contestado mí pregunta Yumira, qué hace Mateus cerca de las montañas?- el hombre
hablaba despacio y muy calmadamente pero en su interior los nervios lo estaban
carcomiendo, sabia de antemano que Mateus era el mejor hombre de Yumira, y solo
utilizaba sus servicios para asuntos personales de los cuales no quería que nadie
tuviera conocimiento.
-Esta bien te lo diré, Mateus me ayudara a sanar una vieja herida ¿contento?- Yumira era
casi tan alta como su viejo compañero, su cabellera era corta, solo un poco mas abajo de
sus hombros y de un color rojizo, su cuerpo torneado y firme le proporcionaban gran
agilidad, sus ojos grandes y oscuros completaban la hermosura de su presencia, aunque
en ellos se percibiera un dejo de tristeza.
Santiago no comprendía totalmente las palabras de la mujer, pero presentía que no era
algo bueno, atentamente siguió escuchando.
-Supe de la llegada de Xena a estas tierras y mande a Mateus a buscarla.
-Estas loca!!! Pretendes enfrentarte a esa mujer?
-No envié por ella precisamente, deseo poseer algo mucho más importante que su propia
vida, algo por lo que Xena seria capas de morir.
Santiago estaba perplejo, no podía creer lo que estaba escuchando, la pelirroja era una
buena mujer de bondadosos sentimientos a pesar de su violento trabajo, gracias a ella
Greta era una villa prospera y en pleno crecimiento y siempre estaba dispuesta a ayudar
a las personas menos favorecidas. Pero el anciano hombre sabía del dolor que se
acumulaba en su alma, una herida que se alimentaba con el tiempo y que muy a pesar suyo
no fue capaz de curar.
-Yo te crié Yumira te di lo mejor de mi, con tu trabajo proteges todo este pueblo y
gracias a él has obtenido grandes riquezas, deseas ahora sacrificar todo esto para dañar
a esa mujer?
La mujer no contestó, bajó la mirada y se apoyo de nuevo en la mesa ojeando nuevamente
las páginas del viejo libro.
*****
Con delicados besos culminaba el apasionado encuentro, Gabrielle en el regazo de Xena
estaba completamente enrollada a su cuello, la guerrera la rodeaba con sus brazos y
acariciaba su espalda distraídamente. La bardo se acerca coqueta al oído de su compañera
y le susurra:
-Son cosas mías o el agua está mas caliente ahora?- la pequeña poeta deseaba jugar, pero
su amante parecía estar en otro planeta con un semblante muy serio contesto.
-No lo sé Gabrielle, no estaba muy pendiente de la temperatura del agua estaba atenta a
otras cosas- después de oír esta respuesta era mas que evidente que algo incomodaba a
la morena, pero que era?
Mi princesa qué te ocurre? Estas tan cerca de mi... pero no te siento, no estas
conmigo, quiero saber que te atormenta por qué no me hablas abiertamente?, quiero que
compartas tus temores. Gabrielle observaba las facciones de su amante mientras
pensaba todo esto, y no pudo evitar preguntar:
-Y qué se supone que estabas pensando?- la guerrera notó la incomodidad de su bardo y su
indudable reclamo y decidió cambiar un poco de actitud.
-Pensaba en tenerte, en tocarte, en hacerte el amor- aunque esta afirmación era
totalmente real la bardo no lo creyó así, lentamente se aparto de los brazos de Xena y
salió de la tina sentándose no muy lejos en la superficie plana de una roca.
Ooh! Estupendo guerrera! tienes una habilidad increíble en dañar los momentos más
perfectos, tenias que ser tan brusca al contestar? bueno ahora prepárate...
Xena sabia lo sensible que puede ser Gabrielle, el hecho de que se sumiera en sus
pensamientos siempre herían a la bardo, pero en la guerrera era algo innato y este caso
no seria la diferencia, esto provocó que la poeta se distanciara de ella. En qué
Hades estabas pensando al venir aquí? Como se te ocurrió traerla a este lugar, este
lugar esta lleno de...
-Menos mal, por un momento creí que pensabas en otra cosa- el comentario cargado de
enfado de la bardo sacó de sus pensamientos a la guerrera.
-A qué te refieres?- fue la respuesta queda de Xena.
-Cuéntame de este lugar Xena, cómo lo encontraste?- Gabrielle no deseaba acosar a Xena,
pero necesitaba saber la historia de ese lugar, tal vez así entendería la preocupación
que sofocaba la mente de su compañera.
Xena decidió incorporarse un poco y salió de la tina colocándose justo al frente de su
bardo.
-Qué pasa bardo ahora me interrogas?
Bien bien, ya es suficiente! Pensó la bardo, se paro de la roca y de nuevo se
alejó.
-Esta bien Xena no tienes que decirme nada, retirémonos de aquí que se hace tarde para
llegar con las Amazonas y no deseo cabalgar toda la noche...
En su escurridiza escapada la guerrera la tomó del brazo y la acercó a su cuerpo.
-Oye mi amor no quiero que te molestes conmigo por favor escúchame...- la morena mujer
soltó a la poeta y la miro esperando su respuesta, la rubia la miro.
-No estoy molesta,... Si estoy molesta, siempre es lo mismo contigo Xena te encierras
en ti misma y me alejas de ti, no dejas que comprenda que llevas por dentro, sé que
estuviste aquí antes y no entiendo por qué no me cuentas?
Dioses no te merezco Gabrielle, nunca he merecido la pureza de tu amor, qué es lo que
ves en mi? La guerrera vio en los ojos de su gran amor auténtica preocupación y
decidió contarle todo. ¿Todo?
Ambas se sentaron una al lado de la otra en un área seca no muy lejos del manantial,
Xena la tomo de la mano y comenzó con su relato.
-Muchos años antes de conocerte estuve viviendo en una pequeña villa a dos días de aquí,
aquella que desviamos recuerdas?- la bardo asintió -bueno, todavía no tenia mi ejército
y estaba ansiosa de encontrar los hombres adecuados para integrarlo, quería perfeccionar
las estrategias de combate y mejorar diestramente el recorrido del campo, después, todo
este conocimiento se lo enseñaría a mis futuros seguidores y así se incrementarían
nuestras habilidades, recorriendo estos caminos en esa búsqueda me conseguí con esta
cascada, y ya ves aquí estamos- dijo esto último mirando fijamente el rostro de la bardo.
Aquí hace falta algo, esta historia esta muy mal contada... se interrumpieron los
pensamientos de la pequeña rubia cuando la hábil guerrera trepó al cuerpo de Gabrielle,
delicadamente la recostó sobre la lisa piedra y coloco todo su cuerpo sobre la bardo,
coloco una de sus piernas entre las de la rubia y la rozo tímidamente contra su sexo.
Gabrielle tembló ante el pequeño ataque tenia muy cerca los labios de Xena quien la
estaba observando fijamente a los ojos.
-Crees que por estar sobre mi... y darme algunos besos me olvidare de nuestra
conversación?- Gabrielle sabia que estaba atrapada, tenía tan cerca esos exquisitos
labios que tanto amaba y todo el esplendoroso cuerpo de su guerrera cubriéndola, pero
aun así no dejaba de desafiarla. Xena acercó mas su boca a la de Gabrielle, miro sus
labios y paso su lengua por los suyos, la bardo tenia los ojos abiertos de par en par
ante la seductora acción.
-No solo se te olvidara la conversación, no podrás recordar que has hecho en los últimos
tres días...- la bardo estaba apunto de replicar cuando un profundo beso la desligo de
este mundo, la guerrera recorrió incesantemente el interior de su boca, tan despacio y
delicioso que le fue imposible poder pensar.
-Te amo Gabrielle, nunca dudes de mis sentimientos hacia ti- la guerrera se aparto un
poco de su posesivo beso para decir esto, pero esta distancia no duro mucho, la bardo
la tomo del cuello y la atrajo nuevamente a sus labios, fundiéndose perfectamente pero
ahora era la bardo quien exploraba la boca de su morena amiga, se consiguió con su
lengua y empezó la sensual lucha entre las dos.
La alta mujer se apoderó del cuello de la rubia comenzó a mordisquearlo por todos lados
y Gabrielle empezó a recorrer la espalda de su amante con sus manos.
-Xena no hagas eso... me haces cosquillas...
-Lo sé... lo sé, por eso lo hago.
Los finos labios de la guerrera emprendieron un recorrido por los hombros de la bardo,
cada roce enloquecía a la pequeña poeta, mientras que la pierna de Xena no dejaba de
frotarse contra ella. Los besos descendieron por el valle de sus senos y en segundos la
guerrera se apodero de uno de ellos, las dos mujeres estaban azarosas en busca del
placer, la bardo gemía por el contacto de Xena y la morena absorbía los ruidos de pasión
de Gabrielle.
La guerrera sin separarse ni un segundo de los pechos de la bardo se sentó y se trajo a
su compañera consigo quedando las piernas de Gabrielle rodeando la cintura de su amante.
-Xena... -la poeta se aferraba del cabello de la morena al incrementar su succión,
mientras esta la sostenía con ambas manos de la base de su espalda. La alta mujer acerco
una de sus manos a la intimidad de su compañera y con facilidad la penetró, deleitándose
con la cálida humedad de su amor, apartó su rostro de sus pechos para regularizar un
poco su respiración, con la vista algo turbia y de corazón agitado la guerrera tenia la
mas extraordinaria visión de Gabrielle, la joven mujer tenia la cabeza echada hacia
atrás, sus ojos estaban firmemente cerrados y se mantenía agarrada de los brazos de su
amante para no dejarse caer, rápidamente sintió como la rubia comenzaba su propio ritmo
cadencioso sobre su cuerpo, Xena sin dejar de moverse dentro de ella le dijo:
-Te siento tan mía Gabrielle... solo mía...
-Sííí... gguerrera soy tuya- se pronuncio a duras penas la rubia tratando de enfocar la
vista sobre los destellantes ojos azules, mientras la guerrera aumentaba la velocidad
de su arremetida no dejo de observar los ojos de su bardo.
*****
Mateus se topó con Argo antes de llegar a la cascada y perfeccionando su sigilo se
acerco con cautela, comprendiendo que su presa no estaba muy lejos. Al llegar a la
corriente de agua agudizó sus sentidos, noto como todas las pertenencias de las dos
mujeres se encontraban acumuladas cerca de la orilla, miro alrededor pero no las divisó,
con paciencia se oculto y se dispuso a esperar su regreso.
*****
-Vamos Xena deja eso... - las guerreras habían terminado su encuentro, pero la alta
morena se resistía a apartar las manos de su hermosa compañera.
-Gabrielle no seas aguafiestas.
-No se tú, pero yo bajaré enseguida, deseo dormir en una cama cómoda y no en las mantas
de nuevo- la pequeña guerrera estaba un poco exasperada por la tranquilidad de Xena,
quería terminar con su largo viaje de una vez por todas pero la guerrera no se movía de
su cómoda piedra.
-Está bien, está bien... ve primero, te alcanzo en un momento.
La bardo dio un último beso a su guerrera, y con toda su vestimenta en su lugar se
dispuso a bajar el risco.
Xena se dispuso a darse un pequeño baño antes de acompañar a su alma gemela en dirección
de tierras Amazonas.
La mujer rubia ya en las orillas del rió, ordenaba su pertenencias para reanudar el
viaje, por un momento percibió un extraño escalofrío que la recorrió de pies a cabeza,
irguiéndose para observar en diferentes direcciones la posible presencia de algún
enemigo fué sorprendida por un súbito golpe que la dejo inconsciente y completamente
indefensa.
-Un trabajo perfecto, tendremos un pequeño viaje mi amiga- dijo Mateus mientras cargaba
a Gabrielle en hombros -espero que no te moleste.
*****
Y bien guerrera, tú y tus excelentes ideas, bueno por lo menos el riesgo valió la
pena, este lugar sigue siendo tan hermoso como la última vez que estuve aquí...
Xena culminó con su baño, se apresuraba con su armadura para dar alcance a su compañera,
sin dejar de cavilar antes de salir de la cueva... Gabrielle es una mujer muy
inteligente, me dejó tranquila con todo este asunto pero sé que en cualquier momento me
acosara a preguntas, el haberla traído aquí ocasionara problemas será mejor que la
alcance o sino tendré los problemas ahora.
Dio un último vistazo a toda la cueva y se dispuso a bajar el risco, no había tardado
mucho en asearse así que si marchaban de prisa pronto estarían en su destino.
-Gabrielle?... Gabrielle dónde estas?- la morena guerrera se aproximaba al lugar en
donde habían arrojado sus pertenencias, pasando entre matorrales se dirigía a donde
debería estar la bardo. -Vamos Gaby, tampoco me tarde tanto, no te molestes... aparece...-
solo un par de segundos fue suficiente para que Xena se percatara de que su amor no
estaba escondida, algo sucedió en ese lugar, alguien se había llevado a Gabrielle.
-Por el tártaro!!- la morena se inclinó y observo la zona y el pequeño desorden que
quedo tras la huida del atacante de la bardo, no le fue difícil encontrar las pisadas
-es un hombre...- estas la condujeron a un gran arbusto no muy distante de donde se
encontraban sus cosas -Gabrielle debe estar inconsciente, debió cargarla desde el rio
hasta aquí, marcas de herradura...
-Flllliiiiissss- Xena silbó a su yegua, la cual apareció rápidamente, antes de montarla
escondió la mayoría de sus pertenencias, no deseaba llevar pesada al animal, esto no
agilizaría su búsqueda.
