Disclaimers: Los Personajes de Xena, Gabrielle y Argo pertenecen a Renaissanse Pictures, la historia fue creada por mi. Prohibido el uso parcial o total de esta historia sin el debido permiso de la autora. Si usted es menor de 18 años o si el subtexto no es de su agrado, por su salud mental no continué.
Dedicatoria: A todos los que creen en el amor y esperan encontrar a su alma gemela, a todos los Xenites por compartir ese especial gusto por la serie y a todos aquellos que toman 5 minutos de su valioso tiempo para leer los FF.
Nota: Este Fanfic fue realizado con mucho gusto y esfuerzo, así que todas las críticas son bienvenidas a sakura198222@hotmail.com, espero que escriban pues para mi es muy importante saber sus opiniones.


EL PREMIO

Autora: The Sorceress

Preámbulo:
Esta historia se sitúa después del capítulo End Game en que nuestras heroínas reciben la noticia de la muerte de su entrañable amiga Ephiny.

*****

Aún en la región amazona Xena y Gabrielle platicaban acerca de su partida, Xena dudaba acerca de esto porque sabía que Gabrielle todavía estaba consternada por la muerte de Ephiny y deseaba que descansara y se tomara unos días para asimilar el asunto, como era de esperar, la bardo no estaba de acuerdo pues ella replicaba que entre más pronto saliera de la aldea amazona y estuviese ocupada superaría en pocos días la pérdida de su amiga, al final de cuentas la princesa guerrera fue convencida por su terca y amada bardo y salieron de tierras amazonas sin rumbo fijo, habían caminado ya cerca de 3 horas y la bardo no había emitido palabra alguna, esto preocupaba más a Xena porque como todos sabemos Gabrielle no es de las personas que guardan silencio durante un viaje, así que muy a su pesar la guerrera entabló conversación:
X: ¿Gabrielle?
G: Uhm.
X: ¿Quieres descansar un momento?
G: No gracias, estoy bien, además recuerda que dijiste que probablemente llovería hoy, así que debemos caminar todo lo que sea posible y encontrar un buen lugar donde descansar esta noche, por otro lado recuerda que Joxer nos espera en la próxima villa.
X: Tienes razón, había olvidado todo eso- dijo un poco triste por la actitud de su amiga.
Gabrielle se da cuenta de que hirió a su amiga y entonces voltea y camina hacia ella para decirle:
G: ¡Lo siento! No quise responderte así, lo que sucede es que todavía no puedo creer que no volveré a ver a Ephiny- sus ojos se llenan de lágrimas.
X: Lo sé, y también lo siento...ven aquí- dice lo último mientras abre los brazos y le indica a Gabrielle que venga a ella.
X: Sabes que debemos superarlo- dice mientras abraza a la bardo y le besa la cabeza- y también sabes que Ephiny lo desearía, ella querría que siguiéramos adelante y que la recordáramos como la gran guerrera y amiga que fue.
G: Es cierto, lo mejor que puedo hacer es seguir adelante y luchar porque la nación amazona crezca y se fortalezca.
X: Así es, velaremos por nuestras amigas amazonas y trataremos de ver hacia adelante y ser felices.
G: ¡Es un trato!- le da la mano a su amor y ambas sonríen.
X: Muy bien, entonces sigamos caminando porque parece que no falta mucho para que llueva.
G: Sí.
X: ¿Gabrielle?
G: Dime.
X: ¿Quieres jugar conmigo?
G: ¿Jugar tú, la princesa guerrera?
X: Si ¿Por qué no?
G: Bueno si quieres pero ¿A qué jugamos?
X: ¡Carreras!- dice sonriente.
G: Muy bien ¿Cuáles son las reglas?
X: No hay, solo tenemos que correr hacia esa gran roca- señala- y la primera que llegue gana.
G: ¿Y qué es el premio?
X: Fácil, lo que la ganadora desee, la otra tiene que dárselo, sea lo que sea.
G: Muy bien guerrera ¡Prepárate a perder!- dice mientras sale disparada hacia la roca.
La hermosa Gaby hace su mejor esfuerzo pero aun así Xena le saca bastante ventaja y de hecho gana, cuando Xena está junto a la roca se admira por la tardanza de Gabrielle y voltea dándose cuenta que la bardo está tirada en el pasto sobándose el tobillo y con cara de dolor, ante tal escena Xena corre de vuelta hasta donde está la bardo y...
X: ¿Qué te pasó?
G: Tropecé con este tronco y me duele el tobillo.
X: A ver déjame verlo- se acerca y le ayuda a quitarse la bota izquierda.
G: ¡Au, au, au! ¡Duele!
X: Si y con razón, está luxado.
G: ¿Y ahora?
