Xena quería a Gabrielle, pero no por eso le iba hacer las cosas fáciles, una mujer tenía
que hacerse la difícil. "¿O haré una excepción? No lo creo" pensó una guerrera divertida.
"Esta bien, ¿cómo se lo preguntarás?, le dirás: Xena ¿estás realmente interesada en
Damaris? O ¿de quién estás enamorada? ¿alguien te interesa? ¿te gusta alguien? ¡Hades,
no sé como empezar!" Pensó Gabrielle.
Xena se adelantó hablar:
- Gabrielle, últimamente he visto como te llevas con Damaris, y eso me hace pensar que
es por mí, no sé cual sea el motivo, pero quiero que seas sincera conmigo y me digas si
es realmente por mí, o estoy equivocada.- dijo Xena muy seria.
- Si... es por ti...- contestó Gaby.
- Pero... ¿por qué?
- Es que...- Gabrielle no sabía si decirle la verdad, tenía dudas - es que... es que
Damaris me cae mal, desde que llegamos no deja de mirarte, tocarte, he intentar robarte
un beso y abrazarte, ¡ella lo único que quiere es llevarte a la cama! - dijo furiosa.
- ¿Y por qué te molesta eso? - preguntó Xena divertida.
- ¿Molestarme?, n-no me molesta, simplemente me preocupo por ti - dijo Gabrielle
tratando de que se escuchara lo más honesta posible. - además sé que a ti no te gusta
Damaris, ¿o si?
Xena no se lo tragó, por supuesto, pero le molestaba el hecho de que su amiga le estaba
mintiendo, aún después de haberle dicho que fuera sincera con ella, pero si las cosas
eran así... "¿por qué tengo que ser yo la que sea sincera con ella? Si ella miente con
sus sentimientos, entonces yo también, y yo lo hago mucho mejor." Pensó por unos
instantes.
- Y... ¿qué te hace pensar que a mi no me gusta Damaris?- le dijo Xena fríamente.
"¿De modo qué si te gusta? ¡por Zeus! ¡no por favor, no!" pensó Gabrielle alarmada.
- ¿T-te gusta Damaris, Xena? - preguntó con miedo en su voz.
- Mmm... te estaría engañando si te dijera que no, pero debo de decir que es atractiva,
tiene lo suyo ¿sabes? - contestó Xena, y se atrevió añadir - además me coquetea, trata
de seducirme, y sinceramente sus movimientos son sensuales, cada vez que lo hace, me
pone nerviosa, no sé que hacer, decir o pensar en ese momento, hace que mis hormonas se
alteren, claro que siempre y cuando una persona me guste - finalizó muy contenta por su
ataque, en efecto, eso era lo que le pasaba con Gabrielle, y lo utilizó en contra de
ella, pero por una parte era verdad, todo eso le pasaba con Damaris, a excepción de que
si podía pensar, y era en Gabrielle, eso hacía que se controlara y no cediera ante nada.
Gabrielle se quedó en estado de shock, sentía que le habían sacado el corazón y lo
habían aventado para que los perros se lo comieran. De pronto, todo su coraje se
concentró en Damaris, esa maldita mujer que le había robado a Xena, esa arpía que en
tan poco tiempo había conseguido conquistar a Xena, y que Gabrielle le ha costado años
en hacer que Xena se fije en ella, ¿y qué había conseguido? ¡nada! No había logrado
absolutamente nada, Xena no la amaba a ella, no la veía a ella, no suspiraba por ella,
su corazón no latía por ella, no pensaba en ella, sus hormonas no se alteraban por ella,
su nerviosismo no era por ella, sus acciones no eran por ella, ¡nada era de ella!, y esa
mujer repugnante tenía a Xena por completo. Tenía ganas de llorar, salir corriendo,
gritar a todo pulmón cuanto odiaba a esa mujer, golpear a alguien hasta matarlo, pero
aún mejor, matar a Damaris, pegarle una y otra vez hasta no poder más. Se sentía mal,
tenía que salir de la habitación antes de soltar en llanto, así que puso la cara más
seria que puso, tratando de que no se diera cuenta de lo que sentía en esos momentos.
- ¡Oh! Bueno... en ese caso creo que me equivoqué en preocuparme por ti, perdóname, no
pensé que a ti te gustara lo que Damaris hacía, debí preguntarte primero antes de hacer
el ridículo por ayudar a una amiga. - en ese instante se levantó y se dirigió a la
puerta - voy a salir un rato, Damaris te hará de comer, yo comeré después si no llego a
tiempo.