-Lo siento nena, pero hoy necesito lo mejor de ti- le dijo la morena mientras acariciaba
el hocico de Argos, el animal relinchó mientras se agitaba nerviosamente como queriendo
comprender lo que su ama le decía.
Montó de un solo movimiento a la yegua, tomando las riendas la azuzó y emprendió carrera
en dirección de las huellas que dejo el secuestrador.
Te encontrare amor mío, resiste por favor, pronto daré contigo, haré pagar con
creces a aquel que osó alejarte de mi, y lo matare si te hace daño, lo juro.
*****
- Suélteme!, suélteme!, usted no tiene derecho a tocarme, suélteme... Xena, Xenaaaaa...
Gabrielle se despertó, sentándose en la blanda cama donde estaba recostada inspeccionó
el pequeño cuarto que ocupaba&.
-Qué sitio es este?- pregunto a nadie mientras se ponía de pie, se miro y noto que no
llevaba sus sais, también noto que no tenia ningún tipo de golpe, solo un leve dolor de
cabeza y sentía sus ojos irritados. Paseo alrededor de la cama era el único objeto en la
habitación, toco las paredes en búsqueda de una posible salida, el cuarto no tenía
ventanas ni respiraderos, era completamente hermético, un pequeño calabozo.
-Maldición!, no puedo salir de aquí, este sitio no tiene siquiera una grieta- la bardo
ordeno su cabellera con los dedos y se acerco a la gruesa puerta de madera, comenzó a
golpearla y a gritar. -hay alguien!? pueden oírme!?... saquenme de aquí!!. Maldición
Xena dónde estas cuando se te necesita?...
No muy lejos de allí.
-No debe tardar Xena en llegar, deja todo preparado, esa guerrera debe venir de muy mal
humor- Yumira se paseaba por el inmenso salón de un lugar a otro mientras le ordenaba a
Mateus.
-Hiciste un excelente trabajo, ahora quiero que la traigas aquí, ya debe estar conciente-
antes de que el hombre se retirara la mujer le enfatizó -y ten cuidado he escuchado que
es muy astuta.
-No tenga cuidado, la subiré enseguida.
*****
Era inevitable sospechar para la guerrera, que todo lo acontecido era una trampa
planificada y no un acontecimiento casual, la persona que se llevo a Gabrielle, ni se
molesto en ocultar su camino de huida, mas bien parecía que intentaba darle pistas para
que las siguiera, la ruta la llevaba hacia la aldea, a galope continuo una ruta de dos
días la haría en uno y medio, solo deteniéndose para darle un poco de comida y agua al
caballo, Xena estaba cada vez mas cerca de encontrarse con Gabrielle.
*****
-Quiero una cuadrilla con las mejores guerreras, dispuestas a rastrear el paradero de
Gabrielle y Xena, debieron llegar hace dos días- Varia ideaba un plan de búsqueda con
las Amazonas mas expertas, la tardanza de sus invitadas después de haber confirmado el
día de su llegada la estaba poniendo un poco nerviosa, era de todos conocido que las
mujeres nómadas siempre cumplían con su palabra, así que esta impuntualidad solo podía
significar problemas.
-Crees qué es necesario trasladar a nuestras hermanas a esa búsqueda?- pregunto una de
las presentes a su regente.
-Solo es por precaución, sé que son unas extraordinarias guerreras, y es probable que
no les haya sucedido nada, pero si no es así las quiero a ustedes para colaborarlas.
Seis mujeres salieron en su búsqueda partiendo de la Villa Amazona al atardecer,
dividiéndose en dos equitativos grupos, uno se dirigió a la zona del rio con Zulem,
Grima, y Clare mientras que en el otro Sailin, Maury y Kaite recorrían el trecho que
conducía a la villa de Greta, todas ellas firmemente dispuestas a dar con el paradero
de las mujeres guerreras.
*****
"...Estaba en el establo cuando sentí los cascos de un caballo acercándose, era ella,
abriendo la puerta dejo entrar la claridad del sol que me dio de lleno en el rostro,
condujo al animal al interior y lo amarró. Se había ido hace algunos días, tenia que
arreglar unos asuntos me dijo, ella me miraba fijamente, se mantenía muy seria casi
parecía estar disgustada, no decía nada y yo tampoco solo nos mirábamos, su ropa tenia
mucho polvo seguramente producto del viaje, pude notar que en la base de su cuello tenia
manchas de sangre me asuste y pensé que estaba herida, pero para su fortuna y desgracia
de otro la sangre no era la suya. Su mirada se hizo más poderosa, intensa, el azul de
sus ojos parecía volverse fuego frente a mí, reconocí esa mirada y vaticiné lo que
pasaría. Se acercó a donde me encontraba sin dejar de observarme, cuando ya estaba a su
alcance puso sus manos en mis antebrazos y me pego a ella, miro mis labios y los beso
con propiedad, cuando se aparto tenia los ojos abiertos no se molesto en cerrarlos en
ningún momento, la contundencia de aquella mirada derribó todas mis defensas
otorgándole todas las facultades para hacer de mi lo que quisiera. Con su cuerpo empezó
a recostarme contra una de las paredes del establo, cuando ya no hubo mas hacia donde
retroceder, bajo sus manos y las metió por debajo de mi vestido comenzó a acariciar y
apretar mis muslos mientras me besaba con desenfreno, sentir todo su cuerpo pegándose
al mío no me dejaba pensar con claridad, el revoloteo de su lengua en mi boca y sus
labios revistiendo los míos acabaron con mi juicio, Xena estaba hambrienta de seguro, y
yo seria su rica presa. De repente se separo, estaba agitada y yo también, dejo de
tocarme y de besarme, la mire y ella observo mi cuerpo de arriba abajo, de un tirón
desgarró en dos mi vestido, gemí de miedo ella nunca había hecho algo así pero no dijo
nada continuaba en su mutismo, hizo lo mismo con mi ropa interior y quede desnuda ante
ella, solo dejo en mi cuerpo las sandalias que cubrían mi pies, con la palma de su mano
tapo todo mi sexo, el calor de su piel allí hizo que cerrara los ojos y me arrimara mas
aun a la pared de madera que me sostenía, se pego de nuevo a mi piel a mi calor, le
rodee el cuello con mis brazos cuando hizo entrar su lengua en mi boca, la sacaba y la
metía en un beso que se convirtió en un torbellino para ambas, la sentí empujar su
pelvis contra mi, su mano metida entre nuestros cuerpos apretaba exigente mi sexo. Sin
esperar a que estuviera lista para recibirla encajó de un solo golpe tres dedos dentro
de mi y se quedo quieta a esperar mi reacción, aparté mi rostro del suyo para gritar de
dolor mientras ella se mantenía anclada en mi sin querer soltarse, inquieta y presa de
su cuerpo la mire y dije:
-Me lastimas- salio como un susurro.
-Te duele?- pregunto mirando embelesada mis labios, su voz sonaba el doble de ronca que
de costumbre, afirmé con la cabeza mientras ella acercaba mas su rostro a mi -pues...-
rozó sus labios con los míos, su rostro era inefable, disfrutaba con mi completa
sumisión, la incitaba -...no te preocupes pronto dejara de dolerte - dicho esto
continuo besándome y empezó a empujar mas profundo en mi interior, quise separarme
decirle que se detuviera pero su lengua era como una cadena que no deseaba liberarme y
los golpes que le daba en los hombros no parecían molestarle por el contrario le gustaba,
la sentí sonreír en mis labios y encontrar un ritmo constante y acelerado en mi interior.
Bajó de mi boca directo a uno de mis senos chupaba con fuerza y al mismo ritmo del
movimiento de su mano, reiteradamente le rogué que me echara en la paja pero su
respuesta eran gruñidos enfadados que me indicaban que no lo haría, de un pecho paso al
otro y lo trato de la misma manera, el dolor que sentí al principio se transformo en una
creciente sensación de placer, mis piernas estaban a punto de ceder, la abundante
humedad en sus dedos y mis constantes gemidos le indicaban que pronto cedería a los
estremecimientos de mi cuerpo, con movimientos más acelerados y aun más fuertes colocó
sus dientes alrededor de mi pezón y lo mordió sin benevolencia, no tardé en derrumbarme
en sus brazos mientras susurraba una y otra vez su nombre... Xena..."
Gabrielle dejó de leer el libro que tenía entre sus manos, completamente atónita con lo
allí descrito respiraba profundamente buscando fuerzas para continuar con el apasionado
relato escrito por la madre de su secuestradora, se encontraba junto con Yumira en una
de las estancias del castillo esta mujer la había mandado a buscar rompiendo con su
corto cautiverio y también le había devuelto sus armas. Las intenciones de Yumira eran
claras, de una u otra forma deseaba destruir la vida de Xena y con algunas preguntas a
personas adecuadas obtuvo toda la información vital de la Princesa Guerrera, la vida de
Xena es Gabrielle, al Gabrielle tener conocimiento de la relación que tuvo Xena con la
madre de Yumira sin duda alguna esto traería dificultades a la mujer guerrera.
-Por qué me obligas a leer esto?- Gabrielle preguntaba mientras miraba la figura de la
otra mujer caminar de un lugar a otro.
-Conozco todo de ti Gabrielle, se de tu vida tus cambios y progresos, se que eres la
"compañera" de Xena en sus viajes, me pareció justo que supieras de la existencia de mi
madre en la vida de Xena- Yumira se detuvo y se paro de frente a la bardo -ese libro que
tienes en tus manos lo escribió mi madre y describe los meses que compartieron juntas-
Gabrielle detallo las páginas del gastado libro y luego dirigió su vista de nuevo en
dirección de la otra mujer- Alguna vez tu guerrera te hablo de Shaina?- la rubia
contestó con rudeza y enfado.
-No- la otra mujer prosiguió dibujando en su rostro una cruel sonrisa.
-Pues sigue leyendo y te enteraras de todo.
"...habló y me dijo:
-Vamos a casa, quiero acostarme- como me fue posible retire mi rostro de su pecho y le
expresé que me había dejado dolorida e hinchada y que así me costaba caminar, entonces
dejo de abrazarme para quitarse su gran abrigo de viaje lo extendió en la paja y me echo
allí y ella hizo lo mismo.
-Duerme un poco cuando despiertes te sentirás mejor.
Es tan turbia, aun no sé que la llevo a comportarse conmigo de la forma en que lo hizo,
su rudeza fue de deseo animal, ahora esta tan tranquila a mi lado, callada como
acostumbra, después de descargar su furia en mi cuerpo retorna a su estado sosegado.
Desperté en la habitación gire en la cama y la vi, nos cubría una sábana ella estaba
desnuda como yo, se había bañado recién pues tenia el cabello húmedo, sus brazos
doblados de tras de su cuello la alzaban ligeramente sobre el nivel de la cama, me miro
y yo la mire, hacia frio pues ya era de noche, con gran osadía me atreví a hacer lo que
tanto deseaba, tenerla, ella nunca se había dejado pero algo me decía que esta noche era
la noche, mi noche. Descubrí nuestros cuerpos y me quede de rodillas en la cama, ella
tenía las piernas extendidas y algo separadas no se movía en absoluto y seguía
observándome con seriedad, sin tapujos me senté sobre su sexo y empecé a moverme sobre
ella, baje mis labios para besarla y mientras lo hacia recibí el calor de sus manos al
tomar mi cintura y me alegre... pues ella seria mía, había pasado la prueba, la guerrera
me había aceptado..."
Con los ojos como el vidrio Gabrielle dejo el libro sobre la mesa, incapaz de seguir
con aquella lectura, la rubia había descubierto que esa mujer tuvo con Xena aquello que
para ella estaba prohibido, que sin darse cuenta no le habían permitido alcanzar, cuando
una lágrima se escapo de sus ojos se la arrancó inmediatamente con el dorso de su brazo.
-Por qué te detienes?- preguntó irritada la pelirroja.
-Es suficiente para mi... no necesito mas de esto- la rubia recorrió la estancia
sacudiéndose el corto cabello con una de sus manos, se detuvo en frente de Yumira y la
encaró.
-Dime, ¿cómo era tu madre? descríbemela.
-Ella era...
-Igual a ti, Yumira- ambas mujeres voltearon hacia la puerta de la habitación, en ella
estaba Xena acompañada de Mateus -solo que el cabello de Shaina era mas largo que el
tuyo.
-Vaya, vaya si es la guerrera en persona- dijo burlonamente la pelirroja.
-Pues si- contestó Xena sin la mayor importancia, dirigiendo toda su atención a
Gabrielle. La guerrera se acercó a la bardo para abrazarla.
-Gabrielle estas bien? Te han hecho daño?- pero una intensa mirada la hizo detener en el
acto, quedando a poca distancia de la mujer que amaba no pudo abrazarla, algo reflejado
en los ojos de Gabrielle se lo impidieron.
-Estoy bien, solo me duele un poco la cabeza, no he probado alimento en días- la morena
se irritó aún más, esas personas no habían alimentado a su bardo en dos días, y aunque
ella tampoco había comido eso no le importaba, Xena sufría con el sufrimiento de
Gabrielle - Cómo me encontraste?- la guerrera giró en si para encarar a Yumira.
-Querían que te encontrara, dejaron sus huellas por todos lados, y de la villa me
trajeron hasta aquí y ninguno de sus hombres se interpuso para que entrara en el
castillo Xena se acercó peligrosamente a la pelirroja, Mateus observaba todo con cautela
completamente atento por si se necesitaba su intervención.
-Dime qué quieres? Por qué me atrajiste aquí?