X: Pues nada, montarás a Argo y buscaremos un lugar para dormir porque ya va a anochecer.
G: ¡Nada más! ¿No piensas curarme el tobillo?
X: Si, pero primero hallaremos un lugar para descansar y luego te pondré unos fomentos tibios en el tobillo y te lo vendaré, así reposaras toda la noche y mañana estarás como nueva.
G: ¡Muy bien!
Terminando de decir esto empieza a llover a cantaros y las chicas sacan un par de abrigos para cubrirse, después de 20 minutos de una caminata desesperada Xena, Gaby y Argo encuentran una cueva.
G: ¡Uff! ¡Que bueno que encontramos este lugar!
X: Si y mira hay unas ramas en el piso que servirán para hacer una fogata.
G: Xena ¿Puedes ayudarme a desmontar?
X: Si claro, permíteme.
La guerrera toma por la cintura a la bardo y la baja de la yegua, cuidadosamente la pone en el suelo y le acomoda unos cuantos cabellos que caían en su rostro.
X: ¡Estás empapada!
G: Si, tu también.
X: Apóyate un momento en Argo mientras hago una fogata y acomodo las mantas.
G: Déjame ayudarte.
X: No puedes, lo haré yo sola, mientras cambiate de ropa.
G: ¿Y tu no vas a cambiarte?
X: Después, primero lo primero.
En un abrir y cerrar de ojos Xena arregla todo se dirige hacia Gabrielle y la carga para depositarla sobre su manta.
G: ¡¿Qué haces?!- dice sonrojada pero muy cómoda en los brazos de su amor.
X: Nada, solo te llevo a descansar.
G: Pudimos hacerlo de otro modo.
X: Bien si no quieres te bajo y vemos como llegas.
G: ¡No!- dice rápidamente.
Esta era una oportunidad imposible de rechazar, solo cuando duermen puede sentir a Xena tan cerca y solo en sus sueños más candentes la guerrera la carga para llevarla hasta su manta y terminar haciéndole el amor, estos pensamientos agitan a Gaby y Xena se da cuenta:
X: ¿Pasa algo?
G: No ¿Por qué?
X: Estas muy agitada.
G: ¿Yo? Para nada.
La guerrera acomoda a la bardo entre las mantas y se dispone a acomodar a Argo para después cambiarse de ropa y curar el tobillo de Gabrielle. Termina de acomodar a Argo y le quita las alforjas, se acerca a la fogata y empieza a desnudarse, mientras tanto la bardo mira muy atentamente disfrutando del espectáculo, la guerrera está totalmente desnuda y busca entre las alforjas una vieja manta para cubrirse con ella, la bardo observa cada movimiento sensual de la bella guerrera y muerde su labio inferior tratando de reprimir sus fuertes deseos de besar y acariciar a Xena. La guerrera siente un calorcillo que recorre su espalda y voltea hacia la bardo diciéndole:
X: ¿Deseas algo?- muestra seductoramente su sonrisa chueca.
G: Nop (a ti).
X: Bueno ahora si, voy a curarte el tobillo- se acerca hasta ella llevando entre sus manos un botecillo con una mezcla de hierbas para los golpes y una venda, al llegar se sienta sobre las mantas a un lado de la bardo.
G: ¿Qué traes ahí?
X: Una mezcla de hierbas... a ver. estira la pierna y ponla sobre la mía.
Al instante la rubia obedece y Xena da inicio al masaje, que más que masaje, parece una serie de caricias que empezaron en su tobillo y terminaron en su pantorrilla, esto incitaba a ambas a darle rienda suelta a sus salvajes deseos. La bardo disfrutaba todo eso pero no quería perder la oportunidad de intentar algo con Xena, después de todo la guerrera había estado provocativa durante los últimos minutos y era el momento adecuado para intentarlo, así que...
G: Que extraño.
X: ¿Qué?
G: Tus manos están tibias y mi cuerpo muy frío- dijo seductoramente.
X: Bueno, eso es porque estuve mucho tiempo cerca de la fogata.
G: ¿Sabes? Ahora que te veo tan cerca me doy cuenta de lo hermosa que eres- acaricia su rostro.
X: ¡Vamos! No sabes lo que dices.
G: No, es en serio, eres hermosa y tus ojos preciosos, no he conocido jamás a alguien tan bella como tu.
X: Gracias- contesta apenada.
G: ¿Xena?
X: Uhm.
G: ¿Cuándo reclamaras tu premio?
X: ¿Cuál premio?
G: Pues el que ganaste, llegaste primero a la roca ¿Recuerdas?
X: ¡Claro! Ya recuerdo, pero ese es un premio perdido.
G: ¿Por qué? ¿No deseas nada de mí?- dice mientras le lanza una mirada provocativa a la guerrera.
X: No es eso, solo que lo que deseo de ti no puedes dármelo.
G: ¿Cómo no voy a poder?, anda, dime ¿Qué es?
Xena se avergüenza y agacha la cabeza, la bardo toma la quijada de esta y la obliga a subir la mirada para decirle:
G: Dímelo, te daré lo que pidas, incluso hasta mi vida si lo deseas- susurró.
La guerrera no puede guardar un día más sus sentimientos y esto parecía ser una invitación que abiertamente le lanzó la bardo, así que se va sobre ella y la besa apasionadamente, segundos después se aparta de Gabrielle estando muy arrepentida y le dice:
X: Gabrielle, lo siento, no sé que pasó, es que estabas tan cerca y yo... uhm- es interrumpida por la bardo que la besa y la jala hacia ella para besarla de nuevo.
La bardo sigue con el beso y se recuesta trayendo tras de sí a Xena, ambas caen sobre las mantas y dan rienda suelta a su amor y a sus deseos acumulados, la guerrera aun duda y titubeando le dice:
X: Es... espera, espera, no puedo hacerlo, no quiero aprovecharme de ti, te deseo, sobre todo te amo pero aún estás sensible por lo de Ephiny y no sería correcto que...- de nuevo es interrumpida por Gabrielle que le dice.
G: No digas nada, he deseado esto desde hace mucho y ahora que me correspondes no voy a dar marcha atrás, te amo Xena y te necesito ahora, hazme el amor ahora, por favor.
X: Cariño, si lo pones de este modo no puedo negarme- sonríe y la besa.
El deseo y el amor las envuelven y se dejan llevar, se besan apasionadamente y la guerrera absorbe el néctar proveniente de los suaves y húmedos labios de la bardo, la joven rubia suspira deseando acariciar el cuerpo desnudo de su guerrera, así que sin esperar un segundo más despoja a la ojiazul de la vieja sabana con que se cubría y perdiendo la timidez se quita el top ante la mirada atenta de la guerrera, quien ante el despliegue de pasión atrapa el cuello de la bardo y lo llena de besos y pequeños mordiscos, con sus manos roza la espalda de la rubia para después acariciar el pecho de la joven quien al sentir el roce experimenta un cosquilleo que recorre su espalda, la guerrera deja de sujetarse a sus miedos y se pierde en el cuerpo de su amada, le quita la falda y traza una línea de húmedos y candentes besos hasta el ombligo de la bardo, roza con su lengua el abdomen de la rubia y por ultimo la introduce en el ombligo, la bardo se arquea y entrelaza sus manos con el terso cabello de la ojiazul, entrecortadamente la guerrera se dirige a su amante y le dice:
X: ¿Estás lista para lo que sigue?
G: Si.
Xena no duda y besa acaloradamente el filo de las caderas de Gabrielle, baja sus manos y las pone a los costados de los muslos de la bardo, la besa y acaricia sin detenerse y pasa su lengua por el blanco vientre, se decide a tocar la intimidad de Gabrielle y al hacerlo se da cuenta de la humedad de la rubia, entiende que es el momento adecuado y se introduce en la rubia, ésta libera un grito de satisfacción y ante las embestidas de la guerrera comienza a elevar sus caderas, a arquearse y a experimentar una serie de sensaciones nunca antes percibidas por ella, el sudor está sobre ambos cuerpos como rocío nocturno, la guerrera se introduce en la rubia por segunda vez con un ritmo divino que hace a la bardo llegar a la cima del placer, el clímax llega y a medida que avanza sus cuerpos se estremecen, por fin llegan al término de la pasión y la ojiazul igual de exhausta que la bardo sube para encontrarse frente a ella, el cansancio les impide hablar y la guerrera no puede mas que besar el cuello de la bardo y acariciar su dorado cabello, por fin, la bardo tiene el aliento suficiente para hablar y...
G: ¿El premio era tuyo o mío?- sonriente.
X: Mío y no tienes idea de cómo me satisfizo hacerte el amor.
Ambas sonríen y vuelven a besarse.
G: Te amo guerrera y aun cuando no me los dicho se que tu también me amas, lo veo en tus ojos.
X: ¿Lo dudas?
G: No, pero quisiera oírlo de esos labios que amo tanto.
X: Escucha... Te amo más que a mi vida y quisiera que este instante entre tus brazos no terminara.
G: Ay, te adoro y no sé como voy a hacerle para mantenerme lejos de ti cuando estemos en público.
X: No tienes que hacerlo si no quieres- de nuevo la besa.
X: ¿Sabes? Creo que tengo que agradecerle este momento a Afrodita, por haberme dado una lluvia inesperada.
G: Y yo debo agradecerle a Ephiny.
X: ¿A Ephiny? ¿Por qué?