Xena se dió cuenta de lo que pasaba, pero el dañó ya estaba hecho, su corazón se partió
en pedazos, pero no hizo nada.
- ¿A dónde irás?
- Por ahí, voy a comprar cositas y distraerme un poco - finalmente Gabrielle salió del
cuarto de Xena. Se dispuso a salir rápido de la taberna. Se fue corriendo, no sabía a
dónde, solo corría, las lágrimas se le salían, encontró un árbol grande y lo comenzó a
golpear y patear, gritaba con todas sus fuerzas, el árbol se convirtió en la imagen de
Damaris burlándose de ella, la vio besar a Xena y abrazándola cariñosamente. Gabrielle
se llenó más de furia y con más razón sus golpes y patadas eran más fuertes, así estuvo
un buen rato, hasta que se cansó, para entonces sus manos estaban muy lastimadas y
ensangrentadas, sus pies le dolían, se sentó en el suelo a los pies de aquel árbol y
solo lloraba.
En cambio, Xena se quedó en la habitación, pensando una y otra vez en lo que había
pasado, en lo que había dicho. No estaba contenta consigo misma. "¡eres una estúpida!
¿cómo pudiste hacerle eso a Gaby? ¿cómo pudiste decirle eso? ¿cómo te atreviste hacerla
sufrir de esa manera? ¡jamás me lo perdonaré! Tengo que hacer algo" pensó tristemente,
acostándose por un momento en su cama.
Como había dicho Gabrielle, Damaris estaba haciendo la comida, estaba feliz, había
visto como Gabrielle salía corriendo y llorando, algo había pasado con Xena, pero eso
no le importaba, estaban solas ahora, aprovecharía ésta oportunidad, no la malgastaría.
Llamó a Xena para comer, ya había preparado la mesa, había velas, vino y la comida ya
esta servida.
Xene bajó, y se percató de inmediato de la situación, sabía que Damaris se había
aprovechado, estaba realmente enojada con ella y consigo misma, comería en la misma
mesa, pero no cedería a sus juegos de seducción. Tomó asiento y se dispuso a comer,
pensaba una y otra vez en Gaby, en lo que tenía que hacer. En cambio, Damaris la miraba
de arriba a bajo, no se perdía ni un solo detalle. "Definitivamente ésta va a ser la
noche en que te voy a tener", pensó.
Xena terminó de comer, y diciendo 'gracias' se retiró a su cuarto. Damaris la siguió y
entró junto con ella, y Xena quedó muy sorprendida de su atrevimiento, pero no dijo
nada, se limitó a sentarse en la cama y hacer como que no la veía.
Damaris corrió a su lado, la agarró de los hombros y la acostó haciendo que ella misma
quedara por encima de Xena. Era agradable estar así, se sentía victoriosa, le había
ganado a rubia, iba a ser suyo el cuerpo de Xena.
Xena no iba a dejar que Damaris hiciera su 'santa voluntad', no iba a perder el control
con ella, no le iba regalar sus besos, sus caricias, sus abrazos, nada, eso estaba
claro, todo era de Gabrielle, la única persona que amaba con toda el alma.
Se dispuso a quitarse de encima a Damaris, pero esta se afirmó más a ella, Xena lo
volvió a intentar, pero Damaris le intentó dar un beso, pero Xena lo rechazó volteando
su cara, Damaris estaba confundida, pero no se daría por vencida.
- ¿Por qué lo haces?
- ¿El qué?
- Negarte a mi
- Es muy sencillo, no puedo creer que no lo hayas notado - contestó Xena fríamente.
Damaris se quedó pensando por unos segundos, hasta que cayó en la cuenta.
- ¿¡No me digas que estas enamorada de Gabrielle!?
- Así es, lo estoy, no podría fijarme en otra persona.
Mientras tanto, Gabrielle seguía al pie de aquel árbol, había dejado de llorar, ahora
estaba pensando, sus ojos fijos en cualquier punto. "¿cómo pudo esa alimaña lograr
enamorar a Xena de la noche a la mañana? No lo entiendo". Siguió pensando, hasta que..."
si hago las mismas cosas que Damaris... ¿podré enamorar a Xena? ¿podrá fijarse en mí?
Esta bien, basta de lloriqueos, ponte a luchar por la mujer que amas, inténtalo aunque
se te vaya la vida en ello" pensó.
Se levantó y con paso firme se dispuso a volver a la Taberna, el simple hecho de tener
a Xena en sus brazos la llenaba de energía. "No pienso dejar que me la arrebaten tan
fácilmente." pensó una Gabrielle con muchas esperanzas.
Continuará...