-Relájate guerrera, ¿no te gustan las visitas de cortesía?- Yumira puso una distancia
prudente entre las dos, y continuaba con sus comentarios cargados de sarcasmo -no te
alegras de verme después de tantos años?-
-Si me hubieras mandado una invitación con gusto la aceptaría, no era necesario
arrastrar a Gabrielle hasta aquí para llamar mi atención- Xena contestó en el mismo tono
sórdido, y con una mueca de medio lado completó.
-Además si mal no recuerdo, tu y yo nunca nos llevamos bien.
Yumira no resistió y se abalanzó contra la guerrera, pero a medio camino fue
interceptada por su hombre, que tuvo que hacer gran esfuerzo para controlarla.
-¡Eres una perra Xena! ¡Por tu culpa mi madre esta muerta!.
La guerrera ni se inmutó, tomando a Gabrielle del brazo le dijo:
-Salgamos de aquí Gabrielle, esta mujer esta loca- pero la rubia la increpó.
-No iré a ningún lado hasta que aclares todo esto Xena.
Xena se quedo quieta por un momento, mirando profundamente los ojos verdes de su amor
la decisión estaba aferrada en ellos, no iba a discutir, la soltó y dirigió la mirada
hacia una mas calmada Yumira.
-Esta bien Gabrielle, ¿qué es lo que quieres?
-Sabes que es esto guerrera?- decía Yumira mientras le acercaba a Xena el viejo libro.
-Parece un libro, no estoy segura- respondió con fastidio e ironía la guerrera.
-¡Vaya! pero si la guerrera tiene sentido del humor, y sí es un libro, me harías el
honor.
Xena tomó el objeto miró con desconfianza a la pelirroja y luego posó su vista en la
bardo que permanecía inmóvil y en silencio.
-Vamos... lee - le insitió Yumira.
Xena reconoció la letra inmediatamente, leyó en silencio una de las hojas al terminarla
paso a la otra haciendo lo mismo.
-Son relatos y es la escritura de tu madre- concluyó Xena, colocando de nuevo el libro
en la mesa.
-Así es, mamá escribió cada uno de sus días vividos a tu lado, sin olvidar detalle
alguno- la pelirroja la miraba con desprecio y asco -Parece que te gustan las escritoras
guerrera- Yumira se acercó más a Xena y con burla le dijo al rostro- ¿Te excitan las
mujeres que escriben?
Los límites de la mujer morena se sobrepasaron, el juego burlón de Yumira acabo con su
calma, sin poder resistirlo se dispuso a atestarle un golpe en el rostro, pero la
pelirroja también era diestra y lo esquivó sin complicaciones.
-No te recordaba tan lenta Xena- decía entre risas mientras se movía en diferentes
direcciones para distraer a la guerrera, pero fue en vano, de una voltereta Xena llegó
a su lado y cuando ya la tenia a su alcance...
-Ya basta! Es suficiente!- ambas mujeres giraron en dirección de la bardo, observaron
mientras esta se acercaba furiosa y se interponía entre las dos.
-Nada de esto tiene sentido Yumira!, ¿qué quieres de nosotras? Cuando mandaste por mi y
me mostraste el libro, qué intentabas revelarme?
-Qué intento revelarte?... acaso no es obvio?- era innegable la molestia de la pelirroja
al acercarse a Gabrielle olvidando por completo a Xena -ella va a destruirte, abusara de
ti y luego te abandonara...
-¡Eso es ridículo! Tú no sabes nada de nosotras, nada te da derecho a hablar así de mí-
se defendió la guerrera.
-Cuando estuviste en la villa reclutando hombres para formar tu ejército, te empecinaste
en conquistar a mi madre y no descansaste hasta conseguirlo... ella se enamoro de ti
Xena, te amaba...- todo estaba en absoluto silencio, lo que decía Yumira lo decía de
corazón y el dolor estaba reflejado en sus palabras - Mi madre se derrumbó después que
te marchaste, dejo de alimentarse y enfermó gravemente.
-Nunca podré decirte algo que consuele tu dolor Yumira, y se que no puedo cambiar las
cosas pero quiero que sepas que yo apreciaba a tu madre y...
-Mentira! Tu no aprecias a nadie, solo estabas con ella porque necesitabas a una mujer-
la pelirroja casi pierde el control de nuevo, pero decidió calmarse, aunque no le
hubiese importado tener una riña con Xena ese no era el tipo de daño que ella quería
para la guerrera, Yumira deseaba para Xena el mismo dolor que tuvo su madre. Yumira se
acerco a Gabrielle y se dispuso a hablarle - Tienes idea Gabrielle de cual era el sitio
idílico donde madre y Xena se amaban?- la rubia dijo que no, entonces Yumira observó
por un momento a Xena y luego se volvió a la bardo- La cascada Gabrielle, la cueva
específicamente, allí la llevó Xena y ese fue el lugar donde le hizo el amor por primera
vez a mi madre, y por supuesto ese sitio se convirtió en algo muy especial para ella.
La mujer poeta se quedó absorta por un instante asimilando lo dicho por la otra mujer,
Yumira tenia una sonrisa tonta instalada en el rostro al saber que la maldad ya estaba
hecha. La pelirroja no era ingenua y suponía que las mujeres se habían amado allí mismo,
la guerrera cometió un error al llevar a Gabrielle a ese sitio y Yumira se encargó de
hacérselo saber a la bardo.
-Es eso cierto Xena?- la bardo pregunto con desconfianza, como el que pregunta y no
quiere saber la respuesta.
-Gabrielle... yo... es que... - Xena no sabía en donde apoyar la mirada y tampoco
deseaba contestar aquello.
-Solo contesta- interrumpió suavemente la bardo.
-Si, es cierto... yo llevé a Shaina a la cascada.
La guerrera se acercó a Gabrielle, aunque no tanto como hubiese querido, la bardo no
podía creer todo aquello, su mirada era triste y desilusionada, Xena trato de decir otra
cosa pero no pudo, el dolor en los ojos de la bardo la dejó sin palabras y con un
amargo sabor de boca.
-Espero que ahora tengas conciencia de la clase de persona que te acompaña- dijo Yumira
a Gabrielle, triunfante, pero la bardo no dijo nada mas, solo les dio la espalda y se
dispuso a salir del castillo, Mateus la acompaño.
-Me imagino qué ahora estas feliz?- preguntó la guerrera alzando sus dos manos a modo de
frustración- al perjudicarme con Gabrielle no?
-Nada de lo que te pueda pasar a ti se compara con el dolor que atravesó mi madre- con
desprecio la encaró- tu me separaste de ella.
-Tu madre te amaba demasiado, por eso fue que la deje- dijo la guerrera seriamente.
-¿De qué demonios estas hablando?
-Como lo oyes, antes de partir le dije a tu madre que me acompañara, pero ella puso una
condición...
-Cuál?
-Ella dijo que para poder acompañarme tú vendrías con nosotras, y yo le dije que no,
que no te quería a ti, entonces ella decidió quedarse, prefirió estar contigo.
-No te creo.
-Pues es cosa tuya, te digo la verdad- aquello no era cierto, pero era necesario
eliminar todo ese rencor que había acumulado esa chica durante tanto tiempo. Yumira
necesitaba saber que su madre la amaba y que siempre la había preferido ante todas las
cosas, así que la guerrera se lo dio a entender- No te puedo culpar por odiarme, y
negar que no le hice daño a tu madre es mentira, pero está en ti decidir si vivirás con
eso para siempre...- Xena trató de ser lo más sincera y comprensible posible -...tu
madre fue una buena mujer, no defraudes sus ideales- la guerrera no esperó a que la
pelirroja entendiera todo lo que le decía, se retiro por donde entro en busca de
Gabrielle, dejando a la otra mujer aturdida con sus pensamientos y recuerdos.
*****
Xena encontró a Gabrielle en las afueras del castillo acariciando distraídamente el
hocico del animal.
-Aquí estas- la bardo estaba de espaldas a la guerrera, y tal como lo suponía Xena
molesta y distante.
-Si, ¿nos vamos ya?- contestó secamente.
-Claro, vamos- la morena desató al caballo y ambas emprendieron un silencioso viaje que
las llevaría al fin a su destino.
Por el sendero donde se desplazaban era angosto, así que tenían que ir en línea. La
bardo precedía seguida de Xena quien arreaba al caballo, hacía calor era medio día y la
guerrera trataba de sacar conversación estimulando a la bardo.
-Gabrielle por qué no tómanos el camino a la villa? Podemos comer algo en la posada y
tal vez nos quedemos a pasar la noche- en realidad Xena tenia el cuerpo muy cansado y
deseaba comer y darse un buen baño, ir a la villa seria estupendo, descansarían las dos
y podrían aclarar todo el asunto transcurrido, la bardo estaba irritada y con toda la
razón del mundo, pero Gabrielle no pensaba lo mismo.
-No Xena, tenemos que avanzar de prisa las Amazonas deben estar preocupadas por nosotras,
tenemos cuatro días de retraso... además no tengo apetito.
Ahora si que la pusiste guerrera y bien puesta, cómo pudiste ser tan imbécil?. ¿Por
qué tenias que llevarla allí?, Dioses... ni siquiera se voltea a verme... probare con
otra cosa.
-Entonces montemos en Argo, a caballo llegaremos en menos tiempo- el contacto físico
nunca esta de mas, la rubia no consintió que Xena se aproximara a ella, y la mujer
morena se moría por abrazarla, por tocarla y el cabalgar juntas le permitiría esa
cercanía, Xena contaba con que su delicado contacto mitigaría un poco el temperamento
de su bardo.
-Ahss, no deseo cabalgar... monta tu si lo deseas, yo seguiré caminando.
Gabrielle no quería facilitar las cosas, con resoplidos de fastidio contestaba las
insistentes preguntas de la guerrera, la mujer bardo sentía herido el corazón, nada
sencillo de reparar.
¿Qué haces conmigo Xena? Qué me diferencia a mí de los demás? Me amas?... es amor lo
qué sientes por mi?
Gabrielle avanzaba rápidamente sin percatarse en ningún momento si la guerrera le seguía
el paso, pero lo sabia, el firme andar de su amor y el resonar de los cascos de Argo
le afirmaban que Xena la seguía muy de cerca, tenia hambre y estaba exhausta pero no
quería parar, sabia que detenerse por cualquier motivo conllevaría a desarrollar una
conversación que no quería, por lo menos no en ese momento. Ignoró sus necesidades,
mientras se desplazaban eficientemente por la montaña, se sucumbía cada vez mas en
oscuros pensamientos, recordando incesantemente las palabras dichas por Yumira, la
congoja de Gabrielle no radicaba solamente en el hecho de que Xena la llevara al mismo
lugar que había compartido con otra persona, era algo mas serio, mucho mas perturbador
tanto que empezó a dudar del amor que le profesara la guerrera.
-Toma el desvió hacia el rio- habló, tras horas de meditación y silencio la guerrera.
-¿Qué?- la bardo con asombro e indignación preguntó girando su rostro para ver por
primera vez a su compañera. Habían llegado al desvió del rió que las llevaría
indudablemente a la cascada, el otro camino era el directo a las tierras Amazonas, casi
oscurecía del todo, a Gabrielle le pareció casi un chiste que Xena quisiera conducirla
de nuevo a ese sitio tras todo lo sucedido.
-Tenemos que tomar el desvío hacia el río, en la orilla de la cascada oculté casi todas
nuestras cosas, no podía ponerle todo ese peso a Argo para salir a la carrera- las dos
se quedaron en silencio, la mirada de Xena era casi de súplica mientras que la de la
bardo era rígida, tensa, la guerrera decidió arriesgarse y acabar de una vez con esa
incomoda situación. Xena soltó las riendas del caballo y se acercó lo más que pudo a
Gabrielle.
-Amor, acabemos con esto ¿si?, no soporto que me trates así. Sé que fué tonto llevarte
a ese lugar pero... yo... yo no pretendía hacerte daño.
-Fue tonto llevarme a ese lugar ¡pero me llevaste!, no querías hacerme daño ¡pero lo
hiciste!... ¿qué pretendías al llevarme allí Xena?- la bardo, con su cuello ligeramente
extendido para estar mas o menos a la altura de Xena hablaba casi entre dientes.
-Yo no pensé en eso ese momento, estábamos cerca, solo quería compartir contigo un
hermoso lugar, yo no pensé que...
-¿Pensabas en ella mientras me hacías el amor Xena? ¡Dímelo!
-Gabrielle...- Xena estaba completamente sorprendida ante tal reacción de la bardo,
cuando trataba de explicarse, fueron interrumpidas.
-¿Gabrielle?... ¿reina Gabrielle?- de la nada aparecieron tres intrépidas chicas al lado
de la bardo y la guerrera, Sailin, Maury y Kaite bajaron de los árboles al darse cuenta que lo que estaban buscando estaba justo debajo de ellas, Kaite era quien hablaba.
-Tu eres la reina Gabrielle- dijo refiriendo a la bardo.
-Soy Gabrielle...- Gabrielle se separa un poco de Xena acercándose mas a las tres
desconocidas -¿quiénes son ustedes?
Las tres jóvenes se miraron y sonrieron, encontraron a la reina y según lo que podían
ver estaba bien. En las otras ocasiones en la que la bardo y la guerrera se habían
quedado con las Amazonas no habían tenido tiempo de compartir con las más jóvenes,
todas le demostraban mucho respeto, pero Kaite sentía una admiración muy especial...
Kaite comandaba el pequeño grupo, aunque era la menor de todas, su temperamento era
mucho más fuerte y fácilmente se daba a respetar.
-Nos envía Varia, está muy preocupada por su tardanza- la guerrera estaba detrás de
Gabrielle, con su rostro completamente contraído por el disgusto originado por la
inoportuna interrupción.
-Tuvimos algunos contratiempos, pero ya nos dirigimos hacia allá- Xena entró en escena
haciéndose notar, las Amazonas no mostraron demasiado interés pero la saludaron con
cortesía.
-Es bueno que estén bien Xena... será mejor que nos pongamos en marcha después de las
presentaciones correspondientes, emprendieron marcha, las jóvenes les explicaron que
también tenían un grupo de búsqueda cerca del río y que todas debían apresurarse para
encontrarlas antes de oscurecer. La caminata se realizó sin contratiempos, Sailin y
Maury iban delante.
Gabrielle conversaba animosamente con Kaite, las cuales eran seguidas inmediatamente de
Xena y su yegua. Llegaron al río un poco antes del crepúsculo, dando con sus otras tres
compañeras. Todas decidieron pasar la noche en ese sitio, la única en protestar fue Xena
pero una sola mirada de la bardo bastó para enmudecerla.
-Me muero de hambre- se expresó la rubia, a pesar de que aun era claro ya habían
encendido una hoguera todas sentadas en su alrededor conversando cuando la bardo habló.
-No te preocupes Gabrielle iré en seguida a cazar algo- la guerrera no estaba en la
fogata, se encontraba mas cerca del río, en donde había escondido sus cosas, estaba
desenterrándolas pero no dejaba de mirar a cada instante a su bardo.
-No es necesario Xena...- Kaite se puso en pie y se giro un poco para ver directamente a
los ojos de la guerrera -...debes estar cansada Grima y yo cazaremos algunas liebres
para nuestra reina- las dos mujeres se retiraron, pero antes de hacerlo Xena observó
como Kaite le sonrió descaradamente a Gabrielle y la rubia le contestó.
*****
-Qué crees qué haces?- Grima afectó la puntería de Kaite al preguntarle.
-¿Qué te sucede?... ¡perdí la presa, no me distraigas!
-Responde Kaite te conozco, qué te traes con Gabrielle?- Grima era mucho mayor que su
compañera cazadora, se había percatado de la actitud de Kaite para con la reina. La
joven muchacha sin apartar la vista de su nueva victima le contestó.
-Solo soy amable Grima, qué tiene eso de malo?- la mujer mayor bufó y se expreso.
-Ser amable no es malo, pero retar a su compañera si lo es- esto último atrajo la
atención de Kaite.
-Qué quieres decir?
-De Xena niña, hablo de Xena, no seas ingenua Kaite no te das cuenta qué están juntas?
-A mi no me parece que estén tan juntas como dices, cuando las encontramos estaban
discutiendo de algo que no pude entender muy bien...- se quedó pensativa - pero aun así
no me importa, Gabrielle es una mujer maravillosa y trataré de estar cerca de ella-
concluyó Kaite justo antes de acertar a su última liebre.
*****
-¿Podemos conversar?- Xena observó a Gabrielle mientras esta se alejaba un poco de las
demás Amazonas que se quedaron en el campamento después de pasar largo rato conversando
con ellas, la guerrera no dudo en seguirla mientras ella se adentraba en el bosque.
-¿Conversar...? y qué vas a decirme?- la bardo estaba muy tensa, aunque no hablaba con
enfado, no era necesario ser vidente para percatarse de su incomodidad. -Qué lo sientes?,
qué todo fue un error?
-Si, si, lo siento, sé que no es agradable pero ya no puedo cambiar lo que hice- la
guerrera trató de tomar las manos de su bardo -... perdóname- pero la bardo se alejó
hacia el campamento, cambiando completamente el tema le dijo:
-Volvamos, las chicas ya deben de haber llegado y deja de mirarlas como si quisieras
matarlas, ellas no son culpables de lo que nos esta pasando. Sin más la rubia se alejó
dejando a la morena recargada de un árbol.
Y qué es lo que nos esta pasando Gabrielle?
*****
En el campamento ya habían llegado Kaite y Grima, las demás chicas las ayudaban a
despellejar a sus tres presas, cuando Gabrielle y Xena regresaron del interior del
bosque, ya todas allí se dispusieron a preparar la cena, la guerrera se mantenía a
cierta distancia sentada en una piedra afilando pacientemente su espada, su tarea fue
interrumpida cuando la bardo la llamó para cenar. Tras una deliciosa cena que todas
devoraron con gusto se dispusieron a descansar, las amazonas contaban con el equipo
necesario para pernoctar asi que no tuvieron ningún problema, bardo y guerrera se
alejaron un poco del grupo y aunque no compartieron la misma bolsa de dormir durmieron
una al lado de la otra.
Rápidamente llegó el amanecer y con él la hora de partir, después de recoger el
campamento se dispusieron a asearse un poco, Sailin, Maury, Grima y Kaite no perdieron
el tiempo para lanzarse de cabeza en el río sin la mas mínima vestimenta, entre risas y
juegos incitaron a que la bardo las imitase, seguida por una molesta guerrera.
-Tenias qué quitarte toda la ropa?
-Siempre nos bañamos así Xena- contesta mientras se enjabona Gabrielle.
-No me gusta como te ve- Xena se interpuso entre la línea visual que mantenía Kaite de
Gabrielle.
-De qué estas hablando?- la majestuosa postura de la guerrera impedía completamente que
otros ojos pudieran apreciar las bellezas que ofrecía el cuerpo de su amada, oculto
parcialmente por el nivel del río, postrándose delante de la bardo con su cabello
húmedo echado hacia atrás el cuerpo mas grande tapaba al mas pequeño.
-Kaite, en sus ojos hay ansia cuando te observa... mientras te quitabas la ropa no
apartó sus ojos de ti- en otro momento los celos de Xena hubiesen sido encantadores para
Gabrielle, pero no estaban en otro momento, estaban en ese momento.
La bardo se reflejó en los azules disgustados de la morena, entonces los verdes cansados
se cerraron por un momento y contesto:
-Imaginas cosas que no son, estas exagerando con respecto a esa muchacha, la única que
no dejaba de observarme eras tú- la rubia retiro el jabón de su cuerpo y se dispuso a
salir del agua dejando todo su ser a la vista, la guerrera desde donde se encontraba
buscó con la mirada a Kaite pero esta no se dio cuenta, pues su atención se enfocaba en
retener la imagen de Gabrielle el mayor tiempo posible. La bardo no creyó que Xena
tuviera razón en lo que decía, no fue algo intencional el exhibirse, pero la guerrera
lo percibió de otra forma y se sintió retada, ofendida.
-Dioses... pero que hermosa es...
-Sí, es una mujer muy bella, pero tú serás mujer muerta si no dejas de verla de ese modo,
Xena te tiene en la mira...
-Vale la pena el riesgo.
Una vez todas en tierra y vestidas, disfrutaron de un rápido desayuno, recogieron sus
cosas y continuaron con su viaje. Deteniéndose solo para el almuerzo, llegaron a su
destino mucho antes que el crepúsculo, fueron recibidas con mucha alegría, las Amazonas
viajeras se retiraron a sus respectivas casas a descansar felices de haber cumplido con
su labor empeñada. Xena y Gabrielle se quedaron a conversar con Varia.
*****
-Es bueno tenerlas de nuevo aquí- Varia muy sonriente saluda a las dos mujeres.
-Es bueno estar de vuelta- Gabrielle también sonrió por la alegría de compartir una vez
mas con su amiga.
-Xena, Gabrielle vengan por aquí las llevaré a su cabaña- ambas mujeres fueron
conducidas por Varia hacia sus aposentos. Después de la lucha con el Príncipe Morloch,
Varia había querido realizar una fiesta en honor de sus colaboradoras, pero estas
tuvieron que partir, ahora estando allí pronto se prepararía la celebración.
-La aldea esta muy bonita Varia, las chicas se han esmerado en la decoración- comenta la
guerrera mientras entra en la cabaña destinada para ella y su Bardo.
-Tuvimos tiempo suficiente para preparar todo Xena, y la verdad es que todas estaban muy
ansiosas por su llegada, unas por ver de nuevo a Gabrielle y otras para agradecer la
ayuda que nos prestaste con el idiota de Morloch.
Varia se mantenía cerca de la puerta, Xena colocaba las pertenencias de ambas sobre la
mesa que estaba junto a la pared y Gabrielle estaba un poco distraída observando por la
ventana, algo no estaba bien, la regente lo pudo notar, no era un buen momento para
hacer preguntas así que prefirió retirarse.
-Bueno... supongo que desean descansar, me retiro... las esperamos para la cena.
Las mujeres asintieron y Varia se retiro, súbitamente la cabaña se inundó de un incómodo
silencio.
-¿Y bien?- comenzó.
-¿Y bien qué?
-Desahógate Gabrielle, reclámame, pregunta, grita... pero di algo- quedaron observándose
por un corto período de tiempo, bardo y guerrera se miraban con angustia a los ojos.
-Creo que lo que debía saber, ya lo sé... todo quedo claro- la bardo bajo el rostro y se
alejó de Xena, pero la guerrera la interceptó tomándola del brazo la acercó a su cuerpo,
en un susurro le dijo.
-No... nada está claro, tú crees que te falle pero no es así- Gabrielle se sacudió,
terminando con el breve instante de intimidad entre ellas.
-No me fallaste Xena?...- la rubia movió la cabeza de un lado a otro en señal de
desaprobación -...ja! Y qué es para ti fallar?
-No he traicionado nuestro amor, no te he engañado... en ningún sentido- concluyó a una
octava de su voz.
-Por qué no me hablaste de ella?...- dijo entristecida Gabrielle -no estaríamos
discutiendo ahora si te hubieses molestado en hablarme de esa mujer.
-Y qué querías que te dijera?... "oh! Gabrielle ahora que lo recuerdo hace como 30 años
tuve una preciosa amante, pero sabes que la deje y ella decidió terminar con su vida y
esta muerta..."
-El sarcasmo está de más Xena...
-Lo siento, pero toda esta discusión es inútil, no puedes culparme por mis relaciones
anteriores a tí...- la guerrera en realidad estaba muy crispada por todo este asunto,
si había algo en el mundo que detestaba enormemente era que Gabrielle estuviera enfadada
con ella, la indiferencia de la bardo era tormentosa - Cuando te lleve a la cascada no
pensaba en Shaina, ni en lo que pasó allí con ella, solo deseaba estar tranquila contigo
en un lugar hermoso, cuando ya estábamos allí, decirte que no me vino a la mente seria
mentirte... si, la recordé solo un instante y lo que sentí fue un fuerte sentimiento de
tristeza y desazón.
Gabrielle se quedó cavilando por un momento, inmersa en las francas palabras de la
guerrera.
-No te culpo por tus anteriores relaciones, eso seria ridículo y no se trata solo de que
me llevaras a la cascada lo que me molesta...
-Bien, si eso no es lo que te incomoda cuál es el problema?
-Lo que pasa es que...- la bardo fue interrumpida cuando dijeron a su puerta.
-Reina Gabrielle, Xena la cena está servida, favor pasad al comedor- era una de las
amazonas de las cuadrillas de vigilancia quien le avisaba.
-Gracias iremos de inmediato- contestó la bardo y la chica las dejó a solas de nuevo.
-Aah no! tu y yo no iremos a ninguna parte hasta terminar con esto- la guerrera se
plantó en la puerta previniendo cualquier escapada de la bardo.
-Iremos a cenar Xena, ellas han planeado estas festividades para nosotras y no vamos a
desairarlas... nosotras tenemos tiempo suficiente para hablar- Gabrielle tenia algo muy
particular y era cuando tomaba una decisión no existía fuerza de guerrera que la hiciera
cambiar de opinión, cuando Xena veía esos ojos verdes centellear simplemente no se decía
mas palabras. La bardo dejó por un momento a la morena en la habitación mientras ella
fue al lavabo a enjuagarse la cara quitándose un poco de polvo del viaje y también se
lavó las manos, la guerrera hizo lo mismo en su oportunidad. Sin decir más, las dos
mujeres se dirigieron en silencio al comedor de la aldea.
*****
-Tu grupo las encontró primero, quiero que me cuentes que ocurrió en ese viaje... están
distintas en comparación a su anterior visita, eso me preocupa...- Varia acosaba a
preguntas a Kaite, la cual estaba un poco bebida y no paraba de hablar de Gabrielle y
de lo hermosa que era.
La verdad era que nadie había probado alimento esperando a las invitadas, pero la
espera no molestaba a Varia, su impaciencia era causada por la falta de información que
tenia del comportamiento de sus dos amigas, sumado a esto las indiscreciones de su más
fiera amazona.
-No tienes de que preocuparte, esta es una noche para celebrar al igual que los próximos
días, el viaje fue tranquilo- Varia no le creyó y cuando estuvo a punto de increparla se
detuvo ante la presencia de sus invitadas en el salón.
-Yo que tu dejaría el vino a un lado, te vuelves súper zalamera cuando estás borracha y
como dices, esta es una noche para celebrar así que no quiero ningún tipo de problema en
mi aldea, entendido?- era una clara amenaza, la regente era una mujer muy respetada y
si bien se había equivocado en algunas decisiones, se le consideraba una amazona muy
sensata siempre velando por el bien de todas las demás, aunque Kaite estaba bebida su
condición no era de borracha aun, así que entendió claramente que Varia se refería a que
mantuviera las distancias con Gabrielle o si no habrían problemas.
-Entiendo reina Varia- dijo solemne.
-Eso espero, ahora disculpa atenderé a las agasajadas- la regente se acerco a la puerta
e hizo entrar a Xena y Gabrielle que esperaban allí, saludándolas con el acostumbrado
saludo amazona, luego de saludarse con las demás, Varia le ofreció la silla real a
Gabrielle para que se sentase a comer, pero la bardo la rechazó cortésmente y decidió
sentarse a un lado de la regente y que esta ocupara la silla. Al otro lado de la rubia
se encontraba sentada Xena y así sucesivamente todas las Amazonas se ubicaron en sus
respectivos lugares sentándose de acuerdo a su rango en la comunidad.
La comida fue muy opípara, con gran abundancia de alimentos y bebidas, llena de
conversaciones y hazañas divertidas, chistes y vivencias, una vez compartido con las
festejadas, la mayoría de las amazonas se retiraron a sus respectivas cabañas, al igual
que las centinelas, quedaron solo pequeños grupos conversando de esto y de aquello
dispersas por el lugar. La bardo estaba de lo mas entretenida relatando sus ultimas
hazañas a las guerreras de menor edad, la morena que la observaba a distancia vio en el
pequeño grupo de amazonas la molesta presencia de Kaite, se acercaba a interrumpirla
cuando.
-Xena...- era Varia que la tomaba de un hombro.
-Varia, si dime- la guerrera detuvo su paso y dio media vuelta para estar de frente a la
amazona.
-He querido hablar contigo durante toda la cena, pero como ya ves... no se ha podido,
me permites?- Xena se dejó conducir por Varia hasta las butacas de madera para sentarse
y conversar. La guerrera presentía más o menos el asunto a tratar pero decidió esperar
a que la regente hablara.
-Xena estoy un poco consternada por la forma en que Gabrielle y tu se desenvuelven,
desde el momento en que llegaron pude notar que algo no esta bien entre ustedes, si no
es mucha osadía de mi parte puedo saber qué pasa?- como pudo notar la guerrera, Varia
no era mujer de darle vueltas a un tema para abordarlo, si le interesaba solo comentaba
de el y esperaba las respectivas respuestas.
-No estás equivocada Varia...- Xena suspiró -Gabrielle y yo tenemos algunos problemas
que espero resolver prontamente.
La amazona vió como los músculos del rostro de la guerrera se contraían era evidente
que apretaba los dientes de la rabia, Varia dirigió la vista hacia lo que la morena
observaba y era nada más y nada menos que Kaite monopolizando la conversación que tenia
Gabrielle con las demás jóvenes, demostraba su comodidad con exageradas risas. Entonces
fue cuando Varia se percató de algo que de por sí ya era evidente.
-Tu y Gabrielle están juntas?... son pareja?- la guerrera enfoco su atención nuevamente
en Varia, mirándola a los ojos contesto con contundencia.
-Si...- la guerrera se concentró ahora en la bardo -Gabrielle y yo nos amamos, tenemos
juntas tres semanas- mirando a Varia Xena prosiguió -aunque nos amamos desde siempre,
consumamos nuestros sentimientos la noche que nos separamos de Ares dejándolo en mi
antigua granja- la guerrera concluyó con un dejo de nostalgia.
-Es una excelente noticia la que me dices.
-Si- dijo escuálidamente. La morena casi se desahoga con la amazona deseando contar su
pena, no lo hizo, creyó que no era oportuno divulgar sus problemas amorosos con nadie-
Deseo descansar un poco, disculpa Varia- Xena se puso de pie y abandonó el salón sin
molestarse en llamar la atención de Gabrielle para que esta la acompañase, pero la rubia
notó su partida, se despidió y siguió a la morena.
Muy cansadas como para discutir, las mujeres se acostaron a dormir sin mas preámbulo,
una vez en la cabaña se cambiaron de ropa y se echaron en la cama con absoluto cuidado
de no rozarse, era extremadamente doloroso para ambas pero ninguna dijo algo al respecto
solo se desearon buenas noches y se dispusieron a dormir.
Que tan pronto pasa una herida a convertirse en hernia acabando con todo?
Pensó una.
Este es mi castigo?... por cuanto tiempo? Pensó la otra.
Xena se despertó con el alba, poco fue lo que pudo dormir siendo sus sueños
intranquilos llenos de ansiedad, se sentó en la cama y se quedó detallando a la bardo,
que bella era en realidad pensaba la guerrera, con cuidado se acercó a ella y besó con
toda la ternura que encontró en su cuerpo la mejilla de Gabrielle, paso el dorso de su
mano por los contornos de su rostro y sintió como su bardo se relajaba y suspiraba en
sueños, y una pequeña alegría lleno el cuerpo de la guerrera.
Aun en estas circunstancias te confortan mis caricias... oh Gabrielle cuanto te
amo.
La morena se levantó al fin de la cama, se coloco su túnica de cuero, los brazaletes y
la armadura, tomó sus botas y se las calzó, alcanzando sus armas puso cada una en su
lugar, se lavó la cara un momento y fue en dirección del establo.
-Buenos días chica- Xena palmeó el lomo de su caballo mientras la saludaba, el animal
respondió con un alegre relincho -si, si, yo también estoy contenta de verte- la
guerrera inspeccionó de que Argo contase con agua y alimento suficiente y al darse
cuenta de que era así, se dispuso a revisarla y luego a cepillarla.- Eres tan arisca
como tu madre- atacó la morena cuando el animal se zarandeó al tocarle una pequeña
estaca encajada en una de sus patas traseras, al sacársela el animal relincho primero
de disgusto y luego de alivio- oye, oye,¡nada de groserías chica!
El día trasncurrió sin problemas, Xena después de terminar con el caballo se acerco a
las centinelas que resguardaban la aldea, converso un rato con ellas e intercambiaron
buenas ideas para mejorar su trabajo, la guerrera alcanzó a la bardo para desayunar
notando que la bardo había amanecido mas callada que el día anterior, Gabrielle se
reunió casi todo el día con las cabecillas de la legión delimitando algunos temas de
interés para la comunidad, la morena mientras tanto se la paso ejercitándose y
enseñándole algunos trucos a las Amazonas que se lo pedían. Ya para la cena se
realizaron algunas danzas especiales, todas con las debidas vestimentas incluyendo a
Gabrielle se entregaron al placer de bailar, el retumbar de los tambores componían una
suntuosa melodía que incentivaban a sus cuerpos a moverse, esta danza abría un corto
ciclo de caza, en donde cada una de las mujeres guerreras demostrarían sus habilidades,
la cacería se iniciaría en ese mismo momento, después de los bailes, duraría toda la
noche y medio día del día siguiente, era una actividad para festejar como una especie
de deporte.
-Quiero participar.
-Por qué?
-Parece divertido, y creo que te vendría bien estar lejos de mi por algunas horas- la
bardo no sabia como interpretar lo dicho por Xena, no le agradaba mucho la idea de que
su guerrera saliera en medio de la noche a cazar, era peligroso. Casi cesaban los ruidos
de los tambores.
-Es una tradición amazona, no sé si te dejaran participar...
-Entonces le preguntaré a Varia y al consejo- la guerrera se retiró de su lado y se
encaminó a Varia. La morena regresó con una sonrisa y le hizo saber a Gabrielle que
tenia el consentimiento para ir.
-Me prestaran un arco y otras armas debo ir por ellas- Xena se retiraba.
-Xena... ten cuidado- dijo con angustia la bardo.
-Siempre lo tengo... nos vemos mañana- la guerrera se retiro perdiéndose en la oscuridad.
Las mujeres que participarían en la cacería, se reunieron en la plaza central de la
aldea, llenas de entusiasmo ante la expectativa, revisaban una y otra vez sus armas, no
podían llevar alimento solo contaban con una alcarraza de vino para cada una.
Antes de partir, Xena se acercó a Gabrielle que estaba un poco retirada del tumulto, la
miró a los ojos y acarició por un breve momento sus labios con los de la bardo, lo hizo
lo mas rápido que pudo para no incomodar a su amor, pero lo que la morena no sabia era
que la bardo quería mas, después del pequeño contacto la morena se separó y dedicó media
sonrisa a su amada y la bardo hizo algo que no había hecho en días, también le sonrió, y
sin decir mas se reunió con las otras mujeres. Gabrielle sabia que aquel brote de
ternura era producto de la adrenalina ante la caza, esto no quería decir que la guerrera
no fuera tierna, solo que era muy selectiva ante quien serlo, algunas amazonas no
pasaron desapercibido el gesto de Xena para con la reina, entre ellas Kaite.
-Disgustadas ¿eh?
-¡Cállate Grima!
La caza fue exitosa para todas, la morena pudo observar en detalle como era Kaite, su
desenvoltura en el campo era extraordinaria, su desempeño con las armas fue realmente
bueno, era una mujer muy fuerte y osada, con un cuerpo atlético que no dejaba de ser
hermoso, de tez blanca y facciones refinadas, con un largo y sedoso cabello castaño
complementaban el paquete. Todas regresaron con sus presas a cuestas y literalmente
muertas de hambre a casa, en un gran lavadero se dispusieron muy alegres a despellejar
a los animales, colocando las pieles a secar cuidadosamente, pues, al estar listas
serian llevadas a la villa para la venta, la carne de los animales se salaba para ser
conservadas ordenadamente en la bodega de la aldea, algunas presas fueron reservadas
para el gran banquete que se realizaría a continuación.
-Me alegra que les haya ido bien- comentó a la guerrera de buen tono.
-Si, fue una buena cacería Gabrielle, todas son muy buenas- decía la guerrera mientras
devoraba su almuerzo. En el salón tenían gran alboroto, todas comentaban las anécdotas
del pequeño viaje a las que decidieron no ir.
-Voy a los baños... ¿quieres acompañarme?- Xena preguntó con un dejo de esperanza.
-No, yo me bañare después- Gabrielle le contestó sin mirarla al rostro.
La mujer guerrera se paró inmediatamente de la mesa dejando su comida a medio terminar y
salió del comedor.
Avanzada la tarde la bardo entrenaba con sus sais en medio del patio, alrededor de ella
se congregaron algunas retadoras y practicó con cada una de ellas, reclinada de un árbol
la observaba la morena mientras afilaba su espada.
Kaite se acerco al ruedo atraída por los silbidos de aliento y aplausos, reto a la reina,
Kaite maniobraba con su espada, pero antes de comenzar con la pelea...
-Déjame relevarte Gabrielle... debes estar exhausta- la morena se interpuso entre
Kaite y la bardo.
-No es necesario Xena la verdad es q...- Gabrielle no pudo terminar.
-Tienes algún inconveniente en luchar conmigo... Kaite?- la guerrera hizo la pregunta
en tono burlón que no le agradó para nada a la otra mujer.
-Por su puesto que no, será todo un placer... Xena- increpó en el mismo tono la amazona.
Sin más nada que hacer allí la bardo se retiró y les dejó el suficiente espacio para que
se desarrollara la lucha sin lastimar a nadie, las demás amazonas las rodearon y miraban
expectantes mientras las luchadoras se estudiaban. El ímpetu de la juventud provocó
que la amazona atacara primero dirigiéndole una estocada directo al estomago a la
guerrera, la cual detuvo rápidamente con su espada sacando la de la otra hacia fuera,
dejando su cuerpo desprotegido Xena pudo asestarle una patada directo al estomago a la
amazona, la cual a pesar de la contundencia no logro derribarla, reponiéndose a gran
velocidad, Kaite encaminó su espada a un brazo de su contendiente pero la mujer de mas
experiencia dió un giro en si y la espada pasó sin lastimarla.
-No esta nada mal, pero necesitas algo de práctica, Kaite- bufó la morena.
La amazona se encrespó y haciendo como que la atacaba de nuevo con la espada, con su
mano libre llegó al mentón de la guerrera tambaleándola de un fuerte porrazo.
-Chica ruda eh, pues yo también se jugar rudo... Xena se lanzó sin piedad sobre la
muchacha blandiendo sin indulgencia la espada de un lugar a otro, con gran agilidad
Kaite detenía los embates de la morena pero le era imposible atacarla, los espectadores
estaban un poco asustados imaginándose que aquel enfrentamiento no era nada amistoso,
era a muerte.
Xena llegó a cercar a la amazona de un gran árbol, y con premeditación le dio un pequeño
corte con la espada muy cerca de la yugular.
-¡Basta Xena!,¡es suficiente!- la bardo estaba justo atrás de la guerrera quien todavía
tenia la espada apuntando a la asustada muchacha.
-Por el tártaro ¿qué sucede aquí?- apareció Varia apreciando la escena con cara de
pocos amigos.
-Nada Varia solo estamos entrenando, no es así Xena?- Gabrielle hizo contacto visual con
Xena.
-Si- al fin la guerrera se apartó de Kaite, y se marchó del lugar hacia la cabaña.
-¡Kaite ve a mi cabaña inmediatamente!- la amazona con cierta vergüenza hizo lo que se
le ordenada, sin despegar sus ojos del suelo.
Una vez desintegrado el tumulto de amazonas cotilleando entre si, solo Varia y Gabrielle
quedaron en el patio.
-Qué fue lo que sucedió Gabrielle?- Varia lo sabía pero era necesario preguntar.
-Varia, Xena no esta bien... esta muy insegura y siente celos de Kaite. Kaite es una
mujer muy valiente, Xena la retó y ella aceptó y lo demás te lo podrás imaginar- la
bardo culminó afligida sabiendo de antemano que toda esa pelea era por ella.
-Debes controlarla Gabrielle, no puedo permitir que algo así se repita, yo debo velar
por el bien de todas las guerreras a mi cargo y no reto ahora mismo a Xena a un duelo a
muerte sencillamente por ti y por lo que significan ustedes dos para la comunidad en
general- la regente estaba realmente alterada y Gabrielle entendió que todo lo dicho
por ella era cierto y razonable.
-Siento mucho todo esto, y te prometo que no se va a repetir, pero tienes que aceptar
que Kaite no a dejado de provocar a Xena- eso también era cierto y razonable, Varia se
percató de ese comportamiento de inmediato, y hasta le había advertido de sus
consecuencias.
-Te aseguro que será reprendida- ambas mujeres se despidieron y cada una se dirigió a su
respectiva cabaña.
*****
-¡¡¿Acaso eres sorda?!!- Varia estaba de pie mientras Kaite sentada en una silla trataba
de curarse el corte superficial de su cuello.
-Solo practicábamos- comentó en tono despreocupado.
-¿Solo practicabas?... ¿no has entendido quien es Xena verdad?, ella no es una mujer de
juegos Kaite y no te mato por que no le dio la real gana!!!... captas?- Varia continuó
ante el desinterés de hablar de la otra mujer -deja de andar detrás de Gabrielle como
si fueras un animal en celo- esto último ofendió a la amazona de menor rango, que dejo
de limpiarse y se puso en pie.
-No dejaré de hablar con Gabrielle por este corte, no le temo a esa guerrera...
-Bien, entonces haz lo que te dé la gana, yo ya no seré responsable de ti- tras esto,
Kaite salio sin reverencia de la habitación de su reina.
*****
-Qué quieres probar?... qué eres mas fuerte?... qué puedes coserla a golpes si lo
deseas?- Xena le daba la espalda a la bardo.
-Parece que te preocupa mas ella que yo?- la guerrera ignoro las interrogantes de
Gabrielle.
-Xena, pero es casi una cría y casi la matas!- acoto con indignación.
-No le iba a hacer daño... solo le daba una lección- Xena hablaba con cansancio.
-Ahh sí, y según tú... que lección es esa?!-
-Que no debe de meterse con lo que es... ¡qué no debe meterse contigo!- la morena se
giró y miraba con intensidad a Gabrielle- ¡no la quiero cerca de ti! Lo único que hace
es coquetearte todo el día... cuando menos lo espere estará tirada sobre ti.
La bardo se sintió insultada con ese comentario, miró al suelo y luego a la guerrera y
en un tono mas bajo le dijo:
-Y qué te hace pensar que le corresponderé? qué te hace creer que aceptaría sus
zalamerías? No confías en mi Xena...?- aquello parecía un ruego mas que una pregunta.
-Tu no crees en mi, no crees en mis disculpas, no crees en mi amor, por que tendría yo
que confiar en ti?- la guerrera fue ruda pero ya había perdido la perspectiva hacia
mucho.
-Eso no es justo, yo confió en ti.
-Entonces por que estás tan distante?, no me dejas acercarme, prácticamente has huido de
mí en los últimos días...
-Las cosas no son tan sencillas...
-¡Si, claro!, escúdate en lo que quieras- la morena salió de la cabaña, la bardo no la
siguió.
La morena regresó para la cena a buena hora justo antes de comenzar, entró en el comedor
y se sentó en su puesto, al lado de Gabrielle. Gabrielle estaba realmente hermosa esa
noche, después de un largo baño relajante, se había puesto su atuendo real que estaba
decorado en cuero y bordeado con pequeñas piedrecillas, se recogió parte de su corto
cabello con un pequeño broche, y sus labios estaban levemente cubiertos de un llamativo
color rosa, la guerrera la contempló.
-Estás preciosa esta noche- le dijo directamente.
-Gracias.
Se realizó un baile en honor a Gabrielle, y aunque muchas se morían por tener una pieza
con la reina, la bardo solo le consintió ese gusto a su morena.
-Lo siento- bailaban muy cerca una de la otra.
-Sientes qué?-
-El ser una estúpida, Gabrielle si necesitas tiempo para perdonarme lo tendrás- la bardo
le sonrió y recostó su rostro del pecho de la guerrera.
-No se trata de tiempo Xena, no se trata de perdón, ni de castigo.
Ya muy entrada la noche bardo y guerrera se dispusieron a descansar, ambas en la cama
con sus respectivas camisolas analizaban por separado tan ajetreado día. Xena extendida
en la cama estiraba perezosamente sus músculos, había sido un día largo y se sentía muy
cansada, el trasnocho la había agotado. Gabrielle maquinaba una maniobra, si funcionaba
todo el conflicto se solucionaría, si por el contrario no era efectiva las cosas se
complicarían aún más.
La morena tenia los ojos cerrados cuando sintió a una personita que solo podía ser
Gabrielle subirse a ella, se sintió maravillada por el calor del cuerpo de su bardo
sobre ella, abrió los ojos y miró a los verdes.
-Gabrielle...- pero la rubia cubrió su boca besándola con infinita pasión, la bardo se
dejo caer completamente en el cuerpo de la guerrera y fue rodeada por unos contundentes
brazos, Gabrielle también tocaba por allí y por acá y comenzó a deslizar sus manos por
debajo de la delgada tela del camisón. Se detuvo, Xena giró llevándola a ella también
en la vuelta intercambiaron posiciones, la bardo estaba al dominio de la guerrera.
-Gabrielle...-repetía atragantadamente la morena mientras besaba el cuello de la rubia,
Gabrielle trató de girar de nuevo pero Xena la contuvo fuertemente, la guerrera levantó
el rostro y cuando se disponía a besar a la bardo esta le apartó la cara, Xena con el
ceño fruncido se quedo suspendida por sobre Gabrielle.
-¿Qué ocurre?- preguntó con nervio la mujer mayor.
-Ya no lo deseo- el alma de la guerrera cayó al suelo, la bardo también tenia el ceño y
observó la inevitable confusión de su amor.
-Pero cómo?... pero si fuiste tu quien empezó?- a la guerrera le caía el cabello en la
cara, dificultando para la bardo ver su expresión.
-Si, lo se, pero ya no quiero hacerlo, esta bien?- Gabrielle casi lloriqueaba.
De un salto Xena se quito de encima y comenzó a hurgar en la oscuridad.
-Es muy cruel lo que haces ¿sabes?... No puedes simplemente alimentar mi pasión y luego
apartarte, puedo aceptar que no desees hacer el amor conmigo, puedo vivir con eso, pero
no manipules mis emociones, eso... eso no esta bien...- la voz de la guerrera no era de
enfado, mas bien parecía de resignación.
Gabrielle se sentó en la cama y se percató de que Xena se estaba vistiendo.
-A dónde vas?- preguntó con un nudo en la garganta la rubia.
-Necesito un poco de aire- sin mas la morena se fue.
No puede dejarme amarla, le es imposible cederme el control, no confía lo suficiente
en mí como para dejar en mis manos su cuerpo... pero dejo que Shaina la tomase. ¿Por
qué ella? ¿Por qué Xena?
Gabrielle se quedó sola y enrollada en una manta, con una increíble sensación de
frustración en su cuerpo y mente. Las dos amantes se habían declarado su amor apenas
algunas semanas atrás, tras pasar la barrera de los nervios la guerrera hizo suya a la
bardo por todo ese tiempo en innumerables ocasiones, pero la rubia no había podido
hacer lo mismo por su morena, por descuido o por las grandes habilidades de Xena para
envolver a las personas Gabrielle no se había percatado de que no había tenido a la
guerrera, y no porque no lo haya intentado la mujer mas pequeña también le gustaban los
juegos de seducción, pero por una razón u otra la mujer morena no se dejaba llevar del
todo. Inconscientemente Yumira le mostró a la bardo que la guerrera no había sido suya
con la lectura de aquel relato, aunque esa no fuera las intenciones de la otra mujer
cumplió con su cometido, enredar al máximo la vida de la princesa guerrera.
La bardo no pego el ojo en toda la noche a la espera de la guerrera, pero esta no
apareció, al amanecer Gabrielle se aproximó a una de las mujeres vigilantes de la aldea
le pregunto si había visto a Xena, la mujer respondió afirmativamente diciéndole que la
vio salir a media noche de la aldea acarreando dos bidones de vino, cuando le
preguntaron por los barriles ella dijo que dejó dinero en el sitio donde los había
sacado, las bodegas. La reina agradeció la información y se retiro nuevamente a sus
aposentos, ya en la cabaña pudo observar con detalle que la guerrera no se llevo la
armadura ni sus armas, solo la túnica de cuero y los brazaletes, entonces comenzó a
angustiarse de verdad. Era peligrosó andar por esas tierras sin nada con que defenderse,
aunque sabia que Xena era capaz de defenderse sin ningún tipo de arma su temor no
disminuía.
Varia dio una pequeña visita a la bardo, le extraño que ni bardo ni guerrera se
presentaran a desayunar, después de anunciarse entro en la cabaña.
-Buenos días Gabrielle- la regente noto la ausencia de la morena.
-Buenos días Varia.
-Quieres que te traigan algo de comer?, no bajaron a desayunar.
-No tengo apetito Varia, de todas formas, gracias- las dos se quedaron en silencio por
un momento.
-¿Ocurrió algo?
-Xena y yo discutimos anoche, las centinelas me dijeron que salió de la aldea... estoy
muy preocupada- Varia se acercó a Gabrielle, posando una mano en su hombro trato de
transmitirle tranquilidad.
-Mandaré a buscarla inmediatamente, revisaran la zona hasta dar con...
-No, no seria buena idea, si ella quiere estar oculta no podrán dar con ella...- la
bardo se separó un poco de la regente y se paró frente a la puerta con la vista
distraída al exterior -...si desea volver, regresará.
Varia compartió un rato con Gabrielle, tratando de distraerla, conversaron de una gran
diversidad de temas, la regente se retiró y alrededor del medio día mando una cesta con
frutos y abundante comida para la cabaña de la reina, la cual permaneció intacta hasta
caer la tarde cuando la bardo apeteció probar bocado.
En el transcurso del día fue visitada por varias amazonas que dialogaban rato con ella
y después se marchaban, la última en hacerlo fue Kaite.
-Cómo va esa cortada?
-Nada mal, solo fue un rasguñó- comentó mirando su herida.
-Pudo ser mas grave, si hubiese querido y lo sabes- le dijo Gabrielle con sinceridad.
-Si, y lo siento... ¿fue por mi qué ustedes? bueno están separadas por que yo...
-No, no nos hemos peleado por ti Kaite... nuestros problemas tienen otra razón.
-Cuando me enteré de que se había marchado yo pensé... bueno no importa.
Vino la noche y se fue trayendo con ella un nuevo día, no se sabía nada de la guerrera,
la bardo la socavaban los nervios, para distraerse pasó largo rato conversando con la
yegua de su amor, acariciando y alimentando al animal.
*****
-Qué haces aquí?- preguntó Xena a la divinidad.
-Nena guerrera, no puedo venir a visitarte?
-No estoy de humor, vete.
-Uy, uy, cuanta hostilidad hay por aquí- dijo Afrodita haciendo un mohín con las manos.
-Disculpa Afrodita... es que no me siento muy bien- la guerrera estaba echada en las
faldas de un árbol, ni siquiera se puso de pie cuando apareció la diosa.
-Yo tampoco estaría bien con toda esa cantidad de vino en mi estómago, pero sé que tu
malestar no es por la bebida, peleaste con Gabrielle- la guerrera la escuchaba mientras
sorbía más cantidad de vino, casi terminaba con las reservas que había sustraído, pero
se necesitaba mucho mas alcohol que ese para inutilizar a la morena.
-Pelear? No, no nos hemos peleado... lo que pasa es que la bardo ya no ama a la
guerrera- dijo en tono aislado como si hablara para ella misma.
-¡Eso es una tontería Xena! Puedo sentir el amor de Gabrielle a ciudades de distancia
de donde se pueda encontrar, al igual que el tuyo.
-No deja que me acerque, no quiere que la toque... se aparta de mi y eso me esta
consumiendo.
-Lo único que se esta consumiendo aquí es el vino, ve a la aldea habla con ella y veras
como se resuelve todo- Afrodita se para a su lado y comenzó acariciar la coronilla de
la morena.
-Es que tú no sabes...
-Claro que lo sé, las he visto y escuchado durante días, sé lo que le pasa a Gabrielle y
por eso te digo que debes regresar antes de que no puedas caminar- dijo sonriéndole.
-¿Tu sabes?!... pues dímelo- Xena se paro de un salto.
-No... debes averiguarlo tú sola, y resolverlo entre ambas- Afrodita volvió a sonreírle
y después desapareció.
La guerrera continúo bebiendo, echada de nuevo en los pies del árbol, cuando terminó con
el contenido de ambos barriles ya era de noche y había acumulado el valor suficiente
para hablar con la bardo, encaminada a la aldea un montón de pensamientos se anidaban
en su cabeza, la discusión con la bardo, la cena, la tarde en la cascada, el libro de
Shaina, todo se convirtió en un enredo de pensamientos, logró disiparlos un rato cuando
giro rápidamente su cabeza de un lado a otro, después de hacerlo convino en que no fue
una gran idea, se mareo por unos instantes recuperando su paso normal momentos después.
A media noche la guerrera estaba entrando en la aldea, un rápido saludo a las guardianes
de turno y continuo hacia su destino.
-Se vá a armar la grande- comentó una de las Amazonas encaramadas en un árbol.
-Si, Kaite tiene horas en la cabaña de la reina, si Xena las encuentra no quisiera estar
en las botas de Kaite
-Esa guerrera no tiene buen aspecto.
*****
En la cabaña de Gabrielle, Kaite y ella estaban sentadas alrededor de la mesa, la
amazona trataba de disipar los temores de que nunca regresara la guerrera a su lado.
-Tienes que calmarte Gabrielle- le decía con infinita ternura.
-No regresara, ya lo hubiera hecho- la bardo tenía la cabeza enterrada en la mesa,
Kaite tomando su rostro entre las manos le convino.
-Regresará ya lo veras, no creo que sea tan necia como para abandonar a una mujer tan
bonita- Gabrielle le sonrió y tomó las manos que estaban en su rostro con las suyas.
-Si, regresará, pero por sus armas y su caballo- cuando Kaite estaba a punto de refutar
aquello entró la guerrera en la habitación.
-Gabrielle...- se detuvo en seco al contemplar la imagen de la bardo tomada de la mano
con aquella mujer, no se veía bien, claro que no- ¡vaya!... espero no estar
interrumpiendo algo- dijo con expresión tensa y apretando los puños.
-Xena... dónde estabas?- Gabrielle se paró, soltándose con delicadeza de las manos, dio
un paso hacia la guerrera.
-¿Qué haces tu aquí?... ¡¡¡largo!!!- pero la guerrera miraba con odio a su invitada,
mirada de fiera que desea sacar a una contendiente de su territorio, pero Kaite era muy
valiente, se paro frente a la guerrera y se irguió.- ¿no entiendes lo que te digo?-
Xena dió un fuerte empujón a la amazona, esta trastabillo hasta toparse de espalda con
la mesa, si la guerrera fuera un gato en ese momento se verían claramente todos sus
dientes asomados en actitud ofensiva y todos los pelos de su lomo erizados. La bardo se
interpuso en el medio de ambas.
-Retírate Kaite... por favor- la bardo tenia sus dos manos apoyadas en el pecho de la
guerrera, deteniéndola.
-Mi reina, no puedo dejarla... temo por usted- Kaite le gustaba decirle mi reina a
Gabrielle en presencia de la guerrera, esto molestaba por demás a Xena.
-No me pasara nada ¡tienes que irte, ahora!- la amazona asintió y se encaminó a la
salida, la morena estaba a punto de lanzarse sobre ella pero la bardo la detuvo
oportunamente.
-¡Ya basta Xena!- las dos quedaron a solas, Gabrielle seguía pegada del cuerpo de la
guerrera, se miraban directo a los ojos, los verdes estaban alegres y tristes a la vez,
los azules punzaban parecían arder, la morena apartó a su amor de su cuerpo.
-Me alegra que aproveches el tiempo- dijo con sarcasmo, pero a la bardo no le importó.
-¿Dónde estuviste?, estaba muy preocupada por ti- hablaba con sinceridad.
-Si, es "evidente" tu preocupación.
Gabrielle ladeó la cabeza.
-No puedes tratarla de ese modo.
-Ella se lo busca, ¡no tenia nada que hacer aquí!- Xena perdía cada vez mas la cordura
y todos sus sentimientos de conciliación se fueron esfumando.
-Solo hablábamos.
-¿Hablar? ¿A media noche?... ¡no esperas que la cama se enfrié para liarte con otra!-
la guerrera se acercaba a la bardo furiosa abstraída por los celos.
El aliento etílico inundó las fosas nasales de Gabrielle.
-No sabes lo que dices ¡estas borracha!- Xena no estaba en sus mejores condiciones pero
aun no estaba borracha, tenia conciencia de lo que hacia y decía, pero esto no quiere
decir que sus acciones estuvieran bien.
-Recoge tus cosas nos vamos de aquí- le dijo con firmeza a la bardo mirándola
directamente a los ojos.
-No podemos marcharnos así Xena- Gabrielle trataba de negociar con la exaltada mujer.
-No, ¡quiero marcharme ahora Gabrielle!
-Si quieres irte yo no puedo retenerte- la bardo detenía con fuerza las lágrimas que se
aglutinaban en sus ojos.
-Tú no te quedaras aquí, vendrás conmigo, eres mía bardo, y ¡tienes que acompañarme!- la
tristeza de la bardo no cabía en si.
-No estás en tí... yo no iré a ningún lado a la fuerza, no soy tu chakram o tu espada,
no soy tuya, no te pertenezco- las dolidas palabras de Gabrielle resonaron en la cabeza
de Xena, repitiéndose una y otra vez con un sonido hueco, entonces la guerrera cayó en
lo mas bajo. Inclinando un poco la cabeza y con una sonrisa ruin la atacó.
-Eso no es lo que dices cuando estoy dentro de ti, cuando abres tus piernas para que
yo... - la guerrera no pudo continuar, su rostro se desplazó de un lado a otro a
consecuencia de la fuerte cachetada que le dió Gabrielle, la bardo se llevó las manos a
la boca reprimiendo un fuerte sollozo le pego muy duro casi tan fuerte como un puñetazo,
sintió deseos de lanzarse hacia ella y disculparse, pero no se movió.
Xena permanecía en trance, con la mirada fija en la nada, la bardo la hizo recapacitar
con aquel golpe, sentía su piel arder en la parte que Gabrielle había afectado, de la
intensidad le partió el labio inferior el cual comenzaba a sangrar, quiso tocarse el
lado palpitante de su rostro pero se contuvo, quiso disculparse por lo dicho pero
tampoco pudo, quería llorar como lo hacia la bardo pero se negó a hacerlo, viéndola y
sin mirarla en realidad le dijo.
-Tienes razón, tu perteneces a este sitio... aquí te necesitan, pero a mi no, yo no soy
de este lugar, mi sitio no es aquí, debo irme- la guerrera habló con lentitud y calma,
tratando de que la bardo no viera la sangre que se acumulaba en el interior de su boca,
se apartó de enfrente de su amor y se dispuso a guardar sus pertenencias, guardó su
armadura en un zurrón, tomó espada y chakram y salió con una presión en el corazón de
aquel lugar.
Gabrielle se sentía ahogar con tanto llanto y tristeza, siguió a la guerrera bajando
con rapidez las escaleras y luego se detuvo, la vio escupir sangre y entrar en el
establo, pasó cierto tiempo y miró como salía de allí tomada de las riendas del animal,
acomodó sus pertenencias en las alforjas de Argo y luego la montó, tomando nuevamente
las bridas del caballo dió una vuelta en si y azuzó al animal, este respondió
rápidamente al llevarla hacia la oscuridad.
Se ha ido, se ha ido. Kaite presenció todo el asunto, y se acercó rápidamente a la
bardo, ofreció su ayuda y consuelo pero Gabrielle lo rehusó diciéndole que necesitaba
estar sola.
*****
Transcurrió una semana entera, la bardo inmersa en los asuntos de la aldea trataba de
no pensar en lo sucedido.
La guerrera se convirtió en una piltrafa humana, a solo dos días de dejar a Gabrielle
se sucumbió en la primera taberna que consiguió y comenzó a beber sin tregua, con
alimentación escasa la guerrera estaba llegando a sus limites.
Afrodita apareció ante ella, moviendo su rostro de un lado a otro en señal de
desaprobación detallaba la figura de la morena tirada desordenadamente en una cama,
medio vestida o medio desnuda, el resultado era el mismo, una apariencia fatal.
-Despierta guerrera- la zarandeó sin obtener respuesta.- vamos chica despiertate!- pero
la morena estaba como muerta.
-Como quieras tomaré otras medidas- la diosa colocó su palma de la mano hacia arriba
hizo aparecer un balde con agua. De un solo tirón se lo lanzó a la borracha durmiente.
-¿Pero qué?!...¿cómo?...- la molesta guerrera empapada de pies a cabeza gruño- ¿qué
crees que haces?
-Lo siento bebé, pero necesito hablar contigo- dijo sonriendo, dulcificándose.
-No molestes Afrodita- la guerrera se puso en pie y comenzó a secarse.
-Es Gabrielle.
-¿Gabrielle?... ¿qué pasa con ella? ¿está bien?... ¿le sucedió algo?- la morena se
colocó cerca de la diosa muy asustada.
-Calma, calma, oh por mi!, tienes que hacer algo con ese horrendo aliento bua!- Afrodita
se tapó la nariz con gracia y prosiguió -no ha sucedido nada, aún, se acercan unos
contrabandistas y van a atacar a la aldea de seguro- informó con seriedad.
-Las amazonas son mujeres muy entrenadas, no necesitaran mi ayuda- aparentando
despreocupación comentó la morena.
-¡No seas necia! Esos hombres son muy malos y son muchos debes ir a ayudar, si no lo
haces por ellas al menos hazlo por Gabrielle- Xena la miró y comprendió rápidamente la
urgencia del asunto.
La morena cabalgó como desquiciada, sentía el cuerpo horrible, estaba muy mareada y le
dolía la cabeza, partió inmediatamente después que se retirara la diosa del amor y pudo
llegar a la aldea el día siguiente en la mañana.
La contienda no tenía mucho tiempo de haber comenzado, eran muchos hombres y todos
armados hasta los dientes, la lucha se realizaba en la plaza central de la aldea,
parecía que las habían tomado desprevenidas. Algunos hombres en los árboles lanzaban
flechas a diestra y siniestra, unos fueron interceptados por las arqueras amazonas, el
lugar era un caos, en la distancia la morena busco con los ojos a la bardo mientras se
defendía, la vió a la distancia luchando con dos tipejos a la vez derribándolos uno a
uno, Gabrielle notó su presencia y desde donde se encontraba le ofreció una gran sonrisa,
la morena le respondió de la misma manera. Las amazonas eran tenaces, luchaban cuerpo a
cuerpo sin ceder una pizca de espacio, todas notaron la presencia de Xena y estaban
felices de que la guerrera las ayudara. Xena observó la trayectoria de una flecha
perdida, iba directo al pecho de la distraída Kaite, la guerrera que estaba cerca de
ella no dudo en ningún momento ocupar su lugar, sin tiempo para hacer otra cosa, la
morena tumbó a Kaite al suelo recibiendo ella la estocada mortal en su pecho.
-¡Xenaaaaa...!- el grito desgarrado de Gabrielle las alertó a todas, la bardo corrió
al lado de su amada y sostenía su cabeza con las manos.
-Gaby...- la morena tenia los ojos casi cerrados, Xena con su mano tanteo el lugar en
donde descansaba la flecha- está envenenada Gabrie...- no pudo terminar cayó en la
inconciencia.
-Varia!!... ven por favor- con la ayuda de la regente y la silenciosa y atónita Kaite,
entre las tres llevaron a Xena a la cabaña de la curandera.
Varia regresó a la lucha, Kaite y Gabrielle se quedaron al lado de la guerrera herida.
Velozmente la curandera se dispuso a retirar la flecha, le quitó la ropa con la ayuda
de las demás y la cubrió con una sabana, limpió con destreza y aplicó cataplasmas
calientes en la zona afectada, unos ojos angustiados observaban todo el procedimiento.
-¿Por qué no está conciente?- lágrimas silenciosas cruzaron el rostro.
-El veneno es muy fuerte mi reina, y en las condiciones en que esta el cuerpo de Xena no
ayuda mucho- la curandera contestó con calma haciendo contraste con sus rápidos
movimientos.
-Pero ¿cómo es eso posible? ¡ella es muy saludable!
-Es cierto reina Gabrielle, pero Xena ha estado bebiendo en grandes cantidades en estos
últimos días, está débil es probable que tampoco se alimentase, puedo saberlo por el
estado de su sangre, no cuaja, ese efecto lo produce el alcohol- la curandera cambiaba
repetidamente la cataplasma de la herida, completamente bañada en sangre.
-Va... va a recuperarse?- la bardo estaba tomada del brazo izquierdo de la morena.
-He hecho lo que se podía hacer por ella, los resultados dependerán de sus deseos por
recuperarse- como último tratamiento se dio algunos sorbos de una espesa bebida -los
cataplasmas deben cambiarse regularmente y hay que darle de tomar de esta bebida,
quieres qué lo haga yo o tu deseas hacerlo?-
-Yo puedo hacerlo, gracias por todo- la curandera se retiró del cuarto y se fue al
campo de batalla, pues sabia que allí también la necesitaban -acompáñala necesitan
muchas manos útiles para acabar con esos hombres.
Kaite obedeció y también se retiró.
-Amor mío ¡no te atrevas a dejarme...! ¡necesito de ti!- la rubia se acostó en la
angosta cama junto a su guerrera, comenzó a jugar con su cabello mientras le decía
palabras de amor.
Enfurecidas, la lucha no tardó en ceder, los asaltantes se marcharon derrotados, con
muchas heridas pero ninguna muerte terminó el violento episodio.
Dado las circunstancias Gabrielle ordenó que trasladaran a Xena a sus aposentos, para
dejar que la curandera atendiera cómodamente a las demás heridas.
Para el anochecer el estado de la morena se había agudizado tenia fiebre y sudaba en
grandes cantidades. Varia y Kaite le hacían compañía, la ayudaban con las compresas
mientras la bardo le daba el brebaje, rato después las amazonas se retiraron a
descansar.
-Gaby...?- una voz ronca retumbó en el silencio de la cabaña, la bardo estaba dormitada
a un lado de su morena -Gabrielle... perdóname... - la morena movía la cabeza de
izquierda a derecha, no abría los ojos, y en el tono de su voz se notaba el esfuerzo
que hacia para hablar.
-Sssh, tranquila Xena estoy aquí contigo- Gabrielle le acariciaba con amor las facciones
desencajadas.
-¿Me perdonas Gabrielle?
-Si mi amor, claro que te perdono, te amo- la bardo no pudo evitar llorar.
-Me amas?- preguntó todavía subconsciente casi con alegría.
-Si, con todo mi corazón.
-Que bueno, yo también te amo, te amo desde siempre- la rubia la abrazo aferradamente
-Gaby?... dónde esta Eva?- la alta temperatura hacia delirar a Xena.
-Eva?, Eva esta bien Xena, se quedó en Amphipolis, recuerdas?
-Si lo recuerdo, Gabrielle y ¿dónde está madre?, ¿por qué no esta con nosotras?
-Xena, Xena, debes relajarte y guardar tus energías para recuperarte.
Gabrielle tenia el rostro apoyado en el cuello de la morena.
-Y entonces podremos hacer el amor?- preguntó alegre.
-Si, si te recuperas rápidamente... haremos el amor- Gabrielle sonrió ante las
ocurrencias de su alma gemela.
*****
Al día siguiente la morena despertó, y a los días ya estaba de pie, gracias a los
cuidados de todas, la recuperación fue pronta y sin ningún daño secundario, Kaite se
acercó a la guerrera y le agradeció el gesto y se disculpó por todas las
confrontaciones, la morena le afirmó que no había nada que disculpar y lo que había
hecho por ella lo hizo con gusto.
-Creí que la odiabas- dijo Gabrielle una vez que se marchase Kaite.
-Odiarla?, no, es una chiquilla muy valiente y atrevida, será una gran guerrera- ambas
estaban sentadas en la cama, reposando su espalda de la pared.
-Pero casi la matas- insistía la bardo.
-Si, pero no lo hice.
-Quisiera hablarte de algo- comentó dudosa.
-Bien, dime- la morena se despegó de la pared y se sentó frente a la rubia.
-Cuando... cuando tu... el día que tu llegaste a casa de Shaina y le hiciste el amor en
el establo, por qué la trataste de esa forma?- ya esta, lo había dicho, la bardo
necesitaba aclarar algunas dudas.
-Gabrielle...
-Por favor, Xena necesito saber...
-Cómo te enteraste de eso?
-Yumira me dió a leer del libro de su madre...
-¡Oh, genial! Tendré que quemar esa cosa- dijo con seriedad.
-Necesito que me cuentes...
Con un suspiro resignado Xena comenzó con su historia.
-En aquel tiempo yo andaba en busca de hombres para formar mi ejército. Había regresado
de un viaje de una semana, llegué a Greta cansada y sucia, lo único que deseaba era un
buen baño y acostarme a dormir, antes de ir con Shaina pasé por la taberna a beber
algunos tragos, en una esquina del lugar estaban tres hombres muy borrachos riéndose
estruendosamente y conversando, algunos aldeanos me reconocieron y mantuvieron sus
distancias otros no me tomaron en cuenta, me senté en la barra y pedí un trago...- la
bardo estaba atenta a todo lo que decía la morena, Xena tenia los ojos velados, como si
las imágenes se repitieran por frente de ellos -...las risas y comentarios de los
borrachos se hizo mas grande e inconscientemente empecé a prestarle atención a lo que
decían, resulta que hablaban de Shaina, decían que vivía con una mujer que no sabia
tirarsela, pues cuando esta se iba "o sea yo" Shaina salía corriendo a enredarse con el
primer hombre que se topase, uno del grupo aseguró que lo había hecho con ella, era
razonable que los hombres solteros de la aldea se enfadasen porque ella vivía conmigo
Shaina era una mujer muy hermosa y prefirió estar conmigo que con cualquiera de ellos.
En resumen, yo sabia que aquello no era verdad pero aun así me moleste muchísimo, tome
a dos de ellos y los arroje en medio de la calle, los golpee hasta el cansancio, sin
utilizar ninguna de mis armas, uno de ellos murió. Acomode mi ropa y luego limpié mis
manos, monté mi caballo y me dirigí a casa, cuando metía el caballo en el establo, la
vi, todas esas sucias palabras regresaron a mí, y ocurrió lo que leíste, con eso
trataba de enseñarle que me debía respeto y obediencia, que la podía tomar en la forma
y en el momento que me diera la gana, estaba indefensa, no pudo con mi fuerza...
-Nadie puede- objetó la bardo - donde estaba Yumira entonces?
-Su madre solía dejarla cuando yo estaba cerca con Santiago y su esposa, ella era amiga
de ellos- después de escuchar todo el relato, Gabrielle malinterpretó las cosas, y se
escuchó haciendo un ofrecimiento descabellado.
-Xena... tu necesitas hacerlo... así?- la morena no comprendía muy bien.
-No entiendo que quieres decir- se expresó con el ceño fruncido.
-Necesitas hacer el amor con ese tipo de violencia?...- entonces la rubia fue más
directa- porque si es así yo estoy dispuesta a...
-Oye, pero que tontería estás diciendo...?- Xena reaccionó ante lo que la bardo trataba
de insinuar, Gabrielle pensó que la guerrera se había dejado amar por la otra mujer
cuando Shaina se dejo tomar de esa forma, si ese era el sacrificio que tenia que pasar
para amar plenamente a su guerrera estaría dispuesta a hacerlo- Gabrielle yo nunca
podría hacer algo semejante contigo- la guerrera tomaba la cara de su confundido amor
entre sus manos -yo flagelé a esa mujer.
-Dejaste que ella te amara después, a mi no me dejas- la morena se levantó de la cama y
la rubia la copió.
-No te entiendo.
-Si me entiendes!, antes no me había dado cuenta, pero cuando leí esa historia fue
evidente... no confías en mi como para dejar que te haga amor- la morena la miró con
ternura.
-Claro que confió en ti, y deseo que me ames...
-Y entonces ¿por qué tártaros no me dejas?-
-No merezco una dicha semejante- la bardo abrió los ojos como platos.
-Qué?!!-
-Eres tan importante para mi Gabrielle, cuando me dijiste que me amabas, que me amabas
de verdad, me sentí tan plena, siempre creí que no era merecedora de tanto amor- la
rubia no sabia que hacer si gritar de desespero o abrazarse a su morena, opto por lo
segundo.
-Pero no está en ti decidir, yo quiero hacerlo y tu no me vas a detener- Gabrielle
transmitió todo el fuego de su amor y deseo en una sola mirada para la guerrera, la
morena se quedo indefensa, sin armas.
Gabrielle desvistió con sensuales movimientos a la morena, con cuidado de no alterar la
cicatrización de su herida en el pecho, después de quitar sus prendas le retiró las
botas e hizo lo mismo consigo, Xena la miraba con diversión. La bardo condujo a su amor
desnudo y la acostó en la cama perfectamente extendida, la rubia se sentó en la pelvis
de la guerrera y comenzó a desatarse el ajustado corpiño, cuando unos inquietos pechos
quedaron liberados unas grandes manos igual de inquietas se lanzaron en su búsqueda.
-No, no, nada de manos, las manos van detrás de la cabeza- la rubia se inclinó llevando
consigo las manos de la morena al lugar que deseaba, inocentemente un danzante pecho
quedó al alcance de una hambrienta boca que no desaprovechó el momento.
-Mmnmn, que bien sabe esto- decía con la boca llena la morena.
La bardo gimió, pero con gran fuerza de voluntad le quitó el premio a Xena, esta era la
noche de la guerrera.
-Eres un animalito inquieto- la reprendió Gabrielle.
-¿Animalito? ¿Yo?- con una ceja alzada se mostró ofendida. -yo no tengo la culpa de que
dejes la comida al alcance- la bardo le sonrío y la besó profundamente.
-Deja tus manos en donde las deje, ¿de acuerdo?- la morena asintió con una gran sonrisa
picara -lo harás verdad?... O si no tendré que amararte- la bardo no confiaba mucho en
las afirmaciones de su amante.
-¿Amararme?... umm... suena interesante.
-Xena!
-Esta bien, esta bien, solo bromeaba...
Gabrielle se irguió, y comenzó a sacarse la falda, se levanto un poco y la braga también
se eliminó, los ojos azules se oscurecieron al ver cuando la bardo colocó su fuente de
placer descubierta en la calida piel de su bajo vientre.
-¿Seguro de qué no necesitas ayuda?
-No...- la rubia se acostó sobre el cálido cuerpo que aclamaba por su contacto, la
morena la abrazó cuando Gabrielle comenzó a besarla con urgente pasión, el calor iba en
aumento en ambas por igual, la bardo echo hacia atrás el rostro de Xena para tener plena
disposición de su cuello, con succiones fuertes las marcas de Gabrielle quedaron
grabadas en el cuerpo de la guerrera.
-Vamos Gaby... no juegues con la comida- la morena incentivaba.
Besando y tocando todos los recovecos del cuerpo de su amada, la bardo fue en descenso.
-Voy a amarte guerrera... no desesperes.
Sin tener que pedírselo la morena flexionó las piernas, la bardo puso cada mano en las
rodillas y las separó con lentitud, dejando a la vista un desconocido pasadizo, besó el
muslo derecho de arriba a bajo hizo lo mismo con el otro, estaba llevando a la morena
al limite, sin poder resistirlo mas se venció en la sugestiva fragancia que la llamaba
con insistencia, la boca se le hizo agua al saborear a su morena, Xena movía la cabeza
de un lado a otro cuando sintió la lengua caliente de la bardo recorrerla verticalmente
sin tocar su sitio especial.
-Oh! Gaby siii...
La bardo estaba ocupada como para hablar, pero estaba muy atenta a todas las reacciones
y palabras de su morena, las caderas de Xena se alzaron con descarada oferta cuando
Gabrielle irrumpió en un pequeño hoyito y se quedó allí sin dejar de moverse en el. Las
piernas de la morena se cerraron con fuerza. Siendo la rubia prisionera las separó con
sus manos, sin interrumpir sus movimientos, Xena trataba de controlarse llena de placer
se aferraba con las manos a las sabanas para no lastimar a la bardo, envuelta por los
constantes y fuertes quejidos de Xena, la rubia subió un poco con su lengua y cubrió el
sitio especial de la morena con sus labios, arqueando la espalda de inmediato la morena
comenzó a estremecerse y sacudirse cuando el intenso calor de la boca de Gabrielle
comenzó a succionarla con rapidez. La bardo pasando insistentemente su lengua por la
zona prisionera, tenía agarrada con fuerza las caderas de la guerrera para que no se
apartase de ella. La morena más calmada, acariciaba delicadamente el corto cabello
dorado que estaba sobre su pecho.
-Ven aquí Gabrielle, quiero besarte- la rubia alzó el rostro y se puso a disposición de
su amante. Xena la besó largamente con delicadeza, agradeciendo en ese beso todo el amor
expresado por la bardo en tan íntima experiencia.-te amo con todo mí ser.
-Yo también te amo... animalito inquieto- las dos rieron ampliamente -estuvo bien Xena?-
preguntó con angustia.
-¿Es en serio?...¿qué si estuvo bien?... fue excelente... lo mejor de mi vida- la morena rodeaba
con sus brazos al pequeño cuerpo.
-Y ¿podemos repetir lo mejor de tu vida ahora?- preguntó con sonrisa picara.
-¿Ahora?
-Sip... ahora.
-Bueno, la verdad es que... yo no tengo nada más importante que hacer así que si es tu
gusto...- fue silenciada con un beso.
*****
Bardo y guerrera cabalgaban despacio por la pradera...
-¿Por qué decidiste montar delante?
-Deseaba que me abrazaras.
-Oh- la guerrera se ciño más al pequeño cuerpo que tenía enfrente y con la punta de la
nariz alborotaba el cabello dorado.
-Dije que quería que me abrazaras, no que me despeinaras- decía la rubia entre risas.
-Oh- la guerrera se detuvo.
-¿A dónde iremos ahora guerrera?- la bardo ladeó un poco el rostro para buscar el de
Xena.
-Decide tú, al fin y al cabo tú llevas las riendas,... yo tengo muchas distracciones
como para concentrarme en algún lugar- Xena deslizaba insinuantemente sus manos en el
vientre de Gabrielle, subió una de ellas y capturo uno de los senos de la bardo.
-Xena... así yo tampoco puedo concentrarme...- la rubia echó la cabeza hacia atrás.
-Entonces deja que Argo nos guié...- las riendas del caballo fueron soltadas.
Besándose, tocándose y riéndose, siendo interrumpidas únicamente por los relinchos
enfadados de Argo cuando consideraba que estaban a punto de consumar una actividad poco
decorosa, entonces ellas reían y la palmeaban con afecto y seguían besándose, sin
importar cual seria su próximo destino, lo que importaba era ese espléndido momento
sintiéndose completamente relajadas y plenas, encaminadas por el sendero que escogió el
fiel animal.
FIN
Nota de la autora: me siento graduada con esta historia, muy distinto de lo que
la gente piensa, los fanfic más difíciles de escribir son los de tipo "Xena-Gabrielle",
los personajes ya están definidos, el paisaje esta allí uno solo tiene que crear la
historia alrededor de ellos pero si te sales un poco de la personalidad de cada
individuo la historia pierde credibilidad, en cambio los "uber y otros" tu te inventas
el personaje, el lugar y la historia y puedes alterar su personalidad de acuerdo a las
situaciones y eso no importaría. En fin espero que les haya gustado. Cualquier
comentario ya saben en donde hacerlo.