G: La última vez que nos vimos le confesé mi amor por ti y ella me aconsejó que te lo dijera lo mas pronto posible, porque podría pasarle algo a cualquiera de las dos y después sería muy tarde, nunca tomé tan en serio esas palabras hasta ahora, es decir, estaba tan segura de volver a verla que nunca le dije lo mucho que la apreciaba, tuve miedo que nos pasara a nosotras, pensé que podía perderte y nunca sabrías el modo en que te amé.
X: Calma, lo importante es que ahora estamos juntas y sabemos lo que sentimos la una por la otra, además nunca vas a perderme... estaré contigo a donde quiera que vayas.
G: ¿Es un trato?
X: No, es una promesa.
Entre cálidas caricias, diversos te amo e interminables juramentos de amor encienden el fuego amoroso y pasional que parecía extinto hace tan solo un par de minutos, en esta ocasión es la bardo quien toma el dominio de la situación, sube lentamente hasta quedar sobre su amante, se dispone a besarla y a medida que se acerca a su boca le dice en un susurro:
G: Te amo "ojos", te he amado aún antes de conocerte.
La guerrera no contesta nada pero se acerca a los labios de la rubia para terminar ese beso que daría paso al nuevo torrente de pasión, la rubia es un poco mas lenta y suave en su modo de amar y esto lejos de desesperar a la guerrera la enciende pues nunca ha sido amada con tanta ternura y devoción, espera a que la bardo esté segura de sus movimientos y disfruta cada uno de ellos, la bardo juega en la quijada de la ojiazul, le da minúsculos besos y pasa su nariz por las mejillas sonrojadas de la guerrera, se acerca hasta su oreja y le confiesa:
G: Cuando tuve relaciones con Perdicas te imaginaba a cada momento, a ti fue a quien le hice el amor.
X: ¡Oh amor!- susurra.
La bardo baja de nuevo su rostro y lo oculta en el cuello de la guerrera, lo besa y muerde suavemente, no quiere herir a su adorada guerrera, baja su mano izquierda y con ella roza el costado de la guerrera, mientras que con la derecha aprisiona y masajea candentemente uno de los senos de la ojiazul, la guerrera libera un suspiro y Gabrielle la besa en medio del pecho, la bardo recorre un poco mas con sus caricias el cuerpo de la guerrera y llega a ese lugar que ha soñado con tocar, lo acaricia y juguetea cruelmente, la ojiazul esta tan extasiada que no es capaz de emitir sonido alguno y solo atina a apretar los dientes, la bardo se ha dado cuenta de esto y traviesamente pregunta:
G: ¿Me quieres dentro de ti?
X: Si- contesta entrecortadamente.
La bardo obedece y se introduce en la guerrera, al darse cuenta que la ojiazul estaba a punto de liberar un gemido se extiende hábilmente y atrapa los labios de la ojiazul haciéndola ahogar el sonido en su boca, baja de nuevo lentamente dejando un camino de húmedos besos y se dispone a echarle leña al fuego, se mueve dentro de la guerrera como toda una experta, lo hace candenciosamente y sin perderse ni un solo gesto de su amada, lo hace tan suave y despacio que ha prolongado el placer de su amante y ésta no hace mas que aferrarse a las mantas debajo de ella, el último goce llega y la bardo se deja caer exhausta en el abdomen de su amor, la guerrera aún siente los últimos estremecimientos en su cuerpo y baja sus manos para acariciar el cabello de la rubia, no emiten palabra alguna, así que la guerrera toma de la quijada a la bardo y la hace subir hasta que sus rostros sonrojados y sudados se encuentran, la mira intensamente y cuando la bardo estaba a punto de hablar Xena se lo impide con un apasionado beso, se gira como queriendo poner a Gabrielle debajo y ésta al darse cuenta de lo que intentaba la guerrera no puede evitar sorprenderse, la ojiazul se da cuenta y sonríe mientras le dice:
X: No temas, yo también estoy exhausta- susurrando- solo quería estar mas cerca de ti... Te amo Gabrielle, no sé cuanto nos dure esta vida pero te juro que te amaré en las que sigan.
G: No tienes que prometerme nada, de igual forma te seguiré amando.
X: No entiendes, no es una promesa, es que así es el destino, ahora te pertenezco, siempre te he pertenecido.

Ambas sonríen y se besan entregándose las almas, caen en un hondo sueño y así son sorprendidas por el amanecer.

Fin